Autoritarismo de izquierda y socialismo

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por RUBENS PINTO LYRA*

Nuestra izquierda respaldó, durante mucho tiempo, con o sin restricciones, regímenes supuestamente socialistas –gran parte sigue haciéndolo– y copió algunas de sus prácticas autoritarias. Es hora de poner fin a lo que queda de incoherencia en esta cuestión.

No pretendo, en esta línea, desarrollar tesis sobre la cuestión, sino abordarla en algunos temas, presentando ejemplos que sustentan mi argumento, ante la inhibición de la izquierda de poner el dedo en la llaga.

Este es el país del voto obligatorio, justificado por la mayoría de los progresistas, incluso si viola la autonomía individual, conditio sine qua non para el libre ejercicio del sufragio universal. Un país en el que las decisiones de arriba hacia abajo son moneda común, incluso en partidos democráticos y de izquierda, como el PT, donde el candidato a la Presidencia de la República ha sido, de hecho, designado por su presidente honorario. Los candidatos a alcalde, incluso si son elegidos mediante votación interna en elecciones preliminares, a menudo ven sus nombres rechazados por la dirección nacional del partido, que toma la decisión por sí misma.

Siendo uno de los fundadores del PT en Paraíba y ex miembro de su Directorio Regional, lo dejé después de diez años de militancia, ya que mis expectativas de una democracia interna que funcionara con una participación regular, efectiva y decisiva de las bases se habían desvanecido. estado frustrado.

Promesas ilusorias, como las referidas a la democracia participativa, que el PT pretendía difundir a través de los llamados espacios públicos no estatales, lugar por excelencia de la participación directa y soberana de todos los ciudadanos.

En efecto, estas pretensiones fueron abandonadas e incluso nunca se adoptó la Defensoría del Pueblo pública, autónoma y democrática, que no tiene ningún poder de decisión. Que yo sepa, no existe ningún defensor del pueblo con estas características en la administración pública federal, y todos son obedientes.

Así llamo a aquellas cuyos dueños son elegidos por el gestor, casi siempre, con criterio político. La eficacia de estas defensorías es dudosa, ya que el usuario, a través del defensor, no puede quejarse del gerente, o, en su caso, denunciarlo, bajo pena de probable despido. No es casualidad que la Defensoría del Pueblo de la Policía de São Paulo, creada por el gobernador Mário Covas y estudiada en otro capítulo de este libro, sea una de las pocas con plena autonomía, con sus actividades reconocidas y difundidas en todo el país (LYRA: 2012).

La veracidad de estos comentarios es confirmada por un informe del 29 de marzo de 2004 en el portal UOL: “La ausencia de un defensor del pueblo independiente en la Secretaría de Administración Penitenciaria de São Paulo acentúa la inseguridad de los familiares a la hora de denunciar”, dicen los abogados que siguen los casos. “Falta un defensor del pueblo en la línea del caso. Policía de São Paulo”, dice Ariel de Castro Alves, Secretario Nacional de los Derechos del Niño y del Adolescente” (PÉREZ: 2024).

Otro ejemplo. En un artículo publicado en 2012, en Revista Política y Trabajo “La conferencia de seguridad pública y la participación protegida”, También publicado por ANPOCS, analicé los mecanismos de participación de la sociedad civil y órganos de gobierno en la IX Conferencia Nacional de Seguridad Pública, convocada en 2010 por el gobierno del PT.

Los resultados de este trabajo mostraron la existencia de criterios de representación y metodología de discusión y votación, que restringieron el potencial democrático de esta conferencia, configurando una participación tutelada por la sociedad por el gobierno (LYRA:2012, 317-334).

En el campo político-partidario, las posiciones de los petistas y del presidente Lula frente a países que se mueven entre el autoritarismo y la dictadura, como Corea del Norte, Cuba, Nicaragua y Venezuela, siempre se han revelado complacientes. Nunca denuncian el verdadero carácter de estos regímenes, limitándose, por regla general, a señalar la existencia de “errores”, “desviaciones” y aspectos negativos.

Como lo hizo Lula, calificando de “grave” el impedimento de la candidata opositora a la Presidencia de Venezuela para registrar su candidatura, pero salvando al régimen venezolano. Todo indica que sus críticas a Nicolás Maduro se explican más por presiones externas e internas que por su propia voluntad.

En enero de 2021, en vivir En Instagram, el actual Presidente de la República afirmó que las grandes protestas que tuvieron lugar en La Habana “fueron una mera marcha”. No se dijo ni una palabra sobre la represión de los manifestantes. El PT emitió un comunicado en el que comunicaba su “apoyo al pueblo y al gobierno cubanos” (COMUNICADO DE APOYO: 1921).

La complacencia –o incluso la complicidad– de la izquierda en relación con los países que no respetan el voto libre y soberano, ni las libertades democráticas, también se manifiestan dentro de la sociedad civil. Así ocurrió en el cálido recibimiento que brindaron a Fidel Castro los participantes del Consejo Nacional de Asociaciones Docentes (CONAD).

