por VINÍCIO CARRILHO MARTÍNEZ*
¿Para quién sirve la “autonomía” del Banco Central, tal vez para el sistema financiero o para un proyecto de desindustrialización del país, o para ambos?
El país vive con una de las tasas de inflación más bajas del mundo, la FED (Banco Central de USA) señala o baja su tasa de interés, la recesión está en nuestra puerta, con la quiebra de empresas (cientos) y la amenaza real de desempleo. Sin embargo, el Banco Central (BC) se mantiene con la tasa Selic en 13.75% -¿y qué más significa eso?
Significa, sistémicamente hablando, que “nuestro” Banco Central sirve a las casas y castas del sector financiero, especialmente a los Bancões (contadores de miseria social) – que toman dinero barato del pueblo y se lo devuelven caro al mismo pueblo; sin embargo, políticamente hablando, también implica decir que el Banco Central es el último bastión institucional, la última trinchera estatal del bolsonarismo. A su vez, como representación social y política, el bolsonarismo es la encarnación posmoderna del nacionalfascismo (MARTINEZ, 2022).
De la autocracia de clase a la autocracia BC
No es exagerado decir que “nuestra forma de gobierno” es un revoltijo compuesto de autocracias (más o menos sutiles), basadas en oclocracias.[i] y en plutocracia: sinónimo de aristocracia financiera y sin ilustración alguna[ii] que se manejó hasta llegar a esta forma, que tenemos actualmente, de “parlamentarismo orientado a resultados”.
Sin olvidar los destellos democráticos, la Casa Grande siempre evoluciona, se manifiesta, en cortes más corteses, cortesanas, y no sólo sirviéndose de los tradicionales golpes de Estado, este sería el movimiento político de la autocracia de clase, de la fracción financiera del capital dominante. y de sus grupos de poder hegemónicos. De ahí el papel central que juega actualmente el Banco Central, en detrimento de Brasil y muy favorable a los grupos instalados en el Centrão.
Ocurre, sin embargo, que el capital hegemónico aglutina tanto “poder del Estado” que es capaz, notoriamente, de forma sistemática, de incumplir la Constitución Federal, confrontando o bloqueando las principales acciones políticas y, por ende, desestimando el desarrollo social, tal como lo conocemos. ver hoy con la “autonomía” del Banco Central convirtiéndose en una autocracia descontrolada y abusiva.
Nuestro desliz ético y moral (aquí en el sentido privado y público) es tan llamativo que textos, artículos, insertos de medicamentos, manuales de uso, tutoriales, se leen a contrapelo. En el pasado reciente, el Supremo Tribunal Federal (STF) utilizó una vía escapista respecto a la prisión en segunda instancia (art. 5º, LVII)[iii] –reformada luego por el mismo tribunal al declarar prácticamente la ilegalidad de la operación Lava Jato– y, hoy, simplemente no se lee y, por tanto, el Banco Central no está obligado a adecuarse al artículo 192 de la Constitución Federal de 1988.
Aunque fue profundamente desmantelado en una enmienda de 2003, nos quedamos con la cápita: "Arte. 192. El sistema financiero nacional, estructurado de manera que promueva el desarrollo equilibrado del país y sirva los intereses de la comunidad, en todas las partes que lo componen, incluidas las cooperativas de crédito, se regulará por leyes complementarias que dispondrá también la participación de capital extranjero en las instituciones que la integren”.
Entonces, ¿a quién sirve la “autonomía” del Banco Central, con la tasa Selic en 13.75% y una inflación cercana al 4%? Quizás al sistema financiero oa un proyecto de desindustrialización del país, oa ambos. En las consideraciones de principio del artículo 192, el sentido esgrimido en la propia Carta Política (MARTINEZ, 2021) es el que debe prevalecer, como objeto positivo de la Constitución Federal de 1988: “El artículo 192 de la Constitución Federal de 1988 es sólo una ejemplo, ya que siempre es bueno recordar otra máxima, democrática y republicana, que hoy debe ser nuestra guía y serviría para impedir (o anular) el Golpe de Estado de 2016, y que dice así: “autonomía, sin auditoría, es autocracia” (MARTINEZ, 2019).
Es así como, a partir de 2016, hasta fines de 2022, asistimos a la formación de un verdadero cesarismo de Estado –en alusión al cesarismo parlamentario de Gramsci (2000)–, que se convertiría en necrofascismo (MARTINEZ, 2022). El Centrão ya existía, fue la base del golpe de 2016, sin embargo, en 2023, ganó poderes extra (en las elecciones de 2022) hasta el punto de convertirse en ese Frankenstein aquí llamado “parlamentarismo de resultados”: resultados nocivos, por supuesto, cuando las personas, la dignidad humana, la República y la democracia.
Si bien el Banco Central es el bastión del capital financiero, este paquete también resulta en la formación de un supergobierno, haciéndose pasar por un Estado -incluso constitucionalmente- subyugado a una aberración del Congreso, a través del sesgo del Centrão, que se impone bajo una forma perniciosa del “parlamentarismo de resultados”: pragmatismo político antirrepublicano, antidemocrático, antipopular.
Como sabemos, bien acostumbrados al llamado “presupuesto secreto” –asignación de recursos públicos sin auditoría alguna–, hoy Centrão vive con pedidos de juicio político bajo el brazo.
Como en 2016, en 2023, el juicio político es la contraseña del golpe fascista.
*Vinicio Carrilho Martínez Es profesor del Departamento de Educación de la UFSCar.
Referencias
GRAMSCI, Antonio. Cuadernos de prisiones. (Org. Carlos Nelson Coutinho). v. 2. Río de Janeiro: Civilización Brasileña, 2000.
MARTÍNEZ, Vinicius Carrilho. Teorías del Estado – Estado de No-Derecho: cuando se niega la Justicia Social, la democracia popular, los derechos humanos. São Paulo: Scortecci, 2014.
MARTÍNEZ, Vinicius Carrilho. Teorías del Estado - Dictadura Inconstitucional: Golpe de Estado de 2016, Estado-forma, Tipologías del Estado de Excepción, nomología de la dictadura inconstitucional. Curitiba-PR: Editora CRV, 2019.
MARTÍNEZ, Vinicius Carrilho. El Concepto de Letra Política en la Constitución Federal de 1988: frenos político-jurídicos al Estado de no Derecho. Londrina: Thoth, 2021.
MARTÍNEZ, Vinicius Carrilho. Necrofascismo: nacionalfascismo, necropolítica, licantropía política, genocidio político. Curitiba: Editorial Brasil, 2022.
Notas
[i] Aquí, como acrónimo de gobierno de los peores, como decía el chiste: “llegó el 5to grado al poder”. Para una conceptualización más tradicional de las formas de gobierno, existe un libro/resumen del jurista italiano Norberto Bobbio (1985).
[ii] Siempre tendremos que recordar el período fascista, con destellos de identificación nazi o genocida, especialmente en 2020, en plena Pandemia. Por eso también hablamos de Necrofascismo o del acople entre Pandemia y Pandemonio Político (MARTINEZ, 2022).
[iii] “nadie será considerado culpable hasta la sentencia penal firme e inapelable”.
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