Notas sobre la primera edición francesa de El capital – I

Imagen: Silvia Faustino Saes
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por RODRIGO MAIOLINI REBELLO PINHO*

Marx no solo acompañó la traducción francesa de su libro, fue mucho más allá: lo reescribió por completo.

Las Ediciones del Libro I de O Capital

Hay muchas ediciones y traducciones del Libro I d'La capital, el único libro de la obra principal publicado por Marx durante su vida. En vida hubo cuatro ediciones y dos traducciones. Aparecieron la primera y la segunda edición en alemán, ruso y francés. Las traducciones, por tanto, fueron dos: al ruso y al francés. Marx acompañó la traducción al ruso, el primero de todos, mantuvo un diálogo activo con sus traductores y al final la elogió.[i]. En la traducción al francés, fue mucho más allá: la reescribió por completo. El hecho de que haya sido completamente reescrito por el propio autor, ya que revisó la traducción con frecuencia, le da a la obra un carácter original y brinda una oportunidad única: comparar versiones que tienen esta cualidad común de los originales, usando una para iluminar la otra o para revelar sus distinciones.

Si el atributo de originalidad que posee la edición francesa no le bastara para ocupar un lugar propio en la bibliografía marxista (es una obra de Marx, no sólo una traducción)[ii], lo que marca principalmente su importancia es el hecho de que, entre todas las ediciones del Libro I, la francesa es la última escrita por Marx. Es decir, es posterior a la segunda edición alemana; el 2° alemán ya está en manos de Engels y se publica poco después de la muerte de Marx, todavía en 3; y la 1883ª, presentada por Engels como “la más definitiva posible”, aparece en 4. Por lo tanto, la 1890ª y 3ª ediciones alemanas son póstumas, sirviendo esta última de base para la mayoría de las ediciones extranjeras, incluidas las brasileñas.

El resumen cronológico de las publicaciones del Libro I, durante los 16 años transcurridos entre su primera publicación en 1867 y la muerte de Marx en 1883, es el siguiente:

  • 1ª edición alemana, 1867, con una tirada de sólo mil ejemplares, lo que, según el investigador francés Maximilien Rubel, era caro para los estándares de la época (3,5 táleros, una media de 1 semana de trabajo por trabajador) y tardó 5 años en agotarse[iii];
  • Primera edición rusa, marzo de 1, 1872 copias, vendiendo 3 en menos de dos meses[iv];
  • 2ª edición alemana, publicada inicialmente en 09 fascículos de julio de 1872 a marzo de 1873 y posteriormente en un solo cuerpo, en mayo de 1873, con una tirada de tres mil ejemplares;
  • Primera edición en francés, publicada primero en 1 fascículos, con ocho páginas cada uno, vendidos de a 44 a la vez, desde agosto de 5 hasta mayo de 1872 y luego en un solo cuerpo con una tirada de diez mil ejemplares, la mayor hasta ese momento.

(Cfr. Rubel, 1968, pp. 102 y 106)

Fue por tanto, entre todos, los franceses la última edición publicada d'La capital en el que Marx puso sus propias manos en la obra, revisándola por completo, reescribiéndola y acompañando paso a paso su publicación.

Las críticas de Engels

Fue a partir de su edición francesa que Marx planeó hacer cambios a una tercera y cuarta ediciones alemanas. Sin embargo, murió antes de poder publicarlos. Fue Engels quien asumió la tarea de llevar a cabo el proyecto, responsabilizándose de las decisiones de incorporar o no los cambios realizados y, en caso afirmativo, también de cómo incorporarlos.

Sucede, sin embargo, que Engels tenía serias críticas a la traducción francesa y especialmente al plan de utilizarla como base para futuras traducciones del Libro I. Estas críticas, por cierto, ya las había expuesto desde la publicación del 1er. edición, pero en ese momento no tenían, por supuesto, ningún efecto en ese momento, ya que Marx estaba vivo y tenía las ediciones bajo su control. Con la muerte de Marx, sin embargo, las restantes críticas de Engels comenzaron a producir consecuencias dentro de la obra, es decir, dentro del texto, como veremos en la siguiente sección.

Veamos las reseñas aquí.

Todavía en febrero de 1868 (02/02/1868), cuando se encontraron con dificultades para encontrar un traductor para el francés, Engels ya insinuaba su forma de concebir la cuestión cuando, en tono de broma, escribía a Marx:

“Realmente es tu culpa: si escribes estrictamente dialécticamente para la ciencia alemana, luego, cuando se trata de traducciones, particularmente al francés, caes en malas manos” (Engels, 2010a, V. 42, p. 534)

En otra carta, al leer una parte de la traducción francesa, Engels muestra que su crítica era aún más grave: afrenta no sólo a la traducción, sino también a la propia lengua francesa de aquellos tiempos, que no quitaría del texto de Marx más que su “vigor y vitalidad y vida.” El 29 de noviembre de 1873, amonesta a Marx en los siguientes términos:

