por LUIZ WERNECK VIANNA*
Brasil es concebido como un territorio ocupado por fuerzas ajenas a él, empeñadas en destruir los cimientos de su civilización.
En un punto extremo de la Amazonía, en la frontera con Perú, la misteriosa desaparición de un indigenista brasileño y una periodista inglesa, hasta entonces inexplicables, ambos apasionados por la región, saca el proceso electoral del foco de la coyuntura y pone a la visera en pleno para el teatro real en el que se mueve el capitalismo brasileño en busca de una expansión de sus fronteras hacia nuevas formas de acumulación como la minería y la expansión de nuevas oportunidades para la tala y la pesca ilegal, que, en la práctica, son cómplices del crimen organizado que domina en la región para el narcotráfico.
Allí se revela el carácter oculto de la acción gubernamental, revelando su carácter depredador, su agenda anticivilizatoria y su oposición a los valores cultivados por nuestras mejores tradiciones, muchas de ellas constitucionalmente consagradas, en tanto por omisión deliberada en la represión de las ilegalidades y los delitos allí cometidos favorece su multiplicación. Brasil se concibe como un territorio ocupado por fuerzas que le son ajenas, empeñadas en destruir los cimientos de su civilización y descansar sobre sus ruinas un capitalismo sin frenos y excluyente de su población abandonada a su suerte.
Ciertamente, el episodio que involucra el paradero de estos dos exploradores amazónicos es aún incierto, aunque sobre su destino se ciernen aterradoras sospechas, pero en todo caso, estamos ante un hecho revelador de las nefastas políticas llevadas a cabo por el gobierno de Bolsonaro para abrir el vía de penetración orquestó negocios turbios en el corazón de la Amazonía tratada como un western sin ley bajo el control de aventureros en busca de fortuna.
En la región, los rasgos fuertes del proyecto de Bolsonaro de remodelación del país por el patrón neoliberal de confiar los rumbos del país a un capitalismo victoriano frente a un Estado ausente especializado en pura intervención coercitiva sobre sus ciudadanos para asegurar con el propósito de preservar la la ley es evidente en sus características fuertes. El dogma de Margaret Thatcher, que no existe tal cosa como la sociedad, rechazado en su país de origen, se convierte aquí en consigna.
El proyecto del capitalismo autoritario, agotado en las lustrosas manzanas de Faria Lima y zonas aledañas, busca savia nueva en los paisajes amazónicos atacados con furia genocida contra sus bosques y sus poblaciones indígenas en aras de otro movimiento expansivo de acumulación capitalista. Para ello se desata una especie de guerra de guerrillas, pilotada desde lejos por agentes del proyecto bolsonarista, protagonizada por aventureros con biografías dedicadas al crimen que lideran en bandas armadas las invasiones de tierras indígenas y expropian sus recursos naturales como la selva. ., pesca y caza, dilapidando sus tierras con prácticas mineras deletéreas.
Con el pretexto de defender la soberanía nacional en la Amazonía, se encomienda el destino de la estratégica región a la codicia de los empresarios y al afán de riqueza fácil de los hombres sin era, reviviendo la tragedia de la colonización de las Américas. continente. De los pueblos amazónicos frente a esta máquina de guerra encaminada a su destrucción bajo el visto bueno del actual gobierno, surge la resistencia, especialmente de sus nuevos intelectuales, muchos de ellos descendientes de los pueblos originarios, ya identificados con el sentido de la defensa de los Amazonía en términos planetarios, y capaz de establecer una interlocución directa con la opinión pública mundial así como con sus poblaciones indígenas.
Bruno Pereira y Dom Philipps, con diferentes historias y trayectorias de vida unidas por su común amor por la naturaleza amazónica, defensores de la integridad de la región y sus poblaciones, como se sabe, están desaparecidos desde hace días sin que se conozca su suerte. El caso es que realizaron una misión de investigación en una simple embarcación, motivados por el afán de investigar fechorías que ya habían encontrado en informes y que ahora son de público conocimiento.
Conociendo esas inseguras rutas fluviales, la posibilidad de que se hayan extraviado es remota, y con el paso de los días se confirman como probables las posibilidades de que hayan sido víctimas de algún delito. Cuya pregunta se hace, y todas las miradas se vuelven hacia lo que es sospecha de todos, como siempre camuflado aunque que en el cuento del gato deja la cola afuera.
*Luiz Werneck Vianna es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio). Autor, entre otros libros, de La revolución pasiva: iberismo y americanismo en Brasil (Revan).