Bolsa Família, Renta Básica y autonomía territorial

Imagen: Hmailton Grimaldi
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por NILCE ARAVECCHIA, LARYSSA KRUGER DE COSTA & RODRIGO TONETO*

Un programa de Renta Básica Universal debe pensarse como una puerta de entrada a una vida más autónoma

La crisis sanitaria ha movilizado a economistas de distintas orientaciones en defensa de la Renta Básica. Pero es evidente la disputa por los significados del término, que se materializa tanto en las concepciones en torno al diseño que llegaría a tener la política, como en las luchas esencialmente políticas. Presentamos aquí una reflexión sobre la RBU a partir del legado de los gobiernos del PT en Brasil con respecto al Programa Bolsa Família y el reconocimiento de las nuevas condiciones del mercado laboral, afectado tanto por la crisis económica como por las reformas con carácter fiscal. Carácter restrictivo y de restricción de derechos. Partimos de la preocupación de que, en un contexto de predominio de formas de vida urbanas, la Renta Básica, desligada de bases territoriales, puede implicar la reproducción de más desigualdad. O al menos, dar como resultado soluciones que se adaptan menos a las necesidades locales y, por lo tanto, no alcanzan los resultados potenciales.

En ese sentido, se hace ineludible recuperar el papel de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (2002-2016) en la implementación escalonada de políticas redistributivas, entre las que destaca Bolsa Família. También buscamos una aproximación que vemos necesaria, una mirada a la explotación de los trabajadores a partir de la división racial y sexual del trabajo y su relación con la insostenibilidad del patrón depredador de ocupación urbana. La reflexión busca convergencias entre las luchas, lo que puede sugerir la implementación de programas de redistribución del ingreso más integrados a las necesidades de cada territorio.

Desde la década de 1980, el trabajo reproductivo se ha reorganizado sobre la base del mercado en las economías de los países ricos. Silvia Federici llama la atención sobre este proceso, que en el Norte Global transfirió parte de las tareas del hogar a mujeres inmigrantes del Sur, planteando un nuevo interrogante para la lucha feminista. La computadora ingresó al mundo doméstico, pero la automatización no alcanzó las actividades necesarias para la reproducción. Al ser desvalorizado y entendido como un asunto privado y responsabilidad de las mujeres, el trabajo reproductivo generó nuevas cadenas de vulnerabilidad social y económica. Comercializada, se desplazó a las más pobres, que trabajan como empleadas domésticas o cuidadoras, promoviendo capas superpuestas de desigualdades entre las mujeres.[i].

Esta lógica se intensificó con la pandemia provocada por el virus Covid-19, que vino a producir una crisis económica sin precedentes, y a nivel mundial, pero con mayor intensidad en países sometidos a ajustes económicos que promueven recortes en los servicios sociales, se presenta nuevamente como un proceso reproductivo. crisis laboral Las mujeres pobres se enfrentan a un trágico dilema: ¿continúan trabajando y se exponen a la enfermedad, o se quedan en casa y se exponen a la miseria? El contexto suscitó una nueva reflexión.

El análisis de Silvia Federici, que parte de una perspectiva de género para comprender las dinámicas geopolíticas internacionales de la explotación laboral, puede ser válido para contextos nacionales, especialmente metropolitanos e intraurbanos. ¿Qué significa para miles de mujeres viajar todos los días, muchas durante muchos kilómetros, para realizar trabajos domésticos mal pagados y en gran parte precarios?

Según datos de la PNAD (Encuesta Nacional por Muestreo de Hogares)[ii], hay más de seis millones de trabajadoras domésticas en Brasil, en su mayoría mujeres negras, pobres, con baja educación. En este universo se deben incluir más de cuatro millones que trabajan informalmente, situación que crece a un ritmo mayor que el ingreso de personas a este mercado. Cabe considerar que, en un contexto de crisis económica, el servicio de “jornaleros” se presenta muchas veces como la única alternativa de sobrevivencia, realidad de muchas mujeres pobres, y más aún de las madres solteras.

