por HENRIQUE BRAGA & MARCELO MODOLO*
Se producen cambios lingüísticos en el significado de los términos.
"¡No dejé que la basura perdiera en el vertedero!" En medio de una acalorada discusión sobre la 21ª edición de Gran Hermano Brasil, quién se robó el protagonismo era un término poco común para la mayoría de los brasileños, que, según los diccionarios, parecía haberse restringido a un pasado lejano.
“¿Qué es basculho?”, preguntó asombrada la cantante Pocah, participante del programa que, aún sin conocer el significado del término, se percató de que acababa de ser ofendida por el economista Gilberto José Nogueira Junior, quien pasó a ser más conocido como Gil do Vigor. , otro hermano de la BBB. Movida por una curiosidad lingüística similar a la de la joven, esta es la pregunta que, utilizando diversas fuentes, buscamos responder.
Los orígenes del término: género, raza y clase
Como todas las palabras en un idioma, “basculho” moldea los usos de la sociedad donde fue concebido. Revisarlos bajo esta luz no es raro; basta recordar magníficas obras como “El vocabulario de las instituciones indoeuropeas” del francés Émile Benveniste.
Pero, volviendo a nuestro término, grandes diccionarios del siglo. XIX – Antonio de MORAES Silva, Francisco Júlio CALDAS AULETE y DOMINGOS VIEIRA – ya opusieron dos usos para esta palabra, y el segundo parece haber nacido de una metaforización del primero. Moraes (1890) describe el basculho/vasculho de la siguiente manera: “Escoba, o trapo que se sujeta a un mango muy largo, para quitar polvo, telarañas, etc. de techos y paredes altas. § (Fig.) Criada casi siempre muy joven, mal alimentada, sucia ya veces desgarrada, a la que ciertas nodrizas envían a hacer las tareas más inferiores de la casa, siempre regañándolas e infligiéndoles castigos injustos”.
La divagación textual de la entrada, propia de los diccionarios antiguos, parece cruel a los ojos de hoy: la entrada permite inferir que las mujeres de clases sociales desfavorecidas no solo fueron asignadas a tareas domésticas degradantes, sino también deshumanizadas al ser confundidas con su objeto. de trabajo. . A través de un proceso metonímico surge la segunda acepción del término, según la cual basculho ya no nombra a la escoba rústica, sino a la mujer que trabaja con ella.
Además de estas acepciones del diccionario, los hablantes de Pernambuco atestiguan otras dos acepciones del término: en una de ellas, basculho es la basura misma (una posible metonimia derivada del objeto basculho) y, en otra, algo así como “una persona baja, de poco valor” (quizás por una especie de distensión semántica de basculho como “creado”).
Vale la pena recordar que, hace aproximadamente un año, se produjeron otras discusiones sobre las entradas en el debate público. En uno de ellos, la cantante Anitta cuestionaba el diccionario Oxford por registrar “jefe” como “ama de casa” y “esposa del jefe”. En otro, hubo un uso regional del término “maestro”, utilizado como “prostituta con la que los adolescentes inician su vida sexual”. En ambos casos, la fiebre se achacó al termómetro: el lexicógrafo (lingüista que prepara los diccionarios) registra las entradas; quien los hace (ya menudo aparece en ellos como en un espejo) es la sociedad misma. En el caso de “basculho”, las entradas permiten inferir una sociedad marcada por desigualdades y prejuicios de género, clase y –aparentemente– raza.
Se producen cambios lingüísticos en el significado de los términos.
No es raro que, en procesos de cambio de lengua, el significado de las palabras sea modificado por la comunidad de hablantes. Puede suceder que una nueva generación de hablantes capte un aspecto más destacado del significado, dejando a otros en un segundo plano.
El término “villano” es un ejemplo de esto: prevaleció la visión despectiva de los “pueblerinos” y la palabra, en el portugués brasileño contemporáneo, está prácticamente restringida al significado de “malhechor”. Lo más probable es que usted, el lector, nunca haya atribuido ninguna connotación inmobiliaria al término al referirse al villano de un libro, una película o una serie, lo que ciertamente no refleja ninguna insensibilidad social de su parte.
Considerando este proceso de creación de nuevos significados para las palabras, sería al menos reduccionista “cancelar” este uso de “basculho”. Sin disminuir el horror con el que se asocian los orígenes del término, no se puede exigir que todo hablante sea filólogo. Más aún: no se puede inferir del uso del término que haya una intención sexista o clasista en el hablante.
Restringido al episodio del Gran Hermano, el hablante Gil conoce el término en una etapa de cambio lingüístico en la que la connotación prejuiciosa ya no parece estar activa. Pensando en usos posteriores, inspirados en el programa (como se ve en las redes sociales después del episodio), se puede decir lo mismo: quienes adoptaron “basculho” como “alguien bajo, de poco valor” no encontraron en el término la connotación prejuiciosa. de su origen
Con esto, de ninguna manera estamos sugiriendo que se deba ignorar el origen y la historia de las palabras. En primer lugar, les recordamos que la lengua está viva y que los hablantes actúan diariamente para construir su historia, incluso en la Gran Hermano.
Diversidad lingüística y patrimonio inmaterial
A pesar de todos los interrogantes que debería suscitar la experiencia mediática inspirada en la obra de George Orwell, no deja de ser interesante cómo al menos una parte de la diversidad lingüística brasileña desfiló en la 21ª edición del llamado “realidad”. Con participantes de diferentes regiones del país, queda claro en el programa cuán imprecisa es la expresión “variedad brasileña”, como si hubiera una sola forma de hablar típica del país.
Los diversos grupos que estudian la variación lingüística en Brasil –entre ellos, destacamos la Norma Linguística Urbana Culta (NURC), el Proyecto de Historia del Portugués Brasileño (PHPB) y el Proyecto Vertentes del Portugués Popular del Estado de Bahía (Vertentes)– ya han vienen estudiando y registrando, desde hace décadas, cómo nuestra lengua portuguesa es amplia, variada y diversa. Más que eso: sus obras han sido fundamentales para demostrar que, si algo enriquece la lengua, no es simplemente el dominio de la norma estándar (indiscutiblemente importante), sino sobre todo la ampliación del conocimiento sobre nuestra valiosa diversidad lingüística.
*Henrique Santos Braga Doctor en Filología y Lengua Portuguesa por la USP.
*Marcelo Modolo es profesor de filología en la Universidad de São Paulo (USP).
Versión extendida del artículo publicado en Revista de la USP.