por IGOR FELIPE SANTOS*
Protestas callejeras, escalada de denuncias: la crisis del gobierno de Bolsonaro
La explosión de denuncias sobre el esquema de corrupción en la compra de vacunas para el coronavirus ha profundizado la crisis del gobierno de Bolsonaro. Ante ello, las fuerzas populares convocaron a una nueva manifestación para el 3 de julio, en asamblea extraordinaria. La tercera manifestación de la campaña “Fora Bolsonaro” tuvo solo siete días para convocar, agitar, movilizar y organizar.
El objetivo entre los más realistas era mantener el mismo patrón de movilización para, en un corto período de tiempo, incidir en la coyuntura dentro de las condiciones impuestas por la crisis política. La apuesta era que los testimonios de Luis Ricardo Miranda, empleado de la Secretaría de Salud, y su hermano Luis Miranda (DEM-DF), diputado federal, en el CPI sobre la Pandemia en el Senado Federal elevarían la temperatura política y precipitarían una serie de eventos que impulsarían la movilización, especialmente a través de las redes sociales.
#3JForaBolsonaro reunió cerca de 800 personas, en 312 municipios de Brasil, además de 35 ciudades en 16 países del exterior, cumpliendo con las expectativas de un viaje extraordinario. Es decir, logró el objetivo más realista, repitiendo el mismo nivel que las dos últimas rondas, aunque aquí y allá informes indican que algunos actos fueron menores, mayores o iguales. La movilización de sectores medios, jóvenes estudiantiles y dirigentes de organizaciones obreras mantuvo su vigor este 3 de julio, con cobertura nacional y consolidación de la capilaridad en decenas de ciudades medianas y pequeñas.
El mantenimiento del 24 de julio en la agenda de manifestaciones da más tiempo a los sectores populares para realizar las articulaciones en marcha. El compromiso del movimiento sindical, con la organización de asambleas en los lugares de trabajo, y la actuación de los movimientos populares en los territorios son fundamentales para el necesario salto de calidad en la lucha popular. El proceso de acumulación de fuerzas implica aumentar la movilización de sectores de la clase obrera.
La profundización de la crisis de gobierno, agudizada por denuncias de corrupción, y el reforzamiento de la lucha por el "Fuera Bolsonaro" han obligado al desplazamiento de personalidades y franjas de la derecha a una posición más firme de oposición. Tanto la adhesión de ex bolsonaristas a la súper solicitud de juicio político como la participación de sectores del PSDB en el acto de São Paulo reflejan el fortalecimiento de la lucha.
En este proceso, la campaña del Fora Bolsonaro ha mantenido el liderazgo de las manifestaciones y las banderas en defensa de la destitución del presidente, de las medidas sanitarias (en especial, la aceleración de la vacunación) y de las políticas de mantenimiento del empleo, salario y ingresos (con énfasis en la reanudación de la ayuda de emergencia de R$ 600). Quienes se alejaron de la influencia de la extrema derecha, cambiaron de posición y se sumaron a la campaña contra Bolsonaro fueron precisamente estos actores. Cuantos más sectores se liberen y se adhieran al juicio político, más fuerza para lograr este objetivo.
Una vez más, los principales medios de comunicación dieron cobertura fáctica a los hechos, informando sobre las protestas en todo el país, presentando los lineamientos y reconociendo las precauciones tomadas con las medidas sanitarias. Preocupan las escenas de violencia de pequeños grupos en la manifestación de São Paulo, tanto los ataques a militantes LGBT del PSDB como la rotura de cristales de bancos y paradas de autobús, ya sea por militantes con tácticas equivocadas o por provocadores infiltrados. Estos eventos aislados crean una mala imagen de las manifestaciones y crean dificultades para las manifestaciones masivas. Además, dan cabida a las milicias de bolsonaristas en las redes sociales para estigmatizar a los manifestantes.
La encuesta de comportamiento público en las redes sociales, realizada por Fábio Malini, demuestra el impacto de estas escenas. Al final de la tarde (18 h), los actos del #3JForaBolsonaro registraron 500 publicaciones en Twitter. El campo bolsonarista tuvo una reducción significativa, neutralizada por las denuncias de corrupción. Bajó del 25% de las interacciones en el último acto al 9%. Al final de la noche (23 h), reverberando las imágenes de violencia, el bolsonarismo volvió al nivel del 25% del total de interacciones, con videos e imágenes para circular entre sus grupos. El presidente Bolsonaro aprovechó la ola e hizo un post sobre el tema para descalificar las manifestaciones.
Crece la responsabilidad de las fuerzas populares para liderar las próximas movilizaciones, así como los desafíos a la movilización masiva. El salto en la calidad de la lucha depende, sobre todo, de la implicación de la clase obrera. Hasta el momento, los actos demuestran que un segmento de la sociedad está en movimiento y dispuesto a responder a los llamados. Es un patrimonio que hay que conservar para evitar el desgaste, con la excesiva convocatoria de actos.
El sectarismo y el vandalismo pueden obstruir el proceso de ampliación necesario para avanzar en la lucha del pueblo. Además, abren la guardia a la extrema derecha para manipular el sentido de las protestas, influir en los agentes de la represión e incluso justificar medidas autoritarias, como el endurecimiento de la ley de terrorismo, que tramita una comisión especial en la Cámara. de Diputados.
Las grandes manifestaciones y la evolución de la crisis política llevaron a la reapertura de la discusión en el Consejo Federal de la OAB (Ordem dos Advogados do Brasil) sobre el juicio político, que tiene un peso decisivo. Al mismo tiempo, aumenta la presión sobre el alcalde Arthur Lira (PP-AL) y otras instituciones para que tomen medidas, como el STF (Supremo Tribunal Federal) y la Fiscalía General de la Nación, que es la encargada de realizar una investigación contra el presidente. por malversación en el escándalo de Covaxin.
El descubrimiento del esquema para la compra de vacunas y el tamizaje de casos en la CPI del Senado abrió la puerta a una escalada de denuncias, que serán catalizadores de las próximas manifestaciones y pueden obligar a más desplazamientos para defender el juicio político. Las grabaciones que apuntan a la participación personal de Bolsonaro en el esquema de los “cracks”, el procedimiento ilegal para entregar los salarios pagados a los asesores por el Estado al parlamentario contratante, indican que pueden salir a la luz más casos, lo que vuelve impredecible el escenario.
*Ígor Felipe Santos es periodista y trabaja en movimientos populares.