Calamidad pública en Rio Grande do Sul

Zona inundada en Rio Grande do Sul
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por BRUNO FABRICIO ALCEBINO DA SILVA*

Ante el sombrío escenario, urge una reflexión profunda sobre el papel del Estado en la protección del medio ambiente y la promoción del desarrollo sostenible.

¡Sí! Eduardo Leite es culpable. El Estado de Rio Grande do Sul, que alguna vez fue una referencia en políticas ambientales progresistas, se enfrenta actualmente a una situación de calamidad pública exacerbada por décadas de desmantelamiento de las estructuras estatales de protección ambiental. En este contexto sombrío, el gobernador Eduardo Leite emerge como una figura central de culpa, habiendo liderado reformas legislativas que debilitaron significativamente las protecciones ambientales del estado.

La aprobación del nuevo Código Ambiental de Rio Grande do Sul en 2019 fue un hito desastroso en esta trayectoria. Bajo la gestión de Leite, se modificaron o eliminaron 480 puntos de la legislación ambiental, en un proceso apresurado y poco transparente. Este código, diseñado para “modernizar” las leyes ambientales, en realidad representó un retroceso de décadas, favoreciendo los intereses empresariales en detrimento de la preservación del medio ambiente.

La rapidez con la que el proyecto fue aprobado en la Asamblea Legislativa, sin una adecuada consulta con expertos y sin suficiente debate público, pone en evidencia una clara falta de responsabilidad y compromiso con el bienestar de la población y el medio ambiente. Al agradecer los votos a favor de la reforma del código, Leite reveló su prioridad: promover el desarrollo económico a cualquier costo, incluso si eso significa sacrificar la protección del medio ambiente.

Las consecuencias de este desmantelamiento de las leyes ambientales se vuelven dolorosamente claras durante los actuales desastres naturales que azotan al estado. Las inundaciones devastadoras y las importantes pérdidas humanas y materiales son, en parte, resultado directo de la negligencia gubernamental y la priorización de los intereses económicos sobre la preservación ambiental.

“Pasar el rebaño”: la política ambiental de Eduardo Leite

La política ambiental adoptada por el gobierno de Eduardo Leite en Rio Grande do Sul es profundamente dañina para el medio ambiente, siguiendo los principios neoliberales de un Estado mínimo y apoyándose excesivamente en el libre mercado como solución a todos los problemas, este fue también el hito de la anterior Gobierno de José Sartori (2015-2019). Desde esta perspectiva, vemos una serie de acciones que ponen en riesgo los recursos naturales y el bienestar de las comunidades locales.

Una de las características llamativas de esta política es la privatización de bienes comunes, como el agua y la energía, y la entrega de importantes activos públicos, incluida la Companhia Riograndense de Saneamento (Corsan), la Companhia Estadual de Energia Elétrica (CEEE) y la Companhia de Gás de Rio Grande do Sul (Sulgás). Este enfoque se complementa con el desmantelamiento de organismos públicos, como la Secretaría de Estado de Medio Ambiente (SEMA), cuyas actividades quedan relegadas a un mero “mostrador” de licencias ambientales, sin capacidad efectiva de seguimiento y protección.

El paralelo entre esta política y las medidas adoptadas por el ex ministro Ricardo Salles en el gobierno de Jair Bolsonaro es inevitable, ya que dejan pasar “al rebaño”. Ambos gobiernos siguieron una línea de ataques sistemáticos al medio ambiente, con el objetivo de flexibilizar las leyes ambientales y desregularlas en favor de un desarrollo económico desenfrenado. Sin embargo, este enfoque tiene un costo enorme para el medio ambiente y las comunidades afectadas.

El discurso de Eduardo Leite sobre conciliar la preservación ambiental y el desarrollo económico parece vacío ante la realidad de los hechos. Su gestión favoreció los intereses de la agroindustria en detrimento de la seguridad ambiental y el bienestar de la población. Al flexibilizar las leyes ambientales en favor de las grandes corporaciones, el gobernador puso en riesgo no sólo el medio ambiente, sino también la vida y el sustento de las personas.