Las actividades domésticas mal pagadas en la casa extraña, los largos viajes, la vivienda precaria, la delegación, muchas veces involuntaria, por parte de las mujeres pobres del cuidado de sus propios hijos a terceros, aseguran la reproducción de la clase media trabajadora asalariada. Mientras tanto, los empleados con salarios más altos disfrutan de buenas condiciones de vida y tienen salarios suficientes para acceder a servicios privados de educación y salud. Tales distinciones, producidas por el sistema, promueven divisiones entre los propios trabajadores y trabajadoras.

La situación del saqueo[iii] a la que se ven sometidas tantas mujeres, quedó abierta de par en par en la crisis sanitaria, cuando muchas se vieron obligadas por sus contratistas a continuar los trayectos. Expuestas al virus en la primera hora, las trabajadoras del hogar en los hogares de personas que regresan de viajes internacionales, fueron de las primeras víctimas del Covid-19[iv]. Si el virus no distingue a los seres humanos, la desigualdad con la que se propaga la enfermedad da fe de las condiciones de injusticia en el país. La necesidad de trabajar para sobrevivir, la exposición al transporte público, las condiciones habitacionales desfavorables de los más pobres y la falta de saneamiento básico en muchos barrios -un obstáculo para la adopción de hábitos de higiene, tan simples como indispensables-, son elementos que cruzados explican las mayores tasas de mortalidad en los barrios donde los trabajadores, por su ubicación y condiciones de vivienda, estaban más expuestos a la propagación de la enfermedad[V].

Brasil figura en las noticias internacionales como un contraejemplo en el manejo de la crisis sanitaria. Sin la adopción de fuertes medidas de aislamiento, inmersos en una crisis política en la que el propio Presidente de la República optó por posiciones negacionistas frente a la comunidad médica y científica, yendo en contra de todas las recomendaciones de una coordinación federativa de acciones para combatir con mayor eficacia la propagación de la enfermedad. , y los medios para su tratamiento. El país vive la tragedia diaria de contar sus muertos, en niveles tanto esperados como inaceptables.

Al mismo tiempo, la crisis económica y la profundización de una agenda de ajuste fiscal desde 2016, hicieron avanzar la precariedad del trabajo en Brasil, y surgió una nueva categoría de trabajador en el paisaje de las grandes ciudades. La figura del repartidor, antes identificado como “motoboy” por utilizar motocicletas como medio de transporte, fue incrementada por ciclistas que literalmente cargan a la espalda la reproducción de los trabajadores formales. La demanda de servicios a través de aplicaciones de internet aumenta la situación de explotación de estos sujetos gestionados por sistemas digitales de empresas que eluden vínculos laborales basados ​​en nuevas tecnologías. Con el fenómeno de la pandemia, la mayor adhesión de la clase media al aislamiento social anticipó la expansión del llamado “home office”, que se había ido adoptando lentamente con la expansión de la automatización y los procesos digitales.

Los trabajadores de los servicios de reparto, ya expuestos al tráfico violento, también comenzaron a sufrir exposición al virus, pues las empresas no ofrecen equipos de protección ni espacios para el descanso y adopción de medidas de higiene. La bajísima remuneración de este trabajo crea una cruel paradoja: cuanto más necesario y demandado, más sometido a explotación. La ausencia de una relación laboral con las empresas hace que parte de la responsabilidad de la baja remuneración de los repartidores se traslade al consumidor, a través de la “propina”. La apelación a la caridad y la benevolencia es complementaria a la evidente privación de derechos.

El término “uberización del trabajo” ha sido utilizado para caracterizar la impersonalidad en formas de explotación, cuya lógica invade indistintamente innumerables profesiones. Pero la generalización genera una nueva invisibilidad sobre el trabajo que exige mayor esfuerzo de los cuerpos, el necesario para la reproducción y menos susceptible a los procesos de automatización, sobre los que recaen las formas más duras de explotación. Se ve que los procesos de automatización se utilizan de dos maneras. En la llamada dimensión productiva, restan esfuerzo físico, pero en el contexto del mundo reproductivo su uso es únicamente para invisibilizar el esfuerzo corporal, que hasta ahora ha demostrado no ser totalmente automatizable, y cada vez más promocionado con argumentos de marketing. , ahora a través de apps. En este proceso, si el trabajo reproductivo lo realizaban mayoritariamente las mujeres pobres, la masa de desocupados producida por los ajustes neoliberales transfiere parte de este lastre a otras redes de explotación. El caso de los correos es paradigmático. La condición a la que son sometidas en este servicio también expone la división racial del trabajo, que perpetúa las condiciones más explotadoras de la población pobre y, en su mayoría, de raza negra, en este caso, hombres.

