por VINICIUS VIEIRA PEREIRA*
Banco Mundial reconoce exitosa inversión pública en Cuba
Cuando el gobierno de los EE. UU. publica y proclama algunos datos oficiales, todo el mundo se lo cree y, en general, se emociona y aplaude. Pero cuando se da a conocer información relevante por parte de organismos oficiales en países como Cuba, por ejemplo, la respuesta es segura: “Lo dudo”, o incluso, “No puedo creer que este gobierno, al fin y al cabo, es socialista”.
Es por estas y otras razones que, con el tiempo, nuestro pueblo, que ni siquiera se considera latinoamericano, se ha acostumbrado a aplaudir únicamente los éxitos que presentan los gobiernos de Centro y Sur América cuando la información proviene de un canal “oficial”. del imperialismo mundial, sistema ZORRO, CNN, BBC y sus aliados en América Latina, como Red globo. Por lo tanto, sigamos la rutina y basémonos en documentos “serios”, “oficiales”, provenientes del establecimiento del capitalismo mundial, el informe del Banco Mundial, además de homenajear al sistema educativo cubano, nos equipa para este breve repaso.
No es nada muy reciente, al fin y al cabo el informe “Docentes excelentes: cómo mejorar el aprendizaje de los estudiantes en América Latina y el Caribe”[i] é de 2014. Mas, no momento em que o novo governo brasileiro eleito em janeiro de 2023 faz a maior ginástica para se desvencilhar da camisa de força do teto de gastos e tentar conseguir ampliar um pouquinho (bem pouco mesmo) seus gastos sociais, torna -se oportuno, e deveras útil, resgatarmos esse documento “oficial do Tio Sam”(para dar mais credibilidade) para mostrarmos, de um lado, a essencialidade da participação governamental na construção de um projeto exitoso de educação ampla, irrestrita e de qualidade para la población. Por otro lado, que la teoría económica que viene del norte tiene una dirección y una cuenta bancaria determinada.
Como sugiere el subtítulo del informe, uno de los aspectos más destacados del estudio promovido por el Banco Mundial fue la formación y calidad de los docentes. Cuestiones como el tiempo de clase, la didáctica, el uso de materiales y tecnologías, la calificación y formación del profesorado, el tiempo total de clase semanal, la motivación y el desempeño profesional, la interacción entre los organismos oficiales del gobierno y la preparación de maestrías, en fin, un abanico enorme de variables. llevó a un resultado que apunta, nada más y nada menos, a lo que ya sabíamos, es decir, que la solución pasa por el efectivo y masivo involucramiento del Estado en el área de la Educación.
Aún en el caso cubano, el estudio del Banco Mundial no sorprende a nadie que siga de cerca el éxito de la pequeña isla caribeña en indicadores sociales, pero sí al desprevenido y mal informado consumidor absoluto de los canales “oficiales” de los medios occidentales. por sorpresa. . Para disgusto de los académicos del Banco Mundial, el sistema educativo cubano es el único que se ha desprendido del resto del subcontinente y avanza, disputando su lugar con las naciones “más ricas” del mundo.
“La baja calidad promedio de los docentes latinoamericanos y caribeños es el factor limitante para el progreso de la educación en la región (…) aula (…) Ningún docente en la región hoy (quizás con la excepción de Cuba) puede ser considerado de alta calidad en comparación a nivel mundial”. (Banco Mundial, 2014)
Llama la atención la expresión “quizás”, que se repite cada vez que Cuba es la excepción en la muestra analizada. Veamos: “Ningún sistema escolar en América Latina hoy, con la excepción quizás de Cuba, está muy cerca de los altos estándares, alto talento académico, alta o al menos adecuada remuneración y gran autonomía profesional, que caracterizan a los sistemas educativos más exitosos. en el mundo (como los que se encuentran en Finlandia, Singapur, Shanghái, China, Corea, Suiza, Holanda y Canadá)” (BM, 2014).
