por RODRIGO MAIOLINI REBELLO PINHO*
Marx no solo acompañó la traducción francesa de su libro, fue mucho más allá: lo reescribió por completo.
Marx y el valor de la edición francesa
Se repetían los tiempos en que Marx atestiguaba el valor científico independiente de la edición francesa en relación con la edición alemana, señalando incluso ciertas partes en las que la primera era superior a la segunda. Esto sucedió tanto en el transcurso de la aventura editorial como después de la publicación; tanto en el ámbito privado (en las cartas) como en el público (en el Epílogo de la 2ª edición alemana y en el Aviso al lector de la edición francesa).
Por ejemplo, en una carta del 07 de marzo de 1877, Marx llamó la atención de Engels sobre dos pasajes deLa capital– que tratan temas importantes: las nociones de trabajo productivo y la forma de considerar a los fisiócratas – citándolos de la edición francesa, que justificó así: “Cito de la edición francesa porque son menos vagos aquí que en el original alemán[i](Marx, 2010a, V. 45, p. 208).
Al tratar de posibles traducciones a otros idiomas (tema del siguiente tema), también elogió la edición en francés: “[en ella] incluí mucho material nuevo y mejoré mucho mi presentación de muchos más”; también agregó que, en los prefacios de futuras traducciones, se mencionaría que “[la edición francesa] apareció más tarde y fue revisada por mí” (Marx, 2010a, V. 45, p. 276 y 283, del 27/09/ 1877 y 19/10/1877).
No es de extrañar, por lo tanto, que en el curso de la revisión de la traducción – y la consiguiente reelaboración completa del texto – Marx le dijo enfáticamente a Lachâtre:
“No es, como pareces imaginar, meramente una cuestión de detalles y pequeñas correcciones de estilo; por el contrario, tuve, de hecho todavía tengo, que hacer prácticamente todo de nuevo. Una vez condenado a esta ingrata tarea, he añadido en varios lugares algunas novedades, que darán a la edición francesa –como de paso señalaré en el epílogo– un valor que no posee el original alemán” (23/07/74 – Marx, 2010. v. 45, p. 25/26)
Lo que Marx está diciendo aquí es que él ha hecho “prácticamente todo de nuevo” – y ¿qué es todo esto sino la reescritura del libro mismo, el único libro de su obra principal que fue publicado en vida? Y no fueron solo las pequeñas cosas o los problemas de estilo los que se rehicieron; fueron también las grandes y las cuestiones de contenido científico, que en varios lugares recibieron nuevos desarrollos. El valor científico de la edición francesa se caracteriza aquí, “no poseído por el original alemán”.
Y como Marx había anunciado, demostrando una vez más que estaba procediendo por designio, esto de hecho se reafirmó al final del libro, en el Aviso al lector, donde atestigua:
"El señor. J. Roy se esforzó por dar una traducción lo más exacta y literal posible; cumplió escrupulosamente su tarea. Pero esos mismos escrúpulos me obligaron a modificar la redacción para hacerla más accesible al lector. Estos arreglos hechos a diario, ya que el libro se publicó por fascículos, se realizaron con una atención desigual y terminaron produciendo discrepancias estilísticas.
Una vez que se emprendió este trabajo de revisión, me vi obligado a aplicarlo también al contenido del texto original (la segunda edición alemana), a simplificar varios desarrollos, a completar otros, a proporcionar materiales históricos o estadísticos adicionales, a agregar reseñas críticas , etc. Cualesquiera que sean, por lo tanto, las imperfecciones literarias de esta edición francesa, tiene un valor científico independiente del original y debe ser consultada incluso por lectores familiarizados con el idioma alemán. […]
Karl Marx, Londres, 28 de abril de 1875 (Marx, 1872/1875 y 2018, p. 348).
Descomplicar y completar los desarrollos, incluyendo materiales históricos y estadísticos, agregando resúmenes críticos y cualquier otra cosa que haya: todas estas alteraciones hechas en el texto francés deberían, a partir de ahí, aplicarse al texto alemán. Una vez más, Marx destaca la independencia del valor científico de la edición francesa en relación con la alemana: esto es lo que obliga incluso a aquellos familiarizados con el idioma alemán a consultar la edición francesa (si quieren seguir la recomendación del autor). Y también el anuncio de posibles imperfecciones literarias y desacuerdos de estilo reafirma la consideración de su valor científico independiente en relación con el original alemán, ya que de ninguna manera Marx se refiere a imperfecciones científicas, a desacuerdos científicos, sino exclusivamente literarios y estilísticos.
