por JORGE SCHWARTZ*
El objetivo de Hamás, Hezbolá, la Jihad Islámica e Irán no tiene nada que ver con la creación de un Estado palestino, sino con la desaparición del Estado de Israel.
Querido padre Lancelotti, desde hace algunos años soy su admirador incondicional por su valentía al afrontar personal y directamente la situación extremadamente difícil de las personas sin hogar. Esto es lo que me llevó a ser colaborador de la Parroquia São Miguel Arcanjo durante años, a través de depósitos mensuales y promoviendo sus acciones.
En este momento le escribo sobre su discurso del 5 de noviembre de 2023, en la manifestación pro Palestina en la Avenida Paulista (cf. en Youtube Lancelotti + Palestina). Hablo como judío y como homosexual descendiente de húngaros que murieron en un campo de concentración y por el mero hecho de ser judíos, nada más. Reconozco que usted, en su vehemente discurso, aclara que no se trata de todos los judíos ni de todos los israelíes.
Siempre he estado a favor de la creación de dos Estados y siempre he desaprobado la política de Benjamín Netanyahu, de intentar a cualquier precio conquistar tierras árabes para crear un mayor Israel, un viejo proyecto de la extrema derecha y de los radicales religiosos ortodoxos. Una minoría poderosa en este momento. De hecho, creo que lo que está sucediendo hoy es una consecuencia directa de esta política totalmente equivocada, que ha despertado una gran oposición dentro de Israel por parte de una gran parte de la población.
Lo que me sorprendió en su loco discurso en la calle cuando afirma solidarizarse con “ser palestino”, es que acusa y responsabiliza únicamente a Israel, sin una sola mención del ataque terrorista del 7 de octubre de Hamás que mató a más de 1200 ciudadanos civiles de el de una manera más brutal, sin entrar en detalles.
También el silencio total sobre los 200 o más secuestrados por Hamás; Es posible que al final de esta guerra paguen con sus vidas y que muchos ya hayan muerto.
Lo que está sucediendo hoy es una respuesta inequívoca a los bombardeos, se contaron miles de bombas y Hamás las sigue lanzando. Israel nunca dejó de responder a los ataques y evidentemente Hamás y el mundo sabían que habría una respuesta militar. ¿Qué debería hacer Israel en respuesta: limitarse a llorar y orar por los muertos en el Muro de las Lamentaciones y en las sinagogas? Ya hemos visto el fiasco de las Naciones Unidas al intentar llevar la paz a esta región.
El objetivo de Hamás, Hezbolá, la Jihad Islámica e Irán no tiene nada que ver con la creación de un Estado palestino, sino con la desaparición del Estado de Israel. De hecho, la deseada solución de dos Estados dejaría a estos movimientos sin una causa que los alimente. Véase que pacifistas como el ex presidente egipcio Anwar Al Sadat e Itzhak Rabin fueron asesinados cobardemente, este último por un joven israelí ortodoxo.
Lo que me lleva a escribirle es que usted, como líder de opinión, no condena en ningún momento a Hamás como el desencadenante del proceso que condujo a la respuesta desproporcionada de Israel. Ignorar o guardar silencio ante la cruel iniciativa de Hamás significa estar de acuerdo con la causa mayor de la desaparición del Estado de Israel. Perder la guerra significaría el fin de una nación para Israel, un riesgo que ninguna nación árabe corre.
Es la Autoridad Palestina la que representa a la Autoridad Palestina y no Hamás, que, tras esta guerra sin precedentes y esta victoria terrorista, entra en el escenario de las naciones cuando es recibida oficialmente por Vladimir Putin, quien acaba, no por casualidad, de retirarse de la acuerdos nucleares.
Me molestó que un notorio representante de la Iglesia pronunciara un discurso en tono incendiario, fruto del odio.
Te aconsejo que leas el texto de Leonardo Boff, publicado en el sitio web la tierra es redonda, no menos sensibilizado por la causa palestina, pero en mi opinión un discurso justo y considerado. No quiero extenderme y quitarte más tiempo; como agnóstico que soy deseo que Dios los bendiga,
P.D.: Siempre me pregunto dónde está Dios, permitiendo la muerte de millones de niños judíos en el Holocausto, niños israelíes y niños palestinos. ¿Qué hicieron estos niños para merecer este destino?
* Jorge Schwartz Es profesor titular de Literatura Hispanoamericana en la USP. Autor, entre otros libros, de fervor de las vanguardias (Compañía de las Letras).
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