por LUIZ WERNECK VIANNA*
El foco central de los demócratas es crear condiciones para garantizar la preservación del calendario electoral
¿Será que Brasil es sólo eso, indiferente ante la injusticia, apedreado sin mover un dedo en protesta por los males que se le infligen, tragando en silencio las ofensas, anómico, abulista, y que estábamos completamente equivocados cuando lo imaginamos, no hace tanto tiempo, lleno de energía y emocionado de lograr grandes cosas? Cuando perdimos los lazos que nos unían a nuestros más grandes y sus hazañas ejemplares, como las de Mario Andrade, Drummond, Bandeira, Villa Lobos, Portinari, Niemeyer, Rondon, los tenientes del 22, la Columna del 24, los del Teatro de Arena, con Guarnieri y Vianinha, y con todos los que dejaron a su paso la promesa de que aquí florecería una sociedad justa y solidaria?
Aquí ha pasado algo muy grave, para que nos encontremos en la miserable situación del régimen de Bolsonaro, enemigo de nuestro pasado, de sus tradiciones e instituciones, que no sólo quiere denigrarlas sino también erradicar su memoria para cuyo siniestro propósito se ya conspira para su perpetuación. Tan malévolo resultado no es sólo fruto de las lamentables circunstancias que nos vieron nacer como una nación marcada por el estigma del latifundio y la esclavitud, que aún nos atormenta, pues a lo largo de nuestra historia, incluso recientemente, hemos tenido oportunidades de buscar beneficiosas alternativas, que perdimos por negligencia.
Las elecciones que se avecinan ahora nos brindan otra oportunidad para que, esta vez, eliminemos las responsabilidades que continúan persiguiéndonos, abriendo el camino a lo nuevo en nuestra sociedad que las fuerzas oscurantistas se esfuerzan por reprimir. El escenario que se avecina, a diferencia de 1964, inscrito como estamos en la geopolítica estadounidense, presenta posibilidades para que una coalición de fuerzas democráticas encuentre su momento y su turno y enfrente con éxito a la fronda reaccionaria en plena articulación. El choque entre ellos se da en el campo de la política, principalmente electoral, terreno más promisorio para las oposiciones democráticas que para sus oponentes, quienes buscan, conscientes de ello, llevarlo a otras esferas como lo demuestran sus ataques al proceso electoral y sus instituciones.
En ese sentido, el foco central de los demócratas es crear condiciones para garantizar la preservación del calendario electoral y presentarse a las elecciones con candidaturas susceptibles de expandirse, dentro de los límites de las posibles alianzas que les permitan tener éxito en la encuestas, y, más que eso, a través de su escala, eliminar cualquier intento de impedir su conclusión.
La alianza entre Lula y Alkmin es ciertamente un buen comienzo para este fin, pero no es suficiente, la gravedad de los riesgos a los que estamos expuestos exige la incorporación de todas las fuerzas vivas de la sociedad, desde los sindicatos hasta los movimientos sociales, no por mencionar las asociaciones de estudiantes, universitarios y bachilleres, fermento siempre presente en nuestras luchas por la libertad, capaces de evocar en sus manifestaciones lo que hizo Brasil Brasil.
*Luiz Werneck Vianna es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio). Autor, entre otros libros, de La revolución pasiva: iberismo y americanismo en Brasil (Revan).