celebrando la universidad

Imagen: João Nitsche
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por JOÃO CARLOS SALLES*

Discurso pronunciado en la ceremonia de entrega de la Medalla Thomé de Souza

1.

La medalla Thomé de Souza fue entregada al rector de la Universidad Federal de Bahía. Discursos anteriores de amigos cuidadosamente elegidos tal vez han buscado demostrar que no es irrelevante que, en este momento, yo sea ese decano. ¡Amigos generosos! Sus palabras, con la exageración propia de la circunstancia, me sirvieron de bálsamo, pero pretendo demostrar que, por el contrario, ser decano completa un arco que me supera, un arco de deberes institucionales al que sólo espero haber sabido cómo corresponder.

En primer lugar, que tal honor haya sido otorgado al rector de la Universidad Federal de Bahía fue un gesto oportuno y, creo, de cierta sabiduría. El gesto es oportuno, porque corresponde celebrar una institución que, por sí misma, independientemente de las diversas opiniones presentes en ella, es un lugar natural de resistencia al oscurantismo y al autoritarismo, un lugar para el ejercicio de la democracia en las relaciones y el pensamiento, pues en ella, y quizás sólo en ella, el modelo de organización de la vida en común guarda una semejanza esencial con el modelo de producción de consensos sobre lo bueno, lo bello y lo verdadero.

La deliberación y la convivencia en el ámbito universitario, si de acuerdo con el principio de autonomía, crean las condiciones que caracterizan también la comunicación sin trabas en la producción del conocimiento, es decir, una comunicación en la que la palabra precede y es más eficaz que el ejercicio de la fuerza. .o el disfrute de ventajas pasadas. La Universidad es o debe ser productora de democracia y mérito; por tanto, es una fuerza transformadora de invención del sujeto colectivo, que, por tanto, depende de (i) la igualdad de derechos de quienes forman parte de él, (ii) el respeto a la alteridad y la diversidad, (iii) las condiciones plenas para la participación en los procesos de toma de decisiones políticas y de definición del conocimiento y, finalmente, (iv) la confianza en los lenguajes a través de los cuales se traducen y realizan dichas condiciones.

Celebramos así a la Universidad en este oscuro momento de desmantelamiento institucional, supresión de derechos, rudeza en el debate, olvidándose tanto de los lineamientos de la ciencia en la formulación de políticas públicas como de las sutilezas de la cultura en el establecimiento de normas de convivencia. En ese escenario, en el que el futuro de la educación, la ciencia, la cultura y la vida de los brasileños aún está por decidirse, el gesto es, por lo tanto, más que oportuno.

No es que la Universidad esté exenta de males, exclusiones, sorpresas. Es, sin embargo, un espacio ejemplar “del laborioso y difícil proceso de educación en libertad” (BOBBIO, N. Ensayos sobre el fascismo). En el horizonte de la democracia, la Universidad se destaca por la producción calificada de consensos y divergencias, por lo que en ella, desde el espacio de las aulas hasta el de los consejos superiores, no en vano nos planteamos como meta “la paulatina y siempre contrastada sustitución del por persuasión”. (BOBIO, N. Ensayos sobre el fascismo, pag. 36)

Y este es el núcleo de la vida universitaria que los oscurantistas detestan. Curiosamente, incluso pueden elogiar el conocimiento, aunque solo sea de boquilla; incluso tienden a disculparse por la técnica y el progreso; y con gusto se hacen amigos de las tecnologías, incluidas las digitales. Son pródigos, además, en el uso de las redes sociales, precisamente porque en éstas, más allá de la auténtica voluntad comunicativa o del consenso cualificado, es fácil sustituir la sutileza del pensamiento por la retórica más baja, repetitiva y violenta.

Los fascistas no son enemigos de los datos. Manejan bien los volúmenes de información. Lo que no toleran, sin embargo, es la buena educación, la que resulta de estos espacios de encuentro, de refinamiento, sobre todo si en estos espacios tenemos la brillantez de nuestra gente, como ahora, cuando nuestras Universidades confirman la verdad que el refinamiento y la excelencia no son ni deben ser prerrogativa de élites.

Si la medalla Thomé de Souza es conferida a quienes prestan servicios meritorios a la ciudad de Salvador, los beneficios de nuestra UFBA son claros y luminosos, como ejemplo y promesa, como lugar de formación de profesionales calificados que sean también ciudadanos capaces de nutrir el proyecto de una nación no desigual sino profundamente democrática.

