Las venas abiertas de América Latina

Fred Williams, Paisaje de playa, Isla Erith II, 1975.
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por CLAUDIO KATZ*

Consideraciones a partir del libro clásico de Eduardo Galeano

Las venas abiertas de América Latina comienza con una oración que resume la esencia de la Teoría de la Dependencia. “La división internacional del trabajo es que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra región del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se ha especializado en perder desde la antigüedad”[i]. Esta breve oración ofrece una imagen concentrada y altamente ilustrativa de la dinámica de la adicción. Por ello, ha sido citada en numerosas ocasiones para retratar la estado historia de nuestra región.

El libro de Galeano es un texto clave en el pensamiento social latinoamericano, que confluyó con la formación de la Teoría de la Dependencia y contribuyó a popularizar esta concepción. La primera edición de esta obra coincidió con el apogeo del enfoque independentista. Pero, en todas sus páginas, mostró una especial afinidad con el lado marxista de esta teoría, que fue desarrollada por Ruy Mauro Marini, Theotonio Dos Santos y Vania Bambirra. Esta visión postulaba que el subdesarrollo latinoamericano corresponde a la pérdida de recursos que genera la inserción internacional subordinada de la región.

Galeano difundió tempranamente este enfoque en Uruguay, y su libro repasa la historia latinoamericana en clave independentista. Ilustra muy detalladamente cómo "el modo de producción y la estructura de clases se determinaron sucesivamente desde el exterior... a través de una cadena interminable de dependencias sucesivas... que nos llevó a perder incluso el derecho a llamarnos estadounidenses". Recuerda que “como parte del vasto universo del capitalismo periférico”, la región “fue sometida a mecanismos de saqueo y despojo”[ii].

Esta caracterización del desarrollo frustrado de América Latina vinculó la década de 70 a una amplia producción historiográfica del mismo signo. Estos estudios relacionaron los impedimentos impuestos por la dependencia con la repetición de la expansión lograda por la economía estadounidense. Galeano retomó una perspectiva muy similar a la expuesta por las investigaciones de Agustín Cueva y Luis Vitale[iii].

El pensador uruguayo desarrolló una historia sintética de la región, centrada en los cuatro componentes del marxismo latinoamericano de la época. Denunció el expolio de los recursos naturales, criticó la explotación de la mano de obra, enfatizó la resistencia de los pueblos y adhirió a un proyecto socialista de emancipación.

Galeano desarrolló su texto combinando varias disciplinas y dio a luz a una historia que impacta por su belleza literaria. Su entusiasmo conmueve al lector y genera un efecto explícitamente pretendido por el libro.

El escritor uruguayo decidió difundir un “manual de divulgación que habla de economía política al estilo de una historia de amor”. Y logró un éxito abrumador para esta increíble empresa. Galeano comentó que siguió el camino de “un autor no especializado”, que se embarcó en la aventura de desentrañar los “hechos que esconde la historia oficial”[iv]Abordó este objetivo con un lenguaje alejado de las “frases fijas” y de las “fórmulas declamatorias”. Logró consumar este ambicioso propósito en una obra impresionante.

Galeano dejó atrás la rigidez, el academicismo y el discurso frío. Usó un lenguaje que estremeció a millones de lectores e inauguró un nuevo código para visibilizar la dramática realidad latinoamericana. venas abiertas inspiró a una legión de escritores que adoptaron, desarrollaron y enriquecieron esta forma de retratar el despojo y la opresión que sufre nuestra región.

 

Afinidades conceptuales y políticas

Galeano se alineó con la corriente radical de la dependencia liderada por Marini y Dos Santos, en oposición directa a la corriente ecléctica y descriptiva liderada por Fernando Henrique Cardoso. la afinidad de venas abiertas con la primera concepción se verifica en todos los enunciados del libro.

