por RODRIGO MAIOLINI REBELLO PINHO*
Marx no solo acompañó la traducción francesa de su libro, fue mucho más allá: lo reescribió por completo.
la aventura editorial
Abordemos ahora la “excepcional aventura editorial” (Gaudin, 2018, p. 37) que fue el proceso de elaboración de la edición francesa[i]. Sigamos con las palabras de los propios agentes: aquí, las cartas intercambiadas por Marx con Engels, con su yerno Paul Lafargue, con sus hijas y con su editor Maurice Lachâtre[ii].
Pero antes recordemos que la traducción del Libro I a otros idiomas ya era objeto de la atención de Marx incluso antes de su primera publicación en 1867. En correspondencia con Engels y con otros destinatarios, la cuestión se planteó al menos desde 1865. duda que la intención de Marx era que, por regla general, el lector leyera la obra en su propio idioma sin tener que consultar otra edición en un idioma extranjero; Veremos la única excepción a continuación: el lector de habla alemana tendría que usar la edición francesa.
Marx prestó especial atención al público francés. Tan pronto como fue a Hamburgo para entregar el Libro I a su editor (para la primera edición en alemán), expresó su deseo de que se publicara posteriormente en francés, en París. Le dijo a su corresponsal (Ludwig Büchner) el 1 de mayo de 1867:
“La razón por la que le escribo personalmente es esta: quiero que la cosa se publique también en francés, en París, después de su publicación en Alemania. Yo mismo no puedo ir allí, al menos no sin riesgo, ya que fui expulsado de Francia, primero bajo Louis Phillippe, y una segunda vez bajo Louis Bonaparte (Presidente), y por último he estado atacando incesantemente al Sr. Louis durante mi exilio en Londres. No puedo, por lo tanto, ir personalmente a escrutar a un traductor [Marx luego pide a su corresponsal que nombre a alguien adecuado para el trabajo, ya que no tendría tiempo para hacerlo él mismo, y, al final, agrega:] Considero que es Es de suma importancia emancipar a los franceses de las concepciones erróneas bajo las cuales Proudhon, con su pequeña burguesía idealizada, los enterró […] Me enfrento constantemente a las consecuencias más repugnantes del proudhonismo[iii](Marx, 2010. V. 42, p. 368).
La búsqueda de un traductor apropiado duró hasta 1872. Mientras tanto, se consideraron o incluso iniciaron el proyecto (sin completarlo): Élie Reclus, Moses Hess, Joseph Card y Charles Keller.
Keller, por ejemplo, incluso le envía a Marx un manuscrito con la traducción del Capítulo II del Libro I de El Capital (que es El proceso de intercambio en alemán y Intercambios en francés). Marx, el 18 de octubre de 1869, devolvió el manuscrito con sus correcciones y comentó lo siguiente a su yerno Paul Lafargue y a su hija Laura (quienes actuaban como intermediarios con Keller):
“Paul y Laura, […] díganle al Sr. Keller que puede proceder. En general, estoy satisfecho con su traducción, aunque le falta elegancia y está muy descuidada. Hará mejor en enviarme cada capítulo a través de ti. En cuanto al Capítulo IV, debo subdividirlo […] En alemán usamos la palabra 'Proceso' (proceso) por movimientos económicos, como dicen por proceso químico, si no me equivoco. Lo traduce por 'fenómenos', lo cual es absurdo. Si no encuentra otra palabra, siempre debe traducirla por 'movimiento' o algo análogo” (Marx, 2010a, V. 43, p. 359/360).
Tres comentarios a esta carta.
Primero, contiene lo que Marx esperaba de una traducción. Que fuera elegante, cuidadosa y rigurosa en el respeto de las categorías utilizadas. A diferencia de Engels, Marx de ninguna manera afirma una necesidad supuestamente ineludible de sacrificar el significado del original.
En segundo lugar, anuncia un cambio en la estructura del Libro I. Aquí ya tenemos la noticia de que subdividiría el Capítulo IV en la edición francesa, lo que efectivamente llegó a hacer, demostrando que las alteraciones que promovió en la obra no fueron fortuitas, pero planeado. .
En tercer lugar, respecto de la categoría “proceso” (cuyo significado se aproximaba, en la citada carta, al de “movimiento”), Marx hace una adición en la edición francesa, en una nota al pie, que no fue reproducida por Engels en el 4ª edición alemana y, por lo tanto, no está incluida en las ediciones brasileñas. Esta adición se hizo en el importantísimo ítem “El Proceso de Trabajo” insertado en el Capítulo “El Proceso de Trabajo y el Proceso de Valorización”, en la parte donde habla de los “[...] elementos simples en que se descompone el proceso de trabajo desglosado…” e inserta la siguiente nota a pie de página:
"En alemán, Proceso de arbitraje (Proceso de trabajo). La palabra "proceso", que expresa un desarrollo considerado en sus condiciones reales como un todo, pertenece desde hace mucho tiempo al lenguaje científico de toda Europa. En Francia se introdujo por primera vez de manera tímida bajo su latín- processus. Luego se deslizó, despojada de ese disfraz pedante, en libros de química, fisiología, etc., y en algunas obras de metafísica. Eventualmente obtendrá su carta de naturalización completa. Cabe señalar de paso que los alemanes, al igual que los franceses, en el lenguaje ordinario, utilizan la palabra proceso en su sentido jurídico” (Marx, 1872/1875 y 2018, p. 77)[iv]
Entonces, ¿qué es el proceso para Marx? Es “un desarrollo considerado en sus condiciones actuales como un todo”. Tenemos aquí, por lo tanto, una importante adición de contenido. Esta adición puede incluso ayudar a explicar el cambio de título del Libro I: en la edición alemana es “El proceso de producción del capital”; en el francés, “El desarrollo de la producción capitalista”.
Volvamos al camino que condujo a la publicación de la 1ª edición francesa. Fue a fines de 1871 y principios de 1872 cuando Marx renunció a tener a Keller como traductor. La advertencia de que retrasaría la traducción de la obra porque primero necesitaba terminar un libro de medicina aparentemente fue la gota que colmó el vaso (cf. Marx en Bouffard et al., 2018, p. 77).
Poco tiempo después, con la intermediación de la hija y el yerno de Marx, Laura y Paul Lafargue, se encontró el editor: Maurice Lachâtre por Laura llegamos a encontrar este avisos raros: un editor” (en Gaudin, 2018, p. 23). Lachâtre, Paul y Laura se alojaban en el mismo piso y establecimiento (Hotel de France), en San Sebastián, como exiliados, tras la derrota infligida a la Comuna de París (Lachâtre en Bouffard et al. p. 85).
El contrato celebrado con el editor para la publicación de la obra se firmó el 13 de febrero de 1872.[V]. Marx consideró imprescindible que fuera una edición “popular barata”; luego hizo insertar un requisito en el contrato, una cláusula que imponía al editor la obligación de publicar una edición accesible a los “pequeños intercambios”. Para Marx, estaba en primer plano que el trabajo debería ser económicamente accesible para la clase obrera.
El contrato firmado por Karl Marx y Maurice Lachâtre, fechado el 13 de febrero de 1872. Fuente: Gaudin, 2019, p. 179. Con la ayuda de Charles Longuet (quien pronto se convertiría en el yerno de Marx) finalmente se encontró un traductor: Marx se decidió por Joseph Roy, quien traduciría de los manuscritos de la segunda edición alemana que le sería enviada. (Marx, 2010a, V. 44, p. 283 y 327; Gaudin, 2019, p. 81). El hecho de que Marx considerara que había logrado traducir Feuerbach al francés fue decisivo para su elección.
