por EVO MORALES AYMA*
Prólogo del libro recién editado por Vijay Prashad
Este es un libro sobre balas, dice su autor. Balas que asesinaron procesos democráticos, que asesinaron revoluciones y que asesinaron esperanzas.
El valiente historiador y periodista indio Vijay Prashad utiliza toda su voluntad para explicar y ordenar de manera comprensible y totalizadora el oscuro interés con el que el imperialismo interviene en países que intentan construir su propio destino.
Las páginas de este libro documentan la participación de Estados Unidos en el asesinato de líderes sociales en África, Asia y América Latina y en las masacres masivas de pueblos que se oponen a pagar con su propia pobreza los delirantes negocios de las multinacionales.
Prashad dice que estas balas de Washington tienen un precio: “El pueblo paga el precio más alto. Porque en estos asesinatos, en esta intimidación violenta, es el pueblo el que pierde el liderazgo en sus localidades, un líder campesino, un líder sindical, un líder de los pobres”.
Prashad nos brinda un relato documentado de la participación de la CIA en el golpe de estado de 1954 contra Jacobo Arbenz Guzmán, el presidente democráticamente electo de Guatemala. Arbenz tuvo la intolerable audacia de oponerse a los intereses de la United Fruit Company.
En Chile, el autor muestra cómo el gobierno de Estados Unidos, a través de la CIA, financia con 8 millones de dólares huelgas y protestas contra Allende.
Lo ocurrido en Brasil, en el golpe parlamentario que terminó con la destitución de la presidenta Dilma Roussef, en agosto de 2016, es un completo ejemplo de la perversa práctica de lawfare, es decir, "el uso de la ley como arma de guerra". El mismo instrumento fue utilizado contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien sufrió 580 días de prisión como resultado de un juicio en el que la fiscalía no presentó pruebas concretas, sino solo “condenatorias”.
Los tiempos han cambiado y los negocios han cambiado, pero las formas y las respuestas del imperialismo solo han cambiado.
Los bolivianos conocemos muy bien esta perversa política. Incluso mucho antes de casi 14 años de nuestra administración del Estado Plurinacional de Bolivia, tuvimos que enfrentar operativos, temores y represalias provenientes de Estados Unidos.
En 2008 tuve que expulsar del país al embajador de los Estados Unidos, Philip Goldberg, quien conspiraba con los líderes separatistas para darles instrucciones y recursos para dividir Bolivia. En ese momento, el Departamento de Estado de los EE. UU. dijo que mis acusaciones eran infundadas. No sé qué dirán ahora, cuando es tan evidente la participación de la embajada de EE.UU. en el golpe de Estado que nos derrocó a finales de 2019. ¿Qué dirán los futuros investigadores que se dediquen a leer los documentos ahora secretos de la CIA?
Las llamadas doctrinas Monroe y de la “Seguridad Nacional” pretenden convertir a América Latina en su patio trasero y tratan de criminalizar a cualquier organización que se oponga a sus intereses e intente construir un modelo político, económico y social alternativo.
A lo largo de las décadas, inventaron una serie de pretextos y construyeron una narrativa para tratar de justificar sus criminales intervenciones políticas y militares. Primero estaba la excusa de la lucha, sumada a la excusa de la lucha contra el terrorismo.
Este libro trae a la mente innumerables ocasiones en que las balas de Washington hicieron añicos las esperanzas. El colonialismo siempre ha utilizado la idea de progreso según sus propios parámetros y realidad. Ese mismo colonialismo que hoy pone en crisis a nuestro planeta, que devora los recursos naturales y que concentra la riqueza que surge de la devastación dice que nuestras leyes del Buen Vivir son utopías.
Pero si nuestros sueños de equilibrio con Pachamama, de libertad y justicia social aún no son una realidad o han sido bloqueadas, esto se debe principalmente a la intervención del imperialismo para bloquear nuestras revoluciones políticas, culturales y económicas que promueven la soberanía, la dignidad, la paz y la fraternidad con todos los pueblos.
Si la salvación de la humanidad está lejana es porque Washington persiste en usar sus balas contra el pueblo.
Escribimos estas líneas y leemos estos textos en momentos muy tensos para nuestro planeta. Un virus está poniendo en cuarentena a la economía mundial, y el capitalismo, con su habitual voracidad y su necesidad de concentrar la riqueza, está mostrando sus límites.
Es probable que el mundo que surja de este turbulento año 2020 ya no sea el que conocemos. Cada día se impone el deber de continuar nuestra lucha contra el imperialismo, contra el capitalismo y contra el colonialismo. Debemos trabajar juntos por un mundo donde sea posible un mayor respeto por las personas y la Madre Tierra. Para ello es importante la intervención de los Estados a favor de las mayorías y los oprimidos. Estamos convencidos de que somos la mayoría. Y que las mayorías, al final, ganarán.
*Evo Morales Ayma. es un ex presidente de Bolivia.
referencia
Vijay Prashad. Balas desde Washington: una historia de la CIA, golpes y asesinatos. Traducción: Rafael Tatemoto. São Paulo, Expresión Popular, 2020, 168 páginas.