por LUÍS EDUARDO FERNANDES*
Comentario al libro recientemente publicado de Cláudio Katz
Cláudio Katz es un prestigioso economista marxista argentino. Tiene una vasta obra, con libros y artículos publicados en varios idiomas. El futuro del socialismo (2004) Las disyunciones de La izquierda en América Latina (2008) Bajo el Imperio de la Capital (2011) y Neoliberalismo, neodesarrollismo, socialismo (Expresión Popular, 2016), son algunos buenos ejemplos de su producción, que siempre se ha identificado con los ideales de “Patria Grande” y la perspectiva socialista.
Ganador del Premio Libertador del Pensamiento Crítico, La teoría de la dependencia: 50 años después reúne una serie de artículos y ensayos con el fin de presentar una interpretación original de la dependencia dentro de la tradición marxista. En Brasil, especialmente en algunos círculos académicos y políticos, la teoría marxista de la dependencia (MDT) y la difusión de la obra de Ruy Mauro Marini, Vânia Bambirra y Theotônio dos Santos vienen, con razón, adquiriendo más audiencia y adeptos en la última década . Además de realizar un mero balance epistemológico del tema, el economista argentino logra producir una original interpretación de la dependencia con el fin de actualizarla frente a los nuevos desafíos contemporáneos que imponen el capitalismo y el imperialismo.
El libro tiene una estructura sugerente, provocadora y bien trabajada. A pesar de ser accesible, debe leerse con calma y atención, ya que en cada capítulo Katz se enfrenta a alguna importante polémica pasada o presente. Al enfrentar las controversias, sin prevaricar, el autor crea su propio camino para sus investigaciones e interpretaciones de los fenómenos. Sin duda, será muy difícil para el lector atento no cuestionar parte de las críticas o conclusiones de Katz. Sin embargo, su mérito radica precisamente en ese carácter rebelde y cuestionador, sin renunciar al rigor teórico y las consecuencias políticas en la lucha de clases.
La primera parte del libro está dedicada al debate sobre la relación centro-periferia en la tradición marxista anterior a la teoría marxista de la dependencia. Partiendo del pensamiento marxista, Katz sigue la interpretación de Kevin Anderson y Nestor Kohan sobre la maduración del revolucionario alemán en relación con la periferia capitalista y la superación de las visiones equivocadas y eurocéntricas que tuvo Marx en el pasado.
Si bien la denuncia del colonialismo y una concepción multilineal de la historia ha estado presente desde la juventud de Marx, éste asumió que la periferia repetiría la industrialización del centro, así como el capitalismo se expandiría a escala mundial, creando un sistema interdependiente que facilitaría la acelerada transición al socialismo. Creía que la expropiación de artesanos y campesinos conduciría a una mayor expropiación de sus explotadores. China fue retratada como una sociedad bárbara, India descrita como un país estancado por el predominio de las comunidades rurales, América Latina apenas suscitó mayores intereses de los fundadores del marxismo.
Fue el “descubrimiento” de la ley del valor, el carácter desigual del desarrollo capitalista (la cuestión del clasicismo) y el estudio más sintomático de países periféricos y coloniales como India, Irlanda, Rusia, México y otros, que permitieron una aproximación más precisa. perspectiva de Marx en relación al desarrollo capitalista en la periferia. Katz, citando a Nestor Kohan, afirma que la revisión de Marx de la cuestión nacional-colonial precipitó un giro hacia la construcción de una perspectiva multilineal que destacó el papel transformador de los sujetos en la historia.
Según Katz, la reanudación de Marx es importante porque su pensamiento sentó las bases para explicar cómo el capitalismo genera subdesarrollo. A pesar de no haber formulado una teoría del colonialismo ni expuesto una tesis de la relación centro-periferia, las observaciones de Marx sobre el impacto positivo de las luchas nacionales en la conciencia de los trabajadores del centro sentaron las bases del antiimperialismo contemporáneo. Si bien Katz enfatiza este giro metodológico y la maduración política de Marx, también vale la pena resaltar la importancia del desarrollo de su crítica a la economía política: esto es, el descubrimiento de la ley del valor y el análisis de la competencia intercapitalista como elementos centrales para que podamos identificar la tendencia al desarrollo desigual del capitalismo.
Son precisamente estos temas vinculados al campo de la crítica de la economía política los que mejor enfatiza el autor argentino al analizar los aportes de otros tres clásicos del marxismo: Lenin, Rosa Luxemburg y Trotsky. Katz incorpora elementos y categorías sobre el imperialismo y la dependencia de estos tres teóricos revolucionarios. De Lenin, el economista argentino reivindica la noción de desarrollo desigual y la riqueza de sus análisis sobre las vías no clásicas de desarrollo del capitalismo. La obstrucción a la industrialización de la periferia, para el autor ruso, sería una asfixia económica por factores endógenos y exógenos de las formaciones sociales periféricas. Sobre el tema del imperialismo leninista, Katz considera una lectura no dogmática, especialmente sobre la “última etapa capitalista”. En cuanto a Rosa Luxemburgo, la autora argentina destaca el espíritu pionero de la teórica polaca al interpretar la relación centro-periferia como una necesidad de la expansión del capitalismo mundial.
Para Katz, el germen de la proposición del “desarrollo del subdesarrollo” estaría en los estudios de Luxemburg sobre la acumulación capitalista y el imperialismo moderno. La dificultad de realizar capitales únicamente a través de los mercados internos de los países imperialistas impuso la necesidad de extraer ganancias de las colonias y semicolonias, mediante el control de dichos mercados, el saqueo colonial o mayores tasas de explotación laboral en estas regiones. A pesar de no estar de acuerdo con el diagnóstico de subconsumidor de Luxemburg, Katz valora sus aportes, especialmente la noción de acumulación por desposesión o desposesión tan reivindicada por varios economistas y geógrafos contemporáneos, como David Harvey.
Ya de Trotsky, el economista argentino incorpora la noción de desarrollo desigual y combinado del capitalismo. Según el autor, Trotsky no sólo registró las asimetrías, sino también la mezcla de formas avanzadas y atrasadas en las formaciones incorporadas al mercado mundial. Es decir, al agregar el principio de combinación al desarrollo desigual, Trotsky ilustró bien la diversidad de ritmos de desarrollo y la mezcla entre lo arcaico y lo moderno.
En un raro esfuerzo contemporáneo, Katz también revisa los debates socioeconómicos sobre el capitalismo y el imperialismo posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, el economista argentino trató de realizar una síntesis dialógica entre tres grandes “escuelas” de interpretación del fenómeno del imperialismo contemporáneo.
El primero sería el de la Revisión mensual; Dirigida por Paul Baran, Paul Sweezy y Harry Magdoff, la tradicional revista marxista estadounidense tiene al capitalismo monopolista y al imperialismo contemporáneo como uno de sus principales objetos de estudio. Desplegando el argumento de Lenin de que el capitalismo monopolista había desarrollado una nueva tendencia, la del estancamiento, la "Escuela de Revisión mensual” sitúa al imperialismo como una especie de contratendencia al estancamiento junto al gasto improductivo, el consumo suntuario, militar, etc. Baran y Sweezy enfatizan la teoría de la “fuga imperialista”, es decir, cómo una gran parte del excedente económico de las periferias se transfiere a los países imperialistas. Magdoff materializa este argumento a través de sus estudios empíricos de la política exterior estadounidense y sus nuevos mecanismos para extraer excedentes.
La segunda escuela revisitada por Katz está vinculada al pensador egipcio Samir Amin. Amin, desafortunadamente, es poco conocido y difundido en Brasil, pero tiene una expresiva y extensa obra económica, política y filosófica. Fue uno de los más notables marxistas del tercer mundo, un atento analista de las transformaciones económicas, sociales y geopolíticas del capitalismo y el imperialismo. En este sentido, Katz reclama, en particular, dos de los argumentos sumarios de Amin. La primera es que, especialmente a partir de la década de 1970, el sistema imperialista habría adaptado las rivalidades económicas a un manejo político-militar compartido por las grandes potencias: el imperialismo colectivo.
Con esta tesis, en su momento, Amin se diferenció de la tesis de las sucesiones hegemónicas que postulaba la necesaria sustitución de la supremacía estadounidense por otra potencia dominante. El otro argumento central de Amin, destacado por Katz, es la actualización de la ley del valor de Marx, es decir, su “globalización”. El notorio proceso de “globalización productiva y financiera” rompió con los límites nacionales de la ley del valor. La base económica del imperialismo contemporáneo, para Amin, sería la vigencia de diferentes tasas en el grado de explotación de la fuerza de trabajo y la expropiación de las riquezas naturales y sociales de la periferia.
