por LUIZ MARQUÉS*
El resentimiento alimenta afectos antirrepublicanos, la aversión a las normas igualitarias. Su revuelta apunta a la posición subordinada en la jerarquía, no al sistema.
Las ideas políticas del Siglo de las Luces se refieren a la educación, fuerza impulsora del progreso. En la Francia posterior a 1789, el problema es restaurar la unidad espiritual previamente reservada a la Iglesia católica. Hay quienes creen en la ciencia y la pedagogía para el flamante sentido común; y cualquiera que insista en volver a la religión. En el siglo siguiente Karl Marx desmitifica las ideas, ya que no flotan por encima de los intereses de clase y de la actividad real de los pueblos de carne y hueso. En la ideología alemana, sostiene: “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”. Poner la dialéctica en pie.
En el siglo XX prevaleció la idea de que el liberalismo garantiza la pluralidad política y una sociedad abierta al desarrollo económico, capaz de reducir la injusticia social. Ésta es la dolorosa lección del conflicto que vio la muerte de 20 millones de rusos, 8 millones de alemanes, 6 millones de judíos y 500 estadounidenses. Desde entonces, la democracia ha sido un horizonte querido por la civilización occidental.
En Brasil, después de la abolición de la esclavitud y la proclamación de la República, los intelectuales se devanaron los sesos en busca de una forma de lograr la unificación del joven país, con 350 años de supremacismo, gobierno y obediencia blancos. Anita Leocadia Prestes, en Era Vargas: autoritarismo y represión (1930-1945), señala la crisis de hegemonía de las oligarquías rurales en la producción y comercialización del café, en la Antigua República, como el detonante del levantamiento del general Góis Monteiro y Getúlio Vargas. En ese momento, la corriente de la sociología autoritaria postulaba “un Estado para una sociedad”.
El coqueteo de Getulista con el líder europeo de extrema derecha, Adolf Hitler, es comprensible y caterva, en la encrucijada global. También es comprensible la negociación pragmática del zorro de São Borja con Estados Unidos, para apoyo logístico a cambio de recursos para la construcción de la Companhia Vale do Rio Doce. Sin banda de música, la industrialización comenzó en Terra Brasilis.
Hoy las “élites” moderan la cohesión emocional convirtiéndola en antipolítica y odio. En Democracia versus neoliberalismo, obra coordinada por Wagner Romão, Juarez Guimarães en la colección destaca: “Es necesario politizar el concepto de neoliberalismo, como fusión de poderes políticos y económicos que instalan nuevos regímenes. A partir del nuevo concepto neoliberal de libertad, se revisan y transforman los fundamentos constitucionales y las formas de regulación del Estado con impacto en todos los campos de la vida económica y social, la cultura política y la subjetividad”. Politizar es exponer la responsabilidad por las malas consecuencias de las decisiones, en una totalidad significativa.
Signos de los tiempos
Las palabras significativas pueden generar significados para impulsar movimientos de masas. Los medios corporativos cumplen esta función en las noticias; redes cibernéticas, con noticias falsas. Lingüistas, historiadores y politólogos intentan descifrar la importancia del vocabulario en cada momento. Por mencionar la gran película de Walter Salles, Todavía estamos aquí, entre 1964-1985, la situación se refiere a la tortura, la censura, los derechos humanos, la lucha por las libertades democráticas, Diretas Já.
Con la redemocratización, el énfasis se desplaza hacia los partidos políticos y la reestructuración del Estado. Los estudios con valor heurístico sobre cuestiones sociales (violencia urbana, marginación) ceden ante el politicismo de análisis con valor demostrativo (gobernabilidad, orden constitucional). Crece la presión por los derechos civiles, sociales y políticos, que tienen un frente estratégico en la participación.
Teniendo en cuenta el proyecto de National Journal, la corrupción surge cuando los gobiernos luchan contra las desigualdades que incluyen a los pobres en el presupuesto de la Unión; ricos, en la tabla del Impuesto sobre la Renta. La conmoción por los falsos héroes son signos de los tiempos. EL Globo, leal al dinero que lo riega, abanderado del ultraliberalismo, disputa la opinión pública con las instituciones estatales. El producto tóxico que vende es monótono, sólo tiene una cuerda para propagar el sonido grave de la manipulación.
