por CESAR LOCATELLI*
La forma de pensar, que nos permite contemplar los procesos sociales, económicos y políticos a través de diferentes perspectivas, es uno de los grandes legados que nos dejó nuestro homenajeado
Pocas cosas son más placenteras que revivir a un viejo maestro. Alguien que influyó en quiénes somos hoy y por qué luchamos. El seminario "Chico de Oliveira, intérprete de Brasil”, impulsado por el Centro Mari Antonia, fue una celebración y un compromiso para continuar con su línea de investigación, en el día en que cumpliría 90 años, el 07 de noviembre de 2023.
Se nos recordó que hay cosas, como las relaciones sociales, económicas y políticas, que, a primera vista, parecen ser dos, siendo (mal) entendidas como etapas independientes o incluso diferentes de un proceso. “Atrasado” y “moderno”, por ejemplo, parecen dos estados autónomos y separados.
Y tales dualidades se piensan de esta manera, de manera limitada, hasta que uno se da cuenta de que las dos cosas interactúan, se constituyen, su existencia depende la una de la otra, forman un todo contradictorio, una unidad dialéctica. Hay conclusiones erróneas generalizadas, pero no exclusivas, en los estudios económicos que tienen su origen en la partición indebida de totalidades orgánicas.
Quizás uno de los ejemplos más llamativos sea la unidad que nos hizo ver a Chico de Oliveira, en Críticas a la razón dualista, entre lo “atrasado” y lo “moderno” en la sociedad brasileña. “La oposición [de un sector 'atrasado' y un sector 'moderno'] en la mayoría de los casos es sólo formal: de hecho, el proceso real muestra una simbiosis, una unidad de opuestos en la que lo llamado 'moderno' crece y se alimenta de la existencia de los 'atrasados', si se quiere mantener la terminología”. (pág. 32)
Roberto Schwarz, en homenaje a Chico de Oliveira, afirma que “los muchachos que venden ajos y franelas en los cruces con semáforos no son prueba del atraso del país, sino de su atroz forma de modernización”. Y añade que la explicación de la esclerosis regional no está en la tradición conservadora de las élites del noreste, “sino en la incapacidad de São Paulo para forjar una hegemonía modernizadora aceptable a nivel nacional”. Esta forma de pensar, que nos permite contemplar los procesos sociales, económicos y políticos a través de diferentes perspectivas, es uno de los grandes legados que nos dejó nuestro homenajeado. “Chico es un maestro de la dialéctica”, concluyó Roberto Schwarz en su artículo tributo escrito cuando Chico de Oliveira presentó el examen, en 1992, para ser profesor titular de la USP.
El método de “dar la vuelta al revés”, o “mirar del revés”, expresión tomada del Ana Amelia da Silva, se revela plenamente cuando Chico de Oliveira aborda la cuestión de los esfuerzos conjuntos. Llega a sus manos una investigación realizada en las afueras de Cubatão y Santos, en las que la mayoría de las viviendas estaban clasificadas como “casas propias”. Una maravilla sería la conclusión apresurada. Una buena solución al problema crónico de la vivienda sería el resultado de un pensamiento fragmentado. Una solución falsa, diría Chico de Oliveira: una dialéctica negativa, en el sentido que él le da a esta expresión, al pensar en el todo contradictorio.
Dice, en 2006 en El vicio de la virtud: “retomando una tradición popular, el esfuerzo colectivo se convirtió en política oficial”. La reducción del coste de reproducción de la fuerza laboral se logra transformando la ciudad en un campo que hace inviable la vida de las personas.
“El esfuerzo colectivo es una especie de dialéctica negativa en funcionamiento. La dialéctica negativa actúa así: en lugar de elevar el nivel de contradicción, lo reduce. Elevar el nivel de contradicción significaría atacar el problema de la vivienda a través de los medios del capital. Reducir el nivel de contradicción significa atacar el problema de la vivienda a través de los trabajadores pobres”. Y concluye, en su mejor estilo: “El esfuerzo colectivo es una especie de llamado a los náufragos: 'sálvense agarrándose de sus propios cabellos'. Como imagen, es genial. Como solución, es terrible”. (pág. 72)
Siguiendo con el tema de la vivienda, Wolfgang Leo Maar (p. 108) señala que “el punto central de este enfoque de la 'dialéctica negativa' es la ausencia de una determinación 'positiva' del desarrollo de la lucha de clases, es decir, del conflicto entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la producción. relaciones, lo que implicaría una transformación de las relaciones de producción”. Nos recuerda el efecto “positivo”, según Engels, del período de fuerte acumulación en Francia, con Luis Napoleón, quien, al permitir el crecimiento del número de asalariados y de sus organizaciones, se reflejó “en la lucha de clases”. con sus contradicciones y, por tanto, en la potencial transformación histórica de la sociedad”.
Chico de Oliveira estuvo de acuerdo con Alejandro Barbosa cuando le preguntó si su perspectiva era una especie de “marxismo furtadiano”. Alexandre de Freitas Barbosa explicó así su formación: “aprender con Celso Furtado agudizó su sentido de ver el mundo. Las categorías y dialéctica marxistas agudizaron aún más su visión, dándole alas para volar y alcanzar su autonomía. Son raros los libros de Chico de Oliveira en los que cita a Marx. Pero por sus venas corría el viejo barbudo. La grandeza de Chico de Oliveira estuvo en agregar valor a la realidad – sentida, sufrida y escuchada – a través de su lucidez analítica”.
La lectura de las últimas tres décadas, las interacciones con los componentes del Centro de Estudios sobre Derechos de Ciudadanía (Cenedic), combinadas con cruces previos con Celso Furtado, Rosa Luxemburgo y Karl Marx, dieron forma al pensamiento de Chico de Oliveira de que Cibeles Rizek lo formula así: “todo esto hizo de Chico de Oliveira un maestro que encontró, indicó y explicó un vínculo más entre la indigencia de la política, la despolitización de la pobreza, el truncamiento de la acción de clases y las sombras que se dibujaban en el horizonte de la democracia”. esos años y que terminó dando paso a un momento más de miseria, de destrucción de derechos, de conquistas, dando continuidad y profundidad a las sombras que estaban presentes en la formación social y política brasileña”.
* César Locatelli, Periodista independiente, es doctorando en el programa de Economía Política Mundial de la Universidad Federal del ABC.
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