por WALNICE NOGUEIRA GALVÃO
Los caminos de la evolución del lenguaje son mucho más diversificados y llenos de meandros de lo que piensas.
“Última flor del Lacio, inculta y hermosa, \ Eres, a la vez, esplendor y sepulcro: \ Oro nativo, que en el mezclilla impura \ La mina áspera entre las gravas vela…” (Del soneto Lengua portuguesa, de Olavo Bilac).
Los intentos de prohibir el uso de palabras extranjeras en eventos públicos, medios de comunicación, establecimientos y productos reavivan una vieja controversia, que sigue siendo indecidible hasta el día de hoy.
Pocos podrían estar a favor de una ley de tal alcance totalitario, haciéndose eco del nazismo y su purga de palabras “no arias” del idioma alemán. Fundamento no siempre visible de la identidad personal y étnica, la lengua materna despierta las emociones más oscuras.
Y nadie recuerda que, como muestra Sérgio Buarque de Holanda, el tupí se hablaba en São Paulo hasta mediados del siglo XVIII. Los paulistas, sin acceso a la costa y sin productos que Europa codiciaba, ellos se aman completamente, tardando unos doscientos años en volver a hablar portugués, lo que contribuyó tanto a la extinción de los gentiles como a la llegada de nuevas oleadas desde Reinóis. Abandonado a sí mismo, nada garantiza que el hablante mantenga el casticismo; y bien puede ser, como sucedió en São Paulo, lo contrario.
En principio, todos estamos en contra de la prohibición. Pero tal vez las cosas no sean tan simples como parecen a primera vista, si pensamos en el vandalismo lingüístico universal que es obra del inglés “informático”. Nuestro alfabeto, el latino, tiene solo 26 letras y ya enfrenta el problema. Los chinos, que todavía no han logrado introducir en la computadora sus 2 ideogramas simplificados en mandarín, adaptaron una jerga inglesa para poder manipular la máquina y sus accesorios.
Los franceses, con firmes convicciones democráticas arraigadas en la historia, y durante siglos dedicados a “defensa e ilustración de la lengua francesa“, sostienen, por increíble que parezca, una comisión especial de la Academia Francesa de Letras para la naturalización del léxico extranjero, que examina y decide caso por caso. no pude detenerlo estacionamiento e fin de semana fueron injertados, sin adaptación y sin similares. Pero consiguieron, con rara originalidad, imponer el nombre”ordinateur” en la computadora, haciendo de su lenguaje uno de los pocos que tiene un término propio que no se deriva de él. no utilice software pero si "logiciely decidió que correo electrónico voluntad miel.
En Brasil, el cambio de siglo, que vio un auge de la frivolidad, vio también a los beletristas proponer formas sustitutivas de los galicismos más comunes, descomponiéndolos y reemplazándolos mediante un retorno a las raíces greco-latinas. Tarea honorable, y condenada al fracaso. ¿Ludopédio (juego+pie) o fútbol? ¿Lucivelo (luz+velar) o pantalla (rotura+luz)? ¿Tetéia o chuchería? Entre nosotros, kinesiphorus (movimiento+carrier), en lugar de chófer, era desagradable, y hoy todos han dejado al chófer en favor del chófer. Pero el menú se impuso, reemplazando al menú francés, aunque en Portugal es el menú habitual. En esta moda, incluso el anglicismo de Picnic vaciló ante Convescote.
Otro creador de neologismos es Emília, de Monteiro Lobato. Emília practica y teoriza sobre el neologismo, por lo que aporta argumentos en contra de esta ley. Nunca tuvo miedo de lo extranjero, que asume sin ceremonias, con notable gracia. Así, por ejemplo, se apropió de una palabra inglesa legítima, haciéndola disponible en todo momento: the bilingüe, para designar sus pertenencias. en las paginas de Emília en el país de la gramática, que transforma el lenguaje en una ciudad imaginaria, encontraremos el léxico rutinario asentado en el centro urbano, mientras que los neologismos y arcaísmos se ubican en la periferia: metafóricamente, aún no tienen o ya perdieron el derecho a estar en la ciudad . Los arcaísmos viven en Bairro do Refugo, donde se personifican palabras como Bofé y Ogano.
En un suburbio maltratado, juegan niños harapientos, que constituyen la Jerga. Entre ellos Otário, actualmente vivo, y Cuera o matón, que tanto empleó Mário de Andrade y que desapareció. No muy lejos de Slang viven inmigrantes, conocidos como Barbarismos o Estrangeirismos. Emília, que a veces es un poco pedestre (pronto preguntó si doña Benta y tía Nastácia eran arcaísmos), ponderó que esas palabras se llamaban así porque decían barbaridades. Pero el vizconde aclara que no lo son, y, defendiéndolos, ataca a los gramáticos, a los que llama “policías de la lengua”, que consideran criminales los extranjerismos y “tratan a los pobres como si fueran leprosos”. Más o menos lo que propone el nuevo proyecto de ley como programa.
