Amazonía en el siglo XXI: trayectorias, dilemas y perspectivas

Nicholas Monro, Animales corriendo a través del fuego, 1970
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por TATIANA CARLOTTI*

Comentario sobre la colección recién estrenada, organizado por Antonio Augusto R. Ioris y Rafael R. Ioris

El geógrafo Antônio Augusto R. Ioris (Universidad de Cardiff, Reino Unido) y el historiador Rafael R. Ioris (Universidad de Denver, EE. UU.) lograron una proeza a lo largo de las 540 páginas de Amazonía en el siglo XXI: trayectorias, dilemas y perspectivas. Convencidos de que la región exige nuevos enfoques y cuestionamientos, reunieron a académicos de la región, de diferentes lugares, áreas de investigación y acción –líderes indígenas, cineastas, geógrafos, ambientalistas, investigadores, profesores universitarios…– para pensar críticamente sobre la Amazonía hoy. y mañana.

Desconocido para la gran mayoría de los brasileños, “el bioma amazónico ocupa cerca de la mitad del continente sudamericano, se extiende por nueve países y está habitado por cerca de 30 millones de personas en innumerables ecosistemas, áreas urbanas y cuencas fluviales. “Lo que sucede en la Amazonía le importa al mundo, es y es, igualmente, un gran mundo para ser interpelado colectiva y críticamente”, señalan los organizadores de la obra.

A pesar de estar en “el centro de las controversias globales contemporáneas sobre el desarrollo, la democracia, el estado de derecho y el desacuerdo entre las dimensiones humana y más que humana de la naturaleza”, la Amazonía parece “no encajar en la academia oficial, y mucho menos en las oficinas de la burocracia y en los directorios de las corporaciones, aunque estos son algunos de los principales actores que deciden sobre su futuro”.

Gran parte del trabajo académico sobre la región se basa en “estudios coyunturales, desinteresados ​​de las causas y responsabilidades político-ecológicas y muchas veces sin que los autores hayan ido siquiera a la región”, haciendo que cualquier relación entre el investigador y “la vida cotidiana , el espacio, las necesidades concretas de las poblaciones locales (a definir por ellas mismas)”, detallan.

Amazonas en el siglo XXI en ese sentido, llena un vacío, estimulando la producción de conocimiento y diagnósticos y, también, señalando caminos que parten, inexorablemente, de la participación de los habitantes de la Amazonía en los procesos de toma de decisiones de gobierno sobre su territorio. Intercalando artículos y entrevistas, análisis y testimonios, referencias y experiencias, el libro es también un testimonio de cómo el neoliberalismo ha ido transformando los ecosistemas amazónicos “para la acumulación y transferencia inmediata de capital”.

 

Amazonas: una colonia dentro de una colonia

En el prefacio de la obra, Ennio Candotti, director del Jardín Botánico y del Museo “vivo” de Historia Natural de la Amazonía (INPA-Manaus), aborda la cuestión de la exclusión de los pueblos indígenas de las decisiones federales, señalando que “ la Amazonía ha seguido durante doscientos años colonia en su propio país o, mejor, colonia en la colonia”. Hace un fuerte reclamo por la presencia del Estado en la región, “con numerosos institutos, centros de investigación, universidades, posgrados y laboratorios en cada uno de los biomas y diferentes mesorregiones”, señalando que hoy, en la Amazonía, solo existen dos jardines botánicos (en Belém y Manaus), “dos cursos de posgrado a nivel de doctorado en botánica, ninguno dedicado al estudio de los hongos y uno solo en lingüística, ¡con 150 lenguas indígenas aún vivas!”.

Además del abandono del Estado, existen otros, tanto o más devastadores, como la deforestación y el (laico) genocidio de los pueblos indígenas y quilombolas, perpetrado por el brazo armado del Estado al servicio de los intereses del capital, personificado actualmente en el agronegocio y en las corporaciones internacionales que lo financian, el contrabando de madera, minerales, animales..., el narcotráfico (blanqueo de capitales) y todo tipo de actividades delictivas que lucran con la explotación depredadora del territorio y sus habitantes.

Intereses que conducen al fenómeno de la deforestación, minuciosamente analizado por el biólogo estadounidense Philip Fearnside, investigador del Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia (INPA) que trae un artículo fundamental para la comprensión sistémica de la deforestación en la Amazonía, a lo largo de los años. Explicando las causas y señalando caminos, analiza los impactos de la especulación inmobiliaria, las commodities, los incentivos fiscales gubernamentales, la tenencia de la tierra, el lavado de dinero, la tala, la minería, la construcción de carreteras y, sobre todo, la soja y la ganadería en la región.