Este hallazgo abre una perspectiva crítica sobre la conducción de las políticas públicas, que se han desarrollado a un ritmo por debajo de las necesidades sociales. Los avances en su implementación tienden a garantizar de manera más inmediata el funcionamiento de la llamada sociedad productiva del trabajo, avanzando sólo más lentamente en la perspectiva amplia de los derechos. Los servicios públicos fueron los primeros en sufrir los ajustes neoliberales que tienden a reducir su alcance. El transporte público de baja calidad e insuficiente, por ejemplo, es una de las formas de explotación más naturalizadas y, por tanto, invisibles. Los medios que operan por encima de su capacidad aún garantizan ganancias en los grandes viajes de ida y vuelta, en los que la dimensión expoliadora de la reproducción se convierte en más acumulación de capital, desconociendo estándares mínimos de seguridad y comodidad para los trabajadores.

Lo mismo sucede con la falta de vacantes en los jardines de infancia. Cuando se trata de cuidado infantil, nuevamente el costo recae sobre las mujeres y más aún sobre las madres solteras. Trabajadoras del hogar, cuidadoras o auxiliares en diversos trabajos con salarios mínimos, cuenta propia vendedoras de productos industrializados, realizan al mismo tiempo labores reproductivas y de cuidado de familiares en sus propios hogares, lo que se ha intensificado durante la pandemia. Esta mano de obra es absolutamente imprescindible para mantener los niveles de acumulación. Para que se produzcan transformaciones estructurales es necesario darles visibilidad, de modo que las políticas públicas se implementen con el objetivo de satisfacer las necesidades humanas, y no de alimentar esa misma acumulación.

Por tanto, entendemos que es fundamental pensar la Renta Básica, no como una simple acción redistributiva en sentido macroeconómico, sino a partir del reconocimiento del trabajo reproductivo como base del proceso de explotación capitalista. Un medio para construir la autonomía de los cuerpos explotados y alienados de su propia condición. Lo que, a su vez, puede ser visto como uno de los logros asociados al Programa Bolsa Família (PBF).

Como es sabido, Bolsa Família es un programa de beneficios enfocado a familias pobres y extremadamente pobres, diseñado con condicionalidades en las áreas de educación y salud. Con origen en la unificación de programas de menor escala, como Bolsa Escola y Bolsa Comida, creados durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, el PBF, creado en 2004, ganó relevancia y escala progresiva y nacional a partir de los gobiernos del PT.

Sirviendo a aproximadamente 13 millones de familias en todo el país ya un bajo costo, el programa ya ha sido evaluado desde varios aspectos. Estas evaluaciones arrojan resultados muy positivos, por lo que actualmente existe una consolidación de estos análisis y un relativo consenso sobre su éxito.[VI].

Estudio de evaluación del programa[Vii] sugiere que los municipios que más crecieron en PIB e ingreso per cápita fueron los que recibieron más recursos de los programas de transferencias sociales de ingresos. En estos municipios también hubo una mayor reducción de la pobreza y la desigualdad de ingresos. El artículo, que presenta un análisis de panel de municipios entre 2004 y 2010, controlado tanto por efectos fijos como por tendencias específicas de cada municipio, señala que el PBF se relaciona positivamente con un aumento del PIB y del ingreso per cápita municipal, incluso después de estos control S.

El PPD también afecta positivamente la asistencia escolar a través de condicionalidades, teniendo efectos positivos en el aumento de la escolaridad y contribuyendo a la reducción del trabajo infantil.[Viii] Otro estudio[Ex] mostró la ausencia del llamado “efecto pereza” asociado al programa, concluyendo a partir de una muestra de más de 3 millones de personas que las posibilidades de que los beneficiarios del PPD permanezcan en el empleo son mayores que para los no beneficiarios del programa.