“Querido moro, […] Ayer leí el capítulo sobre la legislación de fábrica en la traducción al francés. Con el debido respeto a la habilidad con la que se tradujo este capítulo al elegante francés, todavía lamento lo que se perdió en este hermoso capítulo. Su vigor, vitalidad y vida se fueron al carajo. La posibilidad de que un escritor corriente se expresara con cierta elegancia se compraba castrando la lengua. Cada vez es más imposible pensar originalmente en la camisa de fuerza del francés moderno. Todo lo ostentoso o vital se elimina sólo por la necesidad, que se ha vuelto esencial en casi todas partes, de doblegarse a los dictados de una lógica formal pedante y cambiar las frases. Creo que sería un gran error tomar la versión francesa como modelo para la traducción al inglés. En inglés, no es necesario mitigar el poder expresivo del original; todo lo que inevitablemente debe ser sacrificado en pasajes genuinamente dialécticos puede ser compensado en otros por la mayor energía y brevedad del idioma inglés” (Engels, 2010a, v. 44, pp. 540-541)

La afirmación de Engels es muy seria[V]. La lengua francesa de la época –y recordemos: la lengua francesa de la época era la de Víctor Hugo (1802-1885), Balzac (1799-1850) y otros– castraría la expresión escrita y, peor aún, la convertiría en original. pensando imposible. , poniéndose una camisa de fuerza, que acabaría alejando lo vistoso y aniquilando lo vivo. Por todas estas razones, la traducción al francés supondría el sacrificio del texto alemán, especialmente en los llamados “pasajes genuinamente dialécticos”, por lo que otras traducciones no tendrían que partir de la edición francesa.

Poco después, sin entrar en detalles sobre la advertencia que se le hizo, Marx objetó sucintamente:

“Querido Fred […] ahora que estás viendo la traducción al francés de El Capital, te agradecería que perseverases con ella. Creo que encontrará que algunos pasajes son superiores al alemán” (Marx, 2010a, v. 44, p. 543)[VI]

En su respuesta, Engels cedió parcialmente, es decir, mantuvo su visión despectiva de la lengua francesa, pero aceptó, por el momento, como mejores las partes de la edición francesa que Marx había revisado. Luego dice que los pasajes en francés podrían incluso ser superiores, debido a la revisión de Marx, pero a pesar de las supuestas limitaciones del idioma.

“Querido moro […] Hasta ahora creo que lo que revisado sí es mejor que el alemán, pero ni el alemán ni el francés tienen nada que ver” (Engels, 2010a, v. 44, p. 545)

El hecho es que la forma en que Engels vio la edición francesa estaba tan arraigada que sobrevivió a la muerte de Marx (14 de marzo de 1883). Recordemos que Engels publicó la 3ª y 4ª ediciones alemanas del Libro I después de la muerte del autor, dice, el 29 de junio de 1883:

“La 3ra edición de El Capital me está generando una enorme cantidad de trabajo. Tenemos una copia donde Marx sigue la edición francesa al indicar las enmiendas y adiciones a realizar, pero queda por hacer todo el trabajo detallado. Llegué hasta 'Acumulación', pero aquí es el momento de revisar casi por completo toda la sección teórica. Además de eso, está la responsabilidad. Porque hasta cierto punto la traducción francesa carece de la profundidad del texto alemán; Marx nunca habría escrito en alemán de esta manera” (Engels, 2010a, Vol. 47, p. 42)

Aquí, es claro que la concesión parcial de Engels en su divergencia epistolar con Marx fue aislada, ya que aquí Engels confirma una vez más que el objeto de su crítica era tanto el idioma francés de la época como la edición francesa de Marx. Pesaron no sólo sobre J. Roy, sino también sobre Marx, los grilletes de la lengua francesa. Ahora bien, ¿podría la edición francesa pasar indemne ante los defectos de un lenguaje que castraría la expresión escrita, pondría una camisa de fuerza al pensamiento y echaría por tierra el vigor y la vitalidad y la vida del texto? Realmente, a partir de estas premisas, de ninguna manera Engels aceptaría que el texto francés tuviera la misma profundidad que el alemán.

No por casualidad, el 07 de junio de 1893, Engels especula, sobre una traducción al italiano, lo siguiente: “Una traducción sólo de la edición francesa no sería perfecta, ya que el italiano se adapta mejor al estilo filosófico del autor” (Engels, 2010a, V 50, pág. 151)[Vii]. Por lo tanto, la versión francesa, elaborada por el mismo Marx, aparece, a los ojos de este tercero (incluso Engels), menos apropiada al “estilo filosófico” alemán de Marx, ya que en francés no le conviene “el estilo filosófico”. del autor”.

Engels reafirmó la posición que ocupó en cartas, también públicamente: en los prefacios que publicó al Libro I después de la muerte de Marx (Prefacio a la 3.ª edición alemana, Prefacio a la edición inglesa, Prefacio a la 4.ª edición alemana). Estos textos, en cuanto al aspecto aquí analizado, están en clara contradicción con lo que el propio Marx aporta en el Epílogo de la 2ª edición alemana y en el Aviso al lector de la edición francesa, hechos públicos en vida y con precedencia (como veremos más tarde).

En el primer prefacio de Engels al Libro I (el Prefacio a la 3.ª edición alemana, fechada el 07 de noviembre de 1883), dice que los cambios que hizo en el texto provinieron de dos fuentes principales: una copia anotada de la edición alemana y una copia anotada de la edición alemana Edición francesa. Engels da a entender también que las indicaciones de Marx contenidas en las mencionadas ediciones comentadas se habrían cumplido no sólo en parte, sino en su totalidad. Vamos a ver:

“Inicialmente, Marx planeó reelaborar extensamente el texto del Volumen I, formular con mayor precisión varios puntos teóricos, agregar otros nuevos y complementar el material histórico y estadístico con datos actualizados. Su precario estado de salud y el afán por culminar la redacción definitiva del tomo II le obligaron a desistir de este plan. Solo se debe modificar lo estrictamente necesario y solo se deben incorporar las adiciones ya contenidas en la edición francesa (La capital. por Carlos Marx, París, Lachâtre, 1873), publicado mientras tanto.

