por GUSTAVO TORRECILHA*
Comentario a la película dirigida por Alejandro González Iñárritu
La película Bardo, falsa crónica de unas tantas verdades cuenta la historia de Silveiro Gama, un reconocido documentalista mexicano que vive en los Estados Unidos y se encuentra en conflicto consigo mismo porque siente, en cierto modo, que ha abandonado su tierra natal, lo que plantea en él varios interrogantes existenciales sobre su identidad. Aun así, en las conversaciones con los estadounidenses, también siente la obligación de defender a su país en esta relación tensa y, a veces, incluso beligerante, que ambas naciones han construido en los últimos dos siglos.
La película pretende precisamente mostrar estos conflictos internos entre el individuo y su entorno en torno a las relaciones de pertenencia a su propia nación. Es una construcción que no deja de dar la impresión a los espectadores de que el mismo Alejandro González Iñárritu comparte en cierta medida estos mismos sentimientos.
Las escenas surrealistas, que recuerdan las obras de grandes directores como Luís Buñuel y que muestran en el exterior los conflictos internos de Silverio Gama -cuya contextualización más precisa se deja para el final, cuando se revela el destino del protagonista- reflejan una mezcla de sentimientos derivadas de las consultas que le hagan él mismo y los demás. Ejemplos de ello son la participación en el programa de entrevistas de un presentador famoso en su país o las conversaciones con su propio hijo sobre su relación con su tierra natal en vísperas de recibir un premio en Estados Unidos fruto de su labor como realizador de documentales. .
La ocasión de recibir el galardón en el país en el que vive y que durante tantos años ha explorado su tierra natal (y seguirá explorando, como se ve en los titulares periodísticos que aparecen a lo largo de la película, que tratan de una supuesta adquisición por parte de Amazon de la estado mexicano de Baja California) crean el ambiente para esta crisis existencial interna frente a la objetividad externa al momento del reconocimiento de su trabajo en los Estados Unidos. Con ello, el personaje no solo cuestiona su posición política y social, sino que también recuerda relaciones personales, como en la escena en la que se encoge para hablar con su difunto padre, o en el duelo que siente por la pérdida de su hijo en el parto.
Con estas discusiones, el propio Alejandro González Iñárritu parece aportar elementos autobiográficos y hacer una autocrítica de lo que siente por su país como director exitoso y premiado en Estados Unidos. Su herencia mexicana y cosmovisión son claras en obras como Amores perros, considerada una de las principales películas de la historia del cine mexicano, pero debe parecer lejana para el propio director, dos veces ganador del Oscar, por Birdman e El regreso – o al menos eso es lo que hace reflexionar a la audiencia.
Silverio Gama es un exponente de la cultura de su país en el exterior y (posiblemente como el propio Alejandro González Iñárritu) exalta, siempre que puede, el espíritu mexicano, aunque con cierto pesar por la situación en la que se encuentra la parte menos privilegiada de su sociedad. En respuesta, tiene que escuchar, varias veces, que esa actitud conlleva cierta hipocresía, ya que ya no vive en su país de origen.
También señala las consecuencias de la Guerra México-Estadounidense, mucho más sentidas por los habitantes al sur de la frontera. Pero se enfada cuando, al aterrizar en el aeropuerto, escucha que Estados Unidos no es su hogar, al punto de iniciar una confusión, en la que sus hijos toman su dolor y reafirman el sentimiento de que Estados Unidos es su hogar. Aquí, su hija se muestra especialmente emocionada por haberle negado su condición de residente de los Estados Unidos, lo que conlleva cierta ironía, ya que a lo largo de la película había señalado varias contradicciones en la relación de Silverio con los dos países y expresado el deseo de reconectarse con tu patria
Estos conflictos internos en esta oposición entre el individuo y su exterior marcan el tono de la obra, mucho más que la linealidad de la narración con sus episodios marcados por componentes surrealistas, siendo estos elementos oníricos los que reflejan precisamente el desarrollo de las cuestiones existenciales del personaje. Se trata, por Bardo e Iñárritu, mucho más que presentar una visión del mundo que a veces puede parecer hipócrita incluso a quien la posee, es capaz de hacer que el individuo cuestione su propia identidad, hasta el punto de que los conflictos internos estallan en la exterioridad, en su propia personalidad. tragicomedia.
*Gustavo Torrecilla es candidato a doctorado en filosofía en la Universidad de São Paulo (USP).
referencia
Bardo, falsa crónica de algunas verdades
México, 2022, 159 minutos
Dirigida por: Alejandro González Iñárritu
Guión: Nicolás Giacobone
Reparto: Daniel Giménez Cacho, Griselda Siciliani
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