por DANIEL AFONSO DA SILVA*
El geógrafo francés sigue en activo a sus 93 años y las enseñanzas de su obra nunca han sido tan inspiradoras para entender un mundo tan dinámico
"La Géographie, ça sert, d'abord, à faire la guerre" ["La geografía sirve, sobre todo, para hacer la guerra.”], en cualquier idioma, no era, y no es, un gran título. Podría ser una declaración. Una realización. Una provocación. Pero nunca un título. Estas fueron las primeras impresiones del editor François Maspero, que en nada disuadieron al ya experimentado geógrafo francés Yves Lacoste del título de su manuscrito en vísperas de convertirse en libro.
Corría el año 1976. La tensión Este-Oeste seguía intensamente viva. El Muro de Berlín seguía intacto. La Guerra Fría parecía no tener fin ni solución. La aceleración de la descolonización en África indicó una coyuntura cambiante. La promoción de regímenes militares en las Américas mostró los verdaderos rostros del llamado mundo libre. La ruptura norteamericana de los pactos establecidos en Bretton Woods anticipó el principio del fin de los treinta años gloriosos en Europa. El choque petrolero señaló los límites del modelo de acumulación de capital imperante. El expediente Watergate y la destitución del presidente Richard Nixon fueron otro ejemplo más de las debilidades de la democracia en Estados Unidos. Fragilidades percibidas en todo el mundo también desde Vietnam. Y fue analizando la Guerra de Vietnam que Yves Lacoste reconoció que la Geografía servía, sobre todo, para el manejo de la guerra.
Este reconocimiento como declaración ya parecía extravagante. Como título de un libro, esta extravagancia se convirtió, según Lacoste, en un escándalo. Un escándalo que traspasó las fronteras de Francia; viajó por todo el mundo e hizo de su autor uno de los geógrafos más renombrados de su generación.
Visto de lejos, podría decirse que es un libro que cambió la vida de Yves Lacoste. Pero acercándonos y comparando la larga trayectoria de este francés nacido en Marruecos en 1929 y con vocación por la Geografía, queda claro que “La Géographie, ça sert, d'abord, à faire la guerre” (París: François Maspero, 1976) fue solo uno de muchos puntos de inflexión de la larga vida de Yves Lacoste relatada en su bello y reciente “Aventures d'un géographe” (París: Équateurs, 2018).
Todo empezó en Marruecos, antes del nacimiento de Yves Lacoste y antes de la Gran Guerra de 1914-1918. Todo comenzó en 1906.terribilis desnudos y decisiva para la suerte y el destino de Marruecos.
Volviendo al contexto, tras la escalada de tensiones entre Francia, Alemania, España e Italia por la hegemonía y el control del espacio marroquí –último estado africano no colonizado por las potencias europeas–, Estados Unidos intervino y protagonizó la Conferencia de Algésiras, en 1906, donde se resolvió la creación de un protectorado francés sobre Marruecos.
Seis años más tarde, en 1912, desembarca en Casablanca el mariscal Hubert Lyautey como residente general, quien impulsará varias mejoras, de las cuales dos acciones iniciales serán decisivas para el país y para la familia Lacoste. El primero fue la creación del Banco del Estado de Marruecos. El segundo, la nacionalización de los recursos minerales del país. Esta nacionalización convirtió a Marruecos en el estado potencialmente más próspero del Magreb. Y, a raíz de esta nacionalización, se creó la Oficina de Investigación y Participación en Minerales, que tendría como uno de sus primeros directores al geólogo Jean Lacoste, padre del futuro Yves Lacoste.
Esta posición de Jean Lacoste en una institución tan central e importante en ese naciente Marruecos moderno permitió a Lacoste, y, desde 1929, a Yves Lacoste, una relación profunda y cómoda con el Marruecos y la Francia contemporáneos.
En la primavera de 1939, después de numerosos ida y vuelta Marruecos-Europa, Lacoste decide instalarse en Francia. Más precisamente en Bourg-la-Reine, en la región de París. Unos meses más tarde, el entusiasmo inicial se convirtió en aprensión. La noticia de la invasión alemana en Dantzig -región anexada a Polonia en 1918 y reclamada por Alemania desde entonces-, la tensión entre Finlandia y Rusia y el avance de Hitler hacia Francia anunciaban malos augurios e indicaban que “la gota de guerratal vez no resultaría tan divertido.
Jean Lacoste, por formación y cultura, empezó a seguir la cartografía de la guerra, los movimientos militares y las tensiones dentro de las fronteras europeas. De tanto observar estos hábitos de su padre y la percepción de la gravedad de la Segunda Guerra Mundial, leer mapas y describir juegos de poder se convirtió en una obsesión para el niño Yves Lacoste, en sus tiernos 10 años de vida. Una vida que se alarga –Yves Lacoste está a punto de cumplir 94 años en 2023– y una obsesión que recorrería toda su vida.
