Las naranjas de Francia Junior

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por AFRANIO CATANÍ*

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El 10 de enero de 1989 fue un día terrible: un accidente en la carretera a Belo Horizonte – João Monlevade se cobró la vida, a los 52 años, de Oswaldo França Júnior (1936-1989) – quien ingresó a la Fuerza Aérea a los 17 años y tuvo una carrera abrupta interrumpido por el golpe militar de 1964.

Oswaldo França Júnior, a partir de ese trauma, pasó a escribir para sobrevivir. Su carrera como escritor fue exitosa: recibió premios, hizo traducir libros a Alemania, Estados Unidos, Francia, Checoslovaquia y la entonces Unión Soviética. Hubo 14 libros entre 1965 y 1989, de los cuales Jorge, un brasileño (1967) fue adaptada al cine dirigida por Paulo Thiago (1988).

Confieso que no había leído nada de Oswaldo França Júnior hasta noviembre de 2021, cuando mi amigo Alessandro de Lima Francisco, que acaba de ser nombrado director de programas en el exterior de la Colegio Internacional de Filosofía de París, me presentó los microrrelatos de las mismas naranjas, reuniendo 62 narrativas. Tras el resumen, como si de un epígrafe se tratase, aparece el primero de ellos, lo que justifica, a mi juicio, el título del pequeño volumen: “El que pasea por el campo y ve dos naranjas maduras e iguales, ¿cómo pueden ¿Sabes que uno es bueno y otro es malo? ¿Simplemente poniéndolos en tu boca?

El conjunto de relatos está dedicado a la vida cotidiana de las personas, relatos sencillos, relatando el dolor, la angustia, las limitaciones, el miedo, la soledad. Son desiguales pero preciosos y muchos de ellos magníficos. A continuación transcribo 4 de ellos.

 

Una espera

“La persona más cercana que conozco es mi esposa. Me acuesto con ella, comemos en la misma mesa, nos cambiamos de ropa en la misma habitación y mis hijos son sus hijos. Yo trabajo en la calle y ella solo sale conmigo. La persona más cercana que conozco es mi esposa. Ella vive en un mundo y yo vivo en otro. El idioma que hablo ella no lo habla, y vive conmigo y es la dueña de mi casa”.

 

cinco días soleados

“Durante cinco días me dejaron al sol. No me dieron agua y siguieron esperando a que me deshidratara. Pero no pudieron porque la mujer que tengo me trajo saliva en la boca. Yo, que ya había renunciado a amar profundamente, fui salvado por la saliva que esta querida mujer me llevó a sus labios. Me dejaron cinco días al sol y durante cinco días estuve quemada y asustada. Pero la mujer que tengo me salvó. Me salvó con la dulce saliva de su boca”.

 

los hombres suburbanos

“Los que viven en los suburbios trabajan en el centro y cobran al final del día. Por la mañana, cuando llegan a la plaza, ven en los tenderetes de madera el pescado fresco y grande que traían los camiones de madrugada. Pero por la mañana todavía no han trabajado y no tienen dinero. Y se pasan el día pensando en el pescado fresco y grande que hay en los puestos de madera. Por la tarde vuelven con dinero y, cuando se acercan a los puestos, huelen el hedor: el pescado ha estado todo el día al sol y se ha echado a perder. Los hombres de los suburbios, entonces, llevan cosas a sus familias en lugar de pescado fresco”.

 

miríadas

“A mi alrededor vuelan animalitos que siempre chocan contra mi cuerpo. Son tan pequeños y vuelan con tanta energía que en cada colisión me cruzan uno al lado del otro. Y siento un cruce constante de estos animalitos dentro de mí. Mi cuerpo adquiere pequeños agujeros hasta el día en que se descompone. Ese día, los animalitos comenzarán a chocar entre sí, y en poco tiempo sólo quedará mi espíritu sin cuerpo y sin la incomodidad de estos constantes choques”.

 

Desconcertantes, inesperados, bruscos, cortantes, los relatos rara vez superan una página. Lectura amena y cautivadora, que también se puede encontrar en algunos de los miniescritos, como, entre otros, “El robo del sol”, “No lo conocía”, “El cazador de ídolos”, “El ciego burro”, “El nombre”, “Las cruces del camino”, “El haraquiri”.

*Afranio Catani es profesor titular jubilado de la Facultad de Educación de la USP y actualmente es profesor titular en la misma institución. Profesor invitado en la Facultad de Educación de la UERJ, campus Duque de Caxias.

 

referencia


Oswaldo Francia Júnior. Las mismas naranjas: cuentos. Río de Janeiro, Nueva Frontera, 2a. edición 1996, 96 páginas.

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