China, Alemania, Brasil

Imagen: Kaique Rocha
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por BENÍCIO VIERO SCHMIDT*

Comentario sobre hechos recientes.

El escenario internacional merece ser destacado, además de las propias razones intrínsecamente estratégicas, pero también porque implica efectos sobre las posibilidades de Brasil en el escenario mundial.

Por un lado, China lidiando con el caso Evergrande, que afecta en un primer momento a un sector responsable de aproximadamente el 28% del PIB; pero, al mismo tiempo, impone condiciones a la producción de acero para el sector inmobiliario afectado, cambiando así las expectativas de exportación de mineral de hierro brasileño. Condición importante impuesta por las circunstancias, que afecta al mercado brasileño en su conjunto. Nuestra dependencia de China, principal socio económico, pasa factura en la inestabilidad de precios y la incertidumbre sobre la reanudación del crecimiento. Por cierto, para ilustrar, el crecimiento industrial de China el mes pasado fue el más bajo desde 2011.

Por otro lado, las elecciones parlamentarias en Alemania, con hegemonía socialdemócrata en la construcción de la alianza con la Democracia Cristiana y los Verdes. Esta alianza corrobora las elecciones que tuvieron lugar en los países nórdicos recientemente, donde la socialdemocracia se recuperó de viejos tropiezos, sobre todo fortaleciendo sus vínculos con ecologistas de todos los colores. El medio ambiente debe ser el eje de la relación entre Alemania y Brasil, más que nunca. Es por parte de Alemania que, con más fuerza, Europa critica la (falta de) política ambiental del Brasil bolsonarista. Esta postura en realidad proviene de la Conferencia Rio-92. El entonces canciller alemán, Helmut Kohl, en una reunión del G-7, sugirió lanzar un programa para proteger los bosques brasileños, con la propuesta del PPG-7 (Programa Piloto para la Protección de los Bosques Brasileños) . Se trata, por tanto, de una política relativamente antigua, que supone mayores posibilidades de presión sobre las autoridades brasileñas, ahora y en el futuro inmediato. En los primeros años, con apoyo de comunidades indígenas, ONGs, instituciones del sistema ambiental nacional y con cobertura del Banco Mundial, se realizaron 26 proyectos por US$ 460 millones. El actual gobierno, bajo la administración de Ricardo Salles, desmovilizó el Fondo Amazonía, que tiene como principales contribuyentes a Alemania y Noruega. Ahora, con una alianza con los Verdes alemanes, las presiones deben traer nuevos y pertinentes malestares a la política ambiental brasileña.

A nivel interno, se posterga la reforma administrativa, por impases en materia de remuneraciones y prebendas del poder judicial. La presión de los servidores públicos, a través de sus órganos de representación, también ha sido decisiva para postergar lo que se perfila como un ataque frontal a la estabilidad de los servidores públicos en general; así como una estrategia de externalización de funciones públicas a organizaciones sociales y empresas privadas. La inminencia de elecciones en 2022 sirve de freno a las mayores embestidas, pese a su aparente inexorabilidad legislativa/

Continúa la PEC de Precatorios en las Cámaras de Conversación entre el Ministerio de Economía y los líderes del Congreso Nacional. La resolución del impasse afectará la posibilidad de un “Auxílio Brasil” más vigoroso que el actual Bolsa Família. El techo de gasto es el gran obstáculo para la liberación de recursos que favorecen las políticas clientelistas de Bolsonaro.

En la perspectiva electoral, se destaca la encuesta del IESPE, que confirma el favoritismo de Lula, en cualquier escenario; así como la desaprobación del gobierno federal por parte del 51% de los encuestados en todas las clases. Además, se consolidará la fusión entre DEM y PSL, resultando en la sigla UNIÃO BRASIL, que será el mayor partido de derecha en el Congreso Nacional. Les ilusiona, en concreto, la posibilidad de lanzar un nombre capaz de romper la monotonía Lula-Bolsonaro en las elecciones presidenciales. Una incógnita, que depende de muchos factores y articulaciones.

Para ilustrar la consternación de la población ante las posibilidades de crecimiento económico del país, se destaca el hecho de que el gobierno de EE.UU. aumentó a tres el número de vuelos semanales con brasileños retornados.

Continúa el CPI-COVID en el Senado, recabando evidencias del comportamiento delictivo de autoridades, cabilderos y sectores médicos en el tratamiento de pacientes “experimentales” con COVID. Hasta el cierre de la Comisión (20 de octubre) se esperan remisiones al Ministerio Público para acusar y culpar a los responsables.

*Benicio Viero Schmidt es profesor jubilado de sociología de la UnB y consultor de Empower Consult. Autor, entre otros libros, de El Estado y la política urbana en Brasil (LP&M).

 

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