Alojado en el mismo hotel que el líder cubano, accedió a hablar ante un “público atento y emotivo” -y lo hizo durante una hora- “bajo el argumento de que todos los docentes apoyaban la causa cubana” y la resistencia de los latinoamericanos. pueblo al imperialismo” (FIDEL NO CONAD:1999). El problema es que el apoyo acrítico a “la causa cubana” significa respaldar una dictadura.

La historia ha demostrado la fragilidad de los regímenes llamados socialistas, liquidándolos en pocos días, como ocurrió en Europa del Este. Cuba cojea: será difícil hacer realidad los ideales de progreso, igualdad y libertad, características inherentes al socialismo concebido por Karl Marx.

Eugênio Bucci, militante del PT, profesor de la USP y ex miembro del gobierno de Lula, en un reciente análisis de la realidad social y política En La Tierra es redonda concluye que “Casi todo desaparece. Poco queda de la Revolución, aparte de oficinas burocráticas y oficinas de vigilancia política”. En palabras de Mário Sérgio Conti “Cuba no tiene futuro a la vista. La derrota que se expresa ahora es la calcinación de un sueño”. A su vez, Frei Beto, entusiasta del régimen cubano, declaró: “está desesperado, nadie en La Habana muestra salidas” (2024).

Pocos, dentro de la izquierda marxista, negaron el carácter socialista de los regímenes existentes en Europa del Este, hasta 1989, en Cuba y Corea del Norte. Sin embargo, muchos lo habrían hecho si hubieran tomado conocimiento de la obra de Karl Kautsky, principal teórico marxista de la Segunda Internacional, de igual o mayor alcance que la del fundador del Estado soviético. Trabajo que quedó en el limbo, en los países “socialistas”, y por causa, durante todo el período de su existencia.

Karl Kautsky llegó a ser considerado un “renegado” por Vladimir Lenin, a partir de su desacuerdo respecto del carácter de la Revolución Rusa y la “dictadura del proletariado” que la gobernaba.

El conocimiento de las tesis de quien, hasta polemizar con Lenin, era considerado el “Papa del marxismo”, es indispensable para comprender el colapso de los viejos regímenes de Europa del Este y similares, y para comprender las características de un régimen socialista, del que la democracia es inseparable.

A debacle La destrucción de la Unión Soviética, ocurrida en 1989, ya había sido anunciada como inevitable por Karl Kautsky desde 1919, poco después de la victoria de la Revolución Rusa, es decir, hace setenta años. Pero en 1930 fue enfático: “Este loco experimento terminará en un rotundo fracaso. Ni siquiera el mayor genio puede evitarlo. Resulta naturalmente del carácter irrealizable de la empresa, en las condiciones dadas, con los medios utilizados” (1931, p. 21).

Siguiendo el pensamiento de Marx, Karl Kautsky creía que sólo sería posible hacer la transición al socialismo donde el modo de producción capitalista ya fuera dominante. Por lo tanto, donde el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas podía garantizar que la riqueza fuera compartida con la población, ese no era el caso en la Rusia soviética.

El “socialismo de la penuria”, intentado en Rusia, expresa una contradicción en los términos, un disparate para quienes defienden la concepción marxista del socialismo. Para Karl Kautsky, el modo de producción construido por los bolcheviques (comunistas) no era socialista, sino más bien un “capitalismo de Estado”, que “se limita a sustituir a los empresarios privados –expropiados de la propiedad de su capital– por empleados que, en esencia, preservan las antiguas relaciones de producción, fundadas en el poder absoluto de la empresa y de la clase dominante del Estado”. Entiéndase, la nomenclatura, dominada por el Partido Comunista de la Unión Soviética (1931: p.74).

Nuestra izquierda respaldó, durante mucho tiempo, con o sin restricciones, regímenes supuestamente socialistas –gran parte sigue haciéndolo– y copió algunas de sus prácticas autoritarias. Es hora de poner fin a lo que queda de incoherencia en esta cuestión. Tomo prestado el análisis de Quiniou: “La democracia debe, por tanto, aparecer, al mismo tiempo, como punto de partida, forma constante y objetivo último del socialismo. Lejos de poder definir la democracia como una simple exigencia de la democracia, debemos considerarla la esencia del socialismo. Es el socialismo el que debe ser considerado, en el sentido opuesto, una exigencia de la democracia” (1992: p. 135).

Mi generación, en su juventud, creía que la revolución estaba tocando a la puerta, a nuestro alcance. La llegada de la dictadura militar de 1964, implementada sin resistencia alguna, hizo que este sueño se derrumbara. Luego llegó a creer que sería posible alcanzar el socialismo, aunque sea por etapas, siendo el PT el principal instrumento de esa transición.

