Breve comentario sobre el programa PT

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por FRANCISCO PEREIRA DE FARIAS*

El programa del partido carece de una indicación de los contornos para la recomposición de las fuerzas progresistas en el país

1.

La diferencia básica o esencial entre el método de la teoría social crítica y los métodos (comprensión motivacional, sistematización basada en principios, tipología idealista o materialista) que prevalecen en las llamadas ciencias sociales (antropología, ciencia política, economía, lingüística, sociología) consiste en la posición del primero al dejar de lado, en el punto de partida de su presentación, la aspiración a cualquier principio. Esto significa que la teoría crítica abandona el terreno de los discursos de creencias, ya sean creencias teístas o teológicas, ya sean creencias filosóficas deístas o idealistas, ya sean creencias filosóficas antideístas o materialistas.

Según Max Horkheimer (1983, p. 117), la teoría tradicional opera básicamente a partir de principios, mientras que la teoría crítica “en su totalidad es un único juicio existencial desarrollado”. Pero no se avanza en esta diferencia, decimos, si se lee el punto de partida de la teoría crítica de la sociedad aún en el foco filosófico de presuposición (el dueño de los productos), suposición (relaciones comerciales) y posición (capital). Si los primeros significados son traídos por un “juicio sintético a priori”, no cambia sustancialmente la función filosófica de esta proposición al hacer posible el razonamiento, conservando la verdad, pero sin por ello proporcionar el conocimiento real de las primeras nociones, ya que son supuestas.

La solución encontrada por Karl Marx, en La capital, estaba, en el punto de partida del discurso científico, combinando la observación empírica con la mejor teoría filosófica disponible, produciendo el término de análisis más simple para la disciplina, en este caso, economía política o ciencia económica. Recuerde el párrafo inicial de La capital: “la riqueza de las sociedades donde domina el modo de producción capitalista aparece como una 'inmensa colección de mercancías' y la mercancía individual como su forma elemental. Nuestra investigación comienza, por tanto, con el análisis de la mercancía. (Marx, 1983, pág. 45).

Para otra aproximación al significado de teoría crítica o teoría no axiomática, ver Merton (2013) sobre el significado de “escepticismo organizado”. Según el autor, el método del escepticismo organizado nos permite poner entre paréntesis los principios de una doctrina y nos empuja al suelo de una teoría libre de axiomas o creencias.

Así, el analista crítico del derecho adopta la máxima del ajuricismo metodológico, eximiéndose de la tarea, propia de la filosofía del derecho, de encontrar la base de los derechos humanos. Pero este escepticismo metódico no significa restringirse a una visión institucionalizada de los derechos humanos, lo que llevaría al analista a quedar atrapado en el enigma de la ley. Se trata de pasar de la forma filosófica de conocer (demostración axiomática) a la forma científica (demostración no axiomática), en la investigación del fenómeno jurídico.

El conocimiento crítico o científico adquiere la especificidad de moderar las inclinaciones etnocéntricas, propias de las formas históricas de colectividad, relativizando sus creencias sobre el sentido de la vida humana, al mismo tiempo que no ignora las luchas en estas y estas colectividades por la hegemonía del sentido. de la humanidad (Lévi-Strauss, 1996).

 

2.

La pedagogía del oprimido (Paulo Freire) y la teología de la liberación (Gustavo Gutiérrez) tienen en común el método ver-juzgar-actuar. Esto se debe a que el punto de partida del conocimiento (la riqueza en el modo de producción capitalista) y de la fe (el Dios de Jesucristo) es la realidad. Así, el ver –percepción real o verdadera en la sociedad contemporánea– está ligado a la condición de opresión (el despotismo del Estado) que viven los pobres (la explotación de la mano de obra); juzgar –el criterio para evaluar esta doble condición opresiva y extorsionadora de los trabajadores rurales y urbanos– se refiere a sistemas de creencias socializados; y la acción –la forma programática– interviene en el mundo contemporáneo para materializar justas aspiraciones (práctica de la clase subordinada) o disfrazar tales aspiraciones (práctica de la clase en el poder).

Se encuentra en Clodovis Boff (1978), una reflexión sobre el momento del “ver” en la teología de la liberación. Su análisis será agudo y sugerente, porque sitúa la tradición marxista en el centro de las ciencias sociales. Pronto, el marxismo será leído como ciencia social. Si bien Clodovis Boff no lo hace explícito, su operación traerá dos consecuencias de renovación para el pensamiento social contemporáneo.

Por el lado de las ciencias sociales, el resultado de la reflexión de Clodovis Boff será el desprendimiento de la teoría crítica de las teorías basadas en principios, idealistas o materialistas. La ciencia social no puede construirse ni siquiera en el estilo idealista de el contrato social de Rousseau, ni según la forma materialista de manifiesto Comunista de Marx y Engels.