 

2.

En particular, el honor para la UFBA ahora se materializa en su representación. Permítanme, entonces, hacer algunos comentarios sobre la ruptura del aura de la Universidad pública a través del reciente ataque a la figura de los rectores. No hace mucho tiempo, el atentado alcanzó el colmo de la conducta coercitiva, con el trágico desenlace del suicidio del Rector Cancellier. Los rectores tal vez deberían entonces llevar algún tipo de sotana, recordando aquí el ejemplo de Dom Hélder Câmara, quien, aunque los sacerdotes fueron liberados por el Concilio Vaticano II para salir a la calle vestidos de civil, siempre prefirieron llevar sotana, en la medida de lo posible. según recuerdo, como una especie de escudo, icono protector de sacralidad, en tiempos de la dictadura militar.

Entonces creo que hay algo de sabiduría en valorar la imagen de los decanos, y es de esperar que también honren la camiseta. Asocio, pues, el gesto de este honor a la defensa de las Universidades, con elogio de la trascendencia de su representación institucional. De esta manera recibo el honor grano de sal. Después de todo, el decano no siempre es objeto de deferencia. En ocasiones, es objeto de sospechas, siendo la mención del epíteto “magnífico” objeto de cierta ironía, como si el individuo hubiera usurpado algo de la comunidad, como si ejerciera una autoridad indebida y, además, abusiva.

No es raro que llamemos a los decanos “magníficos” con un toque de ironía. Con nuestro ideal de libertad, tenemos motivos para ser críticos con las autoridades constituidas. A mí, por ejemplo, me gusta mucho que me llamen “João”. ¡Es mi nombre! Y también “Papi”, lo confieso. Y hasta pude haber sido irónico a veces con otros decanos y sobre todo conmigo mismo, pero eso fue hasta que me di cuenta de que el título de magnífico molesta más y sobre todo a los prosélitos del actual gobierno, muchos de ellos sin formación académica, sin experiencia significativa. en el campo de la educación y, en ocasiones, sin los títulos precisamente asociados a los cargos que asumen. Cuento dos historias cortas.

Yo era aún vicepresidente de Andifes y nuestra directiva se reunió con el entonces secretario de Educación Superior, quien inmediatamente invocó un ambiente de informalidad, diciendo: “Acabemos con esto de tratar al otro como un señor, un médico, magnánimo” –a lo que Respondí: Todos esperamos que sigas siendo magnánimo, aunque no seas magnífico. Técnicos sin preparación académica ni protagonismo, e incluso sin ninguna experiencia relevante en Universidades, además de no tener títulos, querían quitarse el aura de formación académica, que les es ajena. Asimismo, en otra reunión, el entonces Ministro Weintraub mostró su molestia al llamar magníficos a los decanos, incluso el hecho de que el decano de su Universidad (por cierto, ausente de la reunión) fuera llamado así. También le respondí: – Ministro, la magnificencia no es del individuo, sino de la institución, y debe ser respetada.

Creo que ese es el punto. La auténtica magnificencia pertenece a la institución y debe permanecer en ella, extendiéndose así a sus eventuales representantes. Por ello, puede ser atacada por un gobierno oscurantista o por los intereses creados de quienes, sean o no miembros de la comunidad, irrespetan las formas en que la institución cumple su destino y elabora sus proyectos. Y se desvanece y hasta se vuelve ridículo si ya no representa un vínculo común con valores profundos. Y la palabra, entonces vacía, se convierte en insulto y hasta en anatema.

Celebramos, pues, con este honor, la magnificencia de la institución, el aura de la Universidad, que se concreta en el respeto interno y externo a su autonomía. También debemos repeler los ataques a la representación, si expresa la voluntad y el proyecto elegido por la comunidad universitaria. Por eso mismo, la auténtica magnificencia no puede ser un proyecto individual, y siempre será perjudicial si corresponde a un mero interés privado. La elección de un rector es el tema más serio para la Universidad. Por muy capaz que sea una persona o incluso sólo por su convicción, si su elección no resulta de la voluntad colectiva, sólo será una usurpación y un fraude.

 

3.

Sé que estoy aquí para representar un proyecto colectivo. Y, a juzgar por el honor, veo que se reconoce que tal proyecto fue apoyado por nuestras acciones. Al fin y al cabo, es un proyecto acogido por nuestra comunidad y probado durante ocho años, durante los cuales nos esforzamos por mantener y recuperar el aura de la Universidad, no como proyección de un yo, sino a través de la construcción de un nosotros.

