por LEONARDO BOFF*
Nadie puede permanecer neutral e indiferente ante esta amenaza, ya que se convertiría en cómplice de la tragedia socioecológica que podría ocurrir.
Nunca en nuestra historia hemos corrido un riesgo tan amenazante como el que estamos asumiendo con motivo de las elecciones del próximo 30 de octubre. Hay un proyecto autoritario en Brasil, con sesgo fascista que puede desmantelar nuestros bienes más preciados, culturales y naturales, como la selva amazónica y nuestra biodiversidad. Es característico del fascismo manipular y tergiversar la religión, la familia y la moral, de tal manera que contradicen directamente los valores predicados por Jesús y amados por Dios, siempre mencionados por estas personas fanáticas que lo tienen en sus labios, pero no en sus corazones. En este nefasto proyecto prevalecen los odios, la mentira y la división, producidos en el seno de las familias y en el círculo de amistades. Ha permitido la compra de miles de armas, exalta la tortura y propone eliminar a los opositores.
Se presenta otro, el proyecto de un Brasil democrático, asumido por un frente amplio y democrático, que, consciente del riesgo inminente, unió partidos, antes opuestos, personalidades de la ciencia, las artes, la religión y líderes populares. Este proyecto para Brasil se basa en la democracia, las libertades, el respeto por los derechos humanos y la naturaleza. Da centralidad a la vida, comenzando por los 33 millones hambrientos y cerca de 100 millones con insuficiencia alimentaria. A pesar de una economía neoliberal concentradora y en bancarrota, se busca generar oportunidades de trabajo, cuidar la salud, la educación, la cultura, la seguridad y el ocio para todos.
Nadie puede permanecer neutral e indiferente ante esta amenaza, ya que se convertiría en cómplice de la tragedia socioecológica que podría ocurrir. Se trata de la supervivencia del país como nación, evitando la regresión a la pura y simple barbarie.
Confiamos en el sentido común de los votantes en la decisión por el proyecto más esperanzador. Contamos también con Dios, el “amante apasionado de la vida” como dicen las Escrituras, y con la patrona de Brasil, la negra Nossa Senhora Aparecida.
Nada supera la fuerza intrínseca del amor y el cuidado mutuo y de la Madre Tierra. La capacidad de discernimiento y el sentido común de nuestro pueblo lo harán elegir el mejor proyecto de Brasil y garantizar un futuro promisorio para todos, en el compromiso con la justicia social, la paz y la celebración gozosa de la vida.
*Leonardo Boff, ecologista, filósofa y escritora, es miembro de la Comisión Internacional de la Carta de la Tierra. Autor, entre otros libros, de Brasil: completar la refundación o ampliar la dependencia (Vozes).
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