por ERIK CHICONELLI GOMES*
Antero nos dejó un claro ejemplo de cómo la práctica periodística puede y debe estar alineada con los valores de justicia social y compromiso democrático
Antero Greco, uno de los grandes nombres del periodismo deportivo brasileño, nos dejó recientemente víctima de un cáncer. A lo largo de su carrera, Antero Greco no sólo cubrió eventos deportivos con indiscutible competencia, sino que también aportó al periodismo una conciencia histórica y sociológica poco común en su campo. Este texto busca honrar su legado, resaltando su importancia no sólo como periodista, sino como intelectual comprometido con las luchas democráticas.
Antero Greco inició su carrera periodística en un momento convulso de la historia brasileña, durante los años de la dictadura militar. Su trabajo siempre ha estado guiado por la búsqueda incesante de la verdad y la justicia, cualidades que le han convertido en un referente no sólo del periodismo deportivo, sino del periodismo en su conjunto. Antero Greco era conocido por su capacidad para contextualizar los eventos deportivos dentro de una narrativa más amplia, reconociendo y exponiendo las relaciones intrínsecas entre el deporte, la política y la sociedad.
En sus textos y comentarios, Antero Greco abordó frecuentemente temas como el racismo, la desigualdad social y la lucha por la democracia. Entendió que el deporte no está aislado de las dinámicas sociales y económicas que configuran la realidad. Sus análisis traspasaron las cuatro líneas del campo, involucrando discusiones sobre los impactos sociales de los grandes eventos deportivos y las políticas públicas relacionadas con el deporte. Este enfoque crítico y comprometido lo hizo destacar en un medio a menudo dominado por análisis superficiales y despolitizados.
Antero Greco trabajó muchos años en el periódico. El Estado de S. Pablo y ESPN Brasil, donde se consagró como uno de los principales nombres del periodismo deportivo. Su relación con otras personalidades críticas del periodismo, como José Trajano y Juca Kfouri, estuvo marcada por una alianza que trascendió el ámbito profesional, unidos por una cosmovisión que siempre priorizó la justicia social y la defensa de la democracia. Estos vínculos fortalecieron sus voces en un escenario a menudo adverso.
Su pasión por Italia, país de origen de su familia, fue notable e influyó en muchos aspectos de su vida personal y profesional. Antero no sólo era un gran conocedor de la cultura y el fútbol italianos, sino que también mantenía una vasta biblioteca de libros, que reflejaba su amor por la lectura y el conocimiento. Esta erudición era evidente en sus textos, donde citaba con frecuencia obras y autores relevantes, ofreciendo una rara profundidad en sus análisis.
Antero Greco también fue un ferviente partidario de las luchas democráticas en Brasil. No rehuyó criticar la arbitrariedad y los abusos de poder, ya sea en el ámbito deportivo o en la esfera política más amplia. Su postura firme y ética sirvió de inspiración para muchos periodistas jóvenes, que vieron en él un ejemplo a seguir. Su voz destacó en momentos cruciales de la historia reciente del país, siempre en defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos.
Lamentablemente, la batalla contra el cáncer nos privó prematuramente de un periodista que todavía tenía mucho que aportar. Sin embargo, el legado de Antero Greco sigue vivo. Su trabajo continúa influyendo e inspirando a quienes creen que el periodismo tiene un papel fundamental en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Antero Greco nos dejó un claro ejemplo de cómo la práctica periodística puede y debe estar alineada con los valores de justicia social y compromiso democrático.
La muerte de Antero Greco es una inmensa pérdida para el periodismo brasileño y para todos aquellos que creen en el poder transformador de la información. Su legado, sin embargo, sigue vivo y nos recuerda a diario la importancia de un periodismo comprometido con la verdad, la justicia y la democracia. Que su memoria nos inspire a seguir luchando por un mundo mejor, donde la información sea un instrumento de transformación social.
*Erik Chiconelli Gomes es becario postdoctoral en la Facultad de Derecho de la USP.
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