El último autor revisado fue el economista franco-belga Ernest Mandel. Para Katz, la interpretación mandeliana del “capitalismo tardío” también trajo importantes aportes a la reflexión sobre la relación centro-periferia. A diferencia de Baran y Sweezy donde la teoría del drenaje enfatiza más los elementos exógenos de la dominación imperialista, en Mandel se actualizó el desarrollo desigual y combinado. Para el economista franco-belga, la posguerra estuvo marcada por un período contradictorio de desarrollo obstruido en la periferia. Si, por un lado, un grupo de países periféricos perpetuó la primarización agrominera para satisfacer la nueva demanda de insumos, por otro lado, algunos países periféricos lograron cierto desarrollo industrial con el proceso de sustitución de importaciones.
Así, la transferencia de plusvalía y ganancias a los países imperialistas se expandiría a través de diversos mecanismos endógenos y exógenos a la acumulación capitalista en países dependientes o periféricos. Para Mandel, además del deterioro de los términos de intercambio, la dependencia también se expresa en los diferentes grados de explotación y productividad laboral, incluso en regiones periféricas dentro de los países imperialistas, algo que Mandel llamó “colonias internas”.
La segunda parte del libro tiene por objeto presentar, en líneas generales, las formulaciones de la teoría marxista de la dependencia, sus críticas, diferencias y proximidad con la teoría del sistema-mundo de Immanuel Wallerstein y un breve balance crítico de la obra de el alemán André Gunder Frank. Katz da especial énfasis a las proposiciones de Ruy Mauro Marini en torno a una legalidad específica del capitalismo dependiente latinoamericano.
Marini conceptualiza el capitalismo dependiente a partir de sus observaciones sobre el ciclo de financiamiento, producción y comercialización de estas economías en comparación con los países centrales y la menor inversión privada en las ex colonias. También descubrió que el capital extranjero agotaba los recursos a través de derechos de autor, excedentes o compra de maquinaria. Sin embargo, el núcleo para entender la extracción de ganancias extraordinarias de los grandes monopolios estaría en la sobreexplotación de la mano de obra, especialmente por la sobrepoblación de trabajadores en varias regiones latinoamericanas.
En cierto modo, Marini propone desarrollos de la ley del valor de Marx a partir de especificidades latinoamericanas. La sobreexplotación del trabajo y el subimperialismo, debido a las atrofias del mercado interno y al “desarrollo del capitalismo dependiente”, forman parte de un arsenal de categorías desarrollado no sólo por Marini, sino también por Vania Bambirra, Theotônio dos Santos y otros intelectuales . Sin embargo, quizás el punto culminante de esta segunda parte sea el intento de síntesis y acercamiento entre dos autores marxistas latinoamericanos divergentes: Agustín Cueva y Marini.
Cueva, entre las décadas de 1960 y 1980, fue uno de los grandes críticos de la teoría marxista de la dependencia, especialmente de su versión preliminar cristalizada en André Gunder Frank. Para Cueva, en una lectura más cercana a la tradición de los partidos comunistas, si bien hubo particularidades históricas en el capitalismo latinoamericano, no existiría una legalidad propia de este capitalismo. El ecuatoriano cuestionó teórica y empíricamente las nociones de superexplotación, como el pauperismo absoluto de los trabajadores, y el subimperialismo a partir de análisis empíricos de la economía argentina y brasileña, por ejemplo. Sus proposiciones se conocieron como marxismo endogenista.
Sin embargo, en particular, en la fase de redemocratización de los sistemas políticos latinoamericanos, la crisis de la deuda externa y el ascenso neoliberal, Katz destaca una mayor proximidad en las posiciones entre Marini y Agustín Cueva. A pesar de mantener importantes diferencias, para Katz, el encuentro entre Marini y Cueva brinda importantes síntesis para desentrañar la dependencia latinoamericana, sin duda un camino no sectario y dialógico fundamental para el marxismo latinoamericano en este siglo: “En el plano económico, la región está subdesarrollada. en comparación con los países avanzados. En la división internacional del trabajo, América Latina ocupa una posición periférica, en oposición a la posición privilegiada de los poderes centrales. En el aspecto político sufre dependencia, es decir, estrechos márgenes de autonomía y opuestos al papel dominante que juega el imperio”. [KATZ, 2020, pág. 137]
La tercera y última parte del libro reúne artículos de Katz sobre su propuesta de actualización de la dependencia en el siglo XXI, por lo que también es la parte más controvertida y sugerente de su obra. Estos artículos animaron el debate marxista dentro y fuera de América Latina. En síntesis, Katz coincide en que el problema de las “dos crisis” de la periferia industrializada investigadas por Marini se agudizaría en ese siglo, es decir, por un lado habría una fuga de divisas provocada por el pago de intereses, patentes y derechos de autor a los grandes monopolios internacionales y, por otro lado, habría una crisis de realización por la atrofia de los mercados internos. Otro legado de los fundadores de TMD que Katz reivindica es la relevancia de las transferencias de valor y plusvalía a través de cadenas globales de producción lideradas por grandes corporaciones con sede en países imperialistas.