En este trabajo no se limitó a describir el atraso económico derivado de modelos políticos erróneos, ni observó la dependencia como un rasgo coyuntural o meramente negativo. Tampoco avaló las asociaciones con capital extranjero que Cardoso impulsó como solución al atraso de la región. Cuando este intelectual asumió la presidencia de Brasil, desautorizó sus viejos textos, repudió su pasado y objetó sus propios escritos. Pero la semilla de su involución neoliberal estuvo presente en el enfoque de la dependencia que postuló al polemizar con Marini y Dos Santos.

La visión de Galeano también distaba mucho de la de la CEPAL. En ninguna parte del libro se esbozan ilusiones heterodoxas sobre la superación del subdesarrollo regional a través de la industrialización capitalista dirigida por la burguesía nacional. El proteccionismo y la regulación estatal no se ven como los caminos a seguir para erradicar los males económicos de América Latina.

La oposición a este camino también se ve en las numerosas críticas a la impotencia de las clases dominantes locales para poner en marcha alguna modalidad efectiva de desarrollo regional. Destaca esta incapacidad para comandar un crecimiento industrial similar al logrado por las poderosas economías centrales.

Tal cuestionamiento fue el eje del programa político inaugurado por la Revolución Cubana y conceptualizado por la teoría marxista de la dependencia. Este enfoque proporcionó una transición directa y sin problemas al socialismo, descartando cualquier etapa intermedia del capitalismo nacional.

venas abiertas se suscribe a esta corriente de pensamiento y comparte el entusiasmo que generó el éxito inicial de la Revolución Cubana. En numerosos párrafos irrumpe el espíritu del Che, el tono romántico y la esperanza en el triunfo de los proyectos radicalizados. También enfatiza las raíces históricas de las luchas populares en toda la región.

En ningún momento Galeano olvida la base económica estructural de la dependencia que enfatizan los estudios de Gunder Frank. Pero, contrariamente a estos estudios, enfatiza la centralidad de la resistencia popular. No se trata sólo de estaño, minería, latifundios y plantaciones. Destaca las hazañas de Louverture en Haití, la rebelión de Tupac Amaru en Perú y la acción de Hidalgo en México.

El libro rescata estas tradiciones de lucha popular, destacando cómo la historia oficial diluye la visibilidad de estas resistencias. Recuerda que esta operación de ocultación lleva a menudo a los oprimidos a asumir como propia “una memoria fabricada por el opresor”.

Galeano no solo detalla cómo América Latina estuvo estructurada durante siglos por la explotación de los indios y la esclavización de los negros. También destaca que los sujetos afectados por este despojo reaccionaron con revoluciones y revueltas. Estos trastornos abrieron un horizonte alternativo de liberación.

venas abiertas también recuerda la conexión entre estas rebeliones y la asignatura pendiente de la integración regional, legada por el proyecto inconcluso de Bolívar. Este énfasis en el papel insurgente de los pueblos ilustra la afinidad de Galeano con el proyecto político revolucionario de la teoría de la dependencia.

 

Primarización y extractivismo

No sorprende la sintonía de un libro escrito hace cincuenta años con una concepción marxista en boga en ese momento. Más problemático, sin embargo, es desentrañar la realidad de ambas visiones. ¿Sobre qué tierras es válida la venas abiertas y la dependencia?

Hay muchos fragmentos de un libro escrito en 1971 que parecen aludir a situaciones del 2021. Estos aspectos perdurables del texto (y de la teoría que lo inspiró) corresponden a la condición dependiente de América Latina y son corroborados sobre todo por el extractivismo.

La especialización exportadora de la región en productos primarios, que ha bloqueado su desarrollo en el pasado, continúa obstaculizando el despegue de la región. Este impedimento se combina, además, con un empeoramiento sin precedentes del deterioro del medio ambiente. La minería a cielo abierto concentra gran parte de estas calamidades y se ha convertido en el epicentro de numerosos conflictos en todos los países.

Primarización y extractivismo son los dos términos utilizados actualmente para denunciar la obstrucción al crecimiento productivo e incluyente que Galeano destacó hace cinco décadas. venas abiertas describe cómo el sometimiento de la región al mandato externo de los precios de las materias primas . genera esta asfixia.