Los datos son impresionantes y hablan de los gobiernos en cuestión. En 2004, la Amazonía sufrió una deforestación de 27.772 km2/año. Ocho años después, en 2012, el índice se desplomó a 4.571 km2/año. En 2019 volvió a subir, alcanzando los 10.129 km2 (el equivalente a una hectárea cada 31 segundos). En 2020 superó los 10 mil km2.

A continuación, el antropólogo João Pacheco de Oliveira (UFRJ) y el geógrafo Tomas Paoliello (UEMA) abordan las fronteras nacionales y la representación de la población indígena desde la época colonial. “El establecimiento de 'fronteras' (…) permitió decretar como 'libres' tierras que estaban ocupadas por comunidades preexistentes, considerar como 'rudimentarias' las prácticas sociales existentes, calificar de 'delincuentes' a quienes se oponían a ellas, adoptar y propagar argumentos que justifiquen la construcción de un 'otro interno', al que son inaplicables las reglas que orientan la convivencia entre los demás ciudadanos”, explican (p.132), permitiéndonos comprender cómo la explotación depredadora del territorio y , sobre todo, se potencian los genocidios de la población indígena.

Un proceso narrado por el novelista amazónico Márcio Souza, también director de teatro y ópera, que analiza la integración forzada y el exterminio de la población indígena en la Amazonía. “Vamos a descubrir que los enemigos de los pueblos indígenas son los mismos que los de los trabajadores”, destaca el autor, citándolos por su nombre: “el propio gobierno brasileño, en sus instancias municipal, estatal y federal, los grandes financieros capital, los terratenientes, las grandes empresas madereras, las grandes fincas agrícolas, las hidroeléctricas, las empresas mineras y las carreteras”. Incluso saca a relucir casos de genocidio cometidos por investigadores extranjeros, como el exterminio del 20% de la población yanomami cuando fueron transformados en conejillos de indias para los experimentos genéticos de James Neel, en la década de 1960, en Venezuela.

Esta primera parte del libro termina con una entrevista al fundador de Pindorama Filmes, Estevão Ciavatta, quien dirigió, junto a Fernando Acquarone, la serie Amazonia SA transmitida por Fantástico, de Globo. “La Amazonía es donde Brasil aún puede realizarse en todo su poder cultural, espiritual, económico y ambiental. Y, a nivel internacional, es el único tema que nos da relevancia en el escenario global. Por eso la Amazonía es nuestro pasado e inevitablemente nuestro futuro”, señala. Esta entrevista se complementa con una carta de Ciavatta y la nota del pueblo Mundurukú denunciando el incendio en la aldea de Maria Leusa Kaba, líder de la Asociación de Mujeres Munduruku Wakoborun, el 26 de mayo de 2021: “dispararon contra casas y personas. Se incendiaron dos casas, la casa de la coordinadora y la de su madre, la jefa del pueblo. La información es que nadie resultó herido, pero todos están en estado de shock”, dice la nota.

 

Un planeta rehén del capital financiero

La segunda parte del libro presenta análisis en profundidad de los principales cuellos de botella para el desarrollo de la región. Se abre con un análisis de los agronegocios y su internacionalización a cargo de los profesores Rafael R. Ioris (historia) y Aaron Schneider (relaciones internacionales), ambos de la Universidad de Denver. A partir del caso de JBS, que pasó de ser un matadero familiar en Goiás a la principal multinacional del agronegocio, muestran cómo el sector se consolidó en el país, problematizando los aspectos modernos y brutalmente retrógrados de su internacionalización, en el marco de una “ modernización conservadora, excluyente e insostenible. Un proceso de internacionalización, valoran, que perpetúa “una dinámica histórica eminentemente frágil e insostenible, dada su continua dependencia de factores productivos y de mercado sobre los que no tienen pleno control, y asociada a procesos de destrucción de los recursos naturales productivos”.

Una impactante reflexión sobre la agricultura sigue los resultados de una investigación de campo realizada por el profesor Cristiano Desconsi (Zootecnia y desarrollo rural - UFSC), que investigó el proceso de expansión agrícola en la Amazonía Legal, promovida por pequeños productores rurales de la región, entre 2013 y 2017, estudiando las expectativas de desarrollo de estos agricultores, en general, propietarios de cultivos de arroz, soja y maíz en territorios de 70 a 300 hectáreas. También analiza vectores de aceleración de este proceso, como cambios en la legislación ambiental y el discurso de la revisión de la demarcación de tierras indígenas del desgobierno de Bolsonaro.