En la colección se encontró una copia de la edición alemana, corregida por Marx en algunas partes y con referencias a la edición francesa; También se encontró una copia de la edición francesa, con indicaciones precisas de los pasajes a utilizar. Estas modificaciones y adiciones se limitan, con pocas excepciones, a la última parte del libro, la sección 'El proceso de acumulación de capital'. En este caso, el texto publicado hasta ahora seguía, más que en otros, el plan original, mientras que los apartados anteriores habían sufrido una reelaboración más profunda. El estilo era, por tanto, más vivo, más resuelto, pero también más descuidado, salpicado de anglicismos y, en ciertos pasajes, oscuro; el transcurso de la exposición tuvo lagunas aquí y allá, ya que algunos puntos importantes sólo habían sido esbozados.

En cuanto al estilo, el propio Marx había sometido varios capítulos a una revisión cuidadosa que, junto con las frecuentes instrucciones transmitidas oralmente, me dio la medida de hasta dónde podía llegar en la supresión de los términos técnicos ingleses y otros anglicismos. Sin duda, Marx habría reelaborado las adiciones y adiciones, reemplazando el francés pulido con su propio alemán conciso; Tuve que contentarme con traducirlos, ajustándolos lo más posible al texto original.

En esta tercera edición, por tanto, no se cambió ni una palabra sin que yo estuviera seguro de que el propio autor lo haría” (Marx, 2017, pp. 97-98, énfasis mío)

Este pasaje muestra que Engels consideró limitado el alcance de los cambios de contenido provocados por la edición francesa. Supuso además que, cuando fuera a incorporar las novedades del texto francés al alemán, Marx reelaboraría estos nuevos complementos y adiciones hechas en francés, al igual que reemplazaría su “francés pulido” por su “alemán conciso”.

Luego, en el Prefacio a la edición inglesa, fechada el 05 de noviembre de 1886, Engels dice que:

“Se acordó [con el traductor] que debía comparar el manuscrito con el trabajo original y sugerir las alteraciones que me parecían convenientes [...] La tercera edición alemana, en la que se basó íntegramente nuestro trabajo, fue preparada por mí , en 1883, con la ayuda de las notas dejadas por el autor, en las que indicaba los pasajes de la segunda edición que debían ser reemplazados por ciertos pasajes del texto francés, publicado en 1873 [Nota al pie de Engels: 'Le Capital' par Karl Marx. Traducción de MJ Roy, entièrement revisée par l'auteur (París, Lachatre). Esta traducción, especialmente en su última sección, contiene considerables alteraciones y adiciones al texto de la segunda edición alemana]. Las alteraciones así efectuadas en el texto de la segunda edición coincidieron, en general, con los cambios prescritos por Marx en una serie de instrucciones manuscritas para una traducción al inglés que había sido planeada para su publicación en América diez años atrás, pero que había sido abandonado principalmente por falta de un traductor capaz y adecuado. Este manuscrito fue puesto a nuestra disposición por nuestro viejo amigo, el Sr. FA Sorge, de Hoboken, Nueva Jersey. Contiene indicaciones adicionales de extractos de la edición francesa para ser insertados en el texto fuente de la nueva traducción; sin embargo, siendo este manuscrito muchos años más antiguo que las últimas instrucciones dejadas por Marx para la tercera edición, no me sentí autorizado a hacer uso de ellas salvo en contadas ocasiones, especialmente cuando nos ayudaban a superar dificultades.[Viii]. Asimismo, se hizo referencia al texto francés, en los pasajes más difíciles, como un indicador de lo que el propio autor estaba dispuesto a sacrificar, siempre que algo del significado completo del texto original tuviera que ser sacrificado en la traducción” (Marx, 2017, p. 102, énfasis mío)

Vemos, pues, el valor que Engels atribuía a la edición francesa. Las “considerables alteraciones y adiciones”, reconocidas por Engels en la nota al pie, tienen su utilidad señalada en el cuerpo del texto: demostrar hasta qué punto la traducción podría sacrificar “algo del sentido integral del texto original”. Ahora bien, esto es lo que se dice: i) que la edición francesa serviría para señalar un límite a la renuncia al sentido del “texto original” por parte de la traducción, de manera que ésta evidentemente no tendría la misma estatura que Aquél; ii) que Engels no trata la edición francesa como un “texto original” de Marx, sino como una mera traducción. Esta postura de Engels sigue sus propias críticas epistolares antecedentes; se mantuvo así contraria a lo dicho positivamente por el autor, tanto en las cartas como públicamente en la propia edición francesa, especialmente en su Aviso al lector (como veremos).

La impresión, mencionada anteriormente, de que la implementación de las recomendaciones contenidas en las copias anotadas por Marx se había agotado en la 3ª edición alemana se disipa en el Prefacio de la 4ª edición alemana, fechada el 25 de junio de 1890. En efecto, Engels revela que la renovada las consultas con ediciones anotadas por el propio autor dieron lugar a nuevas adiciones. Vamos a ver:

“La cuarta edición requería la configuración más definitiva posible, tanto del texto como de las notas. Aquí hay algunas palabras sobre cómo respondí a esa demanda.