Después del golpe de 2016, la terminología cambia. Se retoman las olvidadas privatizaciones de los tucanes. La contrarreforma laboral y de seguridad social se hace eco de la precariedad con la subcontratación, en nombre de la pseudomodernización del trabajo. Las agendas misóginas y racistas infectan la agenda con reaccionarismo que surge de una teología de la dominación. Los pastores predican la inminencia del apocalipsis.
Los neofascistas comparten el lema de la libertad individual y el régimen de excepción, que beneficia la volatilidad de las finanzas, la circulación de capitales, el libre mercado, la agroindustria de productos básicos El resentimiento alimenta afectos antirrepublicanos, la aversión a las normas igualitarias. Su revuelta apunta a la posición subordinada en la jerarquía, no al sistema; como las “dalis” de la serie La Casa de Papel, creado por Álex Pina, tras el ascenso de Donald Trump. Los rebeldes a favor son aprendices del trumpismo. La pista musical, Bella Ciao, sirve para darle un aire libertario al contenido ideológico de la narrativa.
El corazón del pueblo
Em Por una historia política, orquestado por René Rémond, los lectores se encuentran ante un ensayo sobre la “Opinión pública”, subdividida en “estática” y “dinámica”. El primero está constituido por la formación moral e intelectual, los patrones de pensamiento y las estructuras sociales, a lo largo del largo período de las tradiciones. La segunda es una respuesta a acontecimientos disruptivos en las reglas del juego, en el corto tiempo de la microhistoria y sus circunstancias específicas. Paralelamente marchan la relajación y los caprichos.
La comunicación del actual gobierno tiene dificultades para abordar la doble faceta de la opinión pública. Las medidas de impacto en el paisaje estático para reordenar el imaginario social requieren creatividad por parte de los anunciantes; de los agentes políticos, la audacia. El desafío es ejemplificarlos dentro del amplio espectro. Mais Professores tenía que venir como parte de un proyecto educativo. Las medidas correctoras en la inflexión dinámica requieren intervenciones rápidas y firmes, preferiblemente en una cadena de radio y televisión. De hecho, Pix debería aparecer en el contexto de un proyecto contra la corrupción y la evasión fiscal. En el comercio minorista, las buenas intenciones se disipan como nubes; Al por mayor, colaboran en la politización de la política misma.
O Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido de izquierda mexicano en defensa de la diversidad étnica, religiosa, cultural y sexual, así como de los derechos humanos y el medio ambiente, aspira a una sociedad utópica. Los experimentos regionales, previos a la elección de Claudia Sheinbaum a la Presidencia, despliegan procesos socioambientales colectivos no sistémicos denominados “utopías”.
Las utopías públicas (parques, escuelas, hospitales, viviendas, etc.) son sueños de existencia solidaria y de esperanza en el socialismo. Anticipan el futuro en términos concretos. Simbolizan el coraje de renacer. Esto es lo que “Transformación de la vida pública en México”, en la síntesis ilustrada del ex alcalde de la capital. Se trata de promover el derecho democrático a tener derechos, hacia una ciudadanía sustantiva.
Presidenta Claudia Sheinbaum multiplica cambios a contracorriente statu quo conservador. Lula reinventa las relaciones en varios sectores, sin comunicar satisfactoriamente. La batería de “hechos alternativos” disparados con robots encarna la estrategia de la derecha para neutralizar las cifras y estadísticas oficiales, en la posverdad. Otro mundo es posible, llevado a la vida cotidiana con ideas, palabras y acciones políticas que lleguen al corazón de la gente. “No creo en los caminos / pero los hay / los hay”, canta el poeta en verso.
* Luis Marqués es profesor de ciencia política en la UFRGS. Fue secretario de Estado de Cultura de Rio Grande do Sul durante el gobierno de Olívio Dutra.
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