Pero esta vulnerabilidad ya no es vista como un simple efecto de los inexorables procesos de devaluación de las exportaciones de productos primarios. Muchos economistas desentrañaron la dinámica cíclica de estos precios en el mercado mundial y estudiaron el complejo proceso de subidas y bajadas sucesivas de los precios de las materias primas. El gran problema es que estas fluctuaciones siempre obstaculizan el desarrollo debido a la condición dependiente de toda la región.

América Latina nunca aprovecha los momentos de apreciación de las exportaciones e invariablemente sufre períodos opuestos de depreciación. En el contexto actual de precios elevados, estas adversidades se verifican, por ejemplo, en el alza de los precios de los alimentos. La exportación de trigo y carne se convirtió en una desgracia para la compra diaria de pan y el consumo de proteínas.

Galeano describió una desgracia económica producto del manejo adverso de los ingresos agrícolas, mineros y energéticos en toda la región. La centralidad de esta remuneración a la propiedad de los recursos naturales se ha acentuado en las últimas décadas. Las grandes potencias se disputan -con la misma intensidad que en el pasado- el preciado botín de las riquezas latinoamericanas. La región sigue sufriendo la confiscación sistemática de este excedente, en una dinámica que combina la erosión del ingreso con su expropiación.

Actualmente, Estados Unidos disputa con China (y en menor medida con Europa) la apropiación de los recursos naturales de la región. Los gigantes del mundo ya no solo obtienen excedentes de cereales o carne. También capturan minerales estratégicos como el litio y depredan fauna marina sin restricciones.

A diferencia de otras economías no metropolitanas (como Australia o Noruega), que aprovechan los ingresos para su desarrollo, América Latina sufre el drenaje de este excedente. No puede transformarlo en inversión productiva debido a su posición subordinada en la división global del trabajo. Este sometimiento también explica el comercio desfavorable con los principales compradores de las exportaciones de la región.

América Latina no negocia sus intercambios con China en bloque, y los resultados de las negociaciones país por país son invariablemente adversos. Las desventuras retratadas por Galeano hace cincuenta años se vuelven a reciclar hoy.

 

Retrocesos de la industria

venas abiertas describe cómo los procesos históricos de industrialización fueron obstruidos en América Latina por las políticas de libre comercio. Este “industricidio” aniquiló la producción nacional en Argentina y destruyó el incipiente desarrollo de Paraguay, que buscaba sentar las bases de una estructura manufacturera independiente. Más tarde, las redes ferroviarias construidas alrededor de los embudos portuarios aseguraron el estrangulamiento industrial. La mano visible del Estado no intervino -como en Estados Unidos- para asegurar el surgimiento de un poderoso tejido industrial.

Este cuello de botella industrial fue parcialmente modificado en la segunda mitad del siglo XX por procesos de sustitución de importaciones. Este modelo dio lugar al surgimiento de estructuras industriales frágiles, pero ilustrativas de potencial expansión manufacturera. Galeano escribió su libro al final de este esquema, y ​​cincuenta años después, el panorama industrial vuelve a ser sombrío en la mayor parte de América Latina.

La actividad industrial ha retrocedido en Sudamérica y tiende a especializarse, en Centroamérica, en los eslabones básicos de la cadena global de valor. Este escenario adverso suele describirse con retratos de una “desindustrialización temprana” de la región, que se diferencia, por su mayor nocividad, de las deslocalizaciones prevalecientes en las economías avanzadas. En todos los rincones de América Latina, la distancia con la industria asiática se ha profundizado y muchos emprendimientos manufactureros desaparecen antes de alcanzar la madurez.

En los países medianos, este deterioro afecta el modelo creado para abastecer el mercado local. En Brasil, el aparato industrial perdió la dimensión de los años 80, la productividad se estancó, el déficit externo se amplió y los costos aumentaron a la par de una creciente obsolescencia de la infraestructura. En Argentina, la caída es mucho mayor.