1942 -con la Francia ocupada y Auschwitz experimentando perversidades macabras- traería dos fuertes experiencias al futuro geógrafo Yves Lacoste. El primero con la muerte de su padre. La segunda con el encuentro con Pierre George.
La muerte de Jean Lacoste dejó profundas huellas en el carácter de Yves Lacoste. El encuentro con Pierre George marcaría por completo su destino.
Pierre George era profesor de Historia y Geografía en el Lycée Lakanal y su esposa profesora de arte de los hermanos de Yves Lacoste. Con la muerte del patriarca Lacoste, la familia George se acercó más a la familia Lacoste. Y todo empezó con una cesta de verduras.
En una ocasión, a pedido de su esposa, Pierre George llevó vegetales de su jardín privado a Lacoste. Como retribución, la Sra. Lacoste le pidió a Yves Lacoste que fuera a la casa de George para devolverle la amabilidad. En este intercambio de bromas, Yves Lacoste y Pierre George se conocieron y comenzó una cierta admiración y curiosidad mutuas.
Pierre George, desde entonces, pasó a representar una suerte de referente masculino e intelectual de Yves Lacoste. Un referente galvanizado en influencia e inspiración que marcaría los caminos de la vida profesional del joven procedente de Marruecos.
El contacto Pierre George-Yves Lacoste siguió denso e intenso desde 1942 hasta 1944, cuando Pierre George pasó a la clandestinidad. En los varios meses al final de la guerra que quedaron sin conocerse, Yves Lacoste terminaría su formación inicial y comenzaría su elección de estudios superiores. En este período de definiciones, 1945-1946, la figura de Jean Dresch reaparecería en la vida de Lacoste.
Jean Dresch había sido amigo de Jean Lacoste, padre de Yves Lacoste, en Marruecos. Ahora en París, Dresch era un profesor distinguido en el Instituto de Geografía. Por sugerencia familiar, Yves Lacoste recurrió a Jean Dresch para recibir orientación vocacional. Y Jean Dresch, sin más vacilación, sugirió que Yves Lacoste se dedicara a la Geografía. A lo que Yves Lacoste dio la bienvenida. Era el año 1946.
Los primeros años de Yves Lacoste en el Instituto de Geografía, en la rue Saint-Jacques, en París, estuvieron llenos de descubrimientos. Inicialmente, confirmó su vocación de geógrafo a partir de las clases y seminarios de Max Sorre, Jean Tricart y el propio Jean Dresch. A continuación, de su convicción política al unirse rápidamente al Partido Comunista Francés. Y, por último, el amor de su vida, su compañera de estudios y aventurera geográfica, Camille Dujardin (1929-2016), con quien estaría casado durante casi sesenta años.
Una vez formada, en 1950, todos los caminos llevaron a Yves Lacoste y Camille Lacoste-Dujardin a países subdesarrollados. Un poco antes de 1950, Jean Dresch los envió a Casablanca para un estudio de campo y en 1952 el mismo Jean Dresch les consiguió su primer trabajo en Argelia, en Argel. Y fue en Argelia y Argel donde Yves Lacoste tendría su primer contacto con la obra del historiador norteafricano Ibn Khaldoun. Y con Ibn Khaldoun Yves Lacoste tendría su primer gran divisor de horizontes en el campo de la Geografía, pues redescubriría y reescribiría la historia y representación del norte de África en diversos estudios, conferencias y en su “Ibn Khaldoun. Naissance de l'Histoire, passé du tiers-monde(París: François Maspero, 1966).
Al regresar a París en 1955, después de que se intensificaran las tensiones entre el Frente de Liberación Nacional, el Ejército de Liberación Nacional, el Movimiento Nacional Argelino y el gobierno francés, Yves Lacoste comenzó a enseñar en el Instituto de Geografía y comenzó a vivir con Jean Dresch y Pierre George, quien había sido ascendido a profesor en la Sorbona después de 1945. Pero dos muy llamativos. Uno en 1958. Otro en 1967.
El mes era mayo y el año 1958. La disputa entre Francia y Argelia parecía no resuelta. El gobierno francés estaba completamente desestabilizado. La sociedad franco-argelina estaba al borde de la guerra civil. Y el general Charles de Gaulle estaba a punto de volver al poder. Después de otro día de trabajo, Yves Lacoste y Pierre George regresaron de París a Bourg-la-Reine, actualizándose sobre la situación actual y sobre las nuevas publicaciones de la colección “que-dice-jebajo la dirección de Pierre George. “Geografía económica del mundo,Geografía industrial del mundo.,Geografía agrícola del mundo."Y"Geographie des États-Unis” había logrado un relativo éxito entre la crítica y el público debido a su naturaleza sucinta y asertiva. Pero aún quedaba por escribir un buen texto sobre los países subdesarrollados. El tema del subdesarrollo continuó influenciado por la narrativa de la dependencia y los modelos de desarrollo impuestos por las Naciones Unidas desde 1945.