El diálogo de Marx con su editor y traductor nunca fue sencillo. Una de las razones fue la distancia entre el lugar de publicación y el uno del otro: el autor estaba en Londres; el traductor, en Burdeos; la editorial, primero en San Sebastián, luego en Bélgica, luego en Suiza; y la publicación de la obra tuvo lugar en París. Dirigiéndose a Marx el 17 de febrero de 1872, Lachâtre describe vívidamente esta singular imagen:
“Señor e ilustre filósofo […] ¡Un singular destino preside la creación de este libro, porque su traducción al francés es una verdadera creación! El autor está fuera de la ley y vive en medio de las brumas del Támesis; el editor también fue baneado, escapó como por milagro de tres bandas de sicarios enviadas a fusilarlo en el día infernal del 24 de mayo[VI]. El que nos puso en contacto, vuestro yerno, también proscrito, llevado por todos los vientos de la persecución, seguido de vuestra amada hija y de la pobre y querida niña cuya frágil salud os angustia a todos” (Lachâtre en Bouffard et al., 2018, págs. 75-76)
La distancia entre los agentes involucrados en el proceso de traducción, revisión y publicación del libro también fue destacada posteriormente por Marx al final de la edición francesa, en una fe de erratas cuya presencia justificó en los siguientes términos:
“Con el autor, traductor y editor alejado del lugar de impresión, la corrección definitiva de El Capital se hizo bastante difícil. Por tanto, en el transcurso de la obra se deslizaron ciertas faltas que el lector subsanará sin remordimientos. La fe de erratas se refiere, con algunas excepciones, solo a la primera sección del libro […]” (Marx, 1872/1875 y 2018, p. 351).
Pero la distancia entre todos los involucrados no fue el único obstáculo. Las demandas presentadas por el editor, Maurice Lachâtre, molestaron a Marx, y la traducción demasiado literal de Joseph Roy, por quien Marx mostró que tenía más aprecio, supuso un trabajo enorme.

Con el editor, los conflictos tuvieron las más variadas causas: la insistencia en la publicación de un retrato de Marx (que, vemos arriba, apareció efectivamente en la edición francesa - Marx, 2010a, V. 44, pp. 347 y 578, p.ej.); los continuos retrasos en la publicación de los fascículos de la obra, que se acentuaron desde el momento en que la empresa de Lachâtre sufrió la intervención del Estado, con el nombramiento de un administrador judicial que pretendía aplazar la publicación de los fascículos, lo que hizo que Marx incluso considere demandarlo; también la falta de envío de los fascículos ya impresos al traductor, para que verificara los cambios realizados y adaptara la traducción de los fascículos que vendrían después; pero, sobre todo, destacaremos el diálogo sobre el contenido de una carta-respuesta que sería suscrita por Lachâtre en la publicación, pues contribuye a iluminar cómo pensaba Marx las cuestiones de método.
Teniendo en cuenta la publicación de la obra en entregas periódicas, se había acordado que, para la primera de ellas, Marx escribiría una carta para ser publicada en facsímil, sirviendo de “prólogo” de puño y letra del autor –un autógrafo– el cual sería (y fue) seguido por una carta de respuesta de Lachâtre. No sólo la mera presencia en la obra de una respuesta firmada por Lachâtre, sino sobre todo su contenido, contradecía a Marx. Debía, por tanto, proponer cambios, para que Lachâtre no expusiera a los lectores a juicios erróneos sobre su obra y su forma de pensar.
Pero fijémonos primero en el autógrafo, la carta que, el 18 de marzo de 1872, Marx escribió para la publicación de su editor:
“Londres, 18 de marzo de 1872.
Al ciudadano Maurice La Châtre,
Estimado ciudadano,
Aplaudo tu idea de publicar la traducción de 'Das Kapital'' en ediciones periódicas. De esta forma el trabajo será más accesible a la clase obrera, y para mí esta consideración prevalece sobre todas las demás. Aquí está el lado hermoso de su medalla, pero aquí está el reverso: el método de análisis que utilicé y que aún no se había aplicado a las cuestiones económicas, hace que la lectura de los primeros capítulos sea muy ardua y es de temer que el público francés , siempre impaciente por concluir, ávido de conocer la relación entre los principios generales y las cuestiones inmediatas que le apasionan, sólo se desalienta porque no habrá podido, ante todo, ir más allá.
Esta es una desventaja contra la cual no puedo decir nada, excepto para advertir y advertir a los lectores sedientos de verdad. No existe una ruta real para la ciencia y la única posibilidad de llegar a sus cumbres luminosas es la de aquellos que no temen cansarse escalando sus empinados senderos.”[Vii](Marx, 1872/1875 y 2018, p. 07)

Dos conclusiones se derivan de este autógrafo de Marx: la primera es que los principales destinatarios de la obra fueron las clases trabajadoras; la segunda, que Marx era consciente de que la obra entrañaba dificultades, principalmente al principio y derivadas del método empleado para tratar el asunto; sin embargo, animó enfáticamente al lector a enfrentar y superar los obstáculos en el camino.
