por HENRIQUE BRAGA & MARCELO MODOLO*
La construcción de sentido y el lugar de la intencionalidad en este proceso
"Todas nuestras políticas sociales se basan en el hecho de que su inteligencia [la de los negros] es igual a la nuestra, a pesar de que todas las pruebas dicen que no". esa declaración fue pronunciada, en el lejano 2007, por James Watson – Premio Nobel por haber descubierto la estructura del ADN junto con Francis Crick. En una entrevista con el diario británico The Sunday Times, James Watson -cuya especialidad es la biología molecular, no la evolución de las especies- usó argumentos no científicos para sustentar su pensamiento: “Las personas que han tratado con empleados negros no creen que esto [igualdad de inteligencia] sea cierto”.
En su momento, tales declaraciones generaron intensas reacciones, James Watson fue señalado como racista, se suspendieron las conferencias y, luego de cumplir 79 años, terminó con su retiro anticipado, una especie de cancelación. avant la lettre. en tu disculpaAfirmó: “A todos aquellos que sacaron conclusiones de mis palabras de que África, como continente, es genéticamente inferior, solo puedo disculparme profundamente. Eso no fue lo que quise decir. Y lo que es más importante, desde mi punto de vista, no existe una base científica para esta creencia”.
Este relato nos parece un ejemplo para reflexionar sobre un tema lingüístico importante: la construcción de sentido y el lugar de la intencionalidad en este proceso.
"Eso no fue lo que quise decir"
El alegato de James Watson está lejos de ser una excepción en las disculpas de quienes son sorprendidos en declaraciones prejuiciosas o violentas en general. Recientemente, algo similar pasó con el influencer Thiago Schutz quien, buscando intimidar a la actriz y comediante Livia La Gatto por sátira, le escribió: “Tienes 24 horas para retirar tu contenido sobre mí. Después de ese proceso o viñeta. Tú escoges".
El mensaje, enviado en privado, fue dado a conocer por Livia La Gatto, quien, por motivos bastante razonables, lo interpretó como una amenaza a su propia vida. El episodio tuvo una gran repercusión (en las noticias y, obviamente, en el mundo de los memes), y Schutz produjo un vídeo en el que, aunque ni siquiera pretende disculparse con la persona agredida, recurre al buen viejo “me malinterpretaron”.
De buenas intenciones la textualidad está llena
Como en el triste episodio de James Watson, el influencer brasileño recurre a la intencionalidad para construir su defensa, aunque adopte un tono menos humilde que el del ganador del Nobel. Thiago Schutz afirma que lo malinterpretaron, ya que habría usado "bala" en sentido figurado, no refiriéndose a las armas, sino como la expresión popular "poner una bala", algo así como "avanzar", "hacer lo que debe hacerse". . Según él, la elección sería entre ser procesado o “resolver de otra manera”.
Para que su argumento suene aceptable, sin embargo, sería necesario superponer la intencionalidad a otros criterios de textualidad más relevantes y palpables, con énfasis en la situacionalidad y la propia coherencia. El problema es que asumir tal estrategia haría imposible cualquier análisis textual, ya que toda lectura podría ser refutada por el "querido decir" del enunciador. El lector/oyente, en este caso, sería una figura pasiva, superada por los estudios de lenguas desde hace tiempo.
Construcción de sentido y situacionalidad: lenguaje en uso, no in vitro
Sin duda, el término “bala” es un gran ejemplo de palabra polisémica, que puede nombrar dulces, artefactos de guerra, estupefacientes, entre otras acepciones menos habituales. Además, como recuerda la influencer, “meter bala” sí puede ser sinónimo de “ir para adelante”. Sin embargo, cuando analizamos el término de esta manera, ignoramos un conocimiento importante de la Lingüística de Textos (TL) moderna. Utilizando la feliz expresión de Luiz Antônio Marcuschi, los parámetros de la Lingüística Textual posibilitan analizar más que frases o palabras in vitro, sino el texto como acontecimiento social, organizado según unos criterios muy tangibles.
Entre estos criterios, la situacionalidad considera al texto como “una acción dentro de una situación controlada y orientada”. Teniendo en cuenta este principio, la interpretación requiere necesariamente considerar no palabras aisladas, sino la situación concreta en la que se desarrolla el texto. Aplicando esto al caso analizado, se ve que Thiago Schutz adopta un tono muy resolutivo (como él mismo recomienda en su actuación como entrenador), estipulando un plazo (“24 horas”) para que el contenido de Livia La Gatto sea retirado del aire sin que ella sufra consecuencias. No se trata de un diálogo entre amigos y la mención de una posible demanda permite identificar tal acto de habla como una amenaza.
En esta situación, interpretar “bala” como “resolver de otro modo” requeriría ignorar la fuerza ilocutiva del enunciado (amenaza), que, en la situación dada, sería injustificable (y, en el caso de la persona amenazada, incluso imprudente) .
La coherencia como principio interpretativo
Además de la situacionalidad, cabe mencionar la coherencia como otro criterio relevante de textualidad. En términos generales, es a través del principio de coherencia que, al interpretar un texto, buscamos identificar la unidad y la continuidad del sentido - como enseñan Ingedore Villaça Koch y Luiz Carlos Travaglia1. Esta unidad depende tanto de las correlaciones semánticas entre pasajes del texto (consistencia interna) como de las correlaciones entre el texto y el conocimiento histórico y social de su entorno (consistencia externa). Establecer tales correlaciones es tarea de los lectores/oyentes, sin embargo, refiriéndose a Luiz Antônio Marcuschi2, “el texto debe permitir el acceso a la coherencia, de lo contrario no habría posibilidad de comprensión”.
Con este principio en mente, algunas consideraciones están en orden. En el discurso de los grupos homónimos “redpills”3 (de la que la influencer se presenta como exponente), las figuras femeninas son vistas con desconfianza (por no hablar de animosidad o misoginia), hasta el punto de que las relaciones afectivas con ellas son tratadas como posibles obstáculos al éxito masculino. Además, en su contacto directo con el humorista, el chico no recurre a saludos u otras formas de cortesía, exigiendo perentoriamente la retirada del contenido. Agregue a eso la carrera armamentista que se ha apoderado del país, especialmente entre los grupos conservadores. ¿Qué razones habría para no entender “bala” como sinónimo de “munición”?
¿Qué queremos decir...
El episodio en sí, aunque destacado en esta columna, requiere más medidas legales que lingüísticas (aunque los análisis lingüísticos pueden ser parte de esto). Más allá, destacamos la importancia de entender la construcción de sentido como un proceso histórico y social, con principios bien estudiados, y no como algo meramente subjetivo. Del “no quise decir” al “no quise decir”, se socava el diálogo y, en ocasiones, la democracia misma.
*Henrique Santos Braga Doctor en Filología y Lengua Portuguesa por la USP.
*Marcelo Modolo es profesor de filología en la Universidad de São Paulo (USP).
Una primera versión de este artículo fue publicada en el Jornal da USP [https://jornal.usp.br/?p=617136]
Notas
1KOCH, Ingedore Villaca Koch. TRAVAGLIA, Luis Carlos. coherencia textual. São Paulo: Contexto, 1990.
2MARCUSCHI, Luis Antonio. Producción textual, análisis de género y comprensión.. São Paulo: Parábola Editorial, 2008, pág. 122.
3 El término se refiere a la película. Matrix, en el que el protagonista conoce la “realidad” tras ingerir una pastilla roja.
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