Las manifestaciones en Cuba

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por LUIZ BERNARDO PERICAS*

Debemos luchar por Cuba y los ideales de la revolución

Las protestas en diferentes ciudades cubanas, que comenzaron en San Antonio de los Baños el 11 de julio, han sido ampliamente reportadas por la prensa dominante como una señal de que el pueblo del país aparentemente está cansado de su gobierno y busca cambiar el modelo socialista. por otro supuestamente más “liberal” y “democrático”. Según esta narrativa, los problemas económicos, agravados por la pandemia del nuevo coronavirus, habrían sido fundamentales para desencadenar las manifestaciones. Sin embargo, es necesario tener cuidado en este punto de no dejarse influenciar por medios de comunicación extranjeros o por información proveniente de medios “alternativos” turbios, en general, de grupos locales de Internet, con un apoyo intenso de los Estados Unidos.

La pandemia del nuevo coronavirus ciertamente ha afectado a Cuba. Pero hay muchos países que vieron deteriorarse la economía con el avance del Covid-19. En Brasil es posible verificar enormes tasas de desempleo y un proceso acelerado de precariedad y “uberización” del trabajo, con aumento de la pobreza y la desigualdad, en un marco de calamidad sanitaria sin precedentes en nuestra historia, con niveles alarmantes de casos y muertes. de la enfermedad en todo nuestro territorio. Ninguna nación en el planeta está experimentando una tragedia similar. Por no hablar de una creciente crisis política, que desgasta día a día al gobierno de Jair Bolsonaro, que ha amenazado constantemente a las instituciones y a la propia celebración de elecciones el próximo año.

En Cuba -a diferencia de aquí- el presidente Miguel Díaz-Canel goza de una confianza irrestricta entre los trabajadores de la isla. La inmensa mayoría de la población apoya la continuidad de su gestión, contrario a lo que intentan mostrar las agencias de noticias. Sin duda, el país atraviesa dificultades. El PIB se contrajo un 11% en 2020, la escasez de medicamentos y alimentos es una realidad, faltan repuestos, se han presentado apagones eléctricos y ha habido una clara caída del turismo (sector sumamente importante para la entrada de divisas), con una Reducción de vuelos desde el exterior. Ni hablar de la producción azucarera, afectada por una mala zafra en 2021, motivada por una severa sequía.

Sin embargo, quizás el tema más serio de este panel sea el bloqueo económico impuesto por la Casa Blanca. Por si no fuera suficiente vivir las penurias de la pandemia (al igual que el resto del mundo), Cuba viene experimentando dificultades para obtener insumos médicos y alimentos a causa del embargo contra la isla. En otras palabras, si hay alguien verdaderamente culpable del estado en que se encuentra el país, ciertamente no es el gobierno cubano, sino Washington.

Si bien Díaz-Canel presenta constantemente, de manera transparente, todos los temas que aquejan a la población en audiencias y conferencias públicas y televisadas, busca, al mismo tiempo, equilibrar una política realista y austera (basada en una situación sumamente delicada) con la lucha diaria por preservar las conquistas sociales de la revolución, construidas a lo largo de décadas. No es una tarea fácil. No podemos dejar de recordar que Cuba está desarrollando al menos cinco vacunas contra el coronavirus, una hazaña admirable para la nación caribeña. Y que a pesar del aumento de casos de Covid-19, existe un enorme compromiso de las autoridades para mitigar el problema, con el envío de médicos a las regiones más afectadas y la adecuación de hoteles a hospitales de campaña. Se gastaron alrededor de US$ 184 millones, en 2020 y 2021, para tratar de enfrentar este grave problema de salud. En cualquier caso, Cuba tiene una de las tasas de contagio y pérdida de vidas por el coronavirus más bajas del mundo.

Aún así, en un momento dramático como el actual, algunos grupos locales, apoyados y financiados por potencias extranjeras, aprovechan la coyuntura para sembrar el caos y la discordia. Vale recordar que las movilizaciones del 11 de julio no fueron espontáneas ni tan numerosas como se informó y que muchos de los elementos que participaron en ellas no eran representativos de la mayoría del pueblo cubano.

Mientras se desarrollaban las manifestaciones (en gran parte, orquestadas), recibían el apoyo declarado de Joe Biden, líder de la mayor potencia imperialista del planeta, y de Jair Bolsonaro, principal representante de la extrema derecha en América Latina. Es ingenuo pensar que Washington no está detrás de estas protestas. Durante décadas, la Casa Blanca realizó intentos de asesinar a líderes cubanos, recrudeció el bloqueo y amenazó con “Alcalde de las Antillas” de todas las formas.

Muchas disidentes y ONG conocidas (como la organización de Rosa María Payá, la “Fundación para la Democracia Panamericana”, que tiene su sede en Miami y que promovió su eslogan “Cuba decide”) siguen recibiendo apoyo moral y material de EE.UU. para desestabilizar el país (recordemos que Payá se ha reunido, en los últimos años, con personajes nefastos como Luís Almagro, Marco Rubio, Donald Trump, Leopoldo López Gil y Jeanine Áñez ). El día 11, “casualmente”, hubo, al mismo tiempo, pequeñas protestas en algunos lugares de Florida…

Díaz-Canel, por su parte, llamó a las masas a favor del gobierno. Los trabajadores respondieron al llamado y salieron a las calles gritando “Yo soy Fidel”. En los próximos días, las autoridades de La Habana estarán en condiciones de mostrar el otro lado de la situación y poner los hechos en su debido lugar.

Nunca está de más recordar el caso de Bolivia, cuando Evo Morales, tras ser reelegido en 2019, sufrió un golpe de Estado, se vio obligado a renunciar a la presidencia y tuvo que abandonar el país: la derecha gobernaba autoritativamente la zona andina. nación durante meses con el apoyo de los sectores más reaccionarios del Hemisferio Occidental. En 2020, sin embargo, Luis Arce, candidato del MAS, ganó las elecciones por abrumadora mayoría y Morales volvió, explicando cómo se fabricó todo el discurso sobre la “democracia” propuesto por la derecha boliviana. O Juan Guaidó, el autoproclamado “presidente” interino de Venezuela, quien recibió el apoyo de empresarios locales, norteamericanos y europeos, así como autoridades gubernamentales de varios países. Al final, no pasó nada. Y Maduro se mantuvo en el poder. Esta vez, intentan desestabilizar la isla caribeña…

Esta es una lucha ideológica que ahora está tomando contornos dramáticos. Algunos pretenden destruir el legado revolucionario y promover el neoliberalismo en Cuba. Otros, inspirados por el Che Guevara y Fidel Castro, se esfuerzan por preservar y profundizar el socialismo. Cuba es demasiado importante para la izquierda latinoamericana y mundial. Debemos luchar por Cuba y los ideales de la revolución.

* Luis Bernardo Pericas Es profesor del Departamento de Historia de la USP. Autor, entre otros libros, de Caio Prado Júnior: una biografía política (Boitempo).

 

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