por DIEGO MINUCELLI GARCÍA*
El lenguaje debe ser estudiado mientras está en uso y está abierto a la interferencia social y política presente en la sociedad.
Durante la exposición titulada El cogito esquizofrénico: una concepción deleuze-guattariana del discurso, que tuvo lugar en la conferencia Anonimato, falta de originalidad, colectividad: modos de autoría cuestionados, en Alemania, en el año 2022, Alexandre de Lima Castro Tranjan, partiendo de premisas nietzscheanas, planteó que el lenguaje es una relación de poder. Esto se debe a que el acto de nombrar es una expresión de poder sobre las cosas.
A continuación, Tranjan, apoyado por los filósofos Félix Guattari y Gilles Deleuze, se ocupa de las múltiples voces que componen el discurso, que permiten reconocer los discursos como bloques de construcción de la mente. A esta percepción de la pluralidad de los discursos de los individuos, Félix Guattari nombró cogito esquizofrénico.
La diversidad de discursos que componen a cada individuo lleva a dos consecuencias: (i) la primera considera que el individuo es necesariamente una asamblea política; (ii) la segunda establece, como se dijo, que el discurso es una relación de poder y, por lo tanto, la lingüística es necesariamente política.
Así, Tranjan afirma que, a partir de estos preceptos, una de las conclusiones de Guattari (que queremos destacar en este artículo) es que, cuando se piensa en lenguaje, se piensa en sociolingüística, en tanto que el lenguaje no se basa simplemente en proposiciones, sino basados en discursos que son políticos.
En teoría lingüística, al respecto, se puede acudir al renombrado sociolingüista William Labov, considerado el fundador de la sociolingüística variacionista. El autor, en el capítulo El estudio del lenguaje en su contexto social. del libro Patrones sociolingüísticos,[i] establece que el lenguaje es una forma de comportamiento social y se desarrolla en un contexto social en el momento en que los seres humanos se comunican entre sí sus necesidades, ideas y emociones. En este sentido, el simple hecho de que exista interacción entre personas es suficiente para desencadenar un intercambio lingüístico que provoca interferencias comunicativas en cada individuo. Este intercambio se da a nivel social, pero incluso refleja aspectos políticos, como propugna el filósofo Félix Guattari, según la presentación de Tranjan.
Sin embargo, hay disidencia en la teoría lingüística y, por tanto, hay autores que no ven la injerencia de los aspectos sociales y políticos con tanta claridad y obviedad como la expuesta por Tranjan. Es el caso, por ejemplo, de la corriente generativa, encabezada por Noam Chomsky.
Chomsky, según Labov (2008), dio impulso a la investigación del lenguaje abstracto, entendiendo que la lingüística es el estudio de la competencia y concibiendo en el objeto real de estudio lingüístico “una comunidad de habla abstracta, homogénea, en la que todos hablan lo mismo”. aprende el idioma al instante” (p. 218). Con base en este entendimiento, la lingüística no considera el comportamiento social o el estudio del habla (lenguaje en uso propiamente dicho).
A pesar de las diversas investigaciones generativas realizadas por diferentes autores, este investigador que les escribe está afiliado a enfoques funcionalistas, que corroboran fundamentalmente la idea de que el lenguaje debe estudiarse en uso y, por lo tanto, está abierto a las interferencias sociales y políticas presentes en sociedad. Los funcionalistas, en general, también están vinculados a la sociolingüística, lo que permite, de esta forma, confirmar el planteamiento de Tranjano.
*Diego Minucelli García Doctor en Estudios Lingüísticos por la Universidad del Estado de São Paulo (Unesp).
Nota
[i] LABOV, W. El estudio del lenguaje en su contexto social. En: LABOV, W. Patrones sociolingüísticos. Trans. M. Bagno et al. São Paulo: Parábola, 2008, pág. 215-299.