La raíz de nuestra sintonía ha estado, desde el principio, en la idea de una conexión única entre la excelencia académica y el compromiso social, con la que desafiamos, por un lado, a quienes creen que la excelencia académica sólo se alcanza volviendo dar la espalda a las apremiantes tareas de profundización de las acciones afirmativas, de la auténtica inclusión, de la creación de las condiciones adecuadas para que el auténtico talento no se vea limitado por los marcadores sociales y encuentre su plenitud en el ámbito universitario; pero también, por otro lado, desafiamos a quienes creen que la necesaria ampliación de la oferta de diplomados es suficiente, como si una Universidad pública pudiera estar exenta de mantener altos estándares de calidad en la docencia, la investigación y la extensión. En definitiva, nuestro proyecto afirma: no queremos una Universidad para unos pocos, queremos una auténtica Universidad para todos.

Nuestra intuición de que esta conjunción redefine los términos combinados de calidad y compromiso social se desplegó en varios frentes o fue desafiada en varios frentes, con el inmediato y abrupto vuelco en el escenario nacional. Austeridad, contingencia, juicio político, recortes presupuestarios, ataques a rectores, pandemónium, pandemia, 11 ministros de educación, ataques a políticas públicas, obras inconclusas por falta de recursos de capital, desguace de infraestructura de investigación y restricción al desarrollo, ataques a nuestro patrimonio ( Un paréntesis: se sabe que el mercado inmobiliario está constantemente interesado en edificios históricos y otros grandes terratenientes incluso en nuestras fincas experimentales – aquí está la queja ¿Guardará silencio la Sala sobre ataques y omisiones?). El oscurantismo, incluso la barbarie, todo eso nos hizo ir más allá de lo que podíamos haber planeado en el pasado, pero cada inspiración inicial, incluso transmutada, impregnaba gestos aparentemente distantes entre sí y, sin embargo, muy cercanos.

Siguiendo en la misma dirección, por ejemplo, convocatorias de profesores visitantes, CAPES-Impresión, la mejora de los conceptos de nuestros cursos, siete congresos de la UFBA, una bienal de cultura de la UNE, un Foro Social Mundial o la reñida inauguración de nuevos espacios, la apertura de nuevos puntos de distribución de comidas, la audaz creación de nuevos institutos, la lucha contra proyectos mezquinos y unilaterales como el Futuro-se o Reunión digital, la política de protección de vida segura durante la pandemia, la producción continua de artículos académicos y sueños.

En el contexto de un fuerte déficit presupuestario, gestos lejanos y cercanos encontraron y encuentran una medida común, el rasgo fuerte de un estilo, que no es de un individuo, sino de un equipo. Y no sólo de un equipo, porque esa inspiración, visiblemente, se replica en cada unidad universitaria de la UFBA, en cada área del conocimiento, en cada dimensión finalista y, a través de la gestión, también entre profesores, estudiantes y técnicos. Esto está demostrado. por el compromiso colectivo y la unidad en nuestros consejos. Es como si todos supiéramos, aún sin haber firmado un pacto, de nuestro compromiso a largo plazo con la resistencia democrática y la defensa de la universidad pública.

Nuestros consejos son una expresión de ese espíritu colectivo. Constituyen un espacio privilegiado para la construcción cualificada de consensos. Así, a más de dos años de pandemia, hemos logrado preservar el valor innegociable de la vida y reafirmar nuestro compromiso tanto con nuestras actividades finales como con todos los miembros de nuestra comunidad. Y, con dificultad, afirmamos mientras tanto, en gestos, en notas, en manifestaciones, en actos públicos, nuestra decidida apuesta por la educación y nuestro claro rechazo a la barbarie.

La grave situación presupuestaria de las Universidades ciertamente deja huella. Muchos los resienten y señalan correctamente los problemas. Y deben señalar problemas, presentar reclamos, recordando, sin embargo, el deber de comportarse en esta difícil situación como ciudadanos comprometidos con la defensa de la institución, y no como clientes. En la UFBA, al fin y al cabo, más que un trabajo, tenemos una vocación, una vocación, a través de cuya energía la institución se fortalece y se realiza.