Lo que aparece en esta Nota es aún más importante en vista de que Marx la mantuvo en la obra en contra de la voluntad expresa de Lachâtre, quien instó a Marx a suprimirla, por considerar que el autor se había adelantado a la obra de los críticos. (Gaudin, 2018, p. 35). Veamos en esta carta del 11 de junio de 1875 cómo Lachâtre reprocha la conducta de Marx:
“Es lamentable, en mi opinión, que haya emitido un aviso a los lectores para llamar su atención sobre por defectos de traducción del Sr. Roy, y que resaltaste los errores en el Mal, todavía indicando que había muchos otros. Haz el servicio con anticipación de los críticos y manchar su propio libro. En mi opinión, esta advertencia [el Aviso al lector] y la nota relativa a la Mal. Por cierto, esto no tiene ningún propósito, los lectores nunca se toman la molestia de consultarlos. Esa supresión te haría ganar una página…” (Marx en Gaudin, 2019, p. 160)
Esta divergencia entre Marx y Lachâtre no sólo marcó claramente una diferencia de actitud hacia la honestidad intelectual y la fidelidad a la verdad[ii], como también mostró, una vez más, la plena convicción que tenía Marx en el valor propio de la edición francesa.
Sucede que el Aviso al Lector (también el autógrafo) no fue reproducido en la 4ª edición alemana de Engels (Anderson, 2019, p. 265). Quedaba así borrada la única –y pública y expresa– recomendación que Marx hacía a la lector para consultar una edición de la obra en otro idioma, y sólo se dirige a aquellos que están familiarizados con el idioma alemán, quienes luego deben consultar la edición en francés. Como puede verse, Marx no recomendó que los franceses consultaran la edición alemana de la obra. Todo subraya la condición de obra autónoma que ostenta la edición francesa.
Por si fuera poco el énfasis del Aviso al Lector, su carácter público y el hecho de que Marx no desistió de ello, por si fuera poco, queda la consonancia como ya había sido sacada a la luz por él mismo, y también públicamente, en el Epílogo de la 2ª edición alemana, el 24 de enero de 1873: “después de haber revisado la traducción francesa, que se está publicando en París, creo que varias partes del original alemán habrían requerido una reelaboración más profunda aquí , una revisión estilística allí con más detalle o una supresión más cuidadosa de cualquier inexactitud. Para eso me faltó el tiempo necesario, ya que la noticia de que el libro se había agotado y la impresión de la segunda edición tendría que comenzar ya en enero de 1872 no me llegó hasta el otoño de 1871, cuando estaba ocupado con otros trabajos. urgente” (Marx, 2017, pp. 83-84)
La edición alemana se modificaría a partir de la edición francesa, esta última serviría como parámetro para la primera. Los cambios que se requerían afectarían el contenido científico e incluso el estilo alemán: reelaboración de varias partes, revisión del estilo y supresión de inexactitudes. Reelaborar, revisar, suprimir, simplificar, completar, agregar: estos son algunos de los muchos verbos que usa Marx para describir los efectos que la edición francesa tendría sobre la edición alemana.
Marx nos dice que no hubo suficiente tiempo para llevar a cabo esta tarea para la segunda edición alemana; planeado, sin embargo, hacerlo para los siguientes (alemanes). Si Marx fue categórico sobre la necesidad de cambiar la edición alemana, no se puede decir lo mismo de la francesa: ciertamente, nada indica que pretendiera cambiar la edición francesa misma –el silencio aquí es elocuente.
En vista de lo anterior, al comparar las posiciones de Marx y Engels, es fácil comprobar que la edición francesa no fue para uno lo que fue para el otro: si Engels tuvo una opinión negativa de ella y la utilizó principalmente como piso , para ver hasta dónde estaría dispuesto a llegar el autor cuando tuviera que sacrificar el significado original en la traducción; en cambio, Marx -a cuya palabra hay que atribuir un peso que corresponde a la autoridad del único autor del texto- la juzgó favorablemente, atestiguó su valor científico independiente y consideró que debía servir necesariamente de fundamento a posteriores traducciones Y no se puede olvidar, como afirma el mismo Engels: que Marx “pesó cada palabra” que escribió (22/05/1883- Engels, 2010a, V. 47, p. 26); que sus escritos evidenciaron “…el cuidado sin igual, la severa autocrítica con que se esforzaba en dar el último remate a sus grandes descubrimientos económicos, antes de revelarlos…” (Engels en Marx, 1970, p. 02).
Marx y traducciones francesas posteriores
Incluso antes de que se completara la publicación de la edición francesa, Marx tenía en perspectiva el valor de uso que tendría en traducciones posteriores; de hecho, ya se indicó como base para futuras traducciones, lo que no es de extrañar, dado que incluso la edición original en alemán tendría que ser modificada en base a ella.
El mencionado valor de uso de la edición francesa ya estaba indicado en una carta, fechada el 28 de mayo de 1872, que Marx dirigió a su traductor ruso, Nikolai Danielson. Tras elogiar la traducción del Libro I al ruso –“magistral”– y reiterar sus críticas a la excesiva literalidad de la traducción francesa, Marx declaró entonces esta cualidad de la edición francesa: la de ser la edición a partir de la cual sería mucho más fácil hacer traducciones a otras lenguas romances y al inglés:
“Aunque la edición francesa -(la traducción es del Sr. Roy, traductor de Feuerbach)- fue preparada por un gran experto en ambos idiomas, a menudo la traducía demasiado literalmente. Por lo tanto, me vi obligado a reescribir pasajes enteros en francés, para hacerlos agradables al público francés. Más adelante será mucho más fácil traducir el libro del francés al inglés ya las lenguas romances” (Marx, 2010a, V. 44, p. 385).
Es legítimo suponer que esta facilidad especial tiene dos fundamentos. Uno es la influencia cultural francesa de la época (a la que también podríamos vincular la posición del francés como lengua internacional). Es Eleanor Marx quien lo enuncia cuando, reflexionando sobre una posible traducción al inglés, escribe desde Londres al mismo Nikolai Danielson, el 23 de enero de 1872, lo siguiente: “Tengo muchas esperanzas de que una vez que la edición francesa deLa capital ha aparecido, una inglesa pronto lo seguirá: los ingleses imitan todo lo que hacen los franceses, solo cuando algo viene de París encuentra el éxito aquí” (Eleanor en Marx, 2010a, V. 44, p. 576)
El segundo, aplicable al contexto de las lenguas romances, es el parentesco lingüístico. Ahora bien, el mismo hecho de que Marx se refiriera a este género de “lenguas romances” (llamadas “lenguas latinas” por Roy) ya indica que la pertenencia de estas lenguas a una “familia” común de alguna manera entró en su consideración. Incluso vimos que las diferencias entre el alemán y este grupo lingüístico se abordaron en el diálogo entre el autor y el editor, lo que refuerza el argumento. A partir de esta consideración, las traducciones al italiano, español y portugués tendrían que hacerse a partir del texto francés. De hecho, el parentesco lingüístico da lugar a este camino más familiar.
Pero la razón que centralmente justifica y, además, exige la traducción del francés tiene dos aspectos que se entrelazan: el declarado valor científico independiente de la edición francesa y el hecho de que es la última realizada por el propio autor.
Vimos en el tema anterior cómo Marx atestiguaba, sin dejar lugar a dudas, el valor científico independiente de la edición francesa, valor que no posee el original alemán. Ahora destacaremos el otro aspecto: esta es la última edición de la obra.
Ahora bien, si la francesa fue, de todas las ediciones publicadas, precisamente la última vista, revisada y manejada por Marx; si fue, pues, el último publicado en vida; si fue también a partir de ella que Marx intentó revisar la segunda edición alemana para producir una tercera y cuarta edición alemana; De todo ello sólo se puede concluir que, entre todos ellos, la única edición de última mano del Libro I de O Capital es la francesa. Este atributo, por tanto, no lo comparte con la 2ª edición alemana, ni con la 2ª o la 3ª. Recuerde: cuando hablamos de la tercera y cuarta ediciones alemanas, no estamos hablando de las manos y la cabeza del autor, que es Marx, sino de las de Engels, que actuó como su editor póstumo.
Reforzando aún más el motivo aquí analizado, se vincula a él la siguiente circunstancia: se realizó la última revisión científica completa y pública del Libro I, realizada por el autor en la edición francesa. De hecho, vimos antes que Marx salvaguardaba estrictamente las eventuales imperfecciones literarias -cuya capacidad de corrección puso a disposición de los propios lectores (y no de los editores)- sin perjudicar, sin embargo, ningún aspecto científico de la obra revisada, es decir: no renunció a su valor científico independiente, no indicó la necesidad de revisar su contenido y ni siquiera aludió a la posibilidad de una segunda edición francesa eventualmente revisada o reformada.
Por otro lado, Marx murió sin poder terminar de revisar la edición alemana. No mucho antes de su muerte, recibió la noticia de que la segunda edición alemana estaba a punto de agotarse. En ese momento, Marx sufría graves problemas de salud y también quería terminar el Libro II “lo antes posible”, incluso para poder inscribir una dedicatoria a su esposa recién fallecida. Ante ello, su plan era el siguiente: adelantar rápidamente una tercera edición, con una tirada reducida (4 ejemplares, en lugar de los 15 que quería el editor) y “sólo con las menores modificaciones y añadidos posibles”; una vez agotados esos mil ejemplares, elaboraría la 1881ª edición, en la que “modificaría el libro en la forma en que debería haberse hecho en el presente en otras circunstancias”. Eso le dijo a Danielson el 46 de noviembre de 2010 (Marx, V. 161, XNUMX, p. XNUMX).