Después de una nueva consulta con la edición francesa y con las notas manuscritas de Marx, he insertado en el texto alemán algunos adiciones tomadas de la primera [es decir, edición francesa]. Se encuentran en la p.130 (3ª ed., p. 88), p. 517-19 (3ª ed., pág. 509-10), pág. 610-13 (3ª ed., pág. 600), pág. 655-7 (3ª ed., p. 644) y en la nota 79 en la p. 660 (3ª ed., pág. 648). Asimismo, siguiendo los precedentes de las ediciones francesa e inglesa, he añadido al texto (4ª ed., p. 519-25) la larga nota sobre los mineros (3ª ed., p. 509-15). Las demás modificaciones, de menor importancia, son de carácter puramente técnico” (Marx, 2017, p. 105, énfasis añadido)

Como puede verse, en la llamada “configuración más definitiva posible” de la obra, Engels no menciona, como en sus otros prólogos, el valor científico independiente del original atribuido por Marx (como veremos), en una vía pública, precisamente a la edición francesa (Marx, 1872/1875 y 2018, p. 348); ni siquiera mencionó la recomendación expresa del autor a los lectores de habla alemana de consultar la edición francesa (lo veremos más adelante).

Por lo tanto, este planteamiento de Engels acabó dejando fuera de forma significativa de las ediciones póstumas una serie de nuevas formulaciones que no sólo pensó Marx, sino que puso con sus propias manos en el propio texto de la edición francesa. Los editores de MEGA²[Ex], señala el investigador Kevin Anderson, reunió partes omitidas por Engels en la 4ª edición alemana en un anexo de 50 (cincuenta) páginas en el aparato crítico de la obra (Anderson, 2019, p. 260). Incluso pasajes que Marx había indicado expresamente que debían insertarse en una próxima edición no fueron incluidos por Engels en las siguientes ediciones alemanas (Anderson, 2019, p. 264), especialmente en la cuarta, que matizó, es importante repetir, como “lo más definitivamente posible” (Engels en Marx, 2017, p. 105). Como dice el investigador alemán Michael Heinrich:

“El volumen 1, en la cuarta edición más difundida de 1890, es una mezcla de la segunda edición alemana de 1872 con la edición francesa de 1872-1875. Engels incluyó algunos de los cambios de la traducción al francés, pero no todos, con el resultado de que el Volumen 1 ahora existe en una forma que Marx nunca conoció” (Heinrich, 2018, p. 21, cursivas mías)[X]

Así, que las intenciones fueron las mejores es algo que no se pone en duda, pero el caso aquí es el de un editor que acabó apropiándose de la obra como si fuera el autor. Si Engels, en el prefacio al Libro II d'La capital había subrayado que se trataba de una obra “exclusivamente del autor y no del editor”[Xi]El mismo, al tratar con la edición francesa del Libro I, no procedió de manera coherente. El trato inapropiado de Engels a la edición francesa es acusado enfáticamente por Kevin Anderson, quien afirma:

“Lo más generoso que se puede decir de la edición de Engels del Libro I de La capital es que nos dejó una edición incompleta presentada como versión definitiva. Sin embargo, en el prefacio a la 4ª edición alemana de 1890, escribe que había establecido 'una configuración tan definitiva como fuera posible tanto del texto como de las notas'. A pesar de esto, Engels omitió el prefacio y el posfacio de Marx a la edición francesa [...] Se podría hacer una crítica más mordaz de Engels [...] basada en la noción de que Marx quería que la edición francesa fuera el estándar para y posteriores traducciones” (Anderson, 2019, p. 265) [Esto] “es parte de un problema mayor: separar el trabajo de Marx de los marxistas posmarxistas, comenzando con Engels[Xii](Anderson, 2019, p. 136).

Ejemplos de cambios

Veamos, a modo de ilustración, una selección sucinta de cambios hechos por Marx en la traducción francesa que no fueron reproducidos en las posteriores alemanas por Engels. Las referencias a extractos de esta cuarta edición alemana se harán de acuerdo con la traducción de Rubens Enderle publicada por Boitempo.

No cuesta nada notar el primer cambio, ya que está en el título. En todas las ediciones anteriores a la francesa, la obra se titula Capital – Crítica de la economía política. Crítica de la economía política es así el subtítulo de la 1ª edición alemana, la 2ª edición alemana y la primera edición rusa (Rubel, 1968, p. 102). Este subtítulo fue retenido por Engels en la tercera y cuarta ediciones alemanas. Ya en la primera edición en lengua inglesa, realizada por Engels en 1886, fue muy modificada; título y subtítulo quedaron así: “Capital. Un análisis crítico de la producción capitalista” (Marx, 1990, p. 03); como puedes ver, el economía política salió y entró en un analisis y producción capitalista, aún convirtiéndose en el crítica un atributo de analisis. ¿Qué pasa con la edición francesa? En la edición francesa, Marx eliminó el subtítulo; la obra recibió, de todas las versiones, el título más conciso: “O Capital”. Así, la diferencia ya empieza por la portada, y salta a los ojos.

