La soberanía restringida

Image_ColeraAlegría
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por JOSÉ RAIMUNDO TRINDADE*

La dependencia estructural latinoamericana, y más específicamente Brasil, se ha profundizado en las últimas décadas, imponiendo un camino de regresión industrial

La economía mundial capitalista tiene el carácter de un desarrollo desigual y combinado.[i], que se materializa en un patrón internacional de división del trabajo en el que la economía mundial se divide en tres grandes zonas de soberanía y arreglos de control tecnológico, geopolítico y financiero: el centro, la semiperiferia y la periferia, y esta división aparece funcional para garantizar la apropiación de plusvalía por parte de los centros y nuevos-centros, permitiendo la acumulación de poder económico en las regiones de liderazgo y subdesarrollo tecnológico, militar y financiero (en condiciones de dependencia) en regiones con menor avance tecnológico, subordinación geopolítica y financiera.

La expansión mundial del capital y la configuración del capitalismo como economía-mundo se procesa de manera desigual en términos territoriales, sin “convergencia” como proceso económico, sino el establecimiento de diferentes jerarquías geoeconómicas, de acuerdo con la referida dinámica de desigualdad y combinación. desarrollo. La economía mundial se establece, por tanto, como varios circuitos reproductivos del capital superpuestos e integrados, y esta relación es la que constituye la lógica imperialista, por un lado, y la dependencia, por otro. Lo que se denomina soberanía nacional debe entenderse como el mayor o menor grado de autonomía nacional en relación con cuatro ejes centrales: tecnológico, financiero, geopolítico y social de reproducción de las poblaciones.

América Latina se encuentra en la región espacial periférica de proximidad a los EE.UU., y en consecuencia, la soberanía de los estados nacionales latinoamericanos es extremadamente frágil en los cuatro puntos centrales que constituyen o determinan la soberanía nacional como orden de poder en la división internacional de mano de obra:

i) Sobre la capacidad de dominio y control tecnológico de los principales segmentos de la reproducción técnica del capital. En este sentido, tanto la dependencia de plantas industriales trasplantadas como el hecho de que la tecnología no es neutral y su razón antropocéntrica, se pueden observar una serie de consecuencias negativas para las sociedades latinoamericanas, entre ellas aspectos de la formación de una gigantesca superpoblación relativa y la consecuencias de bolsas de pobreza, desempleo e informalidad[ii].

ii) La mayor o menor influencia en el circuito financiero internacional, y cómo se establecen las condiciones de control nacional sobre su sistema crediticio y base monetaria, componente de la soberanía financiera. este factor implica la capacidad, en términos de moneda nacional, de gestionar tanto los intercambios comerciales internacionales con base en su moneda nacional, como el control sobre los flujos de capital (Inversión Extranjera Directa) y las consecuentes transferencias de ingresos (utilidades e intereses) a los países centrales, en el caso de América Latina centralmente a los EE.UU.[iii].

iii) El control geopolítico del territorio y la capacidad de intervención extraterritorial. Se integran aquí tres elementos: por un lado, el poder militar autónomo que tiene una mayor o menor capacidad para disuadir las ofensivas de otros Estados beligerantes, el uso autónomo y soberano del territorio de acuerdo con los intereses de un proyecto nacional y, finalmente , la capacidad de discrecionalidad e influencia en el orden internacional multilateral de toma de decisiones. Latinoamérica muestra enorme dependencia y subordinación en este aspecto, ya sea por la imposibilidad de participar en acuerdos multilaterales internacionales, o por la gestión de sus territorios, en gran parte sujetos a la intervención del poder imperial estadounidense[iv].

iv) Finalmente, más centrales y de gran trascendencia, los factores de orden social considerando la calidad económica, educativa y de salud de la población, el ejercicio de la ciudadanía como poder de organización y convivencia colectiva, el poder de ejercer la interacción democrática en las decisiones del Estado.

Al respecto, debemos enfatizar que las diferentes condiciones nacionales para la reproducción del capitalismo en América Latina se basan en gran medida en lo que Ruy Mauro Marini llamó la superexplotación del trabajo.[V]. Una de las consecuencias directas de esta forma de explotación, en la que la reproducción de los trabajadores se realiza a un salario inferior al valor de la fuerza de trabajo, es que la calidad de vida de la población es muy precaria, sometiendo a los trabajadores a una enorme precariedad.

Considerando, por ejemplo, el caso brasileño, hemos magnificado el sentido de mantener la dependencia y restringir la soberanía nacional: en términos tecnológicos tenemos una dependencia estructural de los EE.UU.; en el caso financiero, el sistema crediticio brasileño constituye una pantalla del sistema estadounidense. Visible en el sistema de deuda pública, que básicamente funciona como un medio de transferencia de la riqueza nacional a los controladores de la deuda externa o internacional, algo alrededor del 5% del PIB anual; en cuanto a los aspectos geopolíticos, plenamente ligados a las relaciones exteriores del imperio norteamericano; finalmente, el aspecto de la calidad de vida, donde la lógica de la sobreexplotación del trabajo impone condiciones de vida precarias para la mayor parte de la población brasileña.