Y por si todo eso no fuera suficiente, hay otro indicio público y bastante directo de que la edición francesa sería la base para futuras traducciones; está en la parte final del texto de la carta-respuesta de Lachâtre, que, como hemos visto, fue objeto de una gran atención e incluso de la intervención de Marx. Pues bien, ¿no dijo Lachâtre que “será nuestro texto el que servirá para todas las traducciones que se hagan del libro, en INGLATERRA, en ITALIA, en ESPAÑA, en AMÉRICA, dondequiera que finalmente se encuentren hombres de progreso… (Lachâtre en Marx, 1872/1875, p. 08)? Y Marx asintió a lo dicho.
Habiendo establecido así la premisa de que la edición francesa serviría como base necesaria para las traducciones posteriores, pasemos a las cartas en las que Marx dirigió recomendaciones a traductores[iii] (en particular ruso, inglés e italiano); en ellos prescribe procedimientos para las traducciones, procedimientos que se refieren a cómo operaría el traductor con su principal material de trabajo, es decir, con qué ediciones de la obra debe trabajar y cómo debe ser considerada cada una.
Primero, al tratarse de una segunda edición rusa del Libro I de El Capital, (la anterior se había hecho a partir de la primera alemana), Marx le dijo a Danielson, el 15 de noviembre de 1878, lo siguiente:
“Respecto a la segunda edición de El Capital, me permito señalar:
1) Quiero que las divisiones en capítulos, y lo mismo ocurre con las subdivisiones, se hagan de acuerdo con la edición francesa.
2) Que el traductor compare siempre con cuidado la segunda edición alemana con la francesa, ya que esta última contiene muchos cambios y añadidos importantes (aunque, es cierto, también me he visto obligado en ocasiones –sobre todo en el primer capítulo– a allanar la asunto en su versión francesa) […].
La crisis inglesa que predije en la nota a pie de página de la p. 351 de la edición francesa finalmente estalló durante las últimas semanas. Algunos de mis amigos -teóricos y empresarios- me habían pedido que omitiera esta nota porque la consideraban infundada” (Marx, 2010a, V. 45, pp. 343-344)
Vemos que Marx siguió postulando la indispensabilidad de la comparación con la edición francesa, que contiene cambios y adiciones que no están incluidas en la edición alemana. También comentó de paso que, en ocasiones y especialmente en el primer capítulo, tuvo que quitar relieves y vueltas al texto, aplanándolo. En cuanto al esqueleto del texto, es decir, su división y subdivisión en secciones y capítulos, debe mantenerse la versión francesa de la última versión revisada por él. Cabe señalar que las divisiones y subdivisiones de las brasileñas están de acuerdo con la edición alemana de Engels de 1890, que, a su vez, no está de acuerdo con la recomendación de Marx. Curiosamente, en la edición inglesa de 1890, Engels respetó la estructura de la edición francesa de Marx.
El índice de la primera edición francesa. Fuente: Marx, 2018, pág. 352.
En cuanto a la nota mencionada por Marx, la insertó en los extractos del “Epílogo de la 2ª edición alemana” que incluyó en la francesa; Marx modificó, por tanto, en la edición francesa, incluso el epílogo original de la segunda edición alemana. Esta adición, en forma de nota al pie, falta en las ediciones brasileñas, ya que fueron hechas a partir de la 4ª edición alemana de Engels (ver: Marx, Boitempo, 2017, p. 91; Marx, Civilização Brasileira, 2002, p. 29 , Marx, Nova Cultural, 1996, p. 141; también ausente de la edición en inglés de Engels, véase Marx, 1990, p. 27). Marx incluso señala que guardó la nota contra la voluntad de los amigos que leyeron la obra. Es un elemento más para mostrar el vigor de esta edición.
Veamos el contenido de esta importante nota:
“El epílogo de la segunda edición alemana está fechado el 24 de enero de 1873, y no fue hasta algún tiempo después de su publicación que estalló la crisis allí prevista en Austria, Estados Unidos y Alemania. Mucha gente cree, incorrectamente, que la crisis general se descontó, por así decirlo, en estas explosiones violentas pero parciales. Por el contrario, a medida que tiende hacia su apogeo, Inglaterra será la sede de la explosión central, cuyo contragolpe se hará sentir en el mercado universal. (Marx, 1872/1875 y 2018, p. 351).
Volviendo al diálogo con Danielson el 28 de noviembre de 1878, poco después de revisar la obra una vez más, Marx sugiere:
“Durante la última semana no he podido mirar el Capital. Ahora lo he hecho y he descubierto que, salvo los cambios que debe hacer el traductor al comparar la segunda edición alemana con la francesa, solo se necesitan muy pocas modificaciones, que encontrará más adelante en esta carta. Las dos primeras secciones ('Mercancía y Dinero' y 'La Transformación del Dinero en Capital') deben ser traducidas exclusivamente del texto alemán…” (Marx, 2010a, V. 45, p. 346)
Marx reitera aquí a Danielson la necesidad de realizar cambios a partir de la comparación con la traducción francesa, que sigue siendo explícitamente indispensable; agrega solo la advertencia de que las dos primeras secciones del Libro I solo deben traducirse del alemán[iv].
