¡Suficiente!

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por MARGARIDA BULHÕES PEREIRA GENEVOIS, JOSÉ CARLOS DÍAS & PAULO SERGIO PINHEIRO*

El presidente Jair M. Bolsonaro claramente ha cometido varios delitos comunes y delitos de responsabilidad.

Desde que asumió el cargo, el presidente Jair Bolsonaro ha violado repetidamente su juramento de preservar, proteger y defender la Constitución de Brasil. Como si no fuera suficiente su obsesión por subvertir el orden democrático y las reglas básicas del estado de derecho, el presidente ha descuidado sus responsabilidades políticas y jurídicas frente a la pandemia de la Covid-19, contribuyendo, con sus acciones y omisiones, a la enfermedad. de millones de brasileños y por la muerte, hasta el momento presente, de más de 215 mil personas.

El presidente Bolsonaro se ha esforzado desde el inicio de su gobierno por profundizar la polarización política, dividiendo al país entre amigos y enemigos. Con una retórica truculenta, basada en el ensañamiento con los más vulnerables, en el racismo, en el oscurantismo y en la exaltación de la violencia, las armas y la dictadura, arremete cotidianamente contra los pilares fundamentales de nuestra República, tal como lo establece el artículo 1 de la Constitución.

El presidente no ha escatimado esfuerzos para desestabilizar nuestras instituciones. Participó en actos y promovió grupos que abogan por la clausura del Congreso Nacional y del Supremo Tribunal Federal, lo que constituye un delito de responsabilidad previsto en el artículo 6, 1 y 5, de la Ley 10.079, de 1950. Igualmente graves han sido sus insidiosas manifestaciones que inciten a la animosidad entre las clases armadas y las instituciones civiles, que constituyen otro delito de responsabilidad, previsto en el artículo 7, 8, de la Ley 10.079, de 1950.

El presidente Bolsonaro también viene subvirtiendo la Constitución a través de nombramientos incompatibles con las funciones a ejercer, dictando decretos, reglamentos y actos administrativos e intimidando a los funcionarios públicos. Esta estrategia para frustrar la voluntad constitucional se manifiesta en las políticas ambiental, indígena, de control de armas, de derechos humanos, educativa, cultural, de seguridad pública y de inteligencia.

La instrumentalización del aparato de seguridad para atender los intereses personales del Presidente, así como la bochornosa omisión del Fiscal General de la República de investigar delitos comunes atribuidos al Presidente de la República, también apuntan a este grave proceso de erosión de nuestras instituciones.

Como resultado de una política exterior desastrosa, refractaria a la cooperación internacional, los derechos humanos y el medio ambiente, Brasil se ha ido colocando en una posición de verdadero paria internacional. Esto tiene graves consecuencias para nuestra economía y daños catastróficos para hacer frente a la pandemia. El retraso en la obtención de vacunas es resultado directo de la desastrosa política internacional liderada por Jair Bolsonaro y sus asistentes.

Al descuidar sistemáticamente la gravedad de la pandemia; promover las aglomeraciones; desprecien e incumplan las medidas preventivas que determinen las autoridades sanitarias; boicotear la producción y adquisición de la vacuna; desacreditar las propias vacunas; determinar la fabricación, distribución y tratamiento mediante un fármaco de probada ineficacia para combatir o prevenir el Covid-19; así como al no realizar todos los esfuerzos financieros y logísticos para garantizar la atención de emergencia de los enfermos, el presidente Bolsonaro ha incurrido claramente en varios delitos comunes y de responsabilidad, como los previstos en los artículos 132 y 268 del Código Penal, artículo 85, el inciso III, de la Constitución Federal, y el 7°, 9, de la Ley 10.079, de 1950.

Como ya habíamos señalado en nota pública de la Comisión Arns, con fecha 19 de mayo de 2020, Jair Bolsonaro perdió las condiciones mínimas para ejercer legítimamente el mandato presidencial que le correspondía, por incapacidad absoluta, vocación autoritaria, insubordinación constitucional y amenaza constante a la democracia y la vida de las personas. Desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar.

Por estas razones, la Comisión Arns hace un llamado a todos los verdaderamente comprometidos con la democracia y el derecho a la vida: ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos, organizaciones empresariales y religiosas y, sobre todo, instituciones fundamentales de la República, como el Congreso Nacional. , el Supremo Tribunal Federal y el Ministerio Público— para que asuman su parte de responsabilidad en la defensa del régimen democrático y de la Constitución, frente a los ataques que les ha dirigido el Presidente de la República. Es necesario decir basta a esta mala gestión que ha causado tanto daño a la vida de los brasileños ya nuestra democracia.

*Margarida Bulhoes Pereira Genevois es presidente de honor de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos Dom Paulo Evaristo Arns (Comisión Arns).

* José Carlos Días es presidente de la Comisión Arns. Fue ministro de Justicia.

*Paulo Sergio Pinheiro Es profesor jubilado del Departamento de Ciencias Políticas de la USP y ex Ministro de Derechos Humanos.

Publicado originalmente en el blog de Comisión Arns.

 

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