Aunque estimulantes, los estudios de la CEPAL parecían demasiado estilizados y reduccionistas a ojos geográficos. El gran desafío fue problematizar esta dependencia y diagnosticar mejor sus consecuencias. Hasta ese momento, Pierre George había rechazado todos los manuscritos sobre el tema presentados a la colección. Y de esas negativas hablaba él, Pierre George, con Yves Lacoste en ese viaje, cuando Lacoste, sin más vergüenza, se ofreció a escribir un libro que no sería rechazado. Pierre George se resistió al principio, pero luego accedió. Y en los seis meses que siguieron Yves Lacoste escribiría las 128 páginas del libro “Los países subdesarrollados(París: Puf, 1959), que le daría a conocer en los cuatro rincones del planeta.
"Los países subdesarrollados” superó todas las expectativas. Siguiendo el tono y la forma de los demás textos de la colección, Yves Lacoste entrelaza conceptos de Economía y Demografía y desmitifica las nociones de capitalismo y colonialismo. El éxito de la empresa fue tal que se introdujeron de contrabando ejemplares irregulares y no autorizados en prácticamente todos los países de África, Asia y América Latina. De modo que se hizo imposible medir el alcance total de la obra que, claramente, sacudió la discusión mundial sobre los procesos de descolonización que se acelerarían a partir de 1962 y los nuevos soplos de la ciencia geográfica que también comenzaba a desligarse de sus viejos aportes.
Unos años más tarde, en 1967, le tocaría a Jean Dresch cambiar el rumbo de la vida de Yves Lacoste. El éxito planetario de su "Los países subdesarrollados”, seguida de su importante “Geographie du sous-developpement” (París: Puf, 1965) y sus estudios sobre Ibn Khaldoun, ya había consolidado su carrera y su nombre en el campo de la Geografía y las Ciencias Humanas. Pero en 1967, Jean Dresch había conseguido un documento oficial del gobierno de Vietnam del Norte que indicaba que los estadounidenses estaban bombardeando los diques del río Rojo. Este bombardeo constituyó explícitamente un crimen de guerra. El papel de Yves Lacoste -encargado por Jean Dresch- era interpretar el documento y producir comentarios interpretativos que sirvieran como argumento-queja ante el Tribunal Russell, el Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra, que se reuniría en las cercanías de París ese año.
Yves Lacoste ayudó en la producción de la denuncia. El esfuerzo dio sus frutos. Los bombardeos cesaron. Pero la guerra continuó. Y en 1972 se reanudaron los bombardeos. Qué llevó a Yves Lacoste a publicar un importante artículo en el periódico El mundo indicando, didácticamente, la gravedad de aquellos atentados y su subversión del acuerdo de 1967. Su artículo fue reproducido en diarios de todo el mundo y las cancillerías y organizaciones civiles de los principales países afectados se posicionaron de inmediato. Quince días después de publicar sus impresiones en el Le Monde, una persona anónima le suplicó a Yves Lacoste que “ven a hanoi”, donde la situación era “muy grave.
La gravedad de la situación era plausible, pero la llamada anónima no había traído consigo los instrumentos prácticos para el viaje, a saber: visa, boletos, contactos. Por ello, Yves Lacoste fue a consultar a las representaciones diplomáticas, especialmente soviéticas, en París. Fueron los soviéticos quienes de alguna manera manejaron la contraofensiva norvietnamita. Y fueron ellos, los soviéticos, quienes inmediatamente organizaron el viaje París-Moscú-Hanoi de Yves Lacoste.
Una vez en Hanoi, Yves Lacoste fue recibido por oficiales del Estado Mayor vietnamita que organizaron su visita con el objetivo de producir testimonios occidentales, en este caso franceses, del genocidio que los bombardeos estadounidenses estaban a punto de promover. Estados Unidos había estado negando los bombardeos sobre el delta del río Rojo. Por lo tanto, era necesario vencer la duda. El propósito de Yves Lacoste era tener acceso a la cartografía oficial de la región y fotos del bombardeo. Sobre las cartas, el coronel Ha Van Lo prometió proporcionar. Sobre las fotos, habría que hacerlas. en el lugar. Y así fue. Una vez que se completó la recopilación de pruebas, Yves Lacoste tuvo que regresar a Francia y hacer circular la información entre las autoridades judiciales. Y así fue. Pero antes de partir de Hanoi, el primer ministro vietnamita le enviaría un mensaje en forma de reflexión”vous savez, pour nous, la France, c'est quelque escogió"[Sabes que para nosotros Francia es algo importante].