Narizinho está de acuerdo, porque si este país recibe gente de todas las regiones, debe aceptar coherentemente cualquier palabra, sin estigmatizarla con cursivas o comillas. Y Emília, partidaria de la simplificación ortográfica, ataca la ph y la th, las dobles consonantes, etc., afirmando que el uso elimina la complicación, por regla general en cualquier idioma –que no es exacto. Si esto es cierto para muchas de las lenguas latinas, incluida la nuestra, el alemán y el inglés resisten, sin dejar de respetar grafemas mudos e inútiles. Es por este factor que la atención dada en las escuelas norteamericanas a la “ortografía“, en el que los estudiantes suelen hundirse.
Guimarães Rosa recuperó arcaísmos y acuñó neologismos. Como Emília, no sólo la practicó sino que la adoctrinó, lo que hizo especialmente en los cuatro prefacios de Tutaméia – Terceras historias. Allí, particularmente en el prefacio para el que forjó el título “Hypotrelicus”, el escritor examina, burlándose de ambos, los dos ejes que resumen las hipótesis de renovación autónoma de las lenguas: la autoría anónima o la autoría individual sometida a escrutinio colectivo.
Admirador, como es, del brío lingüístico y del argot (en el mismo prefacio alaba el “gamado” y el “aloprado”), muestra cuán ingenuo, si no ignorante, sería creer que el pueblo es la fuente de todo. creación. Insiste en señalar que muchas de las palabras más indispensables y conocidas fueron invenciones con autor y fecha: “a la manera en que Cicerón hizo cualidad (calidad), Comte “altruismo”, Stendhal “egoísmo”, Guyau “amoral”, Bentham “internacional”, Turgenev “nihilista”, Fracastor “sífilis”, Paracelso “gnomo”, Voltaire “embajador (embajador), Van Helmont “gas”, Coelho Neto “paredro”, Rui Barbosa “egolatría”, Alfredo Taunay morgue”.
El escritor ciertamente apreciaría el sabor de ciertas aclimataciones felices, como la espléndida “Xburger” – porque el nombre de la letra xis no es homófono de la palabra queso? —, así como la difusión demótica del genitivo inglés, estampada por todo el territorio nacional, en los innumerables establecimientos denominados Chico's, Dito's, Mucama's, Iracema's etc.
Completando los argumentos de Guimarães Rosa, es bueno recordar que con cada expansión del campo del conocimiento o avance tecnológico, es necesario fabricar, a propósito y de la manera más artificial posible, es decir, sin ninguna espontaneidad popular, un nuevo léxico específico, en buscar etimologías y afijos en las propias fuentes greco-latinas. La medicina, la botánica, la zoología, la física, la química, suelen proceder de esta manera.
Los astrónomos se han esforzado en esto durante siglos, y les estamos agradecidos por invadir nuestra imaginación con las galas de la mitología griega. ¿Quién no siente una fantasía desbocada al ver que las lunas de Marte se llaman Deimos y Fobos, o Horror y Miedo, por el nombre de los dos caballos que tiraban del carro del Dios? ¿O que, aparte de los anillos, Saturno tiene veinte satélites, de los cuales el mayor es un Titán?
Aunque es el mismo procedimiento artificial de recurrir a las raíces castas, y no tiene nada que ver con el celo inconsciente, ya no nos sobresaltamos cuando hablamos de electricidad, coches, telegramas, autobuses, frigoríficos, radios, faxes (de facsímil), taxi, avión, avión, aeropuerto, paracaídas, misil, submarino, átomo, bicicleta y motocicleta, astronauta, etc. Nadie se pregunta ni protesta. Entre los idiomas europeos, el alemán se desvía de la norma, traduciendo el grecolatino a raíces germánicas y adaptándose componente por componente, con resultados como Fernsehen (far+see), para televisión.
De todos modos, el lenguaje informático ya ha enviado algunos sinónimos a Bairro do Refugo, incluso cuando son innecesarios. Así sucedió con el verbo borrar, que suplantó a borrar, delirio, obliterar. La barbarie es injustificada; pero ya se ha vuelto vernáculo, está en los diccionarios y en todas las bocas. Quizá resulte extraño por lo reciente, pues nadie recuerda que el noble deporte bretón fue foco infeccioso de anglicismos, desde su mismo nombre fútbol a deporte, gol, portero, pelota, patada, bota, equipo, equipo, regate, finta , sanción, etc
Entre nosotros, hay un precedente en el afán de elaboración léxica en las brillantes traducciones del siglo XIX de Odorico Mendes, de Maranhão, quien trasladó a nuestra lengua nada menos que el Ilíada, Odisea y Eneida. Aceptando el desafío del verso, cuando tantos prefieren la solución más fácil de la prosa, se determinó a dar cuenta del poder sintetizador de las lenguas declinables como el griego y el latín, esforzándose por hacerlos encajar en portugués en la medida original. Se encontró lidiando con epítetos homéricos -formularios, por tanto convencionales y repetidos mil veces a lo largo del texto- que, debido al carácter analítico de las lenguas vernáculas, debilitaban la atribución de atributos, volviéndose extensos, mientras que en el original no iban más allá los límites de una sola palabra. En el caso de Homero, trató de cambiar los étimos griegos por los latinos, menos ofensivos para el mundo de habla portuguesa.