Una hipótesis ideal para explicar esta supresión de Marx es que éste no pretendía que su obra pareciera ser una crítica sólo de un cuerpo teórico, de un conjunto de ideas, ya que era una crítica de un determinado modo de producción de la vida material. : el modo de producción capitalista. En otras palabras, no pretendería que fuera una crítica limitada a la “disciplina” de la economía política, sino a la propia vida social bajo el dominio del capital.

La estructura del texto también fue completamente reformada por Marx. Hay cambios en la disposición de los capítulos y apartados, en la parametrización (generalmente más reducida), en los puntos (varias veces divididos, otras veces reunidos). En cuanto al contenido, hay innumerables adiciones y reelaboraciones, ya veces incluso sustracciones. En resumen, en forma y contenido (por así decirlo) hay sumas, restas, divisiones y transformaciones.

Veamos el cambio en la división de capítulos y secciones. En la edición alemana hay 7 secciones divididas en 25 capítulos; en francés, 8 secciones, en 33 capítulos.

Fueron los capítulos 4 y 24 de la edición alemana los que cambiaron su diseño. En alemán, Capítulo IV: La transformación del dinero en capital se divide en tres elementos: 1. La fórmula general del capital, 2. Las contradicciones de la fórmula general, 3. La compra y venta de la fuerza de trabajo. En francés, cada uno de los artículos se convirtió en un capítulo, los capítulos IV, V y VI. Lo que era uno se convirtió en tres. El mismo procedimiento se aplicó en el Capítulo XXIV (La llamada acumulación primitiva), convirtiendo cada uno de sus artículos en sus propios capítulos. Lo que era uno se convirtió en siete.

En la división de secciones, hay siete para el alemán y ocho para el francés. El cambio se produjo en la séptima y última sección de la edición alemana (El proceso de acumulación de capital), dividida en dos en francés (la séptima, Acumulación de capital, y el octavo, La acumulación primitiva).

Se trata de la disposición de los capítulos y las secciones. En cuanto al contenido del texto, veremos un cambio en el Prefacio –que fue observado y tuvo sus repercusiones examinadas por Kevin Anderson (2019, p. 267)–, otro en el capítulo sobre el proceso de trabajo y posteriormente una supresión .

En el Prefacio de la 1ª edición alemana, Marx escribió: “El país más desarrollado industrialmente no hace más que mostrar al menos desarrollado la imagen de su propio futuro” (Marx, 2017, p. 78, énfasis mío). Marx modificó el texto incluso del Prefacio de la 1ª edición alemana, y este pasaje recibió una alteración importante, quedando así su redacción final en la edición francesa: “El país más desarrollado industrialmente no hace más que mostrar a quienes le siguen en la escalada industrial la imagen de su propio devenir” (Marx, 1872/1875 y 2018, p. 10). Engels no incorporó ni insinuó este cambio.

Un segundo cambio está en el artículo 1, El proceso de trabajo, del quinto capítulo, Proceso de Trabajo y Proceso de Valoración (que, nótese la diferencia, en la edición francesa se ubica en el ítem I, Producción de Valores de Uso, del séptimo capítulo, Producción de Valores de Uso y Producción de Plusvalía[Xiii]). En el alemán, al enumerar los tres “momentos simples” (“elementos simples” en la edición francesa) del proceso de trabajo (que son trabajo, medio de trabajo y objeto de trabajo), Marx dijo que el trabajo es “una actividad orientada hacia un fin, o la obra misma” (Marx, 2017, pp. 255/256). En la edición francesa Marx dice: “actividad personal del hombre, o trabajo mismo” (Marx, 1872/1875 y 2018, pp. 76 y 77). Otro cambio no incorporado ni señalado por Engels.

El último cambio que indicaremos es la supresión (ya anotada por Maximilien Rubel) que hizo Marx de un conocido pasaje de la edición alemana, que consiste en una digresión sobre la subsunción formal y real del trabajo y la industria al capital, sobre la extracción de plusvalía en formas híbridas y en la apariencia de identidad entre métodos absolutos y relativos de producción de plusvalía. Este pasaje de unas 40 líneas fue por lo tanto excluido del Capítulo XVI, Plusvalía absoluta y plusvalía relativa, de la Sección V, Nuevas investigaciones sobre la producción de plusvalía, de la edición francesa (en el siguiente tema correspondiente: Capítulo XIV, Plus-Valor absoluto y relativo, de la Sección V,La producción de plusvalía absoluta y relativa, de la 4ª edición alemana). En la citada edición brasileña, la supresión va desde “[Marx se ocupa de la producción de plusvalía relativa] presupone por tanto un modo de producción específicamente capitalista […]” hasta “esta apariencia de identidad [entre la plusvalía y la plusvalía relativa] ”, que equivale a aproximadamente una página completa de texto[Xiv] (cf. Marx, 2017, pp. 578/579; Marx, 1872/1875 y 2018, p. 220; Rubel en Marx, 2008, p. 1007).

Así, los cambios parten del título y se extienden por temas, capítulos y secciones, cubriendo de manera fluida todo el texto.[Xv].

*Rodrigo Maiolini Rebello Pinho Magíster en Historia por la PUC/SP.

 

Referencias


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ROTH, Regina. “Editando el legado: Friedrich Engels y Marx'sCapital”. En: VAN DER LINDEN, Marcel; HUBMANN, Gerald (ed.). El capital de Marx: ¿un proyecto inacabado?. Leyden: Brill, 2018.