Es urgente que se tomen medidas para revertir esta sombría situación. La reconstrucción de Rio Grande do Sul no puede limitarse simplemente a restaurar la infraestructura dañada, sino que debe incluir la restauración del equilibrio ambiental y la protección de las comunidades vulnerables. Esto requiere no sólo recursos materiales, sino también un cambio radical en el enfoque gubernamental, priorizando la preservación del medio ambiente y el bienestar de la población por encima de los intereses corporativos.

Eduardo Leite y otros líderes políticos que priorizan las ganancias sobre la protección ambiental deben rendir cuentas por sus acciones. No podemos permitir que se olvide o se ignore el desastre ambiental en Rio Grande do Sul. Es hora de exigir rendición de cuentas y tomar medidas concretas para evitar que tragedias como ésta vuelvan a ocurrir en el futuro.

La importancia de Guaíba

El aumento del nivel del lago Guaíba es un fenómeno que se remonta a una serie de causas complejas, muchas de las cuales están intrínsecamente ligadas al desarrollo histórico, económico y social de la región a lo largo de los siglos. Este aumento del nivel del agua tiene profundas implicaciones no sólo para la región metropolitana de Porto Alegre, sino también para la calidad de vida y la sostenibilidad ambiental de toda la zona circundante.

A lo largo de la historia, el lago Guaíba ha sido una fuente vital de agua para la población local, desempeñando un papel crucial en el suministro de agua potable, la navegación, la pesca y el ocio. Sin embargo, el rápido crecimiento demográfico, combinado con la falta de planificación urbana y el desarrollo industrial desenfrenado, ha resultado en la degradación continua de la calidad del agua del lago. La negligencia en el tratamiento de las aguas residuales y el vertido indiscriminado de residuos contaminantes han contribuido significativamente a la polución y contaminación del agua, comprometiendo así su utilidad ecológica y económica.

La historia de la contaminación en el Lago Guaíba se remonta a los primeros años de colonización de la región. Durante el siglo XIX y principios del XX, la población local consumió directamente el agua del lago, muchas veces sin ningún tratamiento, lo que generó una serie de problemas de salud pública. El vertido de desechos humanos directamente al lago, el lavado de ropa en las orillas y la ausencia de normas sanitarias contribuyeron al deterioro de la calidad del agua. Incluso con el inicio de la construcción de redes de alcantarillado a principios del siglo XX, persistió el vertido indiscriminado de residuos al lago, convirtiéndolo esencialmente en el destino final de las aguas residuales urbanas.

Además de la contaminación que se origina directamente en Porto Alegre, los afluentes del lago Guaíba también contribuyen significativamente a la degradación de sus aguas. Rio dos Sinos, en particular, se ha visto afectado por la contaminación resultante del desarrollo industrial desenfrenado en la región. El crecimiento urbano no planificado y la instalación de fábricas de calzado de cuero a lo largo del río provocaron un rápido deterioro de la calidad del agua, afectando no sólo al río en sí, sino también al lago Guaíba, del cual el Río dos Sinos es un importante afluente (ver mapa). 1)

mapa 1 – Región hidrográfica de Guaíba representada en verde

fuente: Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de RS (SEMA).

Además, las transformaciones urbanas ocurridas en Porto Alegre a lo largo de los siglos XIX y XX tuvieron un impacto significativo en el ecosistema del lago. La expansión urbana y los rellenos sanitarios realizados en las orillas del lago para la construcción de nuevas áreas residenciales y comerciales han alterado drásticamente la geografía y la hidrología de la región, afectando la circulación del agua y contribuyendo a la ocurrencia de inundaciones.

Inundaciones históricas, como la ocurrida en 1941, son indicativas de los desafíos que enfrenta la región debido a las fluctuaciones del nivel del agua. El cambio climático y las variaciones estacionales en las precipitaciones pueden aumentar aún más el riesgo de crecidas e inundaciones, poniendo en riesgo a las comunidades que viven a lo largo de la orilla del lago.

