por AFRANIO CATANÍ*
Comentario al libro de poemas de Laura Erber
“Escribo con lo que me haces\ Cuando no hacemos nada”
Laura Erber, carioca, vive actualmente en La Haya, Países Bajos y, además de dedicarse a la ficción, escribió ensayos, textos para niños y traducciones ocasionales –traducida Anne Carson (1950). Es autora de excelentes libros de poemas, como Cuerpos y días (2008) A regresó (2016) Mesa de inspección de azúcar y tabaco (2018) y Theadoro Theodor (2018), además de los ensayos contenidos en El artista improductivo (2021).
Este Las palabras intercambiadas, que reúne 19 poemas y Epílogo de Marcos Siscar, comienza con una dedicatoria que ya sugiere la ambigüedad del intercambio como compartir o malentendido: “Los poemas eran todos tuyos. Ahora es el libro del silencio”.
Laura Erber desdibuja los límites entre poesía y prosa. Los primeros tres y el quinto texto están escritos en prosa, mientras que los otros quince están escritos en verso. Luisa Destri recuerda que “hay un efecto fragmentario provocado por la reunión de imágenes que transcurren, a lo largo del libro, por universos tan lejanos como las tortugas y las barricadas, los juegos de cartas y el pop art”.
Marcos Siscar entiende que “las palabras son el objeto de intercambio, la evidencia de que se compartiría. Pero en este lenguaje, la naturaleza del compartir y sus condiciones están igualmente en juego” –y el compartir parece expuesto “a la posibilidad de desajuste, error y manipulación”.
En “Cinco minutos” el poeta escribe que “seré (…) un lagarto absorbiendo toda la luz de estas regiones en los cinco minutos que me han dado” y “de repente desaparezco – algún día me perdonarás por esto – como un luz amable que entraba sigilosamente por el balcón con el silbido de las hojas voladoras de un flamígero”.
Para ella, “los días terminan antes que el cansancio” y “nadie puede desmantelar a esos dos (…) Ni se contienen ni encajan en el juego que jugaron” (“Card Players”).
“Remains” asocia el incendio del museo con las incertidumbres del amor: “desde el museo nacional carbonizado/ llevado por el viento/ el pasado esparcido/ como letras perdidas/ de lo que nunca termina/ por la ciudad/ así también/ nosotros dos/ pedacitos de lo real/ incendiados/ con el viento/ llegamos/ aquí/ el resto lo sabemos/ y no sabemos”.
“De volta” y “Circumstances of Light” tratan de la lasitud, la casi inmutabilidad de las situaciones: “Conozco la sal de los días lentos”; “por ineptitud/dificultad/o cálculo/las cosas cambian/muy lentamente”.
En “No sé librarme de las palabras” prevalece la ternura – “un paisaje es lo que no se cierra (…) tus dedos recorren el cielo rojo/los míos permanecen quietos en tu cabello/ para siempre”-, mientras que en “Nos cruzamos”, “pequeños reflejos sobre el agua ciega, llenan de futuro/brillar la boca de risa”.
Hay aún más ternura en 'apenas empezamos a volar': “nos vamos a encontrar, nos vamos a abrazar mucho/vamos/como quien llega de viaje/a el puerto/ después de dar la vuelta al mundo/ en una carabela…/ mira cómo vela/ sólo tiembla con la brisa.”
En el poema en prosa “Véspera”, el tema amoroso emerge con la delicadeza que caracteriza las odas producidas por Laura Erber: “El reconocimiento más o menos completo de que todo es como es porque es. Entre nosotros, quiero decir. ¿Es posible conocer el suelo que pisamos mientras caminamos sobre este suelo? La pregunta no es falsa, pero la voz que la sustenta no es de nadie. ¿Lo entiendes? Una biblioteca ideal estaría formada por poemas que se deslizan entre las acciones más simples y el dialecto del vapor que sale del café. Siempre caliente. Porque así es. Algo así como mantener la voz en el aire cuando tus pies pierden el suelo. ¿Qué quiero decir? Me entiendes cuando digo que fuimos invitados a existir aquí”.
Las palabras intercambiadas tienen dos epígrafes que se complementan, el de Anne Carson (“El animal que trota/puede restaurar el rojo/de los corazones rojos”) y el de Hilda Hilst (“Pegado a tu boca mi desorden”). Ambos marcan el tono de los poemas de Laura Erber, en un intenso diálogo con el lector. En expresión alegre de Marcos Siscar, “las palabras se intercambian, pero también matan”, porque para Laura, el riesgo es que quedemos como “bandadas de pájaros/atrapados en el foco de atención”.
*Afranio Catani Es profesor titular jubilado de la Facultad de Educación de la USP. Actualmente es profesor visitante de la Facultad de Educación de la UERJ (campus Duque de Caxias).
referencia
Laura Erber. Las palabras intercambiadas. Belo Horizonte: Editora Âyiné, 2023, 64 páginas. [https://amzn.to/4gi5n9f]

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