El proceso de globalización y la dinámica económica pasiva de América Latina a partir de la década de 1990 profundizó las precarias condiciones de desarrollo autónomo de sus economías nacionales, ya sea por la desnacionalización de segmentos expresivos de la industria, o por el aumento de la vulnerabilidad externa en los principales aspectos. considerados: en capacidad productiva (mayor dependencia de la inversión extranjera directa), tecnológica (baja capacidad para estructurar un sistema nacional de innovación y baja dinámica tecnológica) y financiera (inversiones financieras, préstamos y financiamiento), factores que se relacionan con la restricción de condiciones soberanía de los estados nacionales[VI].

Las relaciones entre las economías capitalistas centrales y periféricas se mantienen por la transferencia o flujo neto de valor hacia los países centrales, ya sea a través de los mecanismos clásicos de remesa de dividendos, intereses y salarios pagados a los directores de las grandes empresas imperialistas y de las crecientes deudas de los países subdesarrollados, sino también por el recrudecimiento del intercambio desigual, especialmente instaurado a partir de la creciente brecha tecnológica consolidada a partir de la década del 2000.

Cabe recordar que la dependencia a partir de la segunda mitad del siglo XX estaría basada en una situación de compromiso entre los intereses que mueven las estructuras internas de los países dependientes y las del gran capital internacional, lo que implica una profunda interiorización de los intereses de las empresas transnacionales. sociedades mercantiles y nueva limitación al grado de autonomía de las economías y sociedades periféricas respecto de los componentes de soberanía ya mencionados.

Dos grandes tendencias se establecen en el sistema capitalista mundial a principios del siglo XXI:

i) El desarrollo de la revolución científico-técnica determina la agudización de la contradicción entre el aumento de la productividad y la plusvalía extraordinaria, esto al reducir la masa de valor empleada en la fuerza de trabajo a una parte cada vez menor del proceso productivo, tornando la economía de trabajo establecido por la exigua innovación tecnológica para valorar la cantidad de bienes generados por el aumento de la productividad.

ii) La tecnología en las economías nacionales abarata significativamente los precios, debido a mayores niveles de productividad, y la creciente adopción de la automatización ha reducido drásticamente el empleo industrial, agravando aún más las condiciones para la expansión del ejército industrial de reserva y la subutilización de la mano de obra, junto con la intensificación de la explotación de los trabajadores.

Será en este contexto que las economías latinoamericanas y, en especial, los países más industrializados de la región (Brasil, México y Argentina) impondrán una agenda que consolidará una trayectoria de desorganización industrial o reprimarización de sus bases exportadoras. El núcleo de las políticas establecidas, desde el grupo de Santa Fé, lo constituirá la apreciación cambiaria de las monedas de las economías periféricas, la privatización de los recursos del Estado para generar liquidez y la elevación de las tasas de interés, para pasar al capital financiero internacional.

Como Theotônio dos Santos[Vii] llamó la atención, pocos analistas advirtieron las sensibles alteraciones que la nueva política económica estadounidense reservaba para las economías periféricas latinoamericanas: “abrió el camino para una nueva etapa de las economías de la región, basada en monedas fuertes, déficits comerciales y atracción de capitales financieros”. Este trípode de la política comercial internacional constituye un elemento explicativo importante para una posible profundización de la vulnerabilidad externa brasileña y latinoamericana en general, considerando principalmente el agotamiento del ciclo primario-exportador, sea por la caída de los precios internacionales, sea por los cambios que desencadenarse después de la crisis del Covid-19.

Así, la dependencia estructural en América Latina, y más específicamente en Brasil, se ha profundizado en las últimas décadas, imponiendo una trayectoria de regresión industrial. La interacción con las dos economías de mayor crecimiento en las últimas tres décadas condicionó la sujeción al mercado internacional por la exportación de bienes primarios (hierro y soja) y la importación de bienes de alta intensidad tecnológica, teniendo durante la década de 1990 el centro del comercio exterior brasileño los EE.UU. y; de la década de 2000 a China, replicando regresivamente la tasa de exportación de bienes básicos vis a vis la importación de bienes con mayor contenido tecnológico.

Cabe señalar que este proceso incluye mecanismos de apropiación de la riqueza a partir de desequilibrios en la balanza comercial, ya sea a través de la producción que agota la naturaleza -como es el caso de las exportaciones de minerales- o a través de la transferencia de rentas diferenciales obtenidas mediante el uso de técnicas de siembra para nuevas tierras explotadas -como es el caso de la soja- o mediante el mecanismo de sobreexplotación de la mano de obra, que garantiza el traslado de ingresos de la periferia al centro.

