por WALNICE NOGUEIRA GALVÃO*
Comentario sobre la película dirigida por Guto Barra y Tatiana Issa.
Dos directores brasileños, Guto Barra y Tatiana Issa, tuvieron la buena idea de filmar Bertha Lutz: la mujer en la Carta de la ONU. Las cámaras siguen a dos investigadores veinteañeros, uno argelino y otro noruego, mientras encuentran documentación en Londres que los llevó a “descubrir” a Bertha Lutz. La científica brasileña, además de bióloga y directora del Museo Nacional, también fue sufragista y fundadora de una asociación feminista pionera, con sede en Río de Janeiro, ya en 20.
Delegada de Brasil, Bertha Lutz participó de las reuniones que crearon la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, en San Francisco, al final de la Segunda Guerra Mundial. La película muestra el papel relevante que desempeñó al exigir que la igualdad de la mujer figurara en la Carta de la ONU. De los 850 delegados, solo 8 eran mujeres, pero insistió en que los derechos de la mujer deberían mencionarse por separado. Y que, como ha demostrado la experiencia, al hablar de derechos “humanos” se llegaba a entender que pertenecían sólo a los hombres y tampoco a las mujeres. Otras delegadas le dijeron que dejara de apelar a argumentos feministas, que era un comportamiento vulgar…. Luego, después de mucha lucha y mucha discusión, logró imponer su punto de vista y las mujeres aparecen separadas en la Carta, con paridad de derechos explícita.
Pero las cosas no se detuvieron ahí. La película muestra cómo Bertha fue posteriormente borrada de la memoria de la ONU, atribuyéndose este momento crucial en la lucha por la emancipación a los estadounidenses y británicos, que en ese momento estaban en contra de lo que ella quería imponer. Las posiciones de avanzada provenían del Hemisferio Sur y eran contradichas sistemáticamente por el Hemisferio Norte, prevaleciendo la política imperialista.
Su actualización aumenta el interés de la película, con el foco narrativo centrado en el presente, es decir, en los dos investigadores y su Camino de la Cruz por Ginebra, Nueva York, Brasilia y Río de Janeiro, tratando de corregir el error histórico y rehabilitar a Bertha. A nadie le importa lo más mínimo, ni en la ONU ni en la diplomacia brasileña, todos escudados en charlas agradables y absolutamente inoperantes, todos entrenados para engañar a los demás con promesas vacías, que no pretenden cumplir.
Los dos investigadores se asombran al no encontrar en ninguna parte una mención especial de su nombre, un busto, incluso un retrato, en esa inmensidad de representaciones masculinas. Pero todos responden que hay muchos ilustres, que no sería posible contemplar a todos, etc. Tienen un objetivo práctico: corregir el sitio web de la ONU, que muestra a cuatro mujeres (la brasileña, la dominicana, la china y la estadounidense) firmando la Carta de la ONU.
Por si fuera poco, la estadounidense es quien se pronunció en contra de la inclusión de vulgaridades feministas... Y el sitio incluso tiene una fotografía enorme de Eleanor Roosevelt, esposa del presidente estadounidense FD Roosevelt, sosteniendo la Carta, como si ella fueron su autor – y ella ni siquiera estuvo en la Conferencia de San Francisco. Así, el imperialismo estaba usurpando la gran trayectoria militante de Bertha y atribuyendo sus logros a los estadounidenses.
Los dos investigadores deambulan durante tres años sin convencer a nadie. Sin embargo, sus esfuerzos tuvieron un final feliz. A raíz de movimientos como Yo también (Yo también y Se acabó el tiempo (Ahora llega), logró que el desempeño crucial de Bertha fuera reconocido, aunque a regañadientes y en pequeña medida, tanto por la ONU como por Brasil.
Por cierto, es con gran pesar que vemos a los dos investigando la colección de Bertha legada al Museo Nacional, para luego ver imágenes del incendio criminal de nuestro museo principal, en el que se muestra toda esta colección, y la importancia de esta persona extraordinaria. , fue reducido a cenizas, junto con los tesoros almacenados allí.
Hacen falta más películas que muestren mujeres que sirvan de modelo a las nuevas generaciones, mujeres que fueron invisibilizadas en la memoria colectiva por acciones deliberadas de silenciamiento, como ocurre con tantas de ellas en diversos sectores de la vida cultural y política del país. Una vez más, parece que la obra corrosiva del patriarcado, y más aún cuando es reforzada por el imperialismo, logra usurpar la militancia de las mujeres incluso a posteriori.
*Walnice Nogueira Galvão es profesor emérito de la FFLCH de la USP. Autor, entre otros libros, de leyendo y releyendo (Senac/Oro sobre azul).
referencia
Bertha Lutz: La mujer en la Carta de la ONU
Brasil, documental, 2020.
Dirigida por: Guto Barra y Tatiana Issa.
Disponible en la plataforma de transmisión HBO GO