Volvamos ahora al diálogo sobre el contenido de la carta de respuesta del editor.
Sugiriendo a Lachâtre información para poner en su respuesta y aclarando aspectos de la obra, Marx le dijo, el 07 de marzo de 1872:
“Será útil decir (por su parte), en la primera parte, que la traducción se hizo de acuerdo con el manuscrito de la segunda edición alemana, cuya publicación comenzará en apenas unas semanas.
Entre nosotros. Mi editor alemán te imita publicando la segunda edición en periódicos.
Espero que el libro no os cueste nuevas persecuciones. El método es completamente diferente del aplicado por los socialistas franceses y otros. No tomo como punto de partida ideas generales como la igualdad, etc., sino que empiezo, por el contrario, con el análisis objetivo de las relaciones económicas tal como son, y por eso el espíritu revolucionario del libro se revela sólo gradualmente. Lo que temo, por el contrario, es que la aridez de los primeros análisis aliene al lector francés…” (Marx en Gaudin, 2019, p. 85)
Entonces, ya consciente del esbozo de la respuesta escrita por Lachâtre, Marx señala un error y propone la corrección, diciéndole así a su editor, el 20 de marzo de 1872:
“En el último párrafo se rectifican estas palabras 'no se detendrán en su lectura por exponer nuestros métodos analíticos'. Aquí hay un malentendido. I no expongo mi método pero apliquelo, pero su aplicación, en los primeros capítulos, al análisis de 'mercancías','el valor','el dinero' es, por la naturaleza misma de la cosa, un poco difícil de seguir.
Pero es fácil de cambiar: 'no se dejarán detener en su lectura por la aplicación de nuestro método analítico a las primeras nociones de economía política que por su propia naturaleza son muy abstractas' -o algo así- diríamos han terminado los preliminares…” (Marx en Gaudin, 2019, p. 97)
Al día siguiente, 21 de marzo de 1872, Marx desahogó a Lafargue:
“La Châtre es un charlatán abominable. Pierde el tiempo con cosas absurdas (por ejemplo, su carta en respuesta a mi autógrafo, en la que me obligaba a proponerle cambios)” (Marx en Bouffard et al., 2018, p. 80).
A continuación sigue la versión final de la carta-respuesta que Lachâtre envió a Marx un “domingo por la mañana”, 24 de marzo de 1872, (Lachâtre in Bouffard et al., 2018, pp. 81-82), y que fue publicada como y que en la edición francesa (Marx, 1872/1875, p. 08):
AL CIUDADANO KARL MARX
[...]
Tu libro “O Capital” te atrajo tantas simpatías entre las clases trabajadoras de ALEMANIA, que era natural que una editorial francesa tuviera la idea de regalar a su país la traducción de esta magistral obra.
RUSIA se anticipó a FRANCIA, es cierto, en la reproducción de esta importante obra; pero nuestro país tendrá la feliz fortuna de que se haga la traducción del manuscrito de la segunda edición alemana, incluso antes de su aparición en ALEMANIA, y revisada por el autor.
Francia podrá reclamar la mayor parte en la iniciación de otros pueblos a vuestras doctrinas, pues este será nuestro texto que servirá para todas las traducciones que se hagan del libro, en INGLATERRA, en ITALIA, en ESPAÑA, en AMÉRICA, dondequiera que sean hombres de progreso, ávidos de conocer y dispuestos a propagar los principios que deben regir las sociedades modernas en el viejo y nuevo mundo.
El modo de publicación que hemos adoptado, a plazos de diez CENTAVOS, tendrá esta ventaja, la de permitir que un mayor número de nuestros amigos adquieran vuestro libro, no pudiendo los pobres pagar la ciencia sino con el óbolo; se logrará tu fin: hacer tu trabajo accesible a todos.
En cuanto al temor que expresas de ver a los lectores detenerse ante la aridez de las cuestiones económicas tratadas en los primeros capítulos, el futuro nos dirá si estaba justificado.