RUBELO, Maximiliano. La première edition du Capital- Note sursadiffusion.RevueHistorique, T. 239, Presses Universitaires de France, pp. 101-110, 1968.

SECCO, Lincoln. Apuntes para la historia editorial de El Capital. Revista Novos Rumos, Año 17, No. 37, 2002.

SWINTON, Juan. Los viajes de John Swinton: puntos de vista actuales y notas de cuarenta días en Francia e Inglaterra. Nueva York: GW Carleton & Co., 1880.

VOLLGRAF, Carl-Erich. “El trabajo adicional de Marx sobreCapitaldespués de la publicación del Volumen I: Sobre la finalización de la Parte II de MEGA². En: VAN DER LINDEN, Marcel; HUBMANN, Gerald (ed.). El capital de Marx: ¿un proyecto inacabado?. Leyden: Brill, 2018.

Notas


[i] En cuanto a la traducción al ruso, véanse las siguientes cartas: Marx-Engels, 04/10/1868 (Marx, 2010a, V.43, pp. 120-122), Marx-Danielson (incluye una breve autobiografía de Marx), 07/10 /1868 (Id., Ibid., pp. 123-125), Marx-Kugelmann, 12/10/1868 (Id., Ibid., p. 130), Marx-Danielson, 13/06/1871 (Marx, 2010a , v. 44, pp. 152-153), Marx-Danielson, 09/11/1871 (Id., Ibid., pp. 238-240), Marx-César De Paepe, 24/11/1871 (Id., Ibid., pp. 262-264), Marx-Laura y Paul Lafargue, 24/11/1871 (Id., Ibid., p. 265). Se puede encontrar una descripción general de la traducción, difusión e impacto del trabajo en el debate teórico en Rusia (donde también se tradujeron por primera vez los otros libros del trabajo) en Albert Resis, “Das Kapital llega a Rusia” (1970), que también caracteriza la situación socioeconómica local en la que se lanzó y absorbió la obra.

[ii]Bouffard, Feron y Fondu, organizadores de la reciente publicación de una edición facsímil de la 1ª francesa (Marx, 2018), son críticos con lo que denominan la “versión Roy” (veremos que, en realidad, se trata de una versión de marx), pero no dejan de reconocer que “la primera traducción francesa de El Capital” constituye “una versión original del texto de Marx” que “no corresponde exactamente a ninguna de las cuatro ediciones alemanas publicadas entre 1867 y 1890” (2018, p. .11) . No por casualidad, tituló uno de sus artículos “La edición francesa de El Capital, una obra original(2018, pág. 07). Vale la pena recordar que hay otros con una opinión desfavorable de la primera edición francesa. Es el caso del traductor francés Jean-Pierre Lefebvre, el filósofo Jacques D'Hondt y el sociólogo William Outhwaite (Profesor Emérito de la Universidad de Newcastle). Por otro lado, de acuerdo con lo que se pretende demostrar en este artículo, están por ejemplo (cada uno a su manera, claro) Kevin B. Anderson (Profesor de la Universidad de California), Jorge Grespan (Profesor de la la Universidad de São Paulo y editor de nuevas ediciones brasileñas deLa capital), Regina Roth, Carl-Erich Vollgraf, Timm Graßmann(los tres últimos coeditores del MEGA²en la publicación de ediciones y manuscritos de O Capital), Marcello Musto (profesor de la Universidad de Toronto), Michael Heinrich (biógrafo de Marx y también colaborador de MEGA²) y el filósofo francés Jaqcues Bidet. Bidet, por cierto, manifiesta abierta preferencia por la edición francesa e indica que Marx incluso, en esta edición, en cierto modo limpiando el texto de categorías hegelianas, habría, por así decirlo, 'deshegelianizado' el Libro I. Hipótesis muy interesante para investigar más a fondo. Por fin,Quiero agradecer al Prof. Outhwaite quien, en un ejemplo de solidaridad científica, amablemente me envió sus artículos sobre el tema en consideración.

[iii]  Una anécdota interesante sobre esta edición: Marx dijo que el éxito en la difusión de la obra, en principio, resultaría más del entusiasmo generado a su alrededor que de cualquier lectura crítica, que tomaría más tiempo. Engels sugirió entonces que, bajo seudónimos o de forma anónima, publicaran reseñas del libro en los periódicos, pero en un tono crítico, desde un punto de vista burgués o reaccionario. Marx indicó a Kugelman y Engels, ejecutores de la tarea, el contenido de las críticas a realizar: que escriban que el autor de la obra realizó un hermoso análisis objetivo, pero que las conclusiones que sacó de él fueron fantasiosas y sesgadas ( Rubel, 1968, págs. 104/107).

[iv] Ahora, una sobre la edición rusa: los censores permitieron que se publicara la obra porque estaban convencidos de que no sería intelectualmente accesible al pueblo, censurando únicamente la publicación del retrato del autor (Marx, V. 44, pp. 398- 400 y 578, por ejemplo).

