Asambleas docentes

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por LUCAS TRENTIN RECH*

Comentar el artículo de Valter Lúcio de Oliveira

El martes lo sorprendió un artículo publicado en el sitio web la tierra es redonda, de un colega, profesor de la Universidad Federal Fluminense, titulado “Andes x Proifes – la disputa en el sindicalismo docente”. A pesar de estar profundamente en desacuerdo con el contenido del texto, doy la bienvenida a la exposición de un debate tan importante –especialmente en este momento crucial del movimiento del muro nacional– en un espacio que suele ser leído por la izquierda en nuestro país.

En cuanto a las críticas que mi colega hace a las Asambleas, espacio histórico de luchas obreras, entiendo que provienen de una falta de comprensión de uno de los objetivos del sindicalismo. Ni siquiera entraré en los méritos estadísticos del espacio muestral, que estoy seguro que mi colega conoce y decidió no mencionar.

Em La miseria de la filosofía, Marx nos dice lo siguiente: “La gran industria concentra en un solo lugar una multitud de personas, desconocidas entre sí. La competencia divide tus intereses. Pero la defensa de los salarios, este interés común que tienen frente al patrón, los une en un mismo pensamiento de resistencia, de coalición […] Las coaliciones, inicialmente aisladas, se agrupan y, frente a un capital siempre unido, Mantener la asociación se vuelve más importante para ellos que defender su salario”.

Las Asambleas, tan criticadas por mi colega, son el espacio donde nosotros, docentes de diferentes áreas –desde la física hasta la sociología– nos reunimos, nos identificamos como parte de un colectivo y nos damos cuenta de que cada uno de los que estamos allí, a su manera, gran diversidad, son esenciales para el funcionamiento de la institución para la que trabajamos. Las Asambleas son un espacio donde nos damos cuenta de que nuestros problemas –falta de herramientas de trabajo, deterioro de la infraestructura de las aulas, estudiantes hambrientos por falta de asistencia estudiantil y comida suficiente en el Restaurante Universitario– son problemas compartidos y vistos por toda la facultad.

Quienes abogan por las consultas en línea, sin presencia, ni siquiera se dan cuenta de que esta falta de presencia no hace más que exacerbar el individualismo, acentuado por las prácticas neoliberales, y que fue sumamente útil en la última década para vilipendiar los derechos conquistados por la clase obrera, con mucha sangre y sudor, en el último siglo.

Basta pensar en lo que ha pasado con la profesión de conductor privado, antes practicada por taxistas organizados en sus asociaciones de trabajadores, y hoy practicada, en su mayor parte, por trabajadores de plataformas, que conducen hasta 16 horas diarias para ganar entre uno y dos salarios mínimos. Mi colega olvida lo dañino que fue para el aprendizaje el período de pandemia, en el que nos vimos obligados a utilizar herramientas digitales para la enseñanza. La enseñanza no presencial fue un fracaso para el aprendizaje, del mismo modo que fracasa el sindicalismo no presencial.

En las bases de la Federación Proifes, que se limita a sólo siete de las 69 universidades federales, cinco están en huelga. Incluso en aquellas Universidades en las que la categoría decidió la propuesta del gobierno a través de un plebiscito online que incluyó el voto de afiliados y no afiliados (UFRN y UFG), la propuesta del gobierno fue rechazada. Demostrando que las asambleas están lejos de distorsionar la voluntad de la mayoría, como mi colega insistentemente intenta afirmar.

Las asambleas no sólo fortalecen el movimiento docente, sino que reflejan la voluntad de la categoría y fortalecen la organización de la huelga misma. Pero lo más impresionante es que el mismo colega que critica a las asambleas por su "baja representación", saluda el hecho de que una Federación sin estatuto sindical, que representa menos del 15% de la categoría, firme un acuerdo con el gobierno basado en sólo dos decisiones favorables sobre su base.

Para quienes no lo saben, sólo los profesores de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, que por razones obvias y justas no se preocupan en absoluto por las negociaciones salariales, y la Universidad Federal de Santa Catarina, en un plebiscito en línea ilegal, que excluía del voto a los no afiliados, aceptó la propuesta del gobierno. Y luego le pregunto a mi colega, si nuestra Asamblea Docente del 24 de mayo, en la Universidad Federal de Bahía, que contó con 600 docentes –de un universo de 2.900– no tiene representación, ¿por qué defiende que una Federación Sindical pueda, basándose en sobre la deliberación de dos universidades, firmado por las 69 universidades federales de nuestro país?

Mi colega también defiende, en su texto, que la información de la propuesta circule veraz entre la categoría. Lo que puedo decir, desde mi experiencia como sindicalista en una base de Proifes, es que en los días posteriores a nuestra última asamblea, la directiva sindical cutista difundió las más diversas informaciones engañosas. Entre ellos, si no firmamos ahora no habría más tiempo para que el acuerdo sea incluido en la LDO, misma LDO que, correspondiente al año 2024, recién tuvo su última versión aprobada el 19 de diciembre de 2023.

Además, tanto Proifes como APUB no informaron a los docentes que, del 12,5% propuesto por el gobierno, aproximadamente el 11% sería erosionado por la inflación proyectada para 2024, 2025 y 2026. Es decir, no le dijeron a la categoría que nuestro La 'ganancia real' sería inferior a un punto porcentual anual durante este período, algo completamente lejos de compensar nuestras pérdidas salariales acumuladas. Afortunadamente tuvimos una asamblea, en la que pudimos distribuir los materiales del Comando Local de Huelga, no divulgados por la directiva sindical, y nuestros compañeros pudieron votar informados, escuchando atentamente ambas posiciones. La decisión fue de 369 votos para rechazar la propuesta contra 199 votos para aceptarla.

Finalmente, habiendo ya destacado la falta de transparencia y representación de la central sindical cutista, me gustaría decirles a mis compañeros docentes repartidos por todo este país que, lejos de estar dividido, el movimiento sindical en la educación está más unido que nunca. Andes-SN y Sinasefe, por primera vez, caminan uno al lado del otro. Y es más, en este sindicato también está Fasubra, que representa a nuestros técnicos administrativos mal pagados, sin los cuales nuestras universidades no pueden funcionar. Los únicos divisionistas, contrariamente a lo que quería señalar el texto de mi colega, son los miembros de la máxima dirección de la Federación sin estatuto sindical.

Seguimos unidos en la lucha por la recuperación presupuestaria de las Universidades y por el reconocimiento de los trabajadores de la educación. ¡A la victoria!

*Lucas Trentín Rech es profesor del Departamento de Economía de la Universidad Federal de Bahía (UFBA).


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