Y en relación a una eventual traducción al inglés, ¿cómo procedió Marx? Comencemos con lo que le dijo a Sorge el 27 de septiembre de 1877:
“[…] La edición francesa consumió gran parte de mi tiempo[V] que yo mismo no volveré a colaborar, de ninguna manera, con una traducción [...] Él [Adolph Douai, el entonces traductor sugerido] debe sin falta, al traducir, comparar la 2ª edición alemana con la edición francesa, en el que he añadido muchos temas nuevos y mejorado mucho la presentación de muchos más. Hay dos cosas que te enviaré. en el transcurso de esta semana:
- Una copia de la edición francesa para Douai.
- Una lista de lugares donde el edición francesa No debe ser comparado con el alemán, pero el texto francés utilizado como base solamente.
Em Nápoles el señor. uriel cavagnari está preparando la edición italiana de Capital (de la edición francesa); está imprimiendo el libro a sus expensas y lo venderá al costo. ¡Buen hombre!"
(Marx, 2010a, V. 45, p. 276/277)
Marx vuelve a referirse positivamente a la edición francesa, quien señala que incluía varios temas y mejoraba la exposición; es decir, avanzó, por así decirlo, en contenido y forma. La traducción al inglés, inédita en ese momento, tendría que hacerse comparando la edición francesa con la segunda alemana, y habría lugares donde sólo se debería tomar como base la francesa. Marx no indica aquí que hubiera lugares donde sólo se tomaría como base la edición alemana.
También se refirió a una edición italiana prevista, que se traduciría solo del francés, silenciando elocuentemente la posible necesidad de compararla con la edición alemana, sobre todo porque ya había dicho que la traducción a otros idiomas latinos desde el francés sería ser “mucho más fácil”. Y Marx nuevamente enfatizó la necesidad de una edición barata.
Tratándose aún del método de trabajo a emplear en la traducción al inglés, en una nueva carta a Sorge, del 19 de octubre de 1877, Marx dice:
“Junto con esta carta, le envío el manuscrito adjunto a Douai, en caso de que esté traduciendo el manuscrito. Capital. El manuscrito contiene, además de algunas alteraciones en el texto alemán, indicaciones sobre dónde se reemplazará este último por la edición francesa. En la copia de la edición francesa destinada a Douai, también enviada hoy a su dirección, están marcados los pasajes del manuscrito antes mencionados. Encontré que el trabajo tomó más tiempo de lo que había pensado […] En caso de publicación, Douai debe decir en el prefacio que, además de la 2ª edición alemana, utilizó la edición francesa, que vino después y fue revisada por mí… (Marx, 2010a, v. 45, p. 282/283).
Aquí vemos que el traductor debe, además de comparar cuidadosamente las ediciones, incorporar algunos cambios hechos al texto alemán de la 2ª edición y también partir del texto francés en ciertos lugares en lugar del alemán. También conviene, en un prefacio, subrayar el uso, además de la segunda edición alemana, también de la edición francesa, expresando dos de sus cualidades: la de ser posterior y la de haber sido enteramente revisada por el autor.
Como si las palabras del autor en las cartas y en la propia obra publicada (en el prefacio, epílogo, autógrafo, aviso al lector y en el cuerpo de la misma) no fueran suficientes, los relatos que John Swinton, periodista basado en Estados Unidos, presentados del encuentro que mantuvo con Marx, en agosto de 1880, en Ramsgate (ciudad costera del sureste de Inglaterra, a unos 120 kilómetros de Londres), sirven también para mostrar el valor que Marx confería a la edición francesa. Hay dos documentos resultantes de esta reunión.
El primero es el relato publicado originalmente en la portada del New York Sun el 06 de septiembre de 1880 y luego reimpreso en rústica. Los viajes de John Swinton; opiniones actuales y notas de cuarenta días en Francia e Inglaterra(Garlin, págs. 14 y 40-42; Swinton, 1880, págs. 41-45). En esto, el periodista, de pasado abolicionista y luego defensor de las causas de los trabajadores estadounidenses, también se considera un poderoso orador.[VI], describe su encuentro con Marx y familia, en un tema que tituló: “El hombre del terremoto – Karl Marx”. Habló con Marx, entre otras cosas, de la ausencia de una traducción al inglés de su gran obra, pintada en la obra como un campo de semillas para muchas cosechas por venir. Swinton luego afirma lo siguiente:
“Por cierto, refiriéndose a tu Capital, [Marx] dijo que cualquiera que finalmente deseara leerlo encontraría la traducción francesa muy superior en muchos aspectos al original alemán” (Swinton, 1880, p. 43).
