por RUBENS PINTO LYRA*
No sólo los políticos y miembros de la oposición clandestina fueron objeto de la furia punitiva del régimen militar.
Nuestros caminos interrumpidos
No tienen precio ni retorno
todo se ha consumado
todo se ha consumido
De nuestro mejor tiempo soñando
(Rosa Godoy)
Hay un núcleo duro del bolsonarismo para el que no tiene sentido discutir. Sus miembros rechazan a priori, cualquier argumento crítico en relación con el gobierno de Bolsonaro, independientemente de su consistencia o fragilidad.
Lo dicho anteriormente fue ilustrado por el comportamiento de una señora que conocí en Livraria Reading, que decía ser católica y votante de Bolsonaro. Para ella, el Papa Francisco, como reiteró, no es más que un “comunista”. Ejemplo de crasa ignorancia, expresada en arraigado maniqueísmo. Sin embargo, muchos de los que votaron por el capitán retirado no tienen lealtad incondicional al exmilitar. En él votaron por Presidente porque pensaron que, a pesar de su retórica agresiva -y, en su opinión, meramente electoral-, era el único, entre los demás candidatos al cargo, capaz de combatir la corrupción y enfrentar los desafíos de la seguridad pública.
Una buena parte está decepcionada con el “mito”, careciendo, sin embargo, de claridad para comprender la indispensabilidad de la democracia y, simétricamente, el grave revés que representaría el retorno de la dictadura. Además, muchos de ellos sólo conocen la punta del iceberg de la represión desatada a partir de 1964.
No sólo los políticos y miembros de la oposición clandestina fueron objeto de la furia punitiva del régimen militar. Pocos saben, por ejemplo, que miles de soldados, solo por no estar de acuerdo con el golpe, fueron expulsados de las Fuerzas Armadas, retirados forzosamente y muchos de ellos incluso torturados.
De ahí el interés por sacar a relucir aspectos represivos del régimen, que prosperaron en la sociedad, poco publicitados, pero que produjeron graves consecuencias para sus víctimas.
Estos fueron sancionados, sin ningún derecho a la defensa, sólo por reunirse pacíficamente y ejercer la libertad de expresión criticando el régimen militar, derechos humanos fundamentales, de los que se valieron precisamente para garantizar su vigencia. En efecto, el poder discrecional ilimitado, propio de las dictaduras, atribuido a los jefes de las Fuerzas Armadas, fue ejercido en Brasil con total brutalidad, especialmente después de la promulgación, en diciembre de 1968, del Acta Institucional nº 5. Los estudiantes que enfrentaron la dictadura fueron, a pesar de que su lucha fue totalmente pacífica, severamente perseguidos por la dictadura militar.
Castigos a los líderes estudiantiles y sus consecuencias
Entre las formas de represión menos conocidas durante la dictadura -aparte de en los círculos políticamente bien informados- se encuentran las llamadas “casas” de estudiantes, con todas sus nefastas consecuencias. Consistían en la privación del derecho a estudiar por un tiempo determinado, pero no sólo eso, como veremos más adelante. Puedo decir que analizo este tema ex cátedra, considerando que fui acusado dos veces cuando estudiaba Derecho en la UFPB, una “dosis doble” que pocos estudiantes en Brasil han experimentado. No conozco ningún estudio que haya abordado este tema con más detalle. El tema central de estas penas reside en que no tienen, formalmente, cada una, sólo la duración de un año, ni se limitaban únicamente al derecho a estudiar.
Este entendimiento se aplica, en toda su plenitud, a mi segundo juicio político, perpetrado con base en el AI-5, por haber participado, como Delegado de la Facultad de Derecho de la UFPB al XXX Congreso de la UNE, en Ibiúna (SP), de los cuales resultó en la prisión colectiva más grande de Brasil.
Me tomó un tiempo comprender que el castigo que me impusieron duró, en la práctica, DIEZ AÑOS, sólo cesando sus efectos con la revocación, en enero de 1979, del AI-5.
Y que también fui, como consecuencia de ello, privado, por el mismo tiempo, de mi derecho de ir y venir. Sólo pude viajar a Francia, en octubre de 1970, y quedarme allí cinco años, porque había engañado a los servicios de información con una dirección falsa, en Recife, y así logré sacar un pasaporte.
Esto sólo fue posible porque no había Policía Federal y, en consecuencia, no había integración entre las Secretarías de Orden Social y Político (DOPS) de los Estados, encargadas de la vigilancia y represión de los opositores a la dictadura.
Tuve suerte. Al día siguiente de mi viaje, el Ejército vino a buscarme a mi casa. Pero, en ese momento, Inês estaba muerta, yo ya estaba en Europa.
Otra consecuencia nefasta de mi destitución fue la imposibilidad, durante los diez años antes mencionados, de incorporarme al servicio público.
Aquí en Paraíba, de 1976 a 1978, el difunto Linaldo Cavalcanti, entonces Rector de la UFPB, intentó tres veces contratarme, debido a que, en esa época, yo era uno de los raros titulares, en el Nordeste, de la título de Doctor en Derecho.
En vano, como sólo podía hacerse con el nada se interpone en el camino de la División de Seguridad de la universidad, donde mi expediente tenía “registros negativos”. Otras universidades que busqué, como la UFRN y la Universidad de Brasilia, expresaron su deseo de contratarme. Sin embargo, los llamados “registros negativos” se lo impidieron.