Es a partir de esta experiencia real, del alcance numérico que la caracterizó como política social de masas, y de los resultados económicos que impulsó en algunos territorios, que el país puede pensar en una política de transferencia de ingresos más audaz.

Las mujeres fueron las principales beneficiarias del mayor programa de transferencia de ingresos jamás implementado en Brasil, generando una autonomía sin precedentes para este segmento de la población. Además, la exigencia de condicionalidades como mantener a los niños en la escuela y tener cartilla de vacunación al día, a través del programa, arroja luz sobre la dimensión reproductiva.

Al mismo tiempo, el enfoque en garantizar lo mínimo necesario para la supervivencia colocó a la vida humana como principio básico de la política pública. En ese sentido, el programa, así como las políticas de salud universalizadas a través del fortalecimiento del SUS, invierten la lógica del sistema e impulsan la economía a partir de las necesidades más inmediatas del ser humano.

La contrapartida de cuidado de los hijos que exige Bolsa Família, por un lado, aumenta las responsabilidades de las mujeres, da visibilidad y valoriza el trabajo de cuidado. A medio y largo plazo, esto podría significar una transformación respecto a la atribución exclusiva de estos trabajos a las mujeres, impuesta por una sociedad estructuralmente sexista y misógina.

La transformación cultural aún se da por la importancia que tuvo el programa en la vida de las mujeres pobres, quienes manejan solas el hogar, pues el reconocimiento de sus roles amplía el concepto mismo de familia, que en el ámbito institucional ya no se restringe a el padre, el formato de la madre y los hijos).

Bolsa Família también representó una importante fuente de dinamismo para las economías locales. Junto con la valorización del salario mínimo y los beneficios vinculados a él, el programa llevó actividades económicas y posibilidades de ingreso a territorios antes marcados por la escasez y la pobreza. Parte de este dinamismo se verifica por el expresivo efecto multiplicador del PBF y otros beneficios sociales. Por ejemplo, una investigación de Marina Sanches, del departamento de economía de la FEA/USP, encuentra que el efecto multiplicador de los beneficios sociales llega a 1,9, y es aún mayor en tiempos de crisis. Es decir, por cada R$ 1,00 gastado en pensiones, el Beneficio Continuo en Efectivo (BPC), Bolsa Família, se generan R$ 1,90 de producto[X]. Estos programas, si se vinculan a formas de tributación más progresivas, pueden ser una base sólida para la sostenibilidad de un sistema de Renta Básica universal[Xi].

En manos de la población más pobre, el dinero circula y transforma las dinámicas locales, ampliando la producción, los ingresos y el empleo. De esta forma, la implementación de los programas de transferencia de ingresos tiene un impacto notorio en el territorio beneficiado y demuestra que se pueden pensar desde los municipios.

En ese sentido, si el PBF había ampliado el concepto mismo de familia llegando masivamente a las familias encabezadas por mujeres, la experiencia de Maricá, en Río de Janeiro, vino a demostrar la posibilidad de ampliar la autonomía económica de los municipios. La experiencia ha demostrado que los programas de transferencia de ingresos, si se integran con políticas de promoción de la economía solidaria, la agricultura urbana y periurbana, la educación y diversas manifestaciones culturales, pueden significar la aproximación entre el trabajo productivo y el trabajo reproductivo, generando cambios significativos en la estructura familiar. y en los roles de género convencionales en la estructura productiva tradicional.

Comprender los impactos territoriales del PBF llevó a la administración del PT en Maricá a implementar formas de integración entre la política de ingresos mínimos y el establecimiento de una moneda local, la Mumbuca, que debe ser utilizada en la ciudad o en establecimientos acreditados en la región. El alto potencial multiplicador de estos programas, estimulado por el hecho de que tiene menos sentido ahorrar en Mumbuca, estableció una red comercial y productiva que hacen de Maricá un ejemplo internacional. Además, la alta circulación de la moneda social y la limitación regional de su uso reducen el costo fiscal de la política de Renta Mínima, frente a lo que sería si la renta se pagara en reales. Municipio se destacó por superar la crisis económica producto de la pandemia del Covid-19[Xii].

