La revista Verde, de Cataguases

Imagen: Lucio Fontana
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por LUIZ RUFFATO*

Introducción del autor al libro recién publicado

El 3 de marzo de 1926, algunos habitantes de Cataguases asistieron atónitos, en las instalaciones del Teatro Recreio, la exhibición histórica de uno de los primeros largometrajes brasileños, en la primavera de la vida, de Humberto Mauro y Pedro Comello. El hecho, tan insólito, despertó inmediato entusiasmo e interés en la naciente industria cinematográfica radicada en Río de Janeiro.

En 1927, Tesoro perdido, el inicio de la trayectoria individual de Humberto Mauro, ganó el título de mejor película nacional de ese año. También en 1927, Cataguases vive otra audaz iniciativa, la fundación de una revista literaria, titulada Verde, que acogió las propuestas estéticas de vanguardia del grupo paulista que impulsó la Semana de Arte Moderno de 1922.

El llamado Ciclo Cinematográfico Cataguases también contaría con otros dos largometrajes, Brasa durmiente e extrayendo sangre, antes de que Humberto Mauro se trasladara, en 1930, a la entonces capital de la República, donde desarrollaría una exitosa carrera – mezclilla áspera, de 1933, siempre es citada entre las 20 mejores películas brasileñas de todos los tiempos. En total fueron 11 largometrajes, más de 100 cortometrajes, documentales y semidocumentales, además de participación en producciones de otros directores como fotógrafo, guionista, guionista y actor. La extensa batalla de Humberto Mauro por el cine nacional está ricamente documentada, y su espíritu pionero es sin duda destacado por investigadores y académicos en Brasil y en el exterior.

No ocurre lo mismo con el Verde. Empresa relevante en la difusión y consolidación del modernismo, la revista, hasta el día de hoy, no ha tenido debidamente asimilada su importancia, y la bibliografía al respecto es escasa. Editado, con interrupciones, entre 1927 y 1929, Verde merece sólo ligeras referencias en los manuales de historia de la literatura, a pesar de que, en su momento, fue honrado y elogiado por los más grandes nombres del movimiento.

En 1932, Mário de Andrade, en un balance comparativo entre Verde e La revista, de Belo Horizonte, apunta un balance muy positivo para la revista Cataguases: “Los dos grupos de Minas Gerais, el de Belo Horizonte y el de Cataguases, se distinguen enormemente como psicología colectiva. Cataguases ciertamente no podría presentar figuras de valor personal tan notables como Carlos Drummond de Andrade en poesía y João Alphonsus en prosa. Sin embargo, tuvo una realidad mucho más brillante, y sobre todo una acción mucho más interestatal y fructífera. En el fondo, los artistas de Belo Horizonte eran mucho más capitalistas de lo que pensaban. Y de hecho el grupo se disolvió en el individualismo, y sólo tuvo la función burguesa de presentarnos al menos a dos escritores de gran valor. El grupo Cataguases no produjo a nadie que se compare con estos, sino con la revista Verde logró al mismo tiempo centralizar y alistar el movimiento moderno en Brasil, algo que Revista de Belo Horizonte no había podido. […] A Verde llamado a las armas, mientras Revista generales designados.[i]

Francisco Inácio Peixoto, uno de los principales integrantes del grupo Verde, cuenta que, en una reunión durante el 1945º Congreso Brasileño de Escritores, en São Paulo, en enero de XNUMX,[ii] Oswald de Andrade insistió con él en la importancia de los Cataguases para el grupo paulista: “Fue una gran sorpresa para mí cuando Oswald [de Andrade] –a quien creía inaccesible– me reveló el bien que le habíamos hecho al Grupo São Paulo con nuestra membresía aquí. Todavía pregunté: - Estás bromeando, Oswald. - No. Lo digo en serio. No se puede calcular lo que representó para nosotros ese movimiento de Cataguases. Y empecé a creer”.[iii]

Mário de Andrade también destacó la relevancia del movimiento Verde:

Hay influencia de ese escritor de São Paulo en los jóvenes de Cataguases como hay influencia de los jóvenes de Cataguases en este escritor de São Paulo. Más grande de lo que piensas, mucho más grande. Y principalmente superior, no resumido en una simple y sin importancia aceptación de ocurrencias gramaticales. Esta influencia recíproca fue la belleza de las amistades sinceras, con carné, llenas de sinceridad, incluso ásperas, de ciertas hazañas. Esto es lo que el mundo podría ver y no disfrutar. Sin embargo, lo que el mundo no vio y pudo ver es que el escritor paulista también pasó mucho tiempo estudiando a los creadores de Verde. Recogió en ellos las agudezas sintácticas y las voces populares que estos muchachos fueron los primeros en grabar, y cuando llegó la ocasión, las utilizó todas en sus escritos”.[iv]

Sin embargo, los intentos de analizar la revista Verde siempre tropezamos con un lugar común: Cataguases es un “fenómeno inexplicable”, y este argumento, repetido hasta el agotamiento, desvela un velo sobre el tema. Poco a poco, el Verde se convirtió en una especie de exotismo literario.