Nuestro proyecto siempre ha sido ser nuestro propio proyecto, es decir, revivir la fuerza de un nosotros, que no se reduce a ninguno de los intereses particulares que, sin embargo, abraza y contempla. Es nuestra tarea común recomponer cada día un aura, no refiriéndose a pequeños intereses, sino transformando a nuestra gente en protagonistas en la elaboración de los más refinados valores académicos, expresando la docencia, la investigación y la extensión con los más altos estándares de calidad, teniendo la la fuerza de nuestro color, el talento aún más luminoso de nuestra diversidad, todo ello vinculado, a la vez, a una comunidad universal de saberes y al color local de nuestro pueblo.

Por todo ello, pues, la afirmación de este “nosotros” constitutivo de nuestra autonomía ha sido aún más fuerte. De eso quienes somos, que no dejamos de evocar y que, con todos los esfuerzos, tratamos de honrar, para que la Universidad aquí celebrada no sea nada. Es un que, un sujeto reflexivo y colectivo, un sujeto que se sabotearía a sí mismo si se volviera mezquino, si se volviera unilateral, si se subordinara a los intereses de los partidos, de los gobiernos o del mercado. Por todo eso y ciertamente más, somos UFBA de calidad, de resistencia. Somos UFBA democráticos e inclusivos. Somos UFBA, entre la realidad y el sueño, y siempre seremos UFBA.

 

4.

Pero quiero llevarme la medalla a casa. Siendo de todos nosotros, me fue dado y, por tanto, debo concluir reivindicando mi derecho específico. Terminaré entonces diciendo que, en cierto modo, estos ocho años traté de estar a la altura de algo que, sin embargo, siempre nos superará a todos. Y creo que (además de envejecer, y cumplo sesenta años el próximo 12 de mayo), también me volví, a lo largo de estos años, más sabio, más fuerte, más rico y más honorable. No te asustes, no te asustes por la frase. Tiene un significado preciso, que explico primero refiriéndome a un texto del Talmud – texto que, no siendo obvio, también correré a contextualizar.

Cito el extracto:

¿Quién es sabio?
El que aprende de todos.
¿Quién es fuerte?
El que se conquista a sí mismo.
¿Quién es rico?
El que está satisfecho con lo que tiene.
¿Quién es honorable?
El que honra a sus vecinos. (Von KELER, Th. La esencia del Talmud, pags. 21-22)

Como cada sección en Talmud, esto también necesita ser aclarado por su esencia aún más profunda, que tal vez pueda resumirse así: “No hagas nada a tu prójimo que pueda ser desagradable para ti. Esta es toda la ley, todo lo demás no es más que elaboración y comentario”. (Von KELER, Th. La esencia del Talmud, PAG. 39) Si esta es la esencia de toda ley, toda sentencia debe estar subordinada a su fórmula, que, dicho sea de paso, es aproximadamente la expresión negativa y más baja de la del más alto principio de la moral, exactamente ese imperativo categórico que nos dice recuerda todos y cada uno, independientemente de su cargo o cargo, que ninguna persona moralmente digna puede tomar la humanidad como medio, sino, siempre y únicamente, como fin de toda acción.

En todo momento, llueva o truene, tenemos la obligación de ajustarnos a esta alta medida; tenemos la obligación de posicionarnos como ciudadanos; tenemos el deber de escuchar y celebrar la palabra, buscar el diálogo y no ganar con la polémica. Tenemos el deber de un pensamiento que debe ser crítico, pero no necesita ser cítrico, cuando puede ser acogedor, pues también nos corresponde a nosotros reaccionar en el ámbito universitario ante expresiones de grosería y salvajismo.

Así que gracias y me despido, notando que me siento sabio por haber aprendido y por seguir aprendiendo con la diferencia. Después de todo, recuerda Martin Buber: “Cuando, siguiendo nuestro camino, nos encontramos con un hombre que, siguiendo su camino, viene a nuestro encuentro, solo conocemos nuestra parte del camino, y no la suya, porque esto lo experimentamos solo en el encuentro. ”. (BUBER, M., Yo soy tú, pag. 100)

yo tambien me siento mas fuerte, porque teniendo vicios e intereses como cualquier miembro de la comunidad, debo a mis compañeros recordar que todos debemos subordinarnos a un interés colectivo y, a través de él, cumplir con nuestras obligaciones y crecer aun cuando nos disminuyamos.

yo tambien me siento mas Rico (por cierto, inmensamente rico), porque sólo puedo estar plenamente satisfecho con lo que tengo, siendo profesor de la Universidad Federal de Bahía, donde no necesitamos dormir para soñar maravillas y encantamientos.

