por ÁNGELO D'ORSI*
Los ecoguerreros olvidan que detrás de todo está la economía, o más explícitamente, el capitalismo.
“El arreglo social más peculiar, y también el más dañino, que jamás haya surgido en la historia de la humanidad, equiparando el progreso con la competencia y rivalidad más feroz; estatus social con la acumulación voraz e ilimitada de riqueza; los valores de la persona con mezquindad y egoísmo”. La manifestación de la semana pasada en Estrasburgo con motivo de la votación del Parlamento de la Unión Europea sobre la defensa de la naturaleza me llevó a hojear un texto de Murray Bookchin, Por una sociedad ecológicaógica.
No sé si Greta Thunberg y los numerosos luchadores contra el cambio climático, el calentamiento global y la devastación ambiental lo saben, pero les recomiendo encarecidamente que lo lean. Tengo cada vez más la impresión de que en estos eco-guerreros, los guerrilleros del medio ambiente, los participantes en las manifestaciones ya rituales Viernes para el futuro, olvidan que detrás de todo está la economía, o más explícitamente, está el capitalismo, que durante cuatro o cinco décadas asumió el rostro feroz del turbocapitalismo, una máquina implacable que genera ganancias para unos pocos y produce sufrimiento para muchos.
En Estrasburgo, la joven Greta Thunberg estaba en primera fila y repetía sus insultos, pero acusar a la humanidad de una tendencia a la autodestrucción es decirlo todo sin decir nada. Después de todo, Greta Thunberg logró en los últimos días traer y notificar al mundo su apoyo a Volodymyr Zelensky, acusando a Rusia de crímenes ambientales, olvidando las responsabilidades fundamentales del liderazgo ucraniano, comenzando por el presidente-comandante en jefe que está favoreciendo la masacre (alentada o tolerada por la OTAN y EE.UU.); masacre de personas, estructuras y el medio ambiente, quizás preparando un “accidente nuclear”, que, como la semidestrucción de la represa, será culpado por los rusos. Como Greta Thunberg repitió descaradamente en su encuentro con Volodymyr Zelensky.
En otras palabras, separar la lucha por el medio ambiente de la lucha por una subversión radical de los arreglos sociales, condenar las “fuentes fósiles” o el cambio climático y abstenerse de ver y denunciar las responsabilidades políticas del turbocapitalismo y su base teórica, el neoliberalismo, corre el riesgo de no producir la salvación de la naturaleza y mucho menos de la humanidad.
*Angelo D´Orsi Es profesor titular de Historia de las Doctrinas Políticas en la Universidad de Turín. Autor, entre otros libros, de Gramsci. Una nueva biografía (expresión popular).
Traducción: Anselmo Pessoa Neto.
Publicado originalmente en el portal El diario se.
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