La contaminación y degradación del lago Guaíba no son sólo problemas ambientales, sino también económicos y sociales. El lago juega un papel fundamental en la economía local, proporcionando suministro de agua, apoyando actividades comerciales, recreativas y turísticas. La degradación del ecosistema del lago amenaza estas actividades económicas, además de representar una amenaza para la salud y el bienestar de las comunidades que dependen de él.

El desmantelamiento del Estado

En la época contemporánea, la erosión de las estructuras estatales ha sido una realidad preocupante, impactando directamente la gestión ambiental y, por tanto, generando consecuencias nocivas, como la actual tragedia ambiental en Rio Grande do Sul. Para comprender este complejo fenómeno, recurrimos a lo teórico. lentes del reconocido geógrafo Milton Santos, quien nos ofrece ideas profundas sobre las dinámicas socioespaciales y las transformaciones del Estado.

Según Milton Santos (2002), el Estado juega un papel fundamental en la regulación y protección del medio ambiente, asegurando un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de los recursos naturales. Sin embargo, en las últimas décadas hemos asistido a un proceso de desmantelamiento de las estructuras estatales, marcado por políticas neoliberales que debilitan la capacidad regulatoria y supervisora ​​del Estado en favor de intereses económicos inmediatos.

Esta tendencia es notoriamente evidente en el contexto brasileño, especialmente durante el gobierno de Jair Bolsonaro, cuya administración ha estado marcada por ataques sistemáticos a las políticas ambientales y de protección territorial. La expresión “pasar el rebaño”, acuñada por el Ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, ilustra claramente esta estrategia de desmantelamiento ambiental, en la que se implementan medidas de flexibilidad y desregulación de manera subrepticia, aprovechando momentos de distracción de la opinión pública.

Rio Grande do Sul, conocido por su riqueza ambiental e importancia económica, se convirtió en el escenario de una de las mayores tragedias ambientales de la historia reciente. El desastre que azota al estado, con el aumento del nivel del lago Guaíba y sus devastadoras consecuencias, no puede disociarse de las políticas irresponsables adoptadas por el gobierno estatal. Eduardo Leite, actual gobernador, ha connivencia con prácticas que exacerban la degradación ambiental, como la flexibilización de las leyes de protección y el otorgamiento desenfrenado de licencias ambientales para proyectos dudosos.

Esta colusión y negligencia políticas han empeorado la situación en Rio Grande do Sul, exacerbando los impactos de las inundaciones y poniendo en riesgo no sólo el medio ambiente, sino también las vidas y el bienestar de las comunidades locales. El desmantelamiento del Estado, combinado con la omisión y complicidad de figuras políticas, como Eduardo Leite, amplifica los efectos de las crisis ambientales, transformándolas en verdaderas tragedias humanitarias. Como destaca la economista Maria da Conceição Tavares, la avaricia financiera tiene como resultado: la profundización de la competitividad, la producción de nuevos totalitarismos, la confusión de mentes y el creciente empobrecimiento de las masas, mientras los Estados se vuelven incapaces de regular la vida colectiva. Es una situación insostenible (TAVARES apud SANTOS, 2002, p. 2).

Ante este sombrío escenario, urge una reflexión profunda sobre el papel del Estado en la protección ambiental y la promoción del desarrollo sostenible. Es necesario resistir los ataques neoliberales que pretenden debilitar las instituciones públicas y fortalecer los intereses privados en detrimento del bien común. Sólo a través del compromiso colectivo y la movilización social podremos revertir el rumbo destructivo que amenaza no sólo a Rio Grande do Sul, sino a todo nuestro país y al planeta en su conjunto.

*Bruno Fabricio Alcebino da Silva Es Licenciado en Relaciones Internacionales y Ciencias Económicas en la Universidad Federal del ABC (UFABC)..

referencia


SANTOS, Milton. Por otra globalización: del pensamiento único a la conciencia universal. Río de Janeiro: Récord, 2002. [https://amzn.to/4abnr0o]


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