El modelo de las empresas maquiladoras mexicanas también enfrenta serios problemas. Continúa ensamblando piezas para las grandes fábricas estadounidenses, pero ha perdido su centralidad frente a los competidores asiáticos. La renegociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos simplemente dio paso a otro tratado (T-MEC), que renueva la adecuación de las fábricas fronterizas a las necesidades de las empresas del Norte.

La mayoría de los países de la región continúan negociando (y aprobando) acuerdos de libre comercio que erosionan el tejido económico local. En todos los casos, se garantiza la protección interna contra la invasión incontrolable de importaciones. Esta adversidad no impidió las negociaciones del Mercosur para firmar un tratado de libre comercio con la Unión Europea, ni las negociaciones de acuerdos unilaterales con China.

La regresión industrial que afecta a la región actualiza todos los desequilibrios del ciclo dependiente estudiado por los teóricos de la dependencia. En la década de 70, destacaron el drenaje sistemático de recursos que afectó al sector manufacturero, a través de la remesa de utilidades. El mayor predominio del capital extranjero en las últimas décadas ha acentuado esta obstrucción al proceso local de acumulación.

Pero, a diferencia de la década de 70, el retroceso actual de la industria latinoamericana coexiste con el gran auge de sus contrapartes asiáticas. Basta observar el aumento de la distancia entre Corea del Sur y Brasil o Argentina para advertir la magnitud de este cambio. Mientras América Latina fue funcional al viejo modelo de mercados internos del capitalismo de posguerra, el sudeste asiático tiende a optimizar el salto registrado en la internacionalización de la producción.

Muchos autores heterodoxos asumen que la divergencia entre las dos regiones se debe únicamente a la implementación de políticas económicas opuestas. Creen que los asiáticos eligieron el camino correcto, que fue rechazado por sus pares en América Latina. Pero esta visión ignora todas las restricciones estructurales impuestas por la maximización de ganancias en la división mundial del trabajo.

Las tesis independentistas destacan este condicionamiento, que también detalla el libro de Galeano. Allí se explican las adversidades históricas estructurales que enfrenta la región.

 Despojo y explotación

venas abiertas denuncia el sufrimiento de la población explotada en todos los rincones de América Latina. No se trata sólo de la esclavitud y el servilismo del pasado. Describe las condiciones de trabajo inhumanas que prevalecían hace cinco décadas. La actualidad de estas observaciones es particularmente llamativa en el actual contexto dramático de deterioro social.

El neoliberalismo no solo agravó el desempleo y la informalidad laboral. Además, consolidó una terrible ampliación de las diferencias de ingresos en la región más desigual del planeta. Esta polarización explica la aterradora escala de violencia que reina en las grandes ciudades. De las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 43 se encuentran en América Latina.

La degradación social que afecta a la región se debe en gran parte a la renovada expulsión de campesinos impuesta por la transformación capitalista de la agricultura. Esta mutación potenció la expansión descontrolada de una masa de excluidos que llegaron a las ciudades para ampliar el ejército de desocupados. La falta de trabajo en las grandes ciudades y la bajísima remuneración de los puestos de trabajo existentes explican el enorme aumento de la informalidad. En este contexto, la narcoeconomía se generalizó como refugio para la sobrevivencia.

La especialización latinoamericana en exportaciones de materias primas se complementa, en algunas economías centroamericanas, con un crecimiento turístico desarticulado. Es la única actividad generadora de empleo en muchos lugares de esta región. En todos los casos, la falta de trabajo multiplica la emigración y la consiguiente dependencia familiar de las remesas. A grandes contingentes de jóvenes desempleados se les impide simultáneamente echar raíces y emigrar. No pueden encontrar trabajo en sus lugares de origen y son perseguidos al ingresar a los Estados Unidos.

Los promedios regionales de pobreza siguen repercutiendo en el segmento precario de América Latina y afectan a una gran parte de los trabajadores estables. Estos datos no han cambiado desde la aparición del libro de Galeano.