Sabemos que Marx accedió a lo que escribió Swinton, ya que más tarde le escribió agradeciéndole el “artículo amistoso en el El Sun” e informando que ese mismo día, 04 de noviembre de 1880, le había enviado “un ejemplar de la edición francesa de El Capital” (Marx, 2010a, V. 46, p. 40)[Vii].
Más tarde, Swinton recordaría nuevamente el notable encuentro que tuvo con Marx. Esto se debió a una disputa que tuvo Engels con un traductor no autorizado de la obra, quien se presentó bajo el nombre de John Broadhouse.[Viii] y estaba publicando, por entregas, una traducción que Engels consideró mala, ya que el sujeto tendría “un conocimiento imperfecto del alemán, con un débil dominio del inglés”. Swinton luego escribió, el 29 de noviembre de 1885, en el Papel de John Swinton,:
“Esta disputa me trae a la memoria las observaciones que me hicieron sobre la traducción del Capital del mismo Karl Marx, cuando pasé una tarde con él en la ciudad inglesa de Ramsgate hace cinco años. Al preguntarle por qué no se había traducido al inglés, como se había hecho al francés y al ruso, del alemán original, respondió que le había llegado una propuesta para una traducción al inglés desde Nueva York, y luego hizo comentarios que debían ser de interés tanto para Broadhouse como para Engels. Dijo que su texto en alemán a menudo era oscuro y que sería sumamente difícil traducirlo al inglés. 'Pero mira la traducción al francés', me dijo mientras me entregaba una copia de la edición parisina de 'Le Capital'. “Es”, continuó, “es mucho más claro y el estilo es mejor que el original alemán. Es de ella de quien se debe hacer la traducción al inglés y quiero que se lo digan a cualquiera en Nueva York que intente traducir el libro al inglés. Realmente sufrí mucho revisando esta traducción al francés que hizo J. Roy; He revisado cada palabra del manuscrito francés y gran parte del idioma, y muchos de los pasajes, tan difíciles de traducir del alemán al inglés, pueden traducirse fácilmente de la versión francesa. Cuando se transponga al inglés', repitió, 'que se use la versión francesa'” (Swinton en Garlin, 1976, p. 43)
Es clara la sintonía que guardan las observaciones de Swinton con la forma en que Marx trató la edición francesa, destacando su valor, el esfuerzo inscrito en ella, la minuciosa revisión emprendida y el valor de uso de la misma como base para posteriores traducciones.
Conclusión
En vista de todo lo anterior, conviene aquí resumir, resumir y fijar el punto principal e incontrovertible, a saber: que Marx atribuyó a la edición francesa un valor científico independiente, que no posee el original alemán; que en la edición francesa se insertaron novedades, se hicieron cambios y se mejoró la exposición de mucho más; que la edición francesa fue la última y fue completamente revisada por él; que Engels no incorporó en la 4ª edición alemana numerosas adiciones, alteraciones y reformulaciones de la edición francesa, la última que tuvo en sus manos Marx; que no se sabe que Marx haya pensado en cambiar el contenido de la edición francesa o señalar la necesidad de una nueva edición francesa; que Marx indica la necesidad de que el texto alemán sea modificado del francés, y no al revés; que Marx dedicó mucho tiempo y energía a preparar la edición francesa; que la edición francesa ocupa un lugar autónomo en las obras de Marx.
Pero la conclusión resultante de toda esta excursión debe tener consecuencias prácticas; de hecho, conduce a dos propuestas, que justifican el camino recorrido aquí.
La primera y más importante es que el lector brasileño –y por qué no, de habla portuguesa– tenga disponible la última versión de la gran obra de Marx, con traducción directa del texto francés al portugués.[Ex]. Esta edición observará una preocupación crucial de Marx, que llegó a tomar la forma de una cláusula contractual, a saber: será accesible a pequeños intercambios, baratos, a precio de costo. Esta última consideración, decía Marx, prevalece sobre todas las demás.
Ahora bien, ¿cómo podría imponerse injustamente el obstáculo monetario a una obra cuyos destinatarios deben ser, principalmente, las clases trabajadoras? Sin apropiarse de la obra, sin poder tenerla en la mano oa la vista, no puede haber apropiación de la teoría: porque se cierra el camino de la lectura, del estudio, del debate; pues la misma condición de poder hollar el escarpado camino de la ciencia está vedada a muchos, imponiendo ya en su puerta de entrada un obstáculo material insalvable; pero cuando la obra está en la mano, entonces se presentan los medios, los medios potenciales idóneos para que las armas de la crítica, una vez apropiadas, se conviertan en fuerza material, ligando así la orientación del saber con la pasión de la indignación (Marx decía que la “ el pathos esencial [de la crítica] es la indignación” - Marx, 2010b, pp. 147 y 151). La necesidad de conocimiento es nuevamente vista como esencial por Marx en el documento inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores, cuando alude a la superioridad numérica de las “clases trabajadoras”: “Un elemento del éxito que ellas [las “clases trabajadoras”] tienen – números; pero los números solo pesan en la balanza si están unidos por la combinación e impulsados por el conocimiento” (Marx, 2010a, V. 20, p. 12). De ahí se puede decir que, para Marx, hay tres “elementos de éxito” de las clases trabajadoras: uno, que se da objetivamente, es la superioridad numérica; los otros dos, que requieren construcción, son la unión por combinación (que también podríamos llamar asociación) y la dirección por conocimiento.