Sin embargo, el economista argentino cuestiona la vigencia de la categoría de sobreexplotación como base socioeconómica de la dependencia y el imperialismo contemporáneo. Para él, la internacionalización de la ley del valor por el proceso de “globalización” se caracterizó por una jerarquización de los precios del valor de la fuerza de trabajo a partir de elementos históricos, como la correlación de fuerzas en la lucha de clases, y estructurales. elementos, como la inserción de cada país en las cadenas globales de valor. Según Katz, la dependencia no se basa en la violación, sino en el cumplimiento de la ley del valor. Este criterio sería determinante en la caracterización de la fuerza de trabajo y también brindaría una guía para resolver viejos enigmas de la teoría marxista, como la transformación de valores en precios (KATZ, 2020, p. 280).
Sobre el “subimperialismo”, Katz afirma que las bases económicas de este fenómeno descrito por Marini, en particular las restricciones del mercado interno, no se sostienen. Además, entre los “países intermedios” también existen diferencias importantes: el punto central para el intelectual argentino sería el rol de cada país en las cadenas globales de valor y el poder militar respectivo. Además, el autor también señala importantes diferencias en el ciclo de la dependencia contemporánea y el rediseño de la división internacional del trabajo tras el surgimiento del neoliberalismo.
El predominio extractivo en América Latina, la desindustrialización de países como Brasil y Argentina, el crecimiento industrial asiático y los nuevos mecanismos de dominación financiera y tecnológica de los países imperialistas, en especial EE.UU., son algunas de las transformaciones señaladas. Para él, la teoría marxista clásica de la dependencia no sería capaz de interpretar por sí sola estos nuevos fenómenos, aunque el autor no ofrece grandes alternativas, por ejemplo, en una interpretación aún vaga del desarrollo chino. El economista argentino llega a reivindicar la contemporaneidad de una renta imperialista, es decir, la apropiación de las riquezas naturales y sociales por parte de las grandes empresas imperialistas protegidas por sus estados.
Finalmente, en vista de las proposiciones de Katz, vale la pena señalar el debate de alto nivel entre los marxistas. Referencias de la teoría marxista de la dependencia como las de Jamie Osório (2018), Adrián Sotelo Valencia (2018) y Carlos Eduardo Martins (2018) produjeron interesantes respuestas defendiendo la pertinencia de la categoría de sobreexplotación para definir la particularidad de la dependencia latinoamericana. Osório y Valencia, en particular, sugieren que la superexplotación sería una tercera forma de explotación dentro de la teoría ampliada del valor en el mercado mundial. Martins analiza las transformaciones contemporáneas del capitalismo y una posible renovación de TMD sin renunciar a las principales categorías de sus fundadores.
Este es un debate que incluso ha trascendido las fronteras latinoamericanas. Investigadores británicos del imperialismo contemporáneo, como John Smith (2015) y Andy Higginbottom (2009), basados en investigaciones de cadenas globales de valor, sostienen que la superexplotación es la base económico-social del imperialismo en el siglo XXI. Incluso se está avanzando hacia una definición de esta categoría teniendo como punto de partida el cálculo de las distintas tasas de explotación en las cadenas productivas. El Instituto Tricontinental presentó recientemente un interesante estudio sobre las tasas de explotación en países periféricos de la cadena productiva de iPhone. Por tanto, más que una definición ligada al pauperismo, la superexplotación, en el capitalismo contemporáneo, sería algo más “relativo” frente a las distintas condiciones sociales, económicas y culturales de las clases trabajadoras.
En ese sentido, sin duda, la obra de Cláudio Katz merece ser leída por todos los intelectuales y activistas comprometidos con las transformaciones estructurales de las sociedades. El esfuerzo por actualizar las teorías de la dependencia y el imperialismo es también un esfuerzo por revitalizar el pensamiento marxista como la teoría revolucionaria del siglo XXI.
*Luis Eduardo Fernández Profesor de Historia, candidato a doctor en el programa de posgrado en Trabajo Social de la UFRJ y miembro del comité central del PCB.
referencia
Claudio Katz. La teoría de la dependencia: 50 años después. Traducción: María Almeida. São Paulo, Expresión Popular, 2020.