Persiste también la fragilidad de la clase media, en una región con reducida presencia de este estrato. En comparación con los países avanzados, los sectores medios proporcionan un colchón muy pequeño para el abismo que separa a los ricos de los pobres. Este segmento está formado principalmente por pequeños comerciantes (o autónomos) en lugar de profesionales o técnicos cualificados.

Este escenario adverso empeoró dramáticamente durante la pandemia del último bienio. En términos porcentuales, América Latina fue la región con mayor número de contagios y muertes del planeta y también sufrió el mayor impacto económico y social de la enfermedad.

La caída del PIB en la región fue el doble de los promedios internacionales y este deterioro profundizó la desigualdad. La mitad de la fuerza laboral (que sobrevive en la informalidad) se ha visto severamente afectada por la recesión económica impuesta por el coronavirus. Estos sectores tuvieron que aumentar sus deudas familiares para compensar la brutal caída de ingresos.

La desigualdad digital también ha aumentado en toda la región y ha afectado gravemente a los niños empobrecidos que pierden un año de escolaridad. Este deterioro de la educación tiene efectos explosivos por su interrelación con la creciente precariedad del trabajo. Las grandes empresas aprovechan el nuevo escenario para reducir costes laborales, con nuevas formas de teletrabajo que multiplican la explotación de los empleados.

Durante las últimas cinco décadas, los capitalistas han recurrido a numerosos mecanismos para compensar su debilidad internacional, explotando aún más la mano de obra. Por esta razón, la brecha salarial entre la región y las economías centrales se ha incrementado significativamente. La tendencia mundial hacia la segmentación del trabajo, entre un sector formal y estable y uno informal y precario, está en una escala aterradora en América Latina.

Esta disparidad ratifica la vigencia del diagnóstico dependista y confirma la continuidad de los mismos problemas que Galeano observaba en el mundo del trabajo. Cincuenta años después, todas sus observaciones se confirman en otra escala.

 

La vieja pesadilla de la deuda

Em venas abiertas, se denunció la triplicación de la deuda externa entre 1969 y 1975 y la consecuente consolidación de un círculo vicioso que asfixiaba la economía de la región. Este encadenamiento obliga a América Latina a seguir una hoja de ruta de aumento de exportaciones, extranjerización industrial y auditoría de banqueros impuesta por el FMI. Galeano destacó que estas demandas consolidan, a su vez, la acción de los capitalistas estadounidenses, quienes controlan gran parte de la región a través de la gestión financiera.

En los últimos cincuenta años, esta pesadilla se ha mantenido sin cambios estructurales, y ha acentuado los desequilibrios fiscales y los déficits externos, que aumentan los pasivos y precipitan nuevas crisis.

Durante la era neoliberal, hubo períodos de diversa gravedad de este vasallaje financiero. En la última década, la apreciación de las materias primas y la entrada de dólares permitieron cierto alivio, pero cuando desapareció el aliento comercial, el endeudamiento reapareció con gran intensidad. Actualmente, el FMI y los fondos de inversión están nuevamente jugando un papel de liderazgo en la gestión de una deuda poco práctica.

En los momentos más dramáticos de la pandemia, el FMI lanzó hipócritas mensajes de colaboración. Pero, en la práctica, se limitó a validar un alivio insignificante de pasivos entre un pequeño grupo de naciones ultra empobrecidas. Repitió la actitud asumida en relación con la crisis de 2008-2009, cuando combinó llamados formales a la regulación financiera internacional con crecientes requisitos de ajuste para todos los deudores.

La tradición independentista ha evitado analizar la deuda en términos de simple especulación financiera. Destaca que el peso creciente de los pasivos expresa la fragilidad productiva y comercial del capitalismo dependiente. La vulnerabilidad financiera de América Latina solo se suma a estas inconsistencias.

Hay una sobrecarga con el pago de intereses, con refinanciamiento forzoso y con impagos sin motivo debido al perfil subdesarrollado de las economías primarias, marcadas por la debilidad industrial y alta especialización en servicios básicos. El endeudamiento no se desencadena sólo por el “saqueo de los financieros”. Refleja la creciente debilidad estructural de los procesos de acumulación.