al enfrentar Eos rododactilos no tuvo duda o, si la tuvo, la superó: en vez de anotar “Aurora, la de los dedos de rosa”, aventuró Dedirrósea Aurora. ¿No es una belleza? La esposa de Zeus, Hera o Juno, “la que se sienta en un trono de oro” y “la que tiene ojos de vaca” en tantas versiones literales, se convirtió en Auritronia y Olhitaurea. En este clavel, Minerva o Palas Atena es Olhicerúlea, la misma que, en otras páginas, tiene los ojos glaucos o azules. Una pica de cinco puntas es “de cinco dientes”; La isla natal de Ulises, Ítaca, es "circunflua" o está rodeada de olas; y así sucesivamente, siempre en aras de un encogimiento que coincida con la concisión original y encaje en el dorso.
Lo que se pierde en claridad se gana en opulencia de significantes. Al expresar su aprecio por las traducciones de Píndaro de Hölderlin, Walter Benjamin observaría que, en lugar de germanizar el griego, helenizan el alemán. Y podríamos agregar que, si se fabricó un triciclo infantil que usurpó un epíteto homérico, lo sustanció, fue lamentable, y Odorico Mendes no puede ser responsabilizado por la degradación del Velocípedo de Aquiles, forma que encontró de sintetizar el atributo “El uno con los pies “veloz” que califica al mayor de los héroes griegos.
Otro hombre de Maranhão, Sousândrade, practicó muy cómodamente la poliglosa en su voluminoso poema en 13 cantos, la guesa. Allí, el poeta utiliza varios idiomas, que eventualmente incluso riman. En ciertos casos, como en el Canto 10o, que contiene el episodio de Hell on Wall Street, la dicción está llena de términos ingleses: “”– Why, Grant, to the penitentiary/ Friends go one by one?/ Forgeries, rings, wrongs;/ Iraa's songs/ Cantar vim at ¡el circo de Barnum!”, dice D. Pedro II al presidente Grant. El Canto 2, en el episodio de Tatuturema, apela a Tupi: “”– Sueños, flores y frutos, / ¡Llamas del urucari!/ Ya se hizo aquí-á-ré,/ ¡Aligátor!/ ¡Viva Jurupari!”. Y no dejó de honrar a Odorico Mendes, a quien lanza una astilla en el Canto 12, cuando versifica: “Odorico, é pai rococo”.
Uno de los períodos más fértiles para la renovación del lenguaje literario en Brasil fue el modernismo, cuando la incorporación de lo coloquial y lo regional se elevó a la misión artística, erigiéndose como virtud del antiacademia del discurso. Este es uno de los temas que recorre de principio a fin la monumental correspondencia entre Mário de Andrade y Manuel Bandeira, motivo perpetuo de apasionada discusión entre dos de las figuras cimeras del movimiento. Fue entonces cuando Mário de Andrade ideó una gramática del habla brasileña, para blandir contra los oponentes.
Poco viene a la memoria de la gente, contrariamente a la confianza en la aleatoriedad plebeya para crear el lenguaje, que los escritores son neólogos notables, y el papel que jugaron Camões y Shakespeare tanto en el vocabulario como en el enriquecimiento sintáctico de sus idiomas debería ser más enfatizado. Y el verdadero homenaje es el que James Joyce recibió póstumamente, cuando científicos educados transformaron el hermoso nombre de quark, acuñada por él en una frase del Despertar de Finnegan"Tres quarks para Muster Mark“. Como los quarks de la teoría de los cuantos se presentan siempre en tríadas, no se discute la pertinencia del bautismo.
En definitiva: todo indica que vamos hacia una nueva koine. El período helenístico conoció la koine propiamente hablando, un griego pasado con un vocabulario mínimo y una sintaxis tosca que sirve como lengua internacional, o segunda lengua para los hablantes, que no abdican de la suya. Más tarde, el latín reinaría en su lugar durante siglos. En nuestro país, en la época colonial, la llamada lengua general derivada del tupí jugó este papel.
Contra nuestra voluntad, tal vez nos veamos obligados a admitir que ha llegado el turno del inglés, una especie de inglés básico y primario, globalizado y reconocido en todos los demás idiomas, resultado de los códigos informáticos. Y no sería una ley desastrosa que pudiera detener el proceso. Más aún cuando nos damos cuenta de que los caminos de la evolución del lenguaje son mucho más diversificados y llenos de meandros de lo que uno podría pensar, inclinándose la balanza ahora hacia lo espontáneo y ahora hacia lo fabricado.
*Walnice Nogueira Galvão Profesor Emérito de la FFLCH de la USP. Autor, entre otros libros, de Leer y releer (Sesc\Ouro sobre azul).
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