por GÉNERO TARSO*
Espero que los tres gobiernos progresistas del “cono sur”, Chile de Gabriel Boric, Uruguay de Yamandú Orsi y Brasil de Lula, dejen de lado sus diferencias secundarias y formen una relación innovadora.
“Sean los orientales se ilustran como valiosos”
(General Artigas).
1.
La dictadura “cívico-militar” en Uruguay duró 12 años. Todas las dictaduras de cualquier extracción ideológica o inspiración política son crueles, pero el grado de crueldad de algunas de ellas se puede medir por el número de personas asesinadas, torturadas, exiliadas y encarceladas durante el régimen excepcional, considerando su número en proporción al número de habitantes del país dominados por bandas de asesinos civiles y militares, que normalmente asumen el poder estatal en una situación dictatorial.
El número de personas que sufrieron violencia mediante torturas en las cárceles del régimen uruguayo, cuyos líderes militares nunca reconocieron que esto había ocurrido, es incalculable, pero el terror de Estado –establecido allí, durante el régimen– puede evaluarse mediante una cifra asombrosa: a Un país que en ese momento tenía una población de 3 millones de habitantes vio obligado al 10 por ciento de su población, 300 mil habitantes, a abandonar Uruguay.
El Frente Amplio fue fundado el 5 de febrero de 1971 y fue declarado ilegal al inicio de la dictadura militar, el 27 de junio de 1973, cuando su máximo líder y fundador, el general retirado Liber Seregni, fue detenido por sus colegas de extrema derecha en el Ejército Nacional, desde hace más de 10 años. Liber Seregni salió de prisión en marzo de 1984, cansado pero no derrotado. Llamó a la conciliación nacional, el regreso de los exiliados y la construcción de una patria soberana y justa para todo el pueblo: una patria independiente y unificadora para toda la comunidad nacional.
El primer gobierno del Frente Amplio estuvo presidido por Tabaré Vázquez (2005 a 2010), el segundo por José Mujica (2010 a 2015) y el tercero, nuevamente, por Tabaré Vázquez (2015 a 2020). Los tres mandatos incorporaron, en sus respectivos gobiernos, tanto a quienes se encontraban en prisión, por haber resistido la dictadura con armas en la mano, como a parte de los “Blancos” y “Colorados”, así como a los socialistas, comunistas y Democracia cristiana que nunca atribuyó al régimen militar ninguna legitimidad política para gobernar.
2.
Este domingo, el Frente Amplio regresó al poder con Yamandu Orsi como presidente y Carolina Cosse como vicepresidenta. No es una victoria menor, en un contexto de desorden global, el ascenso del fascismo en varias regiones del mundo, la expansión de las guerras coloniales-imperiales, el aumento del terrorismo y el genocidio en Gaza. Además de la presencia en el escenario político de intentos golpistas que unen, en la cloaca de la política clandestina, a milicianos y grupos fascistas, militares y civiles, contra la patria y la democracia.
Todo el escenario mencionado anteriormente se combina con la victoria de Donald Trump en EE.UU., donde este criminal confeso, además de cerrar fronteras a pueblos que siempre han sido saqueados por su Imperio, comenzó a activar primitivas políticas proteccionistas para defender su economía, cuya El PIB está en fase de superación por las nuevas tecnologías militares y sumado al sistema productivo en la formidable expansión política de la China Popular.
Sobre la nueva posición de Estados Unidos en el contexto global, José Luís Fiori proporciona un resumen relevante: “los estadounidenses se proponen actuar dentro del Sistema Mundial, basándose exclusivamente en sus intereses nacionales, utilizando su fuerza bruta, financiera, tecnológica y militar, para imponer su voluntad donde lo consideren necesario. Con un llamamiento, sólo como último recurso, al uso de las guerras”. De esta manera, suprimen de su retórica las ya mínimas mediaciones del derecho internacional, reemplazándolas con la fuerza bruta de la política militarizada.
Uruguay es un país pequeño al sur del cono sur, pero su valiente y escrupulosa victoria democrática contra un bien evaluado gobierno de centroderecha, en una América del Sur todavía impactada por el increíble y malvado gobierno negacionista y corrupto de Jair Bolsonaro y tener, al otro lado de su frontera, una Argentina asediada por todos los males del autoritarismo y el empobrecimiento genocida de su población –esta valiente victoria suya– renueva nuestras esperanzas.
Espero que los tres gobiernos progresistas del “cono sur”, Chile de Gabriel Boric, Uruguay de Yamandú Orsi y Brasil de Lula, dejen de lado sus diferencias secundarias y formen una relación innovadora, basada en vínculos políticos estratégicos de mediano plazo para repensar la democracia. y repensar los puntos de unidad, para una transición climática sostenible, relaciones comerciales internacionales de beneficio mutuo para nuestros pueblos y pactos de seguridad continentales, basados en los respectivos. soberanías nacionales.
En tiempos del Imperio formamos una cobarde triple alianza que incluía a Brasil, Uruguay y Argentina, que devastó a nuestro vecino país, Paraguay. Hasta el día de hoy sufre el dolor de aquella derrota militar y sufre los efectos de la devastación de su población, así como el atraso institucional por la sucesión de tiranos que siguió a aquella desigual guerra. Ahora es el momento de que la “Triple Alianza del Bien”, enfrente al fascismo, reconstruya la democracia y la república, así como lidere a América del Sur, junto a otros gobiernos progresistas, para bloquear juntos a la “perra del fascismo” que, según Bertold Brecht , “siempre está en celo”.
* Tarso en ley fue gobernador del estado de Rio Grande do Sul, alcalde de Porto Alegre, ministro de Justicia, ministro de Educación y ministro de Relaciones Institucionales de Brasil. Autor, entre otros libros, de utopía posible (Arte y Artesanía).
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