Si la teología asume que el conocimiento del mundo humano se basa en principios cuyos significados dependen de la presuposición de la divinidad, tendría que enfrentarse a la posibilidad de una instrumentalización de su principio básico -el dios- con fines pragmáticos o políticos, como en la práctica procede Hobbes, en O Leviatán y Rousseau, en el contrato social.

Por otra parte, sería inconsistente que el teólogo aceptara, incluso en el momento de analizar el fenómeno social, un principio materialista, ya que, al hacerlo, correría el riesgo de arruinar su tesis de la condición independiente del ser. mundo suprasensible, de esencias, de ideas. .

Por el lado de la teología de la liberación, la inferencia de la exposición de Clodovis Boff consistirá en el reforzamiento de la teología frente a la filosofía, ya que el principio teológico de la revelación se muestra más simple y claro que los principios filosóficos del postulado o del axioma -puesto que estos todavía dependen de la dudosa concesión a la última palabra de la prueba empírica, lo que no significa que el conocimiento religioso sea necesariamente superior al conocimiento científico y crítico.

Si es así, el futuro cercano será de una posible polarización entre dos gigantescos sistemas de conocimiento humano: la teología moderna y la ciencia crítica. La perspectiva de Clodovis Boff enfatiza la relación complementaria entre los dos sistemas, según la cual la teología juzga lo que ve la ciencia.

Podemos, sin embargo, vislumbrar la oposición antitética: mientras la teología tiende a señalar la primacía del actuar-valorado-por-la-fe sobre el mirar-crítico, las ciencias sociales tienden a concebir la precedencia del teórico-desfetichizante sobre las prácticas instituidas.

 

3.

Pasemos a un breve comentario sobre dos puntos contenidos en el Programa del VI Congreso Nacional del Partido de los Trabajadores[i] – comentario que busca operacionalizar la discusión metodológica esbozada anteriormente.

(A) Sobre la directriz estratégica

Este mundo no puede ser comprendido ni superado, si no emprendemos una crítica radical al capitalismo y la defensa del socialismo democrático, reemplazando esta perspectiva como motor de nuestras acciones (p. 9).

Este apartado del documento contiene la afirmación, con la que coincidimos, de que el objetivo del socialismo democrático es producto de un análisis crítico del capitalismo. Por un lado, esta crítica se basa en el discurso filosófico, la filosofía materialista de la historia o materialismo histórico. Si la clase dominante, la burguesía, necesita la creencia en la filosofía idealista (el derecho de la forma de sujeto, etc.) para reproducir su dominación (el contrato de trabajo asalariado), le corresponde a la clase dominada, el proletariado, adoptar la filosofía materialista (la libertad como ilusión, etc.), con el fin de confrontar los valores e intereses de su oponente antagónico.

No basta con que la clase obrera asalariada transite hacia los valores del idealismo de manera humanista (racional), abandonando las formas místicas (revelación); porque el interés por abolir su sometimiento a una minoría social lleva a esta clase a una reivindicación radical de ruptura de valores. Una consecuencia de este requisito en la formación de la clase proletaria fue la publicación del Cartel Comunista en la primera mitad del siglo XIX.

Aunque fundamentado en los principios del materialismo –histórico y dialéctico–, el socialismo democrático deja de ser, por tanto, un ideal y se convierte en una aspiración realista. Pero, por otra parte, el conocimiento sobre la sociedad capitalista también se construye a partir del discurso científico, es decir, a partir de manifestaciones no filosóficas ni principianistas. Hasta ahora, poco se ha reconocido sobre la diferencia entre la filosofía materialista y la ciencia crítica o sin principios; como la fracción más poderosa del capital tiende a alinearse con el discurso en forma mística, como produce efectos más estables en las instituciones políticas, ¿las fracciones subordinadas se inclinan hacia el discurso en forma racional? ¿Ha sido así la tarea progresista secularizar –separado de la mística– el campo de la política?

Sin embargo, 150 años después de la publicación de La capital, en el que Karl Marx estableció la ciencia del proceso histórico, y después de un siglo de política secularizada (progresista) de izquierda, simbolizada por la Revolución Rusa de 1917, quizás ha llegado el momento de que la izquierda socialista desarrolle su programa basado no antes en la filosofía materialista –distinta del humanismo liberal–, pero sobre todo en la ciencia de la historia –diferente a la filosofía de la historia. Este último aspecto fue uno de los temas más agudos señalados por Louis Althusser en leer capital: a-humanismo teórico, diferenciado del antihumanismo teórico. Esta fue también una de las propuestas más incisivas de Ruy Fausto, en caminos dejados: “es así, respetando una antropología que no sea ni humanista ni antihumanista, que se debe construir una política para la izquierda” (Fausto, 2017, p. 105).

