por KATIA GERAB BAGGIO*
El despreciable necesita pagar por sus innumerables crímenes contra la población brasileña
Qué inmenso alivio que no tengamos que escuchar, espero nunca más, al "presidente Bolsonaro".
Todos recordamos que, en 2018, escribimos y gritamos – en las calles, plazas y ventanas – “Ele Não”, para no tener que pronunciar el nombre del innombrable (con mis disculpas por la redundancia).
Pero no podíamos imaginar, entonces, que más de 694 personas morirían a consecuencia de la pandemia de covid-19, según datos actualizados por el Consejo Nacional de Secretarios de Salud, CONASS. Una parte importante de estas casi 700 muertes se podría haber evitado de no haber sido por la negligencia del gobierno federal frente a la pandemia.
No podíamos saber que la tragedia sería aún mayor, mucho mayor de lo que suponíamos, con la destrucción del Estado y de las políticas públicas en sus más diversas dimensiones. Y más, con la destrucción de Brasil, como ya se ha dicho, escrito y demostrado. Vivimos (sobrevivimos), en los últimos años, en tiempos siniestros, desastrosos.
Todavía durante la campaña electoral de 2018, pensé: si gana -como fue y fue posible- estaremos obligados a escuchar y leer su nombre (y ver su rostro, sus expresiones y escuchar su voz) todos los días durante un largo tiempo. Fueron cuatro años de horror, de desesperación, de uno de los gobiernos más nefastos y de uno de los períodos más detestables de la historia de Brasil, marcado, como bien sabemos, por el genocidio de las poblaciones nativas, por la esclavitud y por diversas acciones oligárquicas y /o gobiernos autoritarios.
El Indecible no se quedó en Brasil para presenciar la toma de posesión de su sucesor. Huyó a Orlando (Florida, Estados Unidos), donde quizás se siente más cómodo y protegido, rodeado de parques de fantasía e ilusionismo.
Los miserables y sinvergüenzas actúan así, muy de acuerdo con su vileza y cobardía.
Pero el despreciable debe pagar por sus innumerables crímenes contra la población brasileña. Tal vez todavía logre ser elegido, nuevamente, por el electorado de extrema derecha en Río de Janeiro, diputado federal o senador. El futuro dirá...
En cualquier caso, tu ausencia del país es un gran alivio.
*Katia Gerab Baggio Profesor de Historia de las Américas en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG).
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