No fui el único en sufrir estas consecuencias de las ejecuciones hipotecarias. No existe ningún estudio al respecto, pero presumo que decenas, o tal vez cientos de estudiantes -generalmente universitarios- también han sido privados de sus derechos en los demás Estados de la Federación.
Recién con la revocación del AI-5, en 1979, diez años después de haber sido revocada por segunda vez, en 1969, pude ser contratado por una universidad pública, la UFPB.
Incluso mi ingreso a la Universidade Regional do Nordeste (actual Universidade Estadual da Paraíba – URNE), donde “la pasé mal”, por tres años y medio (marzo de 1976 a julio de 1979), solo fue obtenido sorteando su Sector de seguridad, que tardíamente se dio cuenta de mi contrato. Cabe señalar que esto ocurrió a pesar de que la URNE no era estatal y, por lo tanto, ¡no formaba parte del servicio público!
Una de las pocas referencias, en la literatura política, a las consecuencias “extendidas” del juicio político, la hizo el propio Mayor General del Ejército y estudioso marxista, Nelson Werneck Sodré, privado de sus derechos políticos durante diez años.
En sus palabras: “La revocación de derechos reducía al individuo a la marginación: lo aislaba como leproso. Afectaron, en la mayoría de los casos, al ejercicio mismo del trabajo: al maestro se le prohibía enseñar; el aviador, para volar; el investigador, investigar, etcétera”. De esta manera, también lograron el “derecho a ganarse el pan de cada día” (2004, p. 276).
También es probable que el curriculum vitae, en mi caso como en muchos otros, como opositor activo al régimen militar, puede haber tenido repercusiones mucho más allá de las descritas hasta ahora. Así, en 1988, me encuadraba en medio del proceso constituyente y -según la versión aceptada por la mayoría de los historiadores- con la democracia ya restablecida en el país, en la Ley de Seguridad Nacional (LSN) (EDITORIAL, 1988).
La supuesta razón: había participado, en las inmediaciones del Aeropuerto João Pessoa, en una manifestación, considerada subversiva, a favor de la reducción del mandato de Sarney, en la que fue detenido el abogado Vital do Rego, entonces presidente de la OAB-PB (RODRIGUES , 19880) En esa época, en Paraíba, como dirigente de ANDES, coordinaba el Comité suprapartidario de elecciones directas, pero nunca estuve presente en esa manifestación. Si es así, ¿qué me habría motivado a unirme a la LSN? Luego de una amplia movilización, de João Pessoa, encabezada por los presidentes de la OAB, Márcio Thomaz Bastos, y de la ANDES, Newton Lima Neto, con repercusión nacional, el ministro de Justicia de Sarney, Paulo Brossard, determinó el archivo del proceso contra el dos directores de estas entidades (BROSSARD, 1988).
De la retractación de la UFPB a las incertidumbres de la situación actual
En una placa publicada en 1999, titulada La retractación de la UFPB, el Consejo Universitario de esa institución reconoció que los estudiantes y profesores que fueron excluidos de la vida académica “vieron tremendamente perjudicada su vida profesional y personal o simplemente cruelmente exterminados” (UNIVERSIDADE… 1999, p. 35). El 27 de agosto de ese mismo año, el Consejo Universitario, en sesión solemne, revocó, por unanimidad, mediante Resolución nº 16/199 “todos los actos punitivos del Rectorado aplicados a los alumnos y ex alumnos de la UFPB, actos fundados en una legislación excepcional” , otorgando a dicha Resolución el efecto de Retiro Institucional” (UNIVERSIDADE… 1999, p.49).
No se sabe cuántas instituciones, como la UPPB, se retractaron de los castigos aplicados durante la dictadura.
La reflexión sobre el alcance de los efectos nocivos de la dictadura cobra mayor importancia cuando las nubes se espesan en el horizonte, fundamentalmente por la conducta golpista del Mesías Bolsonaro, quien asegura haber sido ascendido a la Presidencia para salvar al país de la corrupción y una imaginaria “amenaza roja”.
El supuesto salvador de la Patria ha ido probando, cada vez con más audacia, el grado de resistencia y la capacidad de las instituciones para sobrevivir a sus ataques. Llegó al punto, inadmisible para cualquier jefe de Estado, en democracia, de avalar manifestaciones que predican el cierre del Congreso Nacional y del Supremo Tribunal Federal.
Incluso los políticos liberales, que hasta hace poco mostraban una actitud indulgente hacia el proceso golpista en curso, están más decididos. Incluso FHC firmó, con personalidades de todas las corrientes políticas, un manifiesto por la democracia.
Sin embargo, queda lo esencial: cimentar este amplio frente por la democracia y tomar otras iniciativas igualmente urgentes, como llamar a la izquierda a defender el legado democrático heredado de la Constitución de 1988.
Antes que sea demasiado tarde.
* Rubens Pinto Lyra, doctor en ciencias políticas, es profesor emérito de la UFPB.
Referencias
BROSSARD, Pablo. todavía la violencia. Hora Cero, Porto Alegre, 14.3.1988.
EDITORIAL. Volvamos a la Ley de Seguridad. Folha de São Paulo, São Paulo, 16.3.1988/XNUMX/XNUMX.
LIRA NETO. Castelo: la marcha hacia la dictadura. São Paulo: Contexto, 2004.
RODRIGUES, Newton. Me retiro de la farsa. Folha de São Paulo, São Paulo, 2.4.1988/XNUMX/XNUMX.
UNIVERSIDAD FEDERAL DE PARAIBA. La retractación de la UFPB. Joao Pessoa: Ed. Universidad, 1999.