Debemos esperar que las personas que adquieran su obra, teniendo como objeto principal el estudio de las doctrinas económicas, no se dejen detener en su lectura por la aplicación de sus métodos analíticos; cada uno de ellos comprenderá que los primeros capítulos de un libro de economía política deben estar dedicados a los razonamientos abstractos, preliminares obligados de las cuestiones candentes que apasionan las mentes, y que sólo se puede llegar gradualmente a la solución de los problemas sociales tratados en los siguientes capítulos; todos los lectores querrán seguirte, es mi convicción, hasta la conclusión de tus magníficas teorías” (Lachâtre en Marx, 1872/1875, p. 08)
Puede verse, por tanto, que fue sólo en el último párrafo de la carta donde se centró la objeción que había lanzado Marx, cuando señaló que no expuso su método en la obra, sino que lo aplicó. Lachâtre luego prestó atención a la objeción de Marx y modificó ese pasaje según lo solicitado. Ahora bien, el resto de la carta y, principalmente, la afirmación categórica de Lachâtre de que sería la edición francesa la que serviría de referencia para futuras traducciones, no fue objeto de cuestionamiento alguno, demostrando que Marx estaba de acuerdo con lo dicho.
Como ya hemos seguido la relación, un tanto conflictiva, entre el autor y el editor, veamos la más amplia que se desarrolló entre el autor y el traductor. Un disgusto compartido por el editor, menciones de dificultades en el proceso de traducción y publicación, problemas para recibir los fascículos impresos, demoras en la traducción por parte de Roy (quien se casa en el transcurso de la misma, luego de enfrentar dificultades familiares – Roy en Bouffard et al. , 2018, p. 83), son cuestiones que trata la correspondencia de Roy con Marx. Destacamos aquí los relacionados con la traducción y publicación de la obra.
Por ejemplo, en una carta de Roy a Marx[Viii], escrito el 14 de marzo de 1872, con el fin de exponer las dificultades que enfrentó en la traducción de la obra, reflexiona sobre las diferencias entre la lengua alemana y las lenguas latinas, en los siguientes términos:
“No es que la traducción presente serias dificultades, pero presenta multitud de pequeñas que frenan cada paso. En principio, el francés, por su origen latino, contiene multitud de palabras sin analogía para el oído y la vista, aunque el significado que expresan sea análogo. Como resultado, las correspondencias entre ideas no se encuentran en el lenguaje y, desde este punto de vista, el alemán es muy superior. Tú lo sabes tan bien y mejor que yo; pero, a pesar de vuestro perfecto conocimiento de nuestra lengua, tal vez no sintáis, como nosotros, otra dificultad, que no se supera fácilmente. En una obra como la tuya, necesariamente se repiten muy a menudo las mismas palabras. Esta repetición choca el oído, en francés, infinitamente más que en alemán, porque no puedes usarlos tan fácilmente donde quieras” (Roy en Bouffard et al., 2018, p. 78/79).
Además de mostrar que las distinciones entre los distintos “grupos lingüísticos”, por así decirlo, fueron, aunque sea de paso, objeto del diálogo entre autor y traductor, esta carta indica que la repetición de las mismas palabras fue el aspecto que pareció molestar. Roy más. La preocupación central de Marx era otra: consideraba que el principal problema de la traducción era demasiado literal. Pero al principio no lo había notado; de hecho, cuando los primeros manuscritos (del capítulo I) traducidos por Roy llegaron a sus manos, Marx llegó a calificar a Roy de “traductor maravilloso” (21/03/1872; Marx, 2010a, V. 44, p. 347) e incluso como “perfecto traductor”[Ex]. Poco después, sin embargo, reconocería que ese problema estaba surgiendo, aunque no dejó de referirse en elogios al trabajo de Roy, diciendo que: “traduce muy literalmente en los pasajes fáciles, pero muestra su fuerza en los difíciles” (01 /05/ 1872-Marx en Gaudin, 2019, p.100).