Las posibilidades que abren experiencias como esta apuntan hacia transformaciones estructurales de las realidades locales a partir de un dinamismo económico que tiene como origen la garantía del ingreso. La expansión de la actividad económica y los cambios sociales más profundos entran en un círculo virtuoso de retroalimentación en el que la mejora de las condiciones materiales abre el camino para la autonomía moral, económica y política de los sujetos y especialmente de las mujeres beneficiadas, como Walquiria Leão Rego y Alessandro Pinzani, ya había observado en el caso del PBF[Xiii].

En Maricá, las costureras de los complejos Minha Casa, Minha Vida, beneficiarias del programa de transferencia, venden sus productos a otros beneficiarios a cambio de alimentos producidos en el territorio, estableciendo redes y vínculos económicos y solidarios. Con base en la política pública, los grupos familiares, en sus diversas composiciones, tienen garantizados los derechos de ingreso y ampliadas las posibilidades de empleo. Esta transformación permite también una reestructuración del propio espacio familiar, donde hay más tiempo para el cuidado y el afecto, menos inseguridades sobre el futuro y más integración con la comunidad.

Y, a nivel municipal, para cambios de carácter estructural, la implantación de la renta básica necesita una fuente de financiación continua. El Impuesto Predial y de Terrenos Urbanos (IPTU), aplicado progresivamente para gravar a los grandes propietarios urbanos, parece ser el instrumento idóneo para financiar un sistema de transferencia de ingresos sobre bases sostenibles, incidiendo directamente en las desigualdades[Xiv], ya que la valoración de las propiedades socialmente constituidas a lo largo del proceso de urbanización se trasladaría a la reproducción de los trabajadores. Un programa de ingresos que no se articula a las cuestiones territoriales no afecta directamente las desigualdades de ubicación históricamente cristalizadas o incluso las agudiza, si no prevé un retorno económico al municipio y formas de financiación continuadas y sostenibles, desplazando sólo temporalmente a una parte de la población. presupuesto que no se reajustaría.

Así, los programas que contemplan la Renta Básica Universal desde una perspectiva estrictamente económica en forma de seguro de renta, o impuesto a la renta negativo, limitan el alcance que este tipo de iniciativas son capaces de tener. Desde un punto de vista aún más liberal, si se vincula a la reducción y privatización de los servicios públicos, la RBU tiende a consolidar la reproducción sobre una base de mercado, implementándose en la lógica del bono de acceso a los servicios básicos[Xv]. Finalmente, entendido como un reemplazo del trabajo productivo frente a los procesos de automatización, por ejemplo, el instrumento termina admitiendo el propio cuerpo como mercancía, y restringe la dignidad humana a una relación de consumo.

Por el contrario, procesos que entiendan un programa de Renta Básica Universal como puerta de entrada a una vida más autónoma, y ​​no a una situación de pobreza, son capaces de transformar estructuralmente las economías locales y las relaciones de producción mercantil y reproducción de la vida. La atomización de la existencia como fenómeno estrictamente privado y la precariedad de las relaciones de cuidado y reproducción acentuadas por la pandemia exigen una transformación que lleve los lazos colectivos a los hogares y la reproducción de la vida a los espacios públicos, conjugando una transformación del ámbito doméstico con una dinamización de la los territorios

La experiencia de Bolsa Família, por lo tanto, al ir más allá de lo que se proponía como el objetivo más inmediato, planteó nuevas posibilidades y también nuevos desafíos para que un programa de transferencia de renta sea más que eso, y se constituya a partir de transformaciones más estructurales .

*Nilce Aravecchia es arquitecto y urbanista, profesor de la FAU USP, autor de Estado, arquitectura y desarrollo, la acción habitacional en Iapi (FapUnifesp).

*Laryssa Kruger Costa Licenciatura en Políticas Públicas por la CADA USP y Maestría en Arquitectura y Urbanismo por la FAU USP.

*Rodrigo Toneto tiene una maestría en economía de la FEA USP.

 

Notas


[i]FEDERICI, Silvia. El Punto Cero de la Revolución. São Paulo, Editora Elefante, 2019, págs. 222-232.

[ii]NÚMERO de empleos domésticos en el país rompe récord. El Estado de São Paulo, São Paulo, 30 de enero de 2020.

[iii]En términos de Lucio Kowarick en: KOWARICK. Lucio. el despojo urbano. São Paulo, Paz y Tierra, 1979.

[iv]MELO, María Luisa de. La primera víctima de RJ fue una trabajadora doméstica y contrajo el coronavirus de su jefe en Leblon. Noticias UOL, São Paulo, 19 de mayo de 2020. Disponible en: https://noticias.uol.com.br/saude/ultimas-noticias/redacao/2020/03/19/primeira-vitima-do-rj-era-domestica-e-pegou-coronavirus-da-patroa.htm, consultado el: 20 de agosto de 2020.

[V]En el caso de la ciudad de São Paulo, hay un mayor número de muertes por Covid-19 en los barrios con mayor concentración de favelas y viviendas. MARINS, Carolina; PESSOA, Gabriela S. Barrios con favelas y viviendas concentran más muertes por Covid-19 en São Paulo. Noticias de UOL, 5 de mayo de 2020. Disponible en: https://noticias.uol.com.br/saude/ultimas-noticias/redacao/2020/05/05/areas-com-favelas-e-corticos-registram-mais-mortes-por-e-covid-19-em-sp.htm

[VI]SOUZA, Pedro HG Ferreira de; OSORIO, Rafael Guerrero; PAIVA, Luis Enrique; SOARES, Serguéi. “Los Efectos del Programa Bolsa Família sobre la Pobreza y la Desigualdad: Una Revisión de los Primeros Quince Años”. Texto para Discusión Ipea, Brasilia, n. 2499, agosto. 2019. Disponible en: Consultado el: 28 de mayo de 2020

[Vii]DENES, William; KOMATSU, Bruno Kawaoka; MENEZES-FILHO, Naercio. Una evaluación de los impactos macroeconómicos y sociales de los programas de transferencia de ingresos en los municipios brasileños. Revista Brasileña de Economía, v. 72, núm. 3, pág. 292-312, 2018.

[Viii]CHITOLINA, Lia et al. El impacto de la expansión del programa Bolsa Família en la asistencia escolar. 2013.

[Ex]SANTOS, Danilo Braun et al. Los efectos del Programa Bolsa Família en la duración del empleo formal de personas de bajos ingresos. Revista de Administración Pública, v. 51, n. 5, pág. 708-733, 2017.

[X]SANCHES, Marina. Política fiscal y dinámica del producto: un análisis basado en multiplicadores fiscales en Brasil. São Paulo: FEA-USP, 2000. Disertación (Maestría en Economía).

[Xi]CARVALHO, Laura. Qué hay detrás de las diferentes propuestas de Renta Básica. Diario Nexo, 11 de junio. 2020. Disponible en: https://www.nexojornal.com.br/colunistas/2020/O-que-est%C3%A1-por-tr%C3%A1s-das-diferentes-propostas-de-renda-b%C3%A1sica. Acceso 8, nov. 2020.

[Xii]BETIN, Felipe. Maricá, en Río, preserva empleos y negocios en la pandemia y coloca la renta básica en el centro del debate. El País, 19 de julio. 2020. Disponible: https://brasil.elpais.com/sociedade/2020-07-19/marica-no-rio-preserva-empregos-e-negocios-na-pandemia-e-coloca-a-renda-basica-no-centro-do-debate.html. Consultado el: 8 de noviembre de 2020.

[Xiii]REGO, Walquiria León; PINZANI, Alejandro. Voces de Bolsa Familia. São Paulo, Edunesp, 2013.

[Xiv]EL ESTADO DE S. PAULO/ Estadão Data. 13/08/2016. “El 1% de los propietarios responde por el 45% del valor inmobiliario de São Paulo”. Disponible en: http://www.estadao. com.br/noticias/geral,1-dos-donos-de-imoveis-concentra-45-do-valor-imobiliario-de-sao-paulo,10000069287. Consultado el 8 de noviembre de 2020.

[Xv]CARVALHO, Laura. Qué hay detrás de las diferentes propuestas de Renta Básica. Diario Nexo, 11 de junio. 2020. Disponible en: https://www.nexojornal.com.br/colunistas/2020/O-que-est%C3%A1-por-tr%C3%A1s-das-diferentes-propostas-de-renda-b%C3%A1sica. Acceso 8, nov. 2020.

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