por AFRANIO CATANÍ*
Comentario a la novela de María Luisa Bombal
La cuidada edición brasileña de envuelto (1938), la segunda novela de la escritora chilena María Luisa Bombal (1910-1980) se abre con la transcripción de una reseña de Jorge Luis Borges (1899-1986) publicada originalmente en la revista SUR (no. 47, 1938); continúa con una presentación de la traductora Aurora Fornoni Bernardini, quien realizó su trabajo en sociedad con la argentina Alicia Ferraz del Prado y también contiene una entrevista de Aurora y Lídia Neghme Echeverría, realizada en Santiago de Chile en julio de 1978, además de una excelente “oreja” de Lídia Echeverría – en realidad otra reseña.
Pero, después de todo, ¿cuál es el tema de envuelto ? Aparentemente, un tema sencillo: el relato del entierro de Ana María, sobrenaturalmente lúcida que, según Borges, “en esa última noche de visitas que precede al entierro, intuye, de algún modo –desde la muerte–, el significado de su vida pasada e inútilmente descubre quién fue ella y las mujeres y los hombres que poblaron su vida. Se inclinan sobre el ataúd, uno a uno, hasta la confusa aurora, y ella, increíblemente, los reconoce, los recuerda y los justifica…” Así, el padre, el amante de la juventud (Ricardo), el amante que no pudo ser amada (Fernando), su esposo (Antonio), sus hijos, su hermana, su criada desde niña (Zoila), el padre Carlos, entre otros, desfilan por las densas páginas de la novela de María Luisa.
La autora se licenció en Letras en París (Sorbona), donde conoció a Eulogio Sánchez, pionero de la aviación civil, con quien mantuvo una relación conflictiva, que derivó en dos intentos de asesinato contra su amante. Uno de ellos fue decisivo para su viaje a Argentina, ayudado por su amigo Pablo Neruda. Allí conoció a los escritores fundadores de la revista SUR, habiendo recibido la influencia de Victoria y Silvina Ocampo, Borges, Oliverio Girondo, Guillermo de Torre, Norah Lange y Pedro Henríquez Ureña.
En 1935 publicó la última niebla, narrando la breve historia de una mujer que, a pesar de ser cosificada por su marido, carga con el peso de toda su existencia gracias a una realidad ilusoria. Poco antes de la publicación de su novela, se casó con el artista plástico argentino Jorge Larco, homosexual, y la relación duró apenas unos dos años.
A su regreso a Chile, se reencuentra con Eulogio Sánchez, lo que resultó en el segundo intento de asesinato de su amante. María Luisa Bombal fue detenida, pero terminó absuelta con base en el testimonio de Eulogio Sánchez.
envuelto encuentra su ambiente en una mezcla de pampa argentina y haciendas chilenas, aunque María Luisa utiliza el español universal, evitando expresiones regionalistas. La telenovela alcanzó un gran éxito, habiendo recibido el Premio de Novela de la Municipalidad de Santiago.
Em envuelto, Ana María murió relativamente joven (quizás con poco más de 45 años), ya que se casó temprano, siendo su hija menor de 20 años y el mismo Padre Carlos que la bautizó le brinda sus últimos servicios religiosos. A lo largo de su vida, Ana María no se dio cuenta de que en la sociedad burguesa de principios de siglo, al menos en el campo afectivo, transgredir las normas establecidas era sufrir, ser torturado. Transgrede, se lastima y no puede salir del mundo opresor que la rodea. La trayectoria de Shrouded está narrada por él mismo, pero se traslada constantemente a las principales personas que pueblan su vida y que se inclinan sobre el ataúd para el último adiós. Así, destacan Ricardo, Fernando y Antonio, los tres hombres que, cada uno a su manera, la hicieron mujer.
Ricardo, el amante de su juventud, la abandonó abruptamente y nunca más la volvió a ver. El reencuentro sólo se producirá en el momento de la muerte, en una comunión total de sentimientos. Con Antonio, el padre de sus hijos, se casa por despecho, consiguiendo sólo amarlo en sueños o sentirse unida a él a través del odio. En cambio, Fernando la amaba con locura, pero no podía ser amado: “Solo a través de ti, Ana María, sentí el amor humillado, que resiste la ofensa y perdona”. Para sentirme vivo, Fernando, necesitaba tu constante sufrimiento a mi lado.” Ana María, perpleja, se pregunta al observar las reacciones amorosas de sus parejas: “¡Ay, Dios mío, Dios mío! ¿Tienes que morir para saber ciertas cosas? Agotada, finalmente quiere descansar: “Había sufrido la muerte de los vivos. Ahora anhelaba la inmersión total, la segunda muerte: la muerte de los muertos”.
En la década de 1940, María Luisa Bombal viajó a Estados Unidos, donde conoció a su segundo marido, el noble francés Henri de Saint-Phalle, con quien tuvo una hija, Brigitte, y la unión duró 30 años, hasta la muerte de Henri. En Estados Unidos, trabajó como traductora en los estudios Paramount, habiendo vendido los derechos de La ultima niebla. Viuda, regresó a Chile y, en la década de 1980, obtuvo dos importantes premios: el Premio Joaquín Edwards Bello y el Premio Academia Chilena de la Lengua.
María Luisa Bombal vivió sus últimos años enfrentando grandes dificultades económicas, situación agravada por el alcoholismo, habiendo fallecido a causa de una cirrosis hepática, el 6 de mayo de 1980 en Santiago de Chile, en un asilo de ancianos.
*Afranio Catani Es profesor jubilado de la Facultad de Educación de la USP y actualmente es profesor titular de la misma institución. Profesor invitado en la Facultad de Educación de la UERJ, Campus Duque de Caxias.
*Versión alterada de texto publicado en extinto Periódico, el 2 de agosto de 1986.
referencia
María Luisa Bombal. envuelto. Traducción: Aurora Fornoni Bernardini y Alicia Ferrari del Prado. São Paulo, Difel, 1986, 98 páginas.
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