por BRUNO GALVÃO*
Comentario al libro de Alberto Guerreiro Ramos
Si todo objeto científico tiene un carácter histórico inseparable, como lo afirmó el sociólogo Alberto Guerreiro Ramos (1915-1982), entonces es imperativo considerar que gran parte de su obra se produjo en un contexto tanto de optimismo por el horizonte que se vislumbraba, nacional e internacionalmente, como por los desafíos para alcanzarlo: la Guerra Fría, los movimientos de descolonización afroasiáticos, la democracia, la industrialización del tercer mundo, la urbanización, entre otros.
Guerreiro Ramos, como otros intelectuales del ISEB, asumió la tarea de desarrollar una ciencia para aquella situación y aquella época, que en Brasil se marcó como el desarrollismo nacional.
Reeditado y relanzado en el mercado editorial el año pasado. La reducción sociológicaEscrito originalmente en 1958, es un tratado para todos los científicos brasileños, aún vigente. En él, Alberto Guerreiro Ramos propone un método para que la ciencia brasileña satisfaga las necesidades del país.
La reducción sociológica, como uno de sus principales escritos, se produce desde la perspectiva de un intelectual comprometido que veía a Brasil en una nueva fase: una fase de desarrollo nacional. En esta etapa, cuando las personas se emancipan de una vida de mera subsistencia a una vida de consumo complejo, también se emancipan de la mera condición de objeto para convertirse en sujetos. Como sujetos, exigen un pensamiento crítico para desarrollarse plenamente. Según Guerreiro Ramos, esta fase surge de la industrialización y dos consecuencias: la urbanización y el cambio en los patrones de consumo.
La fase de desarrollo nacional como propósito científico
La industrialización estaría directamente ligada al fin de la subjetivación colonial: para industrializarse se necesita un proyecto nacional, y “un pueblo que se proyecta enfrenta activamente sus circunstancias, buscando explorar sus potencialidades en función de determinadas urgencias” (p. 64).
Según él, un pueblo colonizado siempre tiene la mirada puesta en el exterior; la colonia (o la condición colonial contemporánea), como economía refleja, es siempre un proyecto e instrumento de la metrópoli. Sin embargo, cuando un pueblo empieza a tener un proyecto, adquiere una individualidad subjetiva, viéndose a sí mismo como centro de referencia.
Como consecuencia de la industrialización, Guerreiro Ramos cree que la urbanización condujo a un grado de politización sin precedentes de las masas brasileñas. A diferencia de los países subdesarrollados con un carácter predominantemente rural, la alta densidad de población de los países urbanizados y su ritmo acelerado propiciarían un cambio en la psicología colectiva, y la tensión de la vida urbana generaría posibilidades de organización y participación en la vida política (p. 66).
La industrialización y el desarrollo finalmente conducen a un mayor poder adquisitivo y a la especialización laboral (lo que a veces requiere mayores niveles de educación formal). Según Guerreiro Ramos, la población descubrió la política a través de su integración en la esfera de interacciones que surgió en el país gracias a la formación del mercado interno de consumo, resultado de una economía poscolonial orientada al exterior.
Como resultado, cree: «Cuanto más asimila una población hábitos de consumo no vegetativos, más crece su conciencia política y mayor es su presión para obtener recursos que garanticen niveles más altos de existencia. Los niveles precarios de existencia, que mantienen a la población en un estado de servidumbre a la naturaleza, no propician la profundización de su subjetividad» (p. 70).
Esta nueva etapa de la sociedad brasileña expresa el proyecto colectivo de una personalidad histórica, la pretensión del país de dominarse, de determinarse (p. 72). En esta condición, exige métodos analíticos propios, una ciencia particular, una sociología singular.
En términos generales, la obra de Ramos se basa en el principio de un país que se encontraba en la senda del desarrollismo y demandaba una ciencia que contribuyera a las exigencias de esta fase histórica, la cual, por ser histórica, solo podía satisfacerse mediante una producción derivada de su propio contexto histórico. Era necesario establecer una sociología nacional.
En la obra, el autor busca desarrollar un instrumento teórico que sea un método, una actitud intelectual y existencial, una forma de asimilar críticamente la producción extranjera y una ontología (Bariani, 2015, p. 16).
La reducción sociológica como método de asimilación
De manera concisa, el instrumento teórico desarrollado como fundamento del desarrollo científico del país, la reducción sociológica, se define como “una actitud metódica que tiene como objetivo descubrir los presupuestos referenciales, de carácter histórico, de los objetos y hechos de la realidad social” (p. 74).
De lo contrario, consiste en eliminar aquello que, por su naturaleza accesoria y secundaria, perturba el esfuerzo por comprender y obtener la parte esencial de una información dada. Esto se debe a que la reducción sociológica opera mediante una lógica perspectivista. Para Guerreiro, la perspectiva en la que se encuentran los objetos (científicos, culturales) los constituye parcialmente. Si se trasladan a otro contexto, dejan de ser exactamente lo que eran.
La ciencia se construye a partir de marcos históricos [marco de referencia]. Por lo tanto, se requiere un esfuerzo para acceder al contenido del objeto, desvelando el contexto social en el que se creó. «Cada objeto implica la totalidad histórica en la que se integra y, por lo tanto, es intransferible, en la plenitud de todos sus ingredientes circunstanciales».
Sin embargo, se puede adoptar una postura entre paréntesis: «poner entre paréntesis» las notas adjetivas históricas del producto cultural y captar sus determinantes, de tal manera que, en otro contexto, pueda servir subsidiariamente, y no como modelo, para una nueva elaboración. La reducción sociológica se opone al trasplante literal.
También se puede inferir que la reducción sociológica, en sentido amplio, implica la búsqueda de la esencia de un elemento dado, entendida así como su contenido nuclear. […] La actitud metódica permite obtener esta esencia, explicitando los elementos periféricos que otorgan identidad local a estos objetos culturales. Es importante señalar que estos aspectos periféricos pueden percibirse como lo que, de hecho, afecta la absorción del contenido nuclear de un objeto en una realidad distinta a aquella en la que fue concebido (Bergue y Klering, 2010, p. 141).
Desde esta actitud metódica, el objetivo principal es poder utilizar las contribuciones foráneas, «alienígenas», recuperando su carácter universal y mediándolas a través de la particularidad de lo local. La reducción sociológica no forma parte de una «venganza celosa» que consiste en utilizar únicamente lo endógeno, lo «indígena».
Importar ciencia es, según Guerreiro Ramos, una necesidad para todos los pueblos. «Guerreiro Ramos sabía que la ciencia es universal porque resulta de un esfuerzo organizado de especialistas dispersos por todo el mundo y que comparte un mismo círculo semántico» (Leite, 1983, p. 77).
Sin embargo, como explica Bariani (2015, p. 17), se parte de la consideración de que el científico, como ser social, ser-en-el-mundo y ser-del-mundo (según su aproximación a Martin Heidegger), se encuentra inevitablemente inserto en un contexto específico. Por lo tanto, sus acciones, valores y cosmovisión están necesariamente anclados en su existencia material, histórica y socialmente particular. «Así, el pensamiento (y, por ende, también el pensamiento científico y, en particular, la sociología) solo podría ser algo relativizado, relacionado, dirigido desde una perspectiva específica».
Para Guerreiro Ramos, el problema de la ciencia brasileña (y en particular de la sociología) reside en que cuenta con científicos ajenos a su realidad, a veces impulsados por el prestigio de la ciencia producida en los grandes centros de excelencia de los países desarrollados, quienes aplican en su contexto una mera transposición mecánica y acrítica de técnicas científicas importadas, sin considerar su verdadera aplicabilidad. Y esta mera repetición analógica de técnicas y estudios, para él, es completamente contraria a la esencia de la ciencia, pues pierde de vista la particularidad constitutiva de cada situación histórica.
“En los países periféricos, la sociología deja de ser atrasada al liberarse del efecto del prestigio y orientarse a inducir sus reglas a partir del contexto histórico-social en el que se integra” (p. 30).
La reducción se inserta así como la expresión de un científico que rechaza la relación colonial de la ciencia, considerando la colonización como «una condición de subordinación de la cultura nativa, lo cual tiene consecuencias en la construcción de identidades. El sujeto colonizado es quien, en detrimento de su cultura nativa, se somete a los valores y percepciones constituidos por la cultura moderna» (Filgueiras, 2012, p. 347).