También cabe señalar que, de ninguna manera, el esfuerzo aquí propuesto antagoniza con el valioso trabajo ya realizado en la 4ª edición alemana, sino que se combina con ellos, sin superponerse ni reemplazarse.
En segundo lugar, nada impide que, siempre con la intención de sumar, también se reproduzca aquí una parte del esfuerzo crítico de MEGA².[X], con la publicación de traducciones acompañadas de aparatos críticos que hacen referencia a las otras ediciones de El Capital que el mismo Marx elaboró (además de la francesa, la 1ª y 2ª alemana) o que él explícitamente avaló (la rusa), así como como las editadas por Engels (la 3ra y 4ta ediciones alemanas, también la inglesa) lo que permitirá al lector especializado contar con valioso material para seguir y comprender las modificaciones que cada uno de ellos, autor y editor, hizo en la obra, comprobando , línea por línea, las adiciones, supresiones y cambios presentes en cada una de ellas, incluso para delimitar qué es Marx y qué es Engels.
Esto es lo que se propone aquí.
*Rodrigo Maiolini Rebello Pinho Magíster en Historia por la PUC/SP.
Para leer la primera parte ir a https://dpp.cce.myftpupload.com/apontamentos-sobre-a-primeira-edicao-francesa-do-capital/
Para leer la segunda parte ir a https://dpp.cce.myftpupload.com/apontamentos-sobre-a-primeira-edicao-francesa-do-capital-ii/
Referencias[Xi]
ANDERSONKevin B. El capital “desconocido” de Marx, Volumen I: La edición francesa de 1872-75, 100 años después. Revisión de la economía política radical, vol. 15:4, págs. 71-80, 1983.
___________________. Sobre el MEGA y la edición francesa de El Capital, vol. 1: Una apreciación y una crítica. Beiträge zur Marx-Engels Forschung. Neue Folge. Berlín, Argumento, 131-136, 1997.___________________. METROarx en los márgenes: nacionalismo, etnicidad y sociedades no occidentales. Traducido por Allan M. Hillani, Pedro Davoglio. São Paulo: Boitempo, 2019.
___________________. “Cinco nociones explícitas e implícitas de revolución en Capital, Volumen I, visto desde un ángulo periférico multilineal”. En: MUSTO, Marcello (org.). El capital de Marx después de 150 años-Crítica y alternativa al capitalismo. Nueva York: 2019, Routledge, págs. 197-207.
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__________________. Traduire sous l'étouffoir: Maurice Lachâtre et l'édition française du Capital. Le Capital, livre I- Présentation, Commentaires et Documents. Las ediciones sociales, pp. 17-41, 2018.
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Notas
[i] Los pasajes a los que se refiere Marx en la carta están en las pp. 219 y 258-259 de la edición francesa (Marx, 1872/1875 y 2018).
[ii] En una colaboración entre Eleanor Marx y el diario de John Swinton (que se mencionará más adelante), ella señala que Karl Marx (1818-1883) y Charles Darwin (1809-1882), aunque figuras tan distintas, uno llevó una “vida tranquila de el descubridor científico, el otro la vida tempestuosa del revolucionario”- tenían una notable cualidad común: ambos eran “siempre fieles a sí mismos ya sus obras” (Eleanor en Garlin, 1976, p. 22). En ese mismo artículo, por cierto, señala la interesante coincidencia de que las obras fueran Por la crítica de la economía política, de Marx, y El origen de las especies, de Darwin, ambos publicados en el mismo año, 1859, operando cada uno una revolución en su ámbito científico: el de Darwin, en las ciencias naturales; la de Marx, en economía política. Sobre la caracterización deLa capital como una “revolución científica”, ver Heinrich, 2018, p. 18
[iii] Ya hemos leído las que dirigió a lectores de la obra, tanto en el Epílogo de la 2ª edición alemana como en el autógrafo y Aviso al lector, ambos del francés.