Ya en 1929, en un artículo publicado en Oh Jornal, de Río de Janeiro, Tristão de Athayde se preguntaba asombrado: “¿Por qué la Divina Providencia nació al borde de un arroyo llamado Meia-Pataca […] un grupo de poetas interesantes que dejarán cierta huella en el momento poético que son ¿estamos viviendo?".[V][VI]

Los propios miembros del grupo Verde contribuyeron a elevar el hecho a la categoría de lo incognoscible, como Francisco Inácio Peixoto, respondiendo un cuestionario de José Afrânio Moreira Duarte: “Cataguases siempre ha sido, y ahora más que nunca, un error”;[Vii] o Henrique de Resende,[Viii] en entrevista con Walmir Ayala: “Verde fue un milagro ¡Y los milagros no se pueden explicar!”;[Ex] o incluso Rosário Fusco, en una entrevista con El Quisquilloso: "A Verde es el folklore y sus representantes, un error episódico (aunque para Cataguases, halagador pero no identificado)”.[X]

Para hacer las cosas aún más confusas, en los testimonios minimizaban la importancia socioeconómica de la ciudad y ampliaban el significado de sus propias actividades, haciendo así, por el contrario, que la idea de “fenómeno” fuera aún más creíble.

Guilhermino César, por ejemplo, en la inauguración del Festival de Cine de Gramado (RS), el 22 de febrero de 1978, afirma: “Imaginen una aglomeración urbana atravesada por un río de 80, 100 metros de ancho, con el puente metálico hecho por los ingleses, dos plazas con dos nombres ilustres que llamamos “la plaza de arriba” y “la plaza de abajo”, para simplificar, y unos cinco callejones.

Aquí está Cataguases. Habitantes en los años 20/30, la vanidad local decía 5.000 – pero las estadísticas decían 3.500 habitantes. Y en esta ciudad de 3.500 habitantes se hicieron cosas asombrosas para la época, el lugar y el ambiente cultural”.[Xi]

Ahora, en 1927, la ciudad no tenía ni 3.500 5 ni 16 1.300 habitantes, sino 30 XNUMX solo en la cabecera municipal, distribuidos en XNUMX XNUMX casas construidas en XNUMX calles, servidas con red de agua, alcantarillado y alumbrado eléctrico, una economía basada en la industria textil, variada comercio, sistema educativo envidiable y conexión directa a Río de Janeiro por vía férrea[Xii] – para darle una idea, al mismo tiempo, Belo Horizonte tenía 110 habitantes.[Xiii]

De ahí que se establezcan extraños razonamientos, como este de Heitor Martins: “Casi increíble para hoy que en la década de 20 se formara un grupo serio de jóvenes artistas en el pequeño pueblo de Cataguases, en el interior de Minas Gerais, umbilicalmente ligado a la movimiento modernista de 22. Fue algo aún más asombroso que, por ejemplo, la sola aparición hoy de un grupo, más o menos artísticamente consciente, de teóricos concretos en cualquier pueblito de la costa y con poco más de 5 mil habitantes”.[Xiv]

Por otro lado, exageraron la relevancia de sus iniciativas. Datan el inicio del contacto con las nuevas ideas estéticas modernistas en 1923 o 1924, y citan la difusión de poemas “futuristas” en las páginas de periódicos como El estudiante, Mercurio, El eco e banda de jazz, todos en circulación entre 1926 y 1927, cuando basta una simple consulta de estos periódicos para toparse con textos aún ligados al simbolismo, o, peor aún, al romanticismo más indómito, y es posible, a partir de ellos, refrendar lo que el periódico editor Cataguases dijo sobre El estudiante: “puede ser leído por todos sin miedo, incluso por la doncella más mojigata”.[Xv] Como ejemplo, destaco la primera de las cuatro cuartetas que se encuentran en la portada del periódico banda de jazz, número único publicado por Rosário Fusco el 28 de agosto de 1927, menos de un mes antes del inicio de la publicación de la revista Verde: “'Elsa Zignago'// Hasta parece una figurita de Francia/ esta niña delicada y rara…/ Con aire de niña y de niña/ Entre todas las niñas de la escuela es la más linda”.[Xvi] Los otros tres bloques siguen el mismo camino…

Por tanto, con estos dos aspectos complementarios –la depreciación del medio en que vivían y la exageración de sus virtudes individuales–, se creó casi una leyenda de que en Cataguases, en la década de 1920, ocurrió, como afirma Francisco Marcelo Cabral, un “ asombrosa empresa literaria sin ninguna justificación sociológica”.[Xvii][Xviii] tesis actual incluso entre los estudiosos.