¿Cuál es el programa para lo inmediato y cuál es el programa para el futuro en Brasil? La hegemonía del capital bancario nacional está asociada al programa neoliberal-fascista, en un contexto histórico de decadencia de la ciudadanía capitalista. La tendencia es a radicalizar el programa antineoliberal de la izquierda política. Las medidas socialistas o de transición al comunismo están a la orden del día.

Tales medidas no apuntan al capitalismo de estado, ya que Brasil ya no es un país preindustrial. Más concretamente: la nacionalización del capital financiero no resuelve nuestra cuestión social. Porque no se trata de una cuestión de inversión capitalista, sino de reorientación de los objetivos de la empresa económica: el paso de la búsqueda de plusvalía al propósito de satisfacer necesidades sociales.

Pues bien, la principal necesidad colectiva hoy es el trabajo digno, que no solo satisface las necesidades materiales, sino que también colma las aspiraciones de no ser sometidos al despotismo de los demás. La reducción drástica de la jornada laboral, posibilitando la multiplicación de equipos de empleados, junto con la socialización de la propiedad en las grandes empresas, iniciando el proceso de autogobierno, constituyen las medidas centrales para renovar el programa de nuestra izquierda política.

(B) En el campo de las fuerzas socialistas y progresistas

Los documentos del Congreso resumen el rumbo que nuestro partido propone para las clases trabajadoras y fuerzas progresistas de nuestro país. Son una herramienta para avanzar en la unidad del campo popular, en su capacidad de lucha, teniendo como objetivo central la reconstrucción de una alternativa democrática frente a las oligarquías autóctonas y sus socios internacionales.

falta en Cuaderno de Resoluciones del VI Congreso Nacional la indicación de los contornos de esta recomposición de fuerzas progresistas en el país. Ahora, en el Brasil de hoy, hay disputas al interior de la clase en el poder, en varias dimensiones de su división. Primero, está la competencia del capital industrial (desarrollista) con el capital bancario (neoliberal). En segundo lugar, está la disputa entre el gran capital (autoritario) y el mediano capital (democrático). Tercero, hay oposición entre el capital nacional (independencia) y el capital extranjero (imperialista). Por último, pero no menos importante, está el conflicto del capital privado (individualista) y el capital estatal (colectivista). En consecuencia, se abre espacio para alianzas tácticas con el capital industrial, medio, nacional, estatal.

Analistas de izquierda, como Renato Janine Ribeiro, Ruy Fausto y otros, llaman la atención sobre la propuesta de reforma tributaria. En Brasil, no hay impuesto sobre las ganancias y dividendos de los accionistas como personas físicas. Según el líder del Movimiento de Trabajadores sin Hogar, Guilherme Boulos (2017), la izquierda debe estar unida para proponer “una democratización del sistema tributario en el país”.[ii]

* Francisco Pereira de Farias es profesora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Piauí e investigadora posdoctoral de la Unicamp. Autor, entre otros libros, de Reflexiones sobre la teoría política de los jóvenes Poulantzas (1968-1974) (Ed. Lutas anticapital).

 

referencia


BOFF, C. Teología y práctica: teología de lo político y sus mediaciones🇧🇷 Petrópolis: Voces, 1978.

BOULOS, G. “Por una nueva pedagogía de izquierda”. In: FORNAZIERI, A. & MUANIS, C. (eds.). La crisis de la izquierda. Río de Janeiro: Civilização Brasileira, 2017.

FAUSTO, R. caminos dejados: elementos para una reconstrucción. São Paulo: Compañía de las Letras, 2017

HORKHEIMER, M. Teoría tradicional y teoría crítica. En: HORKHEIMER, M.; ADORNO, T. (Org.). Textos elegidos. São Paulo: Cultural Abril, 1983.

LEVI-STRAUSS, C. Raza e historia. In: Antropología estructural deux. París: Plon, 1996.

MARX, K. El capital: crítica de la economía política. vol. 1. São Paulo: Cultural Abril, 1983.

MERTON, R. La ciencia y la estructura social democrática. En: Ensayos de sociología de la ciencia. São Paulo: Editora 34, 2013.

 

Notas


[i] Partido de los Trabajadores. Cuaderno de Resoluciones del VI Congreso Nacional. Brasilia, junio de 2017. Disponible en http://www.pt.org.br/wp-content/uploads/2017/07/6-congresso-pt.pdf.

[ii] Este texto es parte de un artículo publicado en el libro de Marcelino Fonteles; Elmo Lima; María José Sales (eds.). La educación popular y la formación política de la clase obrera. Río de Janeiro: Quimera, 2022.

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