Capitalismo versus… ¿qué?

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por María Rita Kehl*

Comentario crítico a la columna “Libertad, igualdad, fraternidad” de Contardo Calligaris publicado en el diario Folha de S. Paulo

Leí, con el interés habitual, la columna de Contardo Calligaris en el diario Folha de S.Paulo el 5 de marzo. El tema es tan importante que quería unirme al debate. En este caso, discrepar de algunos puntos que sustentan los argumentos del colega psicoanalista. Lo cual es raro: casi siempre estoy de acuerdo con lo que escribe. Aprendo a pensar mejor leyendo sus columnas, pues Contardo conserva la práctica ilustrada, antidogmática, de exponer al lector el camino de su pensamiento. Pensamos “junto con él”. En el caso de la columna “Libertad, igualdad, fraternidad”, pensé y… discrepé.

Según su argumento, es como si no hubiera alternativa al capitalismo tal como se encuentra hoy en día en casi todos los países del planeta. Y como si las experiencias “socialistas” de Cuba y la Unión Soviética, por no hablar de Corea del Norte, probaran que no es posible pensar en alternativas al capitalismo. Que, a primera vista, se vuelve cada vez más salvaje.

Comienzo diciendo que no estoy de acuerdo con la polarización propuesta por el columnista. Igualdad (bajo el socialismo) vs libertad (bajo el capitalismo). Si es así, elegiría la libertad con los ojos cerrados. Bueno, seamos realistas, es fácil para mí: estoy en el extremo privilegiado del capitalismo. Como él y otros profesionales liberales, no tengo jefe. Sin salario garantizado, por supuesto, pero ese es el precio de mi libertad. Al igual que otros profesionales autónomos, en tiempos de crisis económica nos vemos obligados a trabajar mucho más, ya que las personas a las que servimos nos piden con razón que paguemos menos.

Aún así, tenemos suerte. No tenemos jefe. Nadie explota a nuestra mano de obra, nadie (excepto nosotros mismos) nos impone horarios de trabajo agotadores, nadie nos amenaza con el despido cuando tratamos de resistir las pérdidas salariales, una amenaza cada vez más real cuando nos enfrentamos a la cola de parados que llaman a la puerta de nuestro empleador. Los que, desesperados, aceptarían (y aceptarían) ocupar nuestra vacante, en condiciones aún peores que las que rechazaría el jefe por encontrar abusivas. Es en las crisis económicas que el régimen capitalista muestra su potencial para la crueldad.

Por otro lado, la polarización Capitalismo x Socialismo abordada en la columna “Libertad, igualdad, fraternidad” excluyó a los países socialdemócratas, donde aún es posible conciliar la reducción de la desigualdad con el pleno derecho a las libertades individuales.

Brasil, donde las clases medias urbanas disfrutamos de una libertad de elección casi completa, aún no ha erradicado por completo el trabajo esclavo. Los derechos laborales de las sirvientas, establecidos por ley en 2013, fueron impugnados una vez por la escritora Danuza Leão con el siguiente argumento: “… ¿y si mis viejos amigos quieren tomar el té a las 11 de la noche? ¿No tendrían ese derecho? Pensé en responder que sí, tal vez antes de que le empezaran a dar derecho a la jornada de ocho horas a la sirvienta, tendría que dar dos o tres clases a sus jefes de cómo preparar el té…

No escribo estas cosas para “enseñarle” nada a mi colega psicoanalista y escritor. Se trata de llevar adelante el debate, en la buena tradición ilustrada en la que incluyo, por mi cuenta, el pensamiento libre de Contardo Calligaris.

Hoy es fácil criticar al socialismo cubano, por ejemplo. Aislada, por el bloqueo norteamericano, de los países con los que podía tener intercambio comercial, Cuba se convirtió en un país muy pobre. Pero al llegar al aeropuerto de La Habana, el viajero se encuentra de frente con un cartel que dice: “En todo el mundo, hoy, millones de niños duermen en la calle

[Lo siento, no recuerdo el número exacto]

. Ninguno de ellos es cubano”. Bueno, propaganda cada uno hace lo que quiere. Pero en este caso, es cierto. Así como no hay niños fuera de la escuela en Cuba.

Hoy en Brasil, un número cada vez mayor de familias vive en la calle. Algunos han perdido recientemente sus casas: junto a las bolsas y mantas, el peatón se encuentra con colchones aún en buen estado, una pequeña estufa, libros escolares… desgarrador. Brasil nunca fue comunista, ni espero que lo sea. El grito de guerra de la clase media enojada contra el PT: "¡Vamos a Cuba!" – es ignorancia o mala fe.

Brasil, en los gobiernos de la izquierda extremadamente moderada del ciclo del PT, no fue, ni mucho menos, “cubano”. Pero logró promover cierta reducción de la desigualdad. Logró incluir a jóvenes negros, descendientes de esclavos, en las universidades –con buen desempeño, por cierto. Logró demarcar algunas tierras indígenas, como Raposa Serra do Sol, ahora amenazada por la codicia del agronegocio. Logró llevar atención médica de calidad a las periferias y lugares aislados donde los médicos brasileños no querían trabajar. Eran médicos cubanos. Excelente entrenamiento, por cierto. Enviado en 2019, por supuesto.

Y hablando de Cuba… una vez, en un programa Roda Viva de TV Cultura, un periodista le preguntó al escritor cubano Leonardo Padura si era libre de escribir lo que quisiera en su país. Él respondió: “Sí, lo hago. Y esta pregunta, ¿la pensaste tú o tu editor te pidió que la hicieras?”. La chica tragó saliva. yo era periodista de Estadão. El mismo periódico que en 2010 canceló mi columna cuando defendía – ¿qué? ¿Comunismo? No: Bolsa Família, un modesto y eficiente instrumento para la reducción de la pobreza establecido por ley aprobada por el Congreso Nacional en 2004.

*María Rita Kehl es psicoanalista, autor, entre otros libros, de el tiempo y el perro (Boitemo).

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