De hecho, al Banco Mundial le molesta tener que informar sobre el éxito educativo de una pequeña isla latinoamericana que ha estado bajo un embargo económico total impuesto por los mismos Estados Unidos durante más de sesenta años. Es un inconveniente para los pleitos de Washington que una pequeña república centroamericana logre sobresalir en un aspecto tan fundamental para la formación de una nación autónoma, la educación de su pueblo. No tiene sentido para los tecnócratas del Banco Mundial que un país que todavía se basa a veces en la práctica del trueque como política de comercio internacional se alinee con los países “más desarrollados” del mundo en lo que respecta al nivel de educación de su gente.
Quizás (para usar también la supuesta duda del Banco Mundial), lo que más molesta a los investigadores del Banco Mundial es la suposición de que Cuba solo logró estos resultados con una política donde el Estado invierte fuertemente en educación pública, más del 13% del PIB del país, superando a países como Dinamarca, Nueva Zelanda y Noruega, que aparecen muy por detrás de la tierra de Fidel, según un informe del mismo Banco Mundial, 8,7, 7,4 y 6,9%,[ii] respectivamente.
Después de todo, en el documento se reconoce explícitamente la necesidad de un vínculo fuerte entre el Ministerio de Educación y el éxito en la educación pública: “Los investigadores identificaron un “vínculo fuerte” entre el Ministerio de Educación y las instituciones donde se forman los docentes. como factor en el éxito educativo de países tan dispares como Singapur y Cuba”. (BM, 2014).
Y no es solo en Educación donde analistas del Banco Mundial reconocen el éxito de la inversión pública en Cuba: “Cuba es reconocida internacionalmente por sus logros en el campo de la salud y la educación, con un servicio social que supera al de la mayoría de las naciones en proceso de de desarrollo y en ciertos sectores se compara con los países más desarrollados del mundo”.[iii]
Pero lo que más nos asusta, y aquí nos acercamos a nuestro caso, es precisamente que el Banco Mundial reconozca la preponderancia del gasto público para la producción de índices sociales de excelencia y, al mismo tiempo, recomiende la continuación de la política de techo de gasto para Brasil como “condición necesaria para garantizar la confianza de los inversores”.[iv] Como mínimo, surge una duda: ¿a servicio de quién está el Banco Mundial?
Es de todos conocido que la denominada política de topes de gasto, con vínculo establecido en el texto constitucional por la CE 95/2016, y que limita cualquier evolución del gasto de la Unión durante 20 años, autorizando únicamente la cantidad vigente en 2016 corregida para la inflación oficial, es una jabuticaba, o sea, una exclusividad brasileña. Ningún otro país del mundo se ha arriesgado a un ataque tan temerario o cruel contra las garantías sociales más básicas de su pueblo. Nadie más en el mundo, al fin y al cabo, ningún dirigente fue tan irresponsable como para hacer la mesa de la burguesía con tantas golosinas como esa, dejando como contrapartida un suicida proyecto de nación. ¡Solo Michel Temer y Jair Bolsonaro!
Construido por los primeros y ejecutado por los segundos, el techo de gasto exprimió a la nación, destruyó universidades e institutos federales de enseñanza, abandonó puestos de salud, volvió la seguridad pública en contra de los trabajadores, desechó la estructura vial del país, privatizó el saneamiento básico y la distribución de energía, acabó con los bosques y los pueblos originarios, permitió el avance de la minería ilegal y la respuesta siempre ha sido la misma desde entonces: “¡no podemos gastarlo!”. ¿No podemos realmente?
El Banco Mundial, tan asertivo en su máxima teórica de que el gasto público genera equidad y protección para los pobres,[V] ocupa dos de los primeros capítulos de su informe de 2017, elaborado a pedido del gobierno brasileño con el objetivo de evaluar la eficiencia del gasto público en el país, para atacar, sin vergüenza alguna, los gastos de seguridad social y los gastos con la nómina del Estado como grandes enemigos de la eficiencia. Siempre recomendando “gastar mejor, no más”, los investigadores apuntan una solución estratégica al final del estudio: mejorar las políticas de apoyo al sector privado, ya que estos, según el banco, “retornan a la sociedad”.