A partir de esta problemática, Guerreiro Ramos postula que la actitud de reducción sociológica se describe en siete concepciones generales: (i) es una actitud metódica; (ii) no admite la existencia, en la realidad social, de objetos sin presupuestos; (iii) postula la noción de mundo; (iv) es perspectivista; (v) sus soportes son colectivos y no individuales; (vi) es un procedimiento crítico-asimilativo de la experiencia ajena; (vii) aunque sus soportes colectivos sean las experiencias populares, se trata de una actitud altamente elaborada.
Para cada postulado, Guerreiro Ramos elabora una justificación. Podemos resumir, en términos generales, algunas de ellas. La reducción sociológica es una actitud metódica, pues no es natural ni espontánea; es una evaluación que sigue reglas y busca purificar los objetos de sus significados más profundos.
Los postulados 2, 3 y 4 abordan un aspecto ya discutido: la manera en que Guerreiro Ramos concibe el contexto como parte constitutiva de los objetos. «La noción de mundo estipula, por lo tanto, que es fundamental para la reducción sociológica buscar los elementos referenciales de la cultura para estipular sus fines. La actividad interpretativa que ofrece la sociología debe dar cuenta de esta noción de mundo, en la que los objetos de conocimiento no están disociados del sujeto que intenta interpretarlos» (Filgueiras, 2012, p. 354).
Los postulados 5 y 7 están estrechamente vinculados a la construcción de la masa crítica, que Guerreiro Ramos define como necesaria para una nación que se emancipa, que aspira a dominarse y, por lo tanto, tiene un proyecto nacional colectivo y popular. Por lo tanto, el apoyo a la reducción no está en la mente del investigador, sino que es inherente a la sociedad en su condición material actual.
Finalmente, el punto 6 describe su principal carácter funcional. Guerreiro Ramos Ramos (p. 74-75) destaca que «la reducción sociológica no implica aislacionismo ni una exaltación romántica de lo local, regional o nacional. Por el contrario, está impulsada por una aspiración a lo universal, mediada, sin embargo, por lo local, regional o nacional».
La reducción sociológica opera metodológicamente con base en cuatro leyes o, fuera del ámbito de las ciencias duras, tendencias. La primera sería la ley del compromiso: en los países periféricos, la reducción solo puede ocurrir a los científicos que han adoptado una postura de compromiso o un compromiso consciente con su contexto.
El compromiso consciente al que se refiere Guerreiro Ramos es el del científico que se entiende a sí mismo como un ser histórico y contextual, sin ser un mero replicador de la ciencia ni un exaltista ostentoso con el pretexto de hacer ciencia. Es la inmersión sistemática del científico social en la perspectiva de su propia comunidad, en consonancia con la idea de que la nación es el conjunto de valores y percepciones que una comunidad tiene sobre sí misma (Filgueiras, 2012, p. 355).
La ley del compromiso se basa en una crítica radical, es decir, en una reflexión sobre los fundamentos existenciales de la ciencia en acción o de la producción científica. «El compromiso del que hablamos aquí, en la medida en que es sistemático, sitúa al científico en la perspectiva universal de la comunidad humana. Lo regional y lo nacional, en tal compromiso, no son términos finales, sino términos inmediatos de la concretización de lo universal» (p. 101).
Aquí se demuestra que la noción del mundo de un investigador no se constituye exclusivamente, ni en primera instancia, del esfuerzo intelectual, sino del esfuerzo no intelectual y de la perspectiva existencial del propio científico. Así, el investigador estaría condicionado por un a priori existencial, es decir, por su experiencia con objetos/personas del mundo particular en el que vivió y por su contexto histórico-social, sea o no consciente de este condicionamiento (Capelari et al., 2014, p. 9).
Ley sobre el carácter subsidiario de la producción científica extranjera
La segunda ley sería la ley de la subsidiariedad de la producción científica extranjera: a la luz de la reducción sociológica, toda producción científica extranjera es, en principio, subsidiaria. El carácter perspectivista explica esta ley, entendiendo que el contexto de los objetos los constituye parcialmente.
Guerreiro Ramos pone como ejemplo el concepto de Estado, que, como objeto de la sociología, presenta diferentes formas (noemas) y se refiere al acto referencial (noesis) del sociólogo respectivo, con diferentes interpretaciones según el país estudiado. Sin embargo, es importante señalar que «una sociología nacional no postula que la sociología varíe de una nación a otra, sino que el contexto y la cultura en los que se construye el conocimiento social son importantes» (Filgueiras, 2012, p. 355).
Aquí, cabe destacar