Ahora bien, si partimos del supuesto de que el surgimiento de la revista Verde en Cataguases –y también en el ciclo cinematográfico, contemporáneo al movimiento literario– es un “fenómeno inexplicable”, echaremos por tierra la concepción de que la Historia es el conjunto de las acciones humanas, determinadas por una gama infinita de componentes, ya sea económica, social, política, moral o estética, o, según Georg Lukács: “La existencia y la esencia, la génesis y la eficacia de la literatura sólo pueden entenderse y explicarse en el marco histórico general de todo el sistema. La génesis y el desarrollo de la literatura forman parte del proceso histórico general de la sociedad. La esencia y el valor estético de las obras literarias, así como la influencia que ejercen, forman parte de ese proceso social general y unitario a través del cual el hombre se apropia del mundo a través de su conciencia”.[Xix]

Así, en este ensayo, propongo una reflexión sobre cómo las circunstancias que hicieron posible la existencia, en un pequeño pueblo del interior de Minas Gerais, de un movimiento literario de vanguardia con un papel importante en el desarrollo y consolidación del modernismo brasileño .

Cómo, a mediados de la década de 1920, Cataguases dejó de ser un punto indistinto en el mapa de Brasil para convertirse en un centro irradiador de nuevas ideas. O, como dice Guilhermino César: “nuestro pequeño movimiento, como lo sucedido, igualmente, en otros lugares, en la misma ocasión, presagiaba [19]30, fomentando inquietudes que desembocarían en un amplio estuario literario y político”.[Xx]

*Luiz Ruffato es un escritor Autor, entre otros libros, de El verano pasado (Compañía de Letras).

 

referencia


Luis Ruffato. La revista Verde, de Cataguases: ccontribución a la historia del Modernismo. Belo Horizonte, Auténtica, 2022, 190 páginas.

 

Notas


[i] ANDRADE, Mario de. Cataguasas. In: Taxi y crónicas en el Diário Nacional. Establecimiento del texto, introducción y notas de Telê Porto Ancona Lopez. São Paulo: Librería Dos Ciudades; Secretaría de Cultura, Ciencia y Tecnología del Estado de São Paulo, 1976. p. 550.

[ii] ROMANELLI, Katia Bueno. Revista Verde: contribución al estudio del modernismo brasileño. 1981. Disertación (Maestría en Literatura) – Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas, Universidad de São Paulo, São Paulo, 1981. p. 197-198.

[iii] PEIXOTO, Francisco Inácio. Vivo en Cataguases, fuera de Cataguases.

Tótem, Cataguases, 5 abr. 1979. [sp].

[iv] ANDRADE, Mario de. Influencias. En taxi y crónicas en el Diário Nacional, P. 81

[V] ATHAYDE, Tristán de. Provincialismo poético. Oh Jornal, Río de Janeiro, pág.

[VI] , 10 de febrero 1929.

[Vii] DUARTE, José Afranio Moreira. palabra tirar palabra. São Paulo: Editora do Escritor, 1982. p. 62.

[Viii] A lo largo de su vida, Henrique de Resende se mantuvo indeciso entre utilizar Henrique o Enrique como primer nombre para firmar sus obras. Para no causar confusión, a lo largo de este ensayo utilizaré únicamente la forma de Henrique de Resende.

[Ex] AYALA, Walmir. Henrique de Resende: un eco de la semana del 22. Revista Cultura, Brasilia, año 2, n. 5, ene-mar. 1972. pág. 94.

[X] WERNECK, Ronaldo; BLANCO, Joaquín. Rosário Fusco: “La escritora brasileña es una súper vendedora ambulante”. El Quisquilloso, Río de Janeiro, n. 351, pág. 12, 19-26 de marzo 1977.

[Xi] César, Guillermo. Una conferencia cinematográfica. In: WERNECK, Ronaldo. Kiryrí rendáua toribóca opé: Humberto Mauro reseñado por Ronaldo Werneck. São Paulo: Arte Paubrasil, 2009. p. 64.

[Xii] Ver el capítulo “Café y algodón”.

[Xiii] MATOS, Ralph Edmundo S. Evolución urbana y formación económica de Belo Horizonte. Belo Horizonte: UFMG; Cedeplar, 1992. pág. dieciséis.

[Xiv] TESTIMONIOS sobre “Verde”. Suplemento Literario de Minas Gerais, Belo Horizonte, año II, n. 19, 7 de enero 1967. pág. dos.

[Xv] CATAGUASES. Cataguases, 26 de septiembre. 1926, pág. dos.

[Xvi] apud MENEZÉS. Amistad “cartoadeira”: el diálogo epistolar de Mário de Andrade con el Grupo Verde de Cataguases, P. 433.

[Xvii] CABRAL, Francisco Marcelo. No desapasionado. Tótem, Cataguasas, n.

[Xviii] , 5 abr. 1979. [sp].

[Xix] LUKÁCS, Georg. Introducción a los estudios estéticos de Marx y Engels. Traducción de Leandro Konder. In: KONDER, Leandro (org.). ensayos sobre literatura. Río de Janeiro: Civilización Brasileña, 1965. p. 13

[Xx] César, Guillermo. los verdes de Verde. In: VERDE. São Paulo: Metal Leve, 1978. [sp]. Edición facsímil.

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

Suscríbete a nuestro boletín de noticias!
Recibe un resumen de artículos

directo a tu correo electrónico!