por fin tengo uno honor Especial. Los tiempos no nos eran favorables. Al contrario, eran los más inhóspitos. Ya he dicho en otra parte que no creo que individualmente hayamos creado un gran Rectorado, pero me enorgullece haber logrado colectivamente algo aún más grande que un gran Rectorado, es decir, con todos ustedes, creo, hemos hecho un necesario Rectorado. Y estoy convencido de que pude haber cometido muchos errores, pudimos haber cometido muchos errores, pero no deshonré ni deshonramos a quienes nos dieron su confianza. Que nos consuele la imagen absurda del rabino del pueblo de Chelm, cuando se le pregunta qué es más importante, el sol o la luna.

– ¡Claro que la luna! El sol brilla durante el día, cuando ya tenemos mucha luz, mientras que la luna brilla cuando más lo necesitamos, cuando todo está oscuro.

 

5.

Yo concluyo. He dicho suficiente. Pero disfruto el placer de hablar sobre este lugar tan honorable mientras pueda. Empiezo a ser ayer, pero con una sensación muy ligera. Siempre pensé en adoptar ex-libris lo conocido sic vos no vobis de Virgilio. Y muchos colegas de todo el mundo tuvieron la misma idea, pero incluso esta repetición va en contra del espíritu de los versos.

Todo el mundo conoce la historia. La motivación original de Virgílio parece haber sido desenmascarar a aquellos que querían usurpar su gloria, robándole el crédito por la autoría de una obra. Así, es cierto, denuncia: “Fui yo quien escribió estos versos, otro se llevó los honores”. Sin embargo, es posible una lectura más generosa de estos versículos, lo que puede hacer que su verdad sea aún más verdadera. Se pueden leer como una característica común y necesaria para cualquier persona que haya realizado algún trabajo o estado en un lugar público. En lugar de describir una pérdida, pueden leerse en un tono normativo, asignando el deber de donar a los servidores públicos. No sólo es así, sino que ante todo debe ser así; y quien está en un puesto debe aprender a ser ayer en su primer día de trabajo, porque de él depende prepararse para el mañana.

Sic vos non vobis pájaros que anidan
Huevos sic vos non vobis vellera fertis
Sic vos non vobis mellificatis simios
Sic vos non vobis fertis aratra boves.

[Así que vosotros, pájaros, no os hagáis vuestros nidos; Vosotras, ovejas, no os hacéis lana; Así que, abejas, no hagáis miel para vosotros mismos; Así que vosotros, los bueyes, no hagáis el arado por vosotros mismos.]

Ser decano fue una de las formas que encontré para ser un servidor público más. Y nosotros, servidores públicos de la Universidad Federal de Bahía, si no hemos tenido abundancia en los últimos tiempos, ciertamente evitamos que la tierra fuera devastada. Y celebremos. Muchos son los frutos, sí; trabajo duro y muchos logros.

Ven y mira. Tenemos cosas malas, pero también grandes obras. Analiza los datos, lee los informes, visita los espacios. No veamos sólo lo negativo, que acecha por todas partes. En medio de la tormenta y las amenazas, dejaremos la tierra preparada para tiempos nuevos y más propicios, en los que la fuerza de la UFBA brillará aún con más fuerza.

Empiezo a ser ayer, pero me llevaré esta medalla y la guardaré bien guardada, como recuerdo de este tiempo en que unidos (¡juntos y mezclados!), supimos resistir e incluso, con una sana grado de locura, se atrevió a avanzar y gritar "¡adelante caballería!", bajo la constante inspiración del corneta Lopes.

Y esta medalla, en este momento próximo a la despedida, es aún más valiosa porque, creo, reconoce el hecho de que no he disminuido mi cargo de rector de la UFBA. Y, repito, como hijo de la UFBA, de haber sido sabio en aprender de todos; de haber sido fuerte por dejarme dominar principalmente por el interés colectivo; de enriquecernos bañándonos en la riqueza y belleza de nuestro pueblo haciendo ciencia, cultura y arte; y haber sido honrado por no haber avergonzado a quienes nos confiaron tan alto cargo, buscando siempre reafirmar el magnífico valor de nuestra institución para la Ciudad de Salvador.

*Joao Carlos Salles es rector de la Universidad Federal de Bahía (UFBA) y ex presidente de la Asociación Nacional de Directores de Instituciones Federales de Educación Superior (Andifes).

 

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