Vale la pena señalar que, a medida que la economía mundial supera la crisis actual, aunque gradualmente, la tendencia es que Brasil y América Latina amplíen su papel como proveedor mundial de productos primarios y tengan sus economías cada vez más centradas en productos básicos, re -estableciendo un patrón histórico de dependencia y subdesarrollo. En definitiva, la cuestión aquí planteada necesita ser profundizada y servir de reflexión y acción, si se quieren sociedades más industrializadas, tecnológicamente integradas y sosteniblemente desarrolladas, así como un continente con menos desigualdad social y espacial, tenemos que establecer una América Latina. Agenda americana de ruptura con una economía dominada por negocios agromineros enfocados a la exportación de productos primarios.

*José Raimundo Trinidad Es profesor del Programa de Posgrado en Economía de la UFPA.

[i] TROTSKY, León. La teoría de la revolución permanente (recopilación). Buenos Aires: CEIP León Trotsky, 2000.

[ii] DOS SANTOS, Theotônio. Lecciones de Nuestra Historia. Revista de la Sociedad Brasileña de Economía Política, São Paulo, nº 30, p. 19-32, octubre de 2011.

[iii] TRINDADE, José Raimundo Barreto. Crítica a la Economía Política de la Deuda Pública y al Sistema de Crédito Capitalista: un enfoque marxista. Curitiba: Editora CRV, 2017.

[iv] FIORI, José Luis. poder americano. Río de Janeiro: Editora Vozes, 2007.

[V] MARINI, Ruy Mauro. Dialéctica de la Dependencia (A). En: SADER, E. Dialéctica de la Dependencia. 1ra edición Petrópolis: Voces, 2000.

[VI] OSÓRIO, J. América Latina: el nuevo patrón exportador de especialización productiva: un estudio de cinco economías de la región. In: FERREIRA, C.; OSÓRIO, J.; LUCE, M. (Orgs.). Patrones de reproducción del capital: aportes desde la teoría marxista de la dependencia. São Paulo: Boitempo, 2012.

[Vii] DOS SANTOS, Theotônio. Economía mundial, integración regional y desarrollo sostenible: nuevas tendencias de la economía mundial y la integración latinoamericana. Petrópolis (RJ): Editora Vozes, 1993.

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

El complejo Arcadia de la literatura brasileña
Por LUIS EUSTÁQUIO SOARES: Introducción del autor al libro recientemente publicado
Forró en la construcción de Brasil
Por FERNANDA CANAVÊZ: A pesar de todos los prejuicios, el forró fue reconocido como una manifestación cultural nacional de Brasil, en una ley sancionada por el presidente Lula en 2010.
El consenso neoliberal
Por GILBERTO MARINGONI: Hay mínimas posibilidades de que el gobierno de Lula asuma banderas claramente de izquierda en lo que resta de su mandato, después de casi 30 meses de opciones económicas neoliberales.
Gilmar Mendes y la “pejotização”
Por JORGE LUIZ SOUTO MAIOR: ¿El STF determinará efectivamente el fin del Derecho del Trabajo y, consecuentemente, de la Justicia Laboral?
¿Cambio de régimen en Occidente?
Por PERRY ANDERSON: ¿Dónde se sitúa el neoliberalismo en medio de la agitación actual? En situaciones de emergencia, se vio obligado a tomar medidas –intervencionistas, estatistas y proteccionistas– que son un anatema para su doctrina.
El capitalismo es más industrial que nunca
Por HENRIQUE AMORIM & GUILHERME HENRIQUE GUILHERME: La indicación de un capitalismo de plataforma industrial, en lugar de ser un intento de introducir un nuevo concepto o noción, pretende, en la práctica, señalar lo que se está reproduciendo, aunque sea de forma renovada.
El editorial de Estadão
Por CARLOS EDUARDO MARTINS: La principal razón del atolladero ideológico en que vivimos no es la presencia de una derecha brasileña reactiva al cambio ni el ascenso del fascismo, sino la decisión de la socialdemocracia petista de acomodarse a las estructuras de poder.
Incel – cuerpo y capitalismo virtual
Por FÁTIMA VICENTE y TALES AB´SÁBER: Conferencia de Fátima Vicente comentada por Tales Ab´Sáber
El nuevo mundo del trabajo y la organización de los trabajadores
Por FRANCISCO ALANO: Los trabajadores están llegando a su límite de tolerancia. Por eso, no es de extrañar que haya habido un gran impacto y compromiso, especialmente entre los trabajadores jóvenes, en el proyecto y la campaña para acabar con la jornada laboral de 6 x 1.
Umberto Eco – la biblioteca del mundo
Por CARLOS EDUARDO ARAÚJO: Consideraciones sobre la película dirigida por Davide Ferrario.
Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES