por ANGELITA MATOS SOUZA*
Comentario al libro de Nancy Fraser y Rahel Jaeggi
El libro de Nancy Fraser & Rahel Jaeggi fue publicado en Brasil en 2020, pero no parece haber tenido la repercusión que merecía. A continuación resumiremos la concepción amplia del capitalismo propuesta por los autores.
El trabajo se parece más a una entrevista con Fraser, realizada por Jaeggi, quien ofrece un poco de su propia visión sobre los temas en cuestión. El objetivo declarado es la formulación de una teoría ampliada del capitalismo, capaz de articular las ideas centrales del marxismo con las de los nuevos paradigmas, de los estudios feministas, ecosocialistas y poscoloniales.
Los autores parten del supuesto de que, a pesar de las variedades del capitalismo, existen características centrales que permiten distinguir las sociedades capitalistas de las no capitalistas. Es decir, habría un denominador común a partir del cual aprehender los capitalismos existentes, el desafío teórico sería delimitar este núcleo. Tarea que emprenderá Fraser a partir de la conceptualización del capitalismo en dos planos. El plan principal, que contempla la economía capitalista, reuniendo sus elementos perdurables/estructurales; y el trasfondo, que engloba las esferas de la expropiación, la reproducción social, la esfera política y la de la naturaleza no humana.
En este esquema, la economía no sería un ámbito determinante, ni siquiera en última instancia, ya que sólo puede existir en conjunción con los ámbitos de fondo. Y no se trata de la dialéctica adentro y afuera, los dos planos estarían adentro, entrelazados. Además, Fraser advierte que una teoría ampliada del capitalismo en un ámbito netamente nacional, del Estado territorial, sería inconcebible, la comprensión de la geopolítica mundial (del imperialismo), de sus fases, sería indispensable, sin embargo este aspecto no fue mucho. explorado en la conversación entre los autores.
La exposición comienza con la definición del primer plano, en la forma que los autores llaman “ortodoxa”, para luego, a través del abordaje de las esferas de fondo, “desortodoxizar” la definición de capitalismo. Los elementos del primer plano serían: (1) propiedad privada de los medios de producción y división en clases (propietarios y no propietarios de los medios de producción); (2) el trabajo libre como forma dominante; (3) dinámicas de acumulación orientadas a la valoración del valor, más que a la satisfacción de necesidades sociales y de consumo; (4) asignación de mercado de insumos productivos y excedente social.
Es una definición genérica de la economía capitalista, enriquecida por las consideraciones de Fraser (siguiendo a Marx) sobre los dos significados del trabajo libre, sobre el trabajo expropiado/no remunerado, el lugar de los mercados en la definición del capitalismo, el papel de la superestructura en la constitución del la economía capitalista. Fraser enfatiza aún más la situación de soporte de agentes sociales, capitalistas y productores directos a merced de la pulsión del capital “por la autovalorización sin fin”, en un movimiento en el que: “(…) el propio capital se convierte en Sujeto. Los humanos son sus peones, reducidos a averiguar cómo obtener lo que necesitan en los intersticios, alimentando a la bestia” (p. 32).
En cuanto a los antecedentes, la definición del ámbito de expropiación sigue a Harvey (el nuevo imperialismo, Loyola), pero Fraser destaca las relaciones raciales y de género presentes en los expedientes de expropiación. La esfera de la reproducción social, en línea con los estudios feministas marxistas, abarca actividades dirigidas a la producción de personas (fuerza de trabajo), realizadas mayoritariamente por mujeres y aquí Fraser también enfatiza cuestiones de género/raza, además de la producción de subjetividades. El ámbito político atañe, en primer lugar, al contrato social moderno, que define a los propietarios directos y productores como individuos jurídicamente libres e iguales, principio que guiará la organización del libre mercado de trabajo, sin el cual no podría existir la economía capitalista. Con respecto a la esfera de la naturaleza, Fraser discute el avance capitalista sobre la naturaleza como condición para su expansión, pero argumenta que la crítica a este movimiento destructivo no debe negar el progreso científico-tecnológico traducido en bienestar social.