[V] La idea de que una lengua puede ponerle una camisa de fuerza al pensamiento, interdiciéndolo, bloqueando su desarrollo, está en Engels, como pueden ver. Sin embargo, no está en Marx. Recordemos, de paso, un pasaje de Marx, en El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852), en el que atribuye la posibilidad de expresarse de manera libre u original en una lengua mucho más al sujeto que se la apropia conscientemente que a propiedades inherentes a la lengua misma: “…una persona que acaba de aprender una nueva idioma que suele retraducir todo el tiempo a su lengua materna; él, sin embargo, sólo logrará apropiarse del espíritu de la nueva lengua y sólo podrá expresarse libremente con su ayuda cuando empiece a moverse en su ámbito sin reminiscencias del pasado y cuando, en su uso, olvide la lengua nativa” (Marx, 2011, p. 26).

[VI] Recordemos que Marx escribía en francés desde hacía mucho tiempo: es el caso, por ejemplo, de Miseria de la Filosofía. Responder al Sr. Proudhon (1847) y el Discurso sobre el tema del libre comercio (1848). Posteriormente, también comenzó a escribir en inglés, como es el caso de guerra civil en francia (1871) y cientos de artículos periodísticos.

[Vii] No mucho después, sin embargo, el 12 de julio del mismo año, 1893, frente a un manuscrito con la traducción de la obra, Engels, de manera contradictoria, pero manteniendo su apreciación negativa de la lengua francesa (que presentaría menos libertad de movimiento que el italiano), afirma: “Comparé algunos pasajes, particularmente del primer y penúltimo capítulo (tendencia general de la acumulación capitalista). Como dices, está traducido íntegramente del texto francés, que sigue siendo más popular que el alemán. Los pasajes que comparé fueron traducidos con bastante precisión, lo que no es demasiado difícil dado que los dos idiomas están muy relacionados y la mayor libertad de movimiento que ofrece el italiano en comparación con el francés” (Engels, 2010a, V. 50, p. 161) . Debe destacarse la observación de que es más fácil realizar una traducción precisa cuando se trabaja con lenguas muy afines, ya que algo similar dirá Marx cuando se trate de lenguas romances (veremos más adelante). Esta consideración, por cierto, una vez aplicable a la traducción del francés al italiano, puede extenderse al portugués, ya que todos derivan del mismo tronco. Nótese también la observación de que la edición francesa de Marx fue más popular que la edición alemana editada por Engels.

[Viii] Ya había dicho lo mismo en una carta a Sorge, el 29 de abril de 1886 (Engels, 2010a, Vol. 47, p. 439).

[Ex] Este es el emprendimiento que tiene como objetivo publicar las versiones originales de las obras completas de Marx y Engels, que incluye las diferentes ediciones deLa capital. Sobre MEGA, ver Heinrich (2018) y Anderson (2019, pp. 357-365).

[X] Como nos recuerda Michael Heinrich, existen “diferentes documentos textuales”, y “Decidir qué variante de un texto es mejor no es una tarea editorial, sino interpretativa…” (Heinrich, 2018, p. 19). En efecto, es fundamental separar las tareas del editor y del intérprete entre sí y las de ambos en relación con el propio terreno del autor. Si hay más de una edición de la obra, como es el caso, puede ocurrir incluso al intérprete una eventual preferencia por una de ellas, pero esto, aunque posible y legítimo, no es en modo alguno necesario. En efecto, ¿por qué sería necesario preferir uno sobre el otro o decidir cuál sería el mejor de ellos, si la combinación y la iluminación recíproca pueden ser más fructíferas? Bueno, esta no es una elección como la de Paris... Ahora, lo que realmente no debería pasar es que el editor deje que sus propias preferencias y elecciones interpretativas se deslicen de su cabeza al texto, porque entonces los diferentes roles terminan confundiéndose, todo para implican una metamorfosis impropia y silenciosa de editor a autor.

[Xi] “Fue una tarea ardua preparar el segundo libro para imprimirlo.La capital, para que quede una obra coherente y lo más acabada posible, y, además, obra exclusiva del autor y no del editor” (Engels en Marx, 1970, p. 01).

[Xii] Si no se debe adoptar una postura de temor reverencial, cerrando los ojos ante posibles improcedencias, tampoco se debe dirigir una mirada maniquea a la situación, señalando a Engels como el “'chico malo'” de la historia editorial de El Capital (Grespan, 2018, p. 55). Fue Engels quien hizo posible la publicación de los demás libros de la obra (reuniendo y editando miles de hojas manuscritas), que llevó a cabo con enorme esfuerzo y sacrificio personal, incluyendo sus propias obras. Se trata más bien de distinguir a Engels de Marx, de considerar que cuando se dice uno de uno no siempre se dice uno del otro y que por tanto no son “la misma persona”, no se ajustan a “ una sola entidad” (Anderson, 1983, p. 79).