Así, a pesar de una primera impresión muy favorable del trabajo de Roy, cuando los manuscritos traducidos llegaron a sus manos, la actividad de revisar la traducción comenzó a ocupar cada vez más el tiempo de Marx. Además de revisar el contenido del texto y la traducción, Marx también tuvo que corregir las pruebas de los fascículos y, finalmente, comprobar si el fascículo publicado era o no igual a la prueba corregida. El procedimiento fue más o menos el siguiente: Marx envió el texto base a Roy, quien lo tradujo y se lo devolvió a Marx, quien revisó la traducción y la envió al establecimiento de Lachâtre en París, quien lo remitió a una primera imprenta que, una vez hecha, fue enviado para corrección y verificación por Marx y Lachâtre, quienes luego lo devolvieron para que se hiciera una segunda prueba, la cual fue enviada nuevamente a ambos, la cual se repetiría hasta que no hubiera más correcciones y Marx dio, después de todo, su aval para la publicación del número (ver, por ejemplo: Lachâtre en Bouffard et al. p. 78). A todo ello se añadió, hasta mediados de 1873, la corrección de las pruebas de la segunda edición alemana.
El trabajo de corrección de pruebas de la francesa fue para Marx un “trabajo del diablo” (21/06/72 – Marx, 2010a, V. 44, p. 399), incluso mayor que si “hubiera tenido que hacerse sin traductor” (21 /12/1872- Marx, 2010a, V. 44, p. 460). Marx trabajaba en él diariamente, hasta las 3 am, prácticamente sin salir de su habitación, según sus hijas Eleanor y Jenny (Marx, 2010a, V. 44, p. 576 y 584). Insatisfecho, se quejó: “A menudo tengo que reescribir [las pruebas] por completo para aclarar las cosas a los franceses” (23 de mayo de 1872- Marx, 2010a, V. 44, p. 377). La traducción se había hecho “muy literalmente” y eso le obligó a reescribirla en gran parte (27/05/72 y 28/05/1872- Marx, 2010a, V. 44, p. 379 y 385).
El exceso de literalidad en la transposición del alemán al francés –única crítica de Marx a la traducción– fue reconocido incluso por Roy, cuando, el 02 de mayo de 1872, le dijo a Marx:
“[… ] La traducción es tal vez excesivamente fiel, es decir, a veces no se separa lo suficiente de vuestro texto para ajustarse a la genialidad de nuestra lengua; sin embargo, creo que la lectura no presentará más dificultades que el tema” (Roy en Bouffard et al., 2018, p. 83/84)
Así, si combinamos lo que dijo Marx con lo que dijo Roy al respecto, podemos decir que una traducción demasiado literal es aquella que, al no alejarse lo suficiente del texto de origen, termina en desacuerdo con la genialidad del destino. idioma.
Pero, ¿cómo podría Roy cambiar su manera demasiado literal de traducir si no recibió los fascículos después de la revisión de Marx? Esto es lo que Marx exigió a Lachâtre (y sus agentes), el 29 de marzo de 1873: que después de la impresión final los fascículos fueran enviados a Roy (cosa que hasta entonces no había ocurrido), ya que para él “cambiara su forma de traducción” era fundamental “estudiar los fascículos impresos” (Marx en Gaudin, 2019, pp. 134 y 135).
Todos estos obstáculos que se interpusieron en el camino de la publicación de la edición francesa –los conflictos con el editor, las interrupciones en la publicación por las más variadas razones, la traducción demasiado literal– explican por qué Marx se refirió a todo ello como “la dolorosa experiencia que tuve”. sufrió la traducción francesa de Capital(06/11/1876-Marx en Bouffard, 2018, p. 98).
En vista de lo anterior, no es casual que, una vez publicada la edición francesa, Marx ya enfatice en su rostro que se trata de una “traducción enteramente revisada por el autor”, así como que reafirma, en cartas, y por más de uno nuevamente, que lo que se lee en la portada es “de ningún modo [..] una mera frase” (e.g. Marx, 2010a, V. 44, p. 399), sino algo que ocurrió tal o cual cosa que dicho.
*Rodrigo Maiolini Rebello Pinho Magíster en Historia por la PUC-SP.
Para leer la primera parte ir a https://dpp.cce.myftpupload.com/apontamentos-sobre-a-primeira-edicao-francesa-do-capital/
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Notas
[i] Esta “aventura editorial” tiene un camino sinuoso lleno de percances descritos en detalle por François Gaudin (2018 y 2019), quien con razón la califica de “excepcional” y “única”.