La región no está exenta del proceso de financiarización que caracteriza a todas las clases dominantes del planeta. Pero la mutación central que se produjo en América Latina fue la transformación de las viejas burguesías nacionales en nuevas burguesías locales.

El texto de Galeano todavía estaba inscrito en el primer período. Desde entonces, los grupos capitalistas que priorizan la expansión de la demanda con una producción orientada al mercado interno han perdido su centralidad. Han ganado peso los sectores que priorizan las exportaciones y prefieren reducir costes a aumentar el consumo.

 Este giro también confirmó todos los diagnósticos independentistas del entrelazamiento del gran capital latinoamericano con sus pares en el exterior. La ubicación de grandes fortunas locales en paraísos fiscales y la estrecha asociación creada por las principales empresas de la región con empresas transnacionales ilustran esta simbiosis. El endeudamiento denunciado por Galeano apoyó esta mutación de las clases dominantes.

 

crisis tormentosas

El libro del escritor uruguayo conmueve por el desolado retrato que presenta de la realidad cotidiana en América Latina. Este escenario está condicionado por la irrupción sistemática de crisis asfixiantes que impone el capitalismo dependiente. Estas convulsiones derivan, a su vez, del estrangulamiento externo y de la periódica reducción interna del poder adquisitivo.

La era neoliberal que siguió a la publicación de venas abiertas estuvo marcado por crisis económicas más frecuentes e intensas, que precipitaron recesiones más profundas e indujeron rescates bancarios masivos. Estas turbulencias fueron provocadas invariablemente por cuellos de botella en el sector externo, lo que provocó desequilibrios comerciales y pérdida de recursos financieros.

Como las economías latinoamericanas dependen de las fluctuaciones en los precios de las materias primas, en los períodos de apreciación de las exportaciones, las divisas ingresan, las divisas se aprecian y el gasto se expande. En las fases opuestas, el capital migra, el consumo disminuye y las cuentas fiscales se deterioran. En el punto álgido de esta adversidad, estallan las crisis.

Estas fluctuaciones, a su vez, aumentan la deuda. En épocas de apreciación financiera ingresan capitales a rentabilizar operaciones de alto rendimiento, y en los períodos opuestos se generaliza la salida de capitales. Tales operaciones se consuman con el aumento de los pasivos de los sectores público y privado.

Otro factor determinante de las crisis regionales son las reducciones periódicas del poder adquisitivo. Estas amputaciones agravan la ausencia estructural de una norma de consumo masivo. La debilidad del mercado interno y el bajo nivel de ingresos de la población explican esta carencia. La expansión de la informalidad laboral, los bajos salarios y la estrechez de la clase media acentúan la fragilidad del poder adquisitivo.

Los dos tipos de crisis -por el desequilibrio externo y la retracción del consumo- se verificaron en todos los modelos de las últimas décadas. Surgieron inicialmente durante la sustitución de importaciones (1935-1970) y reaparecieron con mayor virulencia en la “década perdida” de estancamiento e inflación (década de 80). Se intensificaron en la posterior irrupción del neoliberalismo, como resultado de la desregulación financiera, la apertura comercial y la flexibilización laboral.

La teoría de la dependencia siempre ha estudiado estas tensiones con criterios multicausales y ha enfatizado la ausencia de un único determinante de la crisis. Las convulsiones en la región son desencadenadas por diferentes fuerzas, que combinan desequilibrios externos con restricciones en el poder adquisitivo.

Esta combinación de determinantes externos e internos tuvo un impacto devastador en los últimos dos años de la pandemia. América Latina ha sufrido la mayor contracción planetaria de la jornada laboral, en línea con caídas similares en el ingreso popular. Tras cinco años de estancamiento, el Covid acentuó un enorme deterioro de la estructura productiva. Para empeorar las cosas, las señales de recuperación son tenues y las previsiones de crecimiento son inferiores a la media mundial. otro capitulo de venas abiertas ocurrido en la región durante el “Gran Confinamiento” del último bienio.