A continuación, la profesora Matilde de Souza (Relaciones Internacionales – PUC Minas) y los investigadores de la misma institución Jéssica R. Gonçalves, Victor de Matos Nascimento, Bárbara LP Pacheco y Lauana PD Alves abordan el impacto promovido por los diversos cambios en las políticas ambientales de la Gobierno de Bolsonaro, sobre la seguridad hídrica y alimentaria de la población local, antes y después del Covid-19. Durante la pandemia lo que se observa es la profundización de la condición de vulnerabilidad de la población más pobre. Del total de muertes por el nuevo coronavirus en el país, los estados amazónicos concentran el 9,10% de los casos fatales. Una tasa bastante alta si se considera el número de personas que viven en la región: el 8% de la población brasileña. Las escenas desgarradoras provocadas por la falta de oxígeno en los hospitales de Manaus, ocurridas en marzo de 2021, aún están frescas en la memoria.

Uno de los temas más controvertidos en la Amazonía es el tema de las represas hidroeléctricas, presentado desde una perspectiva histórica por la estudiante de posdoctorado Nathalia Capellini (Instituto de Estudios Políticos de París). Abordando las motivaciones y el proceso de construcción de las primeras represas del país, durante la dictadura militar – Coaracy Nunes en 1975, Curuá-Una en 1977; Tucuruí entre 1975 y 1984–, señala que en la implementación de estas usinas “la hidroelectricidad fue concebida como una materia prima”, por tanto, un “bien” “sujeto a la misma lógica depredadora que dictaba la explotación de otros recursos en el región desde la época colonial". Incluso fueron posibles junto con otros proyectos mineros de gran escala o proyectos industriales intensivos en energía, buscando beneficios que van más allá de las dimensiones locales, destaca el autor. Hoy en día, hay 44 represas hidroeléctricas y 137 pequeñas centrales hidroeléctricas en operación en la Amazonía.

Uno de los más polémicos fue la construcción de la Usina de Tucuruí, en el río Tocantins (PA), durante la dictadura militar. La hazaña, que supondría un cambio en el debate nacional e internacional sobre las represas hidroeléctricas, es analizada por el investigador Frederik Schulze (historia - Universidad de Münster), “tanto en términos de integración económica en el mercado mundial, como en términos de protección ambiental e imaginarios sobre la región amazónica”. El análisis muestra cómo estas centrales hidroeléctricas fueron diseñadas para atender intereses ajenos a los de la región, presentando el debate global, por el contrario, como un instrumento catalizador de la acción política, a favor de los derechos e intereses locales.

A continuación, los múltiples desafíos de la gobernanza minera en la región amazónica del Escudo Guayanés, entre Brasil, Guayana Francesa y Surinam, son discutidos por el investigador Miguel PP Dhenin (geografía – UFRJ). En este capítulo, analiza el impacto de la pequeña minería, que varía de acuerdo con la demanda internacional de oro, explicando la compleja situación de los garimpeiros en la región, quienes “rodean por las orillas de ríos y leyes, [atravesando] territorios con diferentes dinámicas culturales, sin reconocer las fronteras como límites formales”, en un “espacio estructurado en redes organizadas que buscan sortear bloqueos y operativos militares”.

A continuación, el profesor Edviges M. Ioris (antropología – UFSC) presenta un panorama histórico del surgimiento de las reservas ambientales en la Amazonía, durante la dictadura, demostrando el papel central que jugaron en el proyecto de aceleración económica y modernización en la región de los militares , que pretendía “grandes empresas extractivas mineras y madereras, red vial y portuaria, incentivos a la migración de personas, centros urbanos, telecomunicaciones, proyectos hidroeléctricos”, entre otros. En ese período, señala, fueron creadas 69 reservas federales, como el Parque Nacional Amazonas (Parna Amazônia) y la Floresta Nacional Tapajós (Flona Tapajós), analizadas por la autora, que observa en ese proceso la más completa ausencia de participación de los lugares de los pueblos en la elección o definición de reservas. En ambos casos, las familias fueron desplazadas de estos territorios con el proceso de expropiación ya en marcha.

Al final de esta segunda parte, hay tres entrevistas. El primero, con Jorge Bodansky y Nuno Godolphim, respectivamente director y guionista de la serie Transamazónica – Un Camino al Pasado. Bondansky, quien visitó la región en 1974, durante el rodaje de Iracema: una cogida amazónica, relata esta experiencia. En su valoración, la Amazonía ha sido retratada con énfasis “en lo que más impacta, lo que más se ve, lo que la gente ya sabe. Lo que falta fundamentalmente es escuchar a la gente que vive allí, a los nativos y a otros que se mudaron allí”. Voces, añade Nuno Godolphim, que salen de la situación de invisibilidad para imprimir su denuncia a través de las nuevas tecnologías. Ahora, las poblaciones locales están comenzando a presentar sus propias comunidades. “Todavía está muy fragmentado, pero son experiencias interesantes, como las que suceden entre los munduruku, kuikuro, terena y muchos otros pueblos”, dice.