Pero la “correlación de fuerzas” no evolucionó linealmente – ni mucho menos – como se creyó durante mucho tiempo – a favor de las “fuerzas progresistas”. Incluso se podría decir que ocurrió todo lo contrario. En primer lugar, con el colapso de países supuestamente socialistas, generando desmovilización y desilusión respecto al futuro por parte de los opositores al capitalismo. Luego, con el crecimiento exponencial de la derecha, tanto en Brasil como en las democracias más avanzadas, siendo la última muestra el resultado de las elecciones legislativas de marzo de 2023 en Portugal.

La comprensión dominante hoy de quienes creen en las posibilidades de avance social y democrático es que, sobre todo, es necesaria la búsqueda de la consolidación y mejora de la democracia representativa, paradójicamente descalificada por una parte importante de la izquierda.

De hecho, en Brasil lo valoran, cuando muestran la necesidad de preservarlo, ante el crecimiento del bolsonarismo y otras variantes neofascistas. Pero lo deprecian en otros lugares, como en Estados Unidos y otras democracias occidentales. No señalan sus importantes limitaciones, intrínsecas a la democracia en el capitalismo, pero prácticamente la ignoran, hasta el punto de no ver diferencias significativas entre ésta y regímenes como el ruso, que se mueve entre el autoritarismo y la dictadura. corto.

Entiendo que la democracia en el capitalismo, incluso con deformaciones, es cualitativamente diferente de un régimen como Rusia, y esto tiene importantes consecuencias prácticas. Vladimir Putin amenaza a las potencias occidentales con una guerra nuclear si contradicen sus políticas, y nadie puede garantizar que no sea una bravuconería.

En las democracias occidentales, el riesgo de que un individuo comprometa la paz mundial debido a sus posturas voluntaristas es ciertamente mucho menor. El peso de la opinión pública, la posibilidad de expresarla en protestas y manifestaciones masivas, el pluralismo de los medios de comunicación (aunque lejos de ser ideal), la fuerza de la sociedad civil independiente y – último pero no menos importante –el ejercicio soberano del sufragio universal– son factores que inhiben las aventuras.

Muchos izquierdistas no comprenden una diferencia tan significativa porque creen que la democracia sólo se construye mediante la implementación del socialismo, cuando, en realidad, su construcción, difícil y gradual, todavía se produce bajo la égida del capital.

Incluso frente a tantas dificultades, el progreso es posible, con el socialismo como inspiración, siempre que se valore la democracia en la teoría y la práctica políticas. Y siempre que las estrategias anticapitalistas puedan tener en cuenta las limitaciones actualmente existentes, sin renunciar a un proyecto que, a medio y largo plazo, apunte a una alternativa socialista.

Que, al hacerlo, las generaciones actuales y las nuevas allanen el camino hacia una nueva sociedad “en la que la vida no carezca de justificación, dada por el éxito o cualquier otra cosa, en la que el individuo no sea manipulado por ninguna fuerza exterior, ya sea ya sea el Estado, el sistema económico o intereses materiales espurios. Una sociedad en la que los intereses materiales del hombre no se limiten a la internalización de demandas externas, sino que en realidad provengan de ellas y expresen objetivos originados en su propio ego” (FROMM: 1970, p, 130).

* Rubens Pinto Lyra Es profesor emérito de la UFPB. Fundador y exdirector de ANDES. Autor, entre otros libros, de Bolsonarismo: ideología, psicología, política y temas relacionados (CCTA/UFPB) [https://amzn.to/49WpSUx].

Referencias

BUCCI, Eugenio. Consumiendo Cuba.

COMUNICADO AL PUEBLO CUBANO.

FROMM, Erich. el dogma de cristo. Río de Janeiro: Zahar, 1965. [https://amzn.to/3y3atnT]

KAUTSKY, Karl. El bolchevismo en el callejón sin salida. París: Presses universitaires de France, 1931. [https://amzn.to/4bepvWh]

LÍDER CUBANO LLAMA A DOCENTES A LUCHAR POR INVERSIÓN EN EDUCACIÓN. Fidel en la CONAD. AD Informa, nº 74. Boletín ADUFPB-JP. João Pessoa: PB, 1999.

LYRA, Rubens Pinto. Socialismo: callejones sin salida y perspectivas. São Paulo: Escrito, 1992. [https://amzn.to/3UBYvuo]

LYRA, Rubens Pinto. Jornadas de seguridad pública: de la participación autónoma a la supervisada. Política y trabajo, nº 37. Octubre 2012, p.317-334.

LYRA, Rubens Pinto. La Defensoría del Pueblo en Brasil: modelos en disputa. João Pessoa; Editora UFPB, 2014. [https://amzn.to/3Wj0ogJ]

QUINIOU, Yvon. Muerte de Lenin, vida de Marx. En: LYRA, Rubens Pinto. Socialismo: callejones sin salida y perspectivas (ed.). São Paulo: Ed. Scritta, 1992.

RENNET, Mauricio. PT, PC do B y PSB: apoyo a Corea del Norte. Baguette diaria. 5.4.2013.


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