 

el escenario politico

la afinidad de venas abiertas con la Teoría de la Dependencia no se limita al estrecho dominio de la economía. En la tradición expositiva de la última concepción, el libro evita abrumar al lector con meros números y estadísticas intrincadas. Destaca con ejemplos el impacto de la dominación imperialista en el subdesarrollo regional. Denuncia especialmente los golpes de Estado, que siempre han utilizado las embajadas estadounidenses para instalar gobiernos favorables a las grandes empresas del Norte.

Cincuenta años después, esta intromisión de Washington persiste con mayores disfraces, pero con el mismo descaro que en el pasado. Actualmente, Estados Unidos está tratando de restaurar su hegemonía mundial en deterioro reforzando su control sobre América Latina para contener la creciente centralidad de China. La primera potencia está dispuesta a utilizar su enorme poder geopolítico-militar para recuperar las posiciones económicas perdidas. Por ello, la región vuelve a ser tratada como un “patio trasero”, sujeto a las normas de sumisión establecidas por la Doctrina Monroe.

Estados Unidos busca reducir el margen de autonomía de los tres países intermedios de la región. Exige que Brasil entregue la supervisión de la Amazonía, que México refuerce la infiltración de la DEA y que Argentina acepte las órdenes del FMI. Como las invasiones directas (como Granada o Panamá) ya no son viables, el Pentágono refuerza sus bases en Colombia y patrocina numerosas conspiraciones contra Venezuela.

Trump ha implementado esa hoja de ruta con brutalidad y Biden se apresura a continuarla con buenos modales. Necesita restaurar el dominio deteriorado del Norte y reducir los excesos verbales de su predecesor para reconstruir alianzas con el Norte. establecimiento Latino Americano. Pero, al igual que Trump, prioriza reducir la presencia de China en la región. Todas las iniciativas de la Casa Blanca desmienten la percepción ingenua de “que Estados Unidos ya no está interesado en América Latina”. Recuperar el dominio total del hemisferio es la principal prioridad de Washington.

Por eso apoya a gobiernos de derecha que actúan como herederos de las dictaduras denunciadas por Galeano. Como los teóricos de la dependencia, el pensador uruguayo de la década de 70 cuestionó el pilar coercitivo de todos los sistemas políticos latinoamericanos. Retrató cómo las tiranías implementaron diferentes modelos de totalitarismo y destacó la primacía ejercida por las burocracias militares en la gestión estatal.

En el período posdictatorial de las décadas siguientes, este esquema fue reemplazado por diferentes modalidades de constitucionalismo, que combinaban políticas económicas neoliberales con la aceptación forzada de las conquistas democráticas.

Pero después de varias décadas, los regímenes de derecha están tratando de recuperar el dominio nuevamente al ritmo de una restauración conservadora. Actúan a través de la continuación de gobiernos reaccionarios, nuevas capturas electorales y reiterados golpes institucionales. En el último bienio de la pandemia militarizaron sus administraciones y establecieron estados de excepción, con el creciente protagonismo de las fuerzas armadas.

La derecha regional ahora opera de manera coordinada para establecer regímenes autoritarios. No promueve las tiranías militares manifiestas de la década de 70, sino formas disfrazadas de dictadura civil. Entre sus exponentes persiste una visible división entre personajes extremistas y moderados, pero todos unen fuerzas en momentos decisivos.

La derecha implementa una estrategia común de prohibir a los principales líderes del progresismo. Recurren a mecanismos creativos para descalificar a los opositores y orquestar golpes parlamentarios, judiciales y mediáticos. Aspiran a lograr un control brutal de los gobiernos retratados en el texto de Galeano. Recrearon, además, los primitivos discursos de la Guerra Fría y las delirantes campañas contra el comunismo que se propagaron cuando se publicó la primera edición de venas abiertas ha sido publicado.