La segunda entrevista es con el abogado de la Articulação dos Povos Indígenas do Brasil (APIB), Luiz Henrique Eloy Amado, becario posdoctoral de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Integrante del pueblo Terenas, nos cuenta, en detalle, cómo fue la pandemia de la Covid-19 para los pueblos indígenas bajo el gobierno de Bolsonaro, que “no solo descuidó sino que trató de sabotear” cientos de barreras sanitarias creadas por las propias comunidades indígenas. Una acción de base, señala, que ante el abandono del poder público resultó fundamental para mitigar el virus en las comunidades indígenas. Hoy, detalla Amado, hay más de 900 indígenas, 305 pueblos, 274 lenguas habladas e, incluso, 114 grupos aislados o de contacto reciente en Brasil. Una población amenazada por ataques gubernamentales directos o indirectos, y desde antes de la pandemia.

Este segundo bloque finaliza con una entrevista a Ulisses Manacas, líder estatal del MST, realizada en 2018, año de su muerte por cáncer. En él, Manacas analiza las fuerzas que gobiernan el planeta, destacando que los grandes biomas brasileños se articulan con el gran capital. En sus palabras: “Vivimos, en un contexto global, un proceso cada vez más creciente de oligopolización de la producción agrícola. El planeta entero se convirtió en rehén, de hecho, del capital financiero. Entonces la agricultura se convirtió mucho más en un elemento de mercado, y la producción agrícola ya no se define por microrregiones, sino por el mercado internacional e incluso por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional. En esta nueva división internacional del trabajo, Brasil tenía la tarea de ser un gran productor de mercancías para el capitalismo central. El país se ha replegado”.

 

“El tiro más certero lo da el gobierno federal”

Abriendo la tercera y última parte del trabajo, Paul E. Little, profesor emérito de la Universidad de Brasilia (UnB), analiza la formulación, promulgación e implementación de la Política Nacional de Gestión Territorial y Ambiental de las Tierras Indígenas (PNGATI), durante del gobierno de Dilma, a mediados de 2012. Analizando cómo “la movilización étnica de los pueblos indígenas brasileños y sus aliados lograron incorporar su lucha étnica en el marco de las políticas de ordenamiento territorial del Estado”, como participante activo de ese proceso, comenta los principales enfrentamientos entre las demandas de territorialidad indígena y las políticas ambientales y de desarrollo para la región, y cómo se resolvieron.

A continuación, tenemos un capítulo dedicado a la cooperación socioambiental internacional en la Amazonía, por la profesora Cristina YA Inoue (Relaciones Internacionales – UnB) y las investigadoras Paula F. Moreira y Marília Bonfim Silva, de la misma institución. Analizando la cooperación internacional, que comenzó con la redemocratización, aportan un panorama de este proceso, incluyendo la inclusión de acuerdos como el Programa Piloto para la Protección de los Bosques Tropicales de Brasil (PPG7) (1992-2012), el Programa de Áreas Protegidas de la Amazonía ( ARPA) (2002-presente), Programa de Áreas Protegidas de la Amazonía (ARPA) (2002-presente) Fondo Amazonía (2008-presente); y la cooperación con varios países, como Alemania y los Estados Unidos.

La profesora de Relaciones Internacionales del programa San Tiago Dantas (UNESP, Unicamp, PUC-SP) Suzeley Kalil y las investigadoras del mismo programa, Ana Penido y Lisa Barbosa, analizan la militarización en la Amazonía, a partir de cinco supuestos: una visión soberanista inadecuada, la percepción geopolítica obsoleta, la creencia de que solo los militares están comprometidos con la defensa de la Amazonía, la desconfianza hacia los países vecinos y la idea de integrar la Amazonía de forma subordinada al resto del país. Para ello, analizan críticamente la presencia física intensiva de militares en la región, con las operaciones Bienvenida y Control, autorizadas por Michel Temer en 2018 y aún vigentes; y Verde Brasil I y II,12 de Jair Bolsonaro, demostrando la visión anacrónica y antinacional de nuestros militares actuales para la región.