El autor también afirma la historicidad del modo de producción capitalista, contrariamente a las tesis que lo definen a partir de la actividad mercantil o del movimiento de valorización. Para Fraser, “la organización de Produção a través de la explotación del trabajo como motor que genera plusvalía” sería mucho más crucial para la definición del capitalismo que el mercado (p. 33-34). No se trata de negar el papel de los mercados, sino de deslindar la historicidad del modo de producción capitalista, que, además del capital mercantil/comercial y del capital bancario-financiero, requiere del capital mismo como relación social –productiva- capitales industriales.
Vale la pena insistir en que, para Fraser, la economía (el plan principal) no sería el ámbito determinante. Tampoco, advierte, debemos entender su proposición a partir del par contradicción principal y contradicción secundaria. No, el primer plano reuniría los elementos sin los cuales sería inconcebible hablar de capitalismo, pero su existencia y reproducción concretas dependerían del fondo.
Finalmente, es fundamental señalar que Fraser sostiene que la sociedad capitalista enfrenta “una crisis estructural evidente”, situación marcada por un gran desajuste entre la dimensión de la crisis y los conflictos sociales en todas las esferas del “orden social institucionalizado”, como autor llama al capitalismo. Es decir, a pesar de la gravedad de la crisis, los conflictos sociales aún no dejan entrever una “resolución emancipadora” (p. 25). En este campo, Fraser extiende la visión más amplia del capitalismo a las luchas de clases, buscando valorar los combates en torno a ejes distintos al de clases, pero que tendrían la misma relevancia o incluso serían entendidos como luchas de clases.
Como brújula, el esquema de dos planos nos parece bastante productivo para el análisis del capitalismo como totalidad social, con la ventaja de incorporar temas actuales relacionados con esferas de fondo. Sin embargo, propondríamos un pequeño ajuste: la transposición de la esfera política al plan principal y lo justificaríamos basándonos en las afirmaciones del propio Fraser de que la propiedad privada de los medios de producción y la economía de mercado no existirían sin la esfera política: “ […] Históricamente, podemos decir que el Estado constituye la 'economía' capitalista” (p. 54-55).
Diríamos que constituye y mantiene, siendo pertinente llevar la esfera política al plano principal, escapando a cualquier identificación de lo económico como determinante. Es decir, defendemos que el plan principal, perenne y existencialmente articulado al fondo, sea aprehendido como la relación de correspondencia recíproca entre las esferas económica y política.
Así, tendríamos los elementos constitutivos del plan principal, presentado por los autores: propiedad privada/división en clases; predominio del trabajo libre; la dinámica de la acumulación como movimiento de valorización (“sin fin”) del valor; asignación a través del mercado de insumos y excedente social. Una caracterización general que no deja de contemplar las relaciones de producción/fuerzas productivas, pero que este no es el tema central en la definición del capitalismo, ya que los autores quieren alejarse del “marxismo ortodoxo” centrándose en la complementariedad entre ambos. planes
En cuanto al ámbito político, por nuestra parte, identificamos como elementos constitutivos, el derecho capitalista y la forma moderna de organización del cuerpo de empleados del Estado (jerárquico-meritocrático), además del monopolio estatal del uso legítimo de la violencia. . Así definiríamos, a nivel analítico, el plano principal: una relación de dependencia recíproca entre las esferas económica y política en articulación con las esferas de fondo.
No esquema de Fraser, não se avança na precisão das esferas do plano de fundo, apenas são indicados traços duradouros: modéstia na concretização do contrato liberal, expropriação de bens e direitos, relações desiguais entre centro e periferia, racismo e machismo estruturais, destruição do medio ambiente. Entendemos que esto ocurre porque las tres esferas de fondo (retirada de la política) –expropiación, reproducción y naturaleza–, aunque indispensables al capitalismo, no exigen conceptos desarrollados, sino el análisis de situaciones concretas, configuradas en la articulación con el plan principal y juntos.
Marx, en el Libro I de La capital, al pasar de la explotación a la expropiación, se volvió hacia la historia y así debemos proceder en el análisis de las esferas de fondo, siempre a partir de la articulación con el plan principal. En los países periféricos, relatos de situaciones concretas fuertemente permeados por los problemas del colonialismo-imperialismo.
*Angelita Matos Souza es politólogo y profesor del Instituto de Geociencias y Ciencias Exactas de la Unesp.
referencia
Nancy Fraser y Rahel Jaeggi. Capitalismo en debate: una conversación en teoría crítica. São Paulo, Boitempo, 2020, 256 páginas.