por JOSÉ GERALDO COUTO*
Comentario al documental de Maria Augusta Ramos
El documental Amigo secreto, dirigida por María Augusta Ramos, abrió este jueves 16 de junio. El proyecto exprés de la película -acompañar la labor de los periodistas comprometidos con investigar las entrañas de la Operación Lava-Jato- acabó desplegándose en una lectura coherente de la historia del país en los últimos cinco o seis años.
Según lo que vemos y escuchamos en el documental, la gran operación anticorrupción emprendida por un grupo de trabajo con sede en Curitiba, con el exjuez y exministro Sergio Moro como figura estelar, está en el centro de la constelación de relaciones. políticos, económicos y mediáticos que, deliberadamente o no, llevaron a la pesadilla actual.
En obras como junio futuro e El proceso, la experimentada documentalista María Augusta Ramos ya se había mostrado capaz de, en el fragor del momento, documentar críticamente lo que sucede bajo la superficie de las noticias y el discurso público. Su enfoque es profundo, su objeto son las entrañas de los procesos históricos. En Amigo secreto, se trata de escudriñar dos escenarios en paralelo: el de la propia Lava-Jato y el del trabajo periodístico empeñado en develarlo (o denunciarlo).
En sus momentos más atractivos, el documental parece colocar al espectador al lado de los reporteros, como si los acompañara en la investigación. Ellos son Leandro Demori, de la web El intercepto, y las periodistas Carla Jiménez, Regiane Oliveira y Marina Rossi, de la edición brasileña de el país.
Esta búsqueda es “ilustrada”, comentada o reforzada por material de archivo (noticias de televisión, testimonios del expresidente Lula a Sérgio Moro, la fatídica reunión ministerial en la que Bolsonaro expresa su voluntad de intervenir en la Policía Federal, la primera entrevista de Lula en prisión, manifestaciones a favor y en contra del presidente, etc.) y nuevas entrevistas que aportan información e interpretaciones sobre la operación Lava-Jato. En una de las entrevistas más mordaces, un ejecutivo de Odebrecht dice que los detenidos en la operación fueron presionados para implicar a Lula en sus acusaciones.
Entre una revelación y otra, breves planes de conexión se escapan del esquema cabezas parlantes y dan dinamismo y frescura al reportaje: un reportero que viaja en automóvil por la Avenida Paulista, otro que llega a pie a una manifestación pro-Bolsonaro, un atardecer en la Praça dos Três Poderes.
Curiosamente, es posible ver una analogía entre la emoción de los periodistas al descubrir la suciedad de Lava-Jato y la emoción de los miembros del propio grupo de trabajo en los mensajes secretos que intercambiaron entre ellos y que fueron desvelados por el Interceptar. En un momento relajado, al leer algunos de estos mensajes a sus compañeros, Leandro Demori incluso imita la voz chillona de Sérgio Moro. Una investigación, en cierto modo, refleja a la otra, o la parodia.
Seguramente habrá quienes acusen a María Augusta Ramos de mostrar “sólo un lado” de la cuestión y ofrecer una lectura unívoca del sentido de los hechos. De hecho, si bien no existe una redacción o signos que expliquen una interpretación, todo el material seleccionado y ensamblado apunta a entender Lava-Jato como una operación políticamente sesgada desde el principio, con flagrantes conexiones internacionales (léase intereses norteamericanos), que resultó en el desmantelamiento y la desmoralización de las instituciones que estamos presenciando.
En defensa del director, es necesario reconocer que, durante cinco años, se construyó en nuestros medios hegemónicos, de manera unísona y acrítica, una narrativa favorable a la performance lavajatista, al punto de erigir a Sérgio Moro en salvador de la campeón de la patria y anticorrupción. Si la prensa dominante, durante este período, no se molestó en investigar y señalar las evidentes distorsiones y malas conductas de Lava-Jato y su personaje-símbolo, Amigo secreto asume el derecho de construir una alternativa a esta mitología.
Es esta intención de presentar una visión crítica integral lo que explica la inclusión en la película de elementos que, en principio, no parecen tener nada que ver directamente con Lava-Jato. Por ejemplo, escenas de UCI abarrotadas en plena covid, o el fragmento de la mencionada reunión ministerial en el que Ricardo Salles, de Medio Ambiente, habla de la pandemia como un momento propicio para “pasar el ganado” del debilitamiento de la legislación ambiental. . O incluso las últimas imágenes, de una inmensidad de bosque destruida por el fuego.
A juicio de María Augusta Ramos, todo está conectado. El Brasil que resultó de la colusión del lavajatismo con el bolsonarismo es una tierra devastada. eso es lo que Amigo secreto nos dice, en palabras e imágenes.
*José Geraldo Couto. es crítico de cine. Autor, entre otros libros, de Andrés Bretón (Brasileño).
Publicado originalmente en BLOG DE CINE
referencia
Amigo secreto
Brasil, Alemania. Holanda, 2022, 131 minutos
Documental
Dirección: María Augusta Ramos
Fotografía: Diego Lajst
Asamblea Karen Akerman (Edición adicional de Eva Randolph)