Si a alguien se le ocurrió una recomendación para reducir el pago de intereses de la deuda pública, compromiso que consumió el 46,3% de los ingresos federales en 2022,[VI] o al menos bajar un poco las tasas de interés de los bonos del gobierno (Brasil tiene una de las tasas de interés más altas del mundo) para canalizar inversiones hacia áreas sociales, puede salvar el día, como se ha dicho durante mucho tiempo en nuestro país. Ese no es el papel del Banco Mundial. El papel de esta institución es, sin duda, preparar una bella ilustración para la portada de su informe que sea capaz de hacer sonreír hasta a quienes no lo han leído y decir: “este es el país que queremos”. Convincente por las apariencias y, para quien lo lea, por la teoría económica de buen comportamiento.
Esta insospechada organización, creada en las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, con el propósito de ayudar en la reconstrucción de los países devastados por el conflicto mundial, se convirtió, a lo largo del siglo XX, en el principal instrumento del imperialismo norteamericano. Dando con una mano y recibiendo con la otra, esta noble institución produce informes y recomendaciones que siguen estrictamente los dictados de Washington. El consenso de Washington y las recomendaciones del Banco Mundial son solo formas diferentes de decir lo mismo.
Recortes del gasto social, recortes de impuestos, privatizaciones, libre comercio, reforma de la seguridad social, tipo de cambio flotante, reforma laboral, defensa irrestricta de la propiedad intelectual, en fin, deben estar pensando que esta es una lista de compras en el carrito del neoliberalismo. Pero, es un error, es sólo la buena y adecuada teoría económica del Banco Mundial.
Respecto a nuestro exiguo intento de escapar, aunque sea un poquito, del infame techo de gasto, ese 2,5% de aumento del gasto federal si todo conspira favorablemente en los próximos años (y no llueva mucho), el Banco Mundial ya se ha manifestado a través de un ex vicepresidente,[Vii] afirmando que esta nueva regla fiscal propuesta por el gobierno de Lula bajo el título de Nuevo Marco Fiscal sólo será positiva si es “creíble” y, principalmente, “si no cambia las perspectivas fiscales de mediano y largo plazo”. En pocas palabras, el nuevo marco fiscal presentado solo será bueno si no existe. O si existe, tenga cuidado de no cambiar nada. Después de todo, en un equipo ganador, no te mueves. Y al equipo del corazón del Banco Mundial lo conocemos desde hace mucho tiempo.
*Vinicius Vieira Pereira Profesor del Departamento de Economía de la Universidad Federal de Espírito Santo (UFES).
Notas
[i] https://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/Highlights%20&%20Features/lac/LC5/Portugue se-excellent-teachers-report.pdf
[ii] https://socientifica.com.br/paises-que-mais-investem-em-educacao/?utm_content=expand_article
[iii] https://iela.ufsc.br/banco-mundial-sistema-educativo-cubano-e-o-melhor-da-america-latina/
[iv] https://www.camara.leg.br/noticias/686899-banco-mundial-recomenda-manutencao-do-teto-de-gastos-para-garantir-confianca-de-investidores
[V] https://documents1.worldbank.org/curated/en/884871511196609355/pdf/121480-REVISED-PORTUGUESE-Brazil-Public-Expenditure-Review-Overview-Portuguese-Final-revised.pdf
[VI] https://auditoriacidada.org.br/conteudo/gastos-com-a-divida-consumiram-463-do-orcamento-federal-em-2022/
[Vii] https://www.cnnbrasil.com.br/economia/novo-arcabouco-fiscal-deve-ser-crivel-diz-ex-vice-presidente-do-banco-mundial/
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