[iv] Esta reserva debe verse dentro de las mismas circunstancias en que fue colocada, por lo que debe tenerse en cuenta que: i) iba dirigida únicamente a la segunda edición rusa, siendo la primera “magistralmente” realizada únicamente a partir de la edición alemana; ii) no se hizo en público, sino en privado y, hasta donde sabemos, no se repitió; iii) en la misma carta en la que recomienda al traductor de lengua inglesa que lleve a cabo una cuidadosa comparación de las ediciones, Marx naturalmente elogia una traducción al italiano hecha exclusivamente del texto francés.
Por lo tanto, ciertamente no sería oportuno extender esta recomendación específica de Marx (que estaba destinada solo para una segunda edición rusa) a cualquier otro contexto, proponiendo así que una versión supuestamente definitiva requeriría la traducción de las dos primeras secciones solo del alemán y el resto (que constituye unas 4/5 partes del Libro I) a partir de la comparación con la primera edición francesa. Esto impondría una indeseable confusión de intérpretes y editores póstumos con el autor, implicando la creación de otro texto, un texto que no sería el del autor.
[V] El investigador alemán Michael Heinrich registra cómo el trabajo de Marx destinado a publicar los Libros II y III de El Capital fue interrumpido por la revisión y publicación de la edición francesa: “En 1871, Marx tuvo que interrumpir este trabajo. Por un lado, surge la Comuna de París y Marx escribe La guerra civil en Francia; por otro, la primera edición del volumen uno de Capital agotado. En lugar de continuar su trabajo en los libros dos y tres, Marx comenzó a reelaborar el libro uno. La segunda edición de 1872/73 [la segunda edición alemana] contiene varios cambios (especialmente en la presentación de forma de valor) y enmiendas. Además, ha comenzado una traducción al francés del volumen uno. Marx agregó más enmiendas y corrigió esta traducción, que apareció en partes separadas [fascículo] entre 2 y 1872. Solo a partir de 1875 pudo continuar su trabajo en los libros dos y tres” (Heinrich, 1875, pp. 2018-20) .
[VI] En una ceremonia días después de la muerte de Marx en Nueva York, reuniendo a miles de personas, en la que los oradores hablaron en los más diversos idiomas, Swinton, uno de ellos, exaltó la figura de Marx como alguien que dio “todo por la humanidad” (Garlin, 1976 , págs. 19/20).
[Vii] Marx incluso pidió la ayuda de Swinton para denunciar las leyes antisocialistas de Bismarck en la prensa estadounidense, así como para organizar campañas de recaudación de fondos para garantizar la continuidad de las actividades de las organizaciones obreras, para mantener vivos sus periódicos y el servicio de mensajería secreta. , además de apoyar a las familias afectadas. Contou também ao seu correspondente que foi só depois de remeter o livro que soube que sua filha Eleanor havia recortado seu retrato da edição, pois achava que era uma mera caricatura, de modo que Marx comprometeu-se a enviar-lhe, em seu lugar, una foto. Swintou agradeció el libro y dijo que lo guardaría "como un tesoro de por vida", y también se envió la foto. (Marx, 2010a, V. 46, p. 41 y 93, 485; Garlin, 1976, p. 22).
[Viii] En sus notas para una historia editorial global de La capital, el historiador Lincoln Secco explica que: “En 1885 Henry Mayers Hyndman, bajo el seudónimo de John Broadhouse, tradujo algunos capítulos de La capital (Hoy, el London Society Monthly) provocando una respuesta de Engels…” (Secco, 2002, p. 10). La respuesta de Engels se da en un artículo publicado en noviembre del mismo año titulado "Cómo no traducir a Marx". En una dura crítica, Engels denunció enfáticamente la falta de conocimiento del alemán y del inglés, la falta de coraje y el completo desconocimiento del significado del trabajo científico serio por parte del aspirante a traductor (Engels, 2010, V. 26, Pág. 335/ 340).
[Ex] Se hizo una traducción parcial al portugués de la edición francesa de J. Teixeira Martins y Vital Moreira en 1973, en Portugal, publicada al año siguiente por la Editora Centelha. En esta edición, de difícil acceso en Brasil, sólo hay una traducción de los primeros seis capítulos (las dos primeras secciones).
[X] Como describe Michael Heinrich: “Cada volumen de MEGA² consta de dos libros: uno con los textos y el segundo (el aparato) con variantes, una lista de correcciones editoriales, registros y explicaciones”, y el “…volumen uno de los Capital se presenta en seis volúmenes diferentes, incluyendo todas las ediciones puestas a disposición por Marx (las dos primeras ediciones alemanas y la traducción francesa, que él corrigió) y por Engels (la tercera y cuarta ediciones alemanas, en las que Engels incluyó partes de las enmiendas de la traducción al francés, y la primera traducción al inglés, que él corrigió)…” (Heinrich, 2018, p. 19).
[Xi] La traducción de los extractos que extraje de las obras citadas en lengua extranjera en esta bibliografía es mía (p. ej. El capital, Obras completas de Marx y Engels, etc.).