En su análisis de las causas y reacciones de la pobreza en las fronteras amazónicas, entre Bolivia y Brasil, el geógrafo Antônio Augusto Rossotto Ioris (Universidad de Cardiff) señala que “el desarrollo y la perpetuación de la pobreza en la región amazónica no ocurren alrededor o fuera de la región amazónica bosque, pero en y en relación con él”. Habla de dos factores impulsores de la pobreza: la base antiecológica del desarrollismo y el ejercicio de la hegemonía sobre la naturaleza social, atribuyendo la falta de promoción de la equidad en la gestión de la tierra y los bosques a la “separación de los elementos sociales y naturales que realmente constituyen mismo sistema.” socioambiental”. Este es el caso, por ejemplo, de varias iniciativas de desarrollo que descuidaron “las diferentes temporalidades de la pobreza y la estacionalidad de los estilos de vida”, reduciendo las oportunidades de supervivencia, incluso debido a “la falta de conocimiento de los impactos de las intervenciones de gestión ambiental en diferentes escalas”.

El futuro de la Amazonía y de los pueblos indígenas, a su vez, es un tema abordado por la profesora Clarice Cohn (Antropología – UFSCar) y por investigadores de la misma institución Lucas Rodrigues Sena y Jucimara Araújo Cavalcante Souza que analizan el impacto de la Constitución de 1988 en los indígenas pueblos indígenas, trayendo información importante sobre los derechos de estas poblaciones y también los derechos ambientales en el país. Al analizar el caso de los Xikrin de la Tierra Indígena Trincheira-Bacajá y las fallas legales en el licenciamiento ambiental de la Usina Hidroeléctrica de Belo Monte, enfatizan: “no se toman las experiencias y propuestas indígenas para el manejo y manejo sustentable de sus tierras. en cuenta en proyectos estatales y de desarrollo en la Amazonía, a pesar de esfuerzos puntuales, como la Política Nacional de Gestión Territorial y Ambiental de las Tierras Indígenas (PNGATI)”.

A continuación, la ecologista y artista visual Marilene Cardoso Ribeiro trae una reflexión innovadora sobre cómo las prácticas artísticas pueden comprometerse con la búsqueda de la justicia socioambiental en la Amazonía, a partir y más allá del contrato civil de la fotografía. A partir de su propia experiencia, analiza el proyecto fotográfico Água Morta que realizó con la población afectada por la hidroeléctrica de Belo Monte, en el río Xingú (PA). Entre 2011 y 2019, fotografió a 94 ribereños afectados por represas, incluso de otras partes de Brasil. “Durante la sesión de fotos (en la que operé la cámara), el participante (que también era el retratado) desarrolló sus propias ideas para su retrato, eligió un lugar relevante para la fotografía y un objeto que pudiera representar su(s) sentimiento(s). ) en relación a la hidroeléctrica”, detalla. La idea era “reconstruir los paisajes sentimentales de las pérdidas provocadas por la hidroeléctrica” creando una perspectiva híbrida fotógrafo-fotografiado.

Finalmente, el trabajo termina con una entrevista de la líder indígena Sônia Guajajara, coordinadora de la Articulação dos Povos Indígenas do Brasil (APIB), quien trae una fuerte denuncia contra el gobierno de Jair Bolsonaro. “Hoy la sensación que tenemos es que estamos en medio de una guerra. Es un escenario muy peligroso, todos buscan un refugio, pero no es fácil de encontrar. Disparos de todos lados, desde la minería ilegal, la deforestación, las enfermedades, la pandemia, y el tiro más certero lo da el gobierno federal”.

En esta entrevista, Guajajara habla de la resistencia, incluyendo la historia de la reacción indígena, dividiéndola en tres grandes fases: la articulación entre los líderes indígenas y la Asamblea Constituyente entre 1986 y 1988; la movilización y surgimiento de organizaciones indígenas, entre 1989 y 2010; y la actual, en la que la lucha se reduce a “no perder los derechos conquistados”. En su evaluación, es fundamental que las personas entiendan que para proteger la Amazonía es necesario proteger las culturas tradicionales que, en su diversidad, son fundamentales para la preservación de la región. Y en este proceso, valora, “la academia tiene un papel fundamental, sobre todo en la promoción de esta conciencia”.

Amazonas en el siglo XXI Es todo un guiño en esa dirección.

* Tatiana Carlotti, periodista, tiene maestría en literatura contemporánea (PUC-SP) y doctorado en lingüística (USP).

 

referencia


Antônio Augusto R. Ioris & Rafael R. Ioris (orgs). Amazonía en el siglo XXI: trayectorias, dilemas y perspectivas. São Paulo, Alameda, 2022, 540 páginas.

 

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