[Xiii] Cuando partimos de la edición francesa de Marx, es el término valor añadido lo que usamos En Enciclopedia, la entrada “valia” se lee así: “VALIA, sf (Gram. &Jurisprud.) es lo mismo que valor; pero este término es habitual sólo cuando se dice lo másvalor, a menos-valor; a mas-valor es lo que la cosa vale más de lo que se estimó o vendió; a menos-valor es lo que vale menos…” (entrada de Antoine-Gaspard Boucher d'Argis, consultado en https://artflsrv03.uchicago.edu/images/encyclopedie//V16/ENC_16-826.jpeg). En Bluteau, un posible significado de “valor” es también económico (http://dicionarios.bbm.usp.br/en/dicionario/1/valia), todo lo cual contribuye a refrendar el uso del término valor añadido. Sin dejar de tener en cuenta la diferente apreciación que el autor y el editor tenían de la edición francesa, Grespan hace un ponderado balance de la traducción de esta categoría central en el pensamiento de Marx:

“Primero, comentaré sobre el significado del desacuerdo entre Marx y Engels sobre la edición francesa de 1872 del Capital Volumen I. Como mencionó Roth, Marx quería que la traducción al francés se usara como base para las traducciones a todos los demás idiomas y, por lo tanto, se esforzó mucho en su revisión cuidadosa, incluso reescribiendo algunas partes o escribiendo otras nuevas. Esto es muy importante hoy en día, cuando las nuevas ediciones del Capital proponen cambiar las traducciones tradicionales de conceptos clave, como 'plusvalía'' [El texto de Grespan está originalmente en inglés].

Es bien sabido que, hasta la década de 1970, hubo pocas disputas en Francia sobre el uso de la traducción de Joseph Roy, que fue revisada y autorizada por el propio Marx. Sin embargo, la nueva traducción coordinada por Jean-Pierre Lefebvre, publicada por Edições Sociais en 1983, recomendaba sustituir 'plus-value' por sobreviviente como el mejor equivalente para alemán Valor añadido, para mantener la raíz valeur lo mismo que en alemán Valor. Esto, a su vez, inspiró a Pedro Scaron, el nuevo traductor del Capital al español, para reemplazar el antiguo plusvalia por  plusvalía (en la edición mexicana publicada por Siglo XXI). Y la nueva tercera traducción del Capital en Brasil también prefiere plusvalía à valor añadido. Marx, sin embargo, dejó la expresión ganancia capital en la primera edición francesa. se tradujo correctamente como valor, no como valor, en español y portugués, indicando que la cuestión no fue tan decisiva como pretenden los nuevos traductores” (Grespan, 2018, p. 49).

[Xiv] La totalidad de la sección suprimida sigue: “Presupone, por lo tanto, un modo de producción específicamente capitalista, que, con sus propios métodos, medios y condiciones, sólo surge y se desarrolla naturalmente sobre la base de la subsunción formal del trabajo bajo el capital. El lugar de la subsunción formal del trabajo en el capital lo ocupa su subsunción real.

Aquí basta una simple alusión a formas híbridas, en las que la plusvalía no se extrae del productor por coerción directa y que tampoco presentan la subordinación formal del productor al capital. En estos casos, el capital aún no se ha hecho cargo directamente del proceso de trabajo. Junto a los productores independientes, que realizan sus artesanías o cultivan la tierra de manera tradicional, patriarcal, aparece el usurero o el comerciante, el usurero o el capital comercial, que los succiona parasitariamente. El predominio de esta forma de explotación en una sociedad excluye el modo de producción capitalista, al mismo tiempo que, como en la Baja Edad Media, puede servir de transición hacia él. Finalmente, como muestra el ejemplo del trabajo doméstico moderno, ciertas formas híbridas se reproducen aquí y allá en la parte trasera de la gran industria, aunque con una fisonomía completamente alterada.

Si, por un lado, la subsunción meramente formal del trabajo bajo el capital es suficiente para la producción de plusvalía absoluta, por ejemplo, que los artesanos que antes trabajaban para sí mismos o como oficiales de un maestro gremial ahora actúan como trabajadores asalariados bajo la dirección directa control del capitalista- hemos visto, por otra parte, que los métodos para la producción de plusvalía relativa son al mismo tiempo métodos para la producción de plusvalía absoluta. Más aún, la jornada laboral no medida se muestra como el producto más genuino de la gran industria. En general, tan pronto como se apodera de una rama de la producción, y más aún cuando se apodera de todas las ramas decisivas de la producción, el modo de producción específicamente capitalista deja de ser un mero medio para la producción de plusvalía relativa. . . Ahora se convierte en la forma general y socialmente dominante del proceso de producción. Como método particular de producción de plusvalía relativa, opera: primero, tomando industrias que hasta entonces sólo estaban formalmente subordinadas al capital; es decir, actúa en su propagación; en segundo lugar, en la medida en que los cambios en los métodos de producción revolucionan continuamente las industrias que ya están dentro de su esfera de acción.

Visto desde cierto ángulo, cualquier diferencia entre plusvalía absoluta y plusvalía relativa parece ilusoria. La plusvalía relativa es absoluta, pues condiciona una extensión absoluta de la jornada de trabajo más allá del tiempo de trabajo necesario para la existencia del propio trabajador. La plusvalía absoluta es relativa, ya que condiciona un desarrollo de la productividad del trabajo que permite limitar el tiempo de trabajo necesario a una parte de la jornada laboral. Pero cuando observamos el movimiento de la plusvalía, esta apariencia de identidad desaparece” (Marx, 2017, p. 578/579).

[Xv] Se señalan otras modificaciones al texto y tienen sus profundas repercusiones teóricas examinadas, entre otros, por Kevin Anderson y por Regina Roth (quien también aborda algunas de las intervenciones editoriales de Engels que se centraron en el contenido del texto de los otros libros de la obra). ).

[Xvi] La traducción de los extractos que extraje de las obras citadas en lengua extranjera en esta bibliografía es mía (p. ej. El capital, Obras completas de Marx y Engels, etc.).

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