[ii] Documentos valiosos, las cartas permiten seguir el trabajo cotidiano de Marx y componer una imagen del entorno nada etéreo en el que vivió y produjo. Entremezclado con el desarrollo de cuestiones teóricas, el esfuerzo empleado en la difusión de su obra, las actividades político-administrativas en la Asociación Internacional de los Trabajadores, las dificultades económicas, además de cuestiones del ámbito familiar (en el período que nos ocupa van desde la matrimonio de una hija hasta la pérdida prematura de un nieto) y personales (como noticias recurrentes sobre problemas de salud: insomnio, inflamación de los ojos, tos, dolores de cabeza, etc.). La propia vida de Marx parece haber confirmado lo que decía en el autógrafo de la edición francesa (lo veremos más adelante): el camino de la ciencia no es real.
[iii] La llamada emancipación del movimiento obrero en relación con el proudhonismo es un argumento también utilizado por José Nobre França, tipógrafo de la prensa oficial portuguesa y secretario de la Federación de Lisboa de la Asociación Internacional de los Trabajadores. El investigador portugués Carlos Bastien, al investigar la recepción de las obras de Marx en Portugal, reveló lo siguiente: “[José Nobre França] recibió de Marx en 1873 […] dos copias [de fascículos] de la edición francesa (traducción de Joseph Roy) del Libro I […] uno de los cuales está dedicado personalmente. Al mismo tiempo, llegaron a Lisboa, en Livraria Internacional, unos 150 ejemplares más, que se vendieron clandestinamente allí. La demanda relativamente alta del libro se debió no sólo al hecho de que Marx ya era una figura reconocida y prestigiosa en los círculos progresistas portugueses, sino también al hecho de que muchos de estos militantes marxistas vieron en esta obra un instrumento para combatir la Un proudhonismo que siguió influyendo en la 'juventud literaria' (Carta de José Nobre França a Marx del 17.8.73[ ..])” (Bastien, 2016. pp. 06,07 y 10).
[iv] esta notano aparece en las siguientes ediciones brasileñas: Marx, 2017, p. 256 (Boitempo); Marx, 2002, pág. 212 (Civilización Brasileña); Marx, 1996, pág. 298 (Nova Cultural).
[V] Tras el desinterés de la Biblioteca Nacional de Francia por tener y poner a disposición del público los originales de las cartas intercambiadas por Marx con Lachâtre y con otros que participaron en la impresión de la obra en París, tanto las cartas como el contrato original para la publicación de la obra fueron subastadas en el año 2018 (Gaudín, 2019, p. 10). Las cartas se vendieron por 160.000 euros; el contrato, por 121.600 euros (ver aquí: https://www.barnebys.fr/blog/le-capital-de-karl-marx-pulverise-les-encheres). es de françois Gaudin el mérito de haber transcrito y conservado para el público el facsímil de estos documentos inéditos (Gaudin, 2019).
[VI] Así resume Lissagaray (1838-2001) aquel día: “MIÉRCOLES 24. LOS MIEMBROS DE LA COMUNA SALEN DEL HÔTEL DE VILLE. EL PANTEÓN ESTÁ TOMADO. EL VERSALLES DISPARA A LOS PARISIANOS EN MASA. FEDERATIVOS DISPARAN A SEIS REHENES. LA NOCHE DEL CAÑÓN.” (Lissagaray, 1901, p. 254).
[Vii] Hay una similitud aparente interesante entre este autógrafo y un pasaje muy breve del Prefacio a la segunda edición del Crítica de la razón pura, en el que Kant dice “que los espinosos caminos de la crítica […] no impidieron que mentes valientes y lúcidas la agarraran” (Kant, 1999, p. 50)
[Viii] Lamentablemente, las respuestas de Marx a las cartas de Roy parecen haberse perdido (cf. Bouffard et al., 2018, p. 79).
[Ex] “[…] Roy (6 Rue Condillac, Burdeos) es un traductor perfecto. Ya envió el manuscrito del primer capítulo (yo le había enviado el manuscrito de la segunda edición alemana a París)” (Marx en Bouffard et al., 2018, p. 80).
[X] La traducción de los extractos que extraje de las obras citadas en lengua extranjera en esta bibliografía es mía (p. ej. El capital, Obras completas de Marx y Engels, etc.).