Pero todas las figuras de la derecha regional se enfrentan a una gran erosión política por su responsabilidad en la desastrosa gestión del Estado. Deben hacer frente, además, al gran resurgimiento de la movilización popular.

En tres bastiones del neoliberalismo (Colombia, Perú y Chile) hubo grandes disturbios en las calles, y en otros casos, las protestas permitieron la reintegración del gobierno progresista sustituido por un golpe militar (Bolivia). En distintos rincones del hemisferio se perfila una tendencia convergente para el reinicio de las rebeliones que convulsionaron América Latina a principios de milenio.

 

Un símbolo de nuestras luchas

Em venas abiertas, hay un llamado reiterado a construir una sociedad no capitalista de igualdad, justicia y democracia. Este mensaje está presente en varios pasajes del texto. Galeano compartió con los teóricos de la dependencia el objetivo de reforzar un proyecto socialista para la región.

En las décadas de 1960 y 70, se esperaba avanzar hacia este objetivo después de revoluciones populares victoriosas. Esta expectativa fue confirmada por las rebeliones anticoloniales, el protagonismo del Tercer Mundo y los triunfos de Vietnam y Cuba.

Posteriormente, prevaleció una etapa inversa de expansión del neoliberalismo, la desaparición del llamado “campo socialista” y la reconfiguración de la dominación global. En América Latina, sin embargo, las esperanzas resurgieron con las rebeliones que marcaron el inicio del nuevo siglo, facilitando el surgimiento del ciclo progresista y la aparición de varios gobiernos radicales. El contexto actual está marcado por una disputa no resuelta y un enfrentamiento persistente entre desposeídos y privilegiados.

Este choque incluye levantamientos populares y reacciones de los opresores. En un polo emerge la esperanza colectiva y en el otro el conservadurismo de las élites. Victorias significativas conviven con retrocesos preocupantes, en un contexto marcado por la indefinición de los resultados. Está pendiente el resultado de la batalla entre los deseos del pueblo y los privilegios de las minorías.

venas abiertas es un texto representativo de esta lucha y por eso es redescubierto periódicamente por la juventud latinoamericana. Lo mismo ocurre con la Teoría Marxista de la Dependencia. Este instrumento teórico recupera su audiencia por la explicación que brinda para comprender las dinámicas contemporáneas de la región. Despierta el interés de todos aquellos interesados ​​en cambiar la realidad opresiva de la región.

El libro de Galeano y el dependismo comparten la misma acogida entre las nuevas generaciones que recuperan los ideales de izquierda. venas abiertas es un verdadero emblema de ideales transformadores. Por eso, en abril de 2009, durante la Quinta Cumbre de las Américas, el presidente Chávez entregó públicamente a Barack Obama un ejemplar del libro. Con este gesto destacó el texto que resume los sufrimientos, proyectos y esperanzas de toda la región.

Galeano personificó estos ideales y también generó una fascinación sin igual en el público. Transmitía ilusión, sinceridad y convicción. Sus palabras llamaron a la construcción de un futuro de fraternidad e igualdad y la renovación de este compromiso es el mejor homenaje a su obra.

*Claudio Katz. es profesor de economía en la Universidad de Buenos Aires. Autor, entre otros libros, de Neoliberalismo, neodesarrollismo, socialismo (Expresión Popular).

Traducción: Fernando Lima das Neves.

 

Notas


[i] Galeano, Eduardo. Ventas abiertas en América Latina, Siglo XXI. 1971, México (pág. 15).

[ii] Galeano, Eduardo. Las calles abiertas de América Latina, Siglo XXI. 1971, México (págs. 16-23).

[iii] En nuestro libro sobre el tema, analizamos todos los autores y concepciones mencionados en este artículo. La teoría de la dependencia, 50 años después, Batalla de Ideas Ediciones, Buenos Aires, 2018.

[iv] Galeano, Eduardo. Ventas abiertas en América Latina, Siglo XXI. 1971, México (págs. 339-363).

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