De vuelta en París, Yves Lacoste fue directamente a la redacción de la El mundo publicar el mapa oficial del delta del río Rojo, los puntos bombardeados por los estadounidenses y los comentarios geoestratégicos. Esa publicación, como la anterior, dio la vuelta al mundo. Y la misma noche de su publicación, el Papa Pablo VI lo habría leído y de inmediato telefoneó, desde Roma a Washington, al presidente Richard Nixon, quien se habría comprometido a acelerar el fin del conflicto. Lo que de hecho sucedería meses después.
Después de la guerra -Estados Unidos y Vietnam del Norte pusieron fin al conflicto en 1973, pero Vietnam del Norte y Vietnam del Sur permanecieron en guerra hasta 1975-, Yves Lacoste se había convertido en una especie de estrella mundial de la Geografía Humana y la Geografía Política. Sus libros y artículos e ideas viajaron aún más fuerte e intensamente por todos los continentes. Geógrafos de todo el mundo comenzaron a renovar su comprensión de la Geografía misma a partir de sus escritos. Hasta André Fontaine, director y editor del área internacional de El mundo, se atrevería a rehabilitar la prescrita y maldita expresión Geopolítica al afirmar que “cette guerre pour du territoire, c'est de la géopolitique"[esta guerra territorial, eso es geopolítica]. En consecuencia, toda interpretación de Yves Lacoste fue finalmente reconocida como una interpretación geopolítica de la Guerra de Vietnam.
Desde 1945 el geopolítica – la expresión y el concepto – habían salido de los libros de texto y de la opinión pública internacional. El consenso general indicó que esta área de la Geografía -fundada por Friedrich Ratzel en el siglo XIX y promovida como “conciencia de estado” por Karl Haushofer en el período de entreguerras- había sido utilizada como instrumento nazi para expandir el poder durante el período nazi de Hitler. Las interpretaciones de Yves Lacoste sobre la guerra de Vietnam permitieron airear el concepto y, sobre todo, el reconocimiento de su actualidad. Y en ese sentido, todos los esfuerzos posteriores de Yves Lacoste fueron para revivir el término y sus aplicaciones. Y el espacio utilizado para este empeño fue el de la revista “Herodoto.
Imaginado en 1972, cuando Yves Lacoste regresó de Hanoi, pero abrió solo en 1975-1976, “Herodoto” propuso el encuentro de jóvenes geógrafos provenientes de Vincennes – la Universidad de Vincennes, que había sido creada tras las protestas de 1968 con el propósito de renovar la estructura universitaria francesa – y de intelectuales (y profesores) de todas las áreas de Humanidades y Ciencias Humanas con aportes interesados en estudios de Estrategia, Geografía e Ideología. Poco a poco "Herodotose estaba convirtiendo en un referente mundial de la Geopolítica e Yves Lacoste, el auténtico mecenas de la zona.
La publicación de "Los países subdesarrollados"Y"La Géographie, ça sert, d'abord, à faire la guerreasí como la creación de la revista “Herodoto"pueden reconocerse como momentos fuertes en la trayectoria de Yves Lacoste y el tejido de sus recuerdos"Aventures d'un géographe”. Pero "Aventures d'un géographe” contiene otro sinfín de impresiones, acercamientos y viajes de Yves Lacoste. Sus Relaciones en Cuba y las Américas. Sus contribuciones a los organismos de las Naciones Unidas. Sus intervenciones en países africanos y asiáticos. Sus discusiones sobre el Mediterráneo. Sus reflexiones sobre método y representación en geopolítica.
Su negación deaplicación geográfica” [geografía aplicada], propuesta por Michel Phlipponneau y Jean Tricart. Su adopción y difusión del “geografía activa” [geografía activa], de Pierre George. Su salida de Pierre George a cuenta de la revista "Herodoto”. Su acercamiento a Pierre George después de treinta años de silencio mutuo. Su interacción con la geógrafa Béatrice Giblin en la creación, gestión y dirección de “Herodoto”. Su desilusión con la presidencia de François Mitterrand (1981-1996). Su desencuentro con el geógrafo Michel Foucher (1946- ). Su desmitificación de los debates poscoloniales. Su último adiós a Camille Lacoste-Dujardin, su compañera de toda la vida, en 2016.
Esta es la vida y obra de Yves Lacoste resumida en este libro”Aventures d'un géographe” – un libro verdaderamente bien pensado y bien escrito que merecería urgentemente una versión en portugués. Yves Lacoste sigue vivo, sigue activo a la edad de 93 años y las enseñanzas de su obra nunca han sido tan inspiradoras para comprender un mundo tan dinámico.
*Daniel Alfonso da Silva Profesor de Historia en la Universidad Federal de Grande Dourados. autor de Mucho más allá de Blue Eyes y otros escritos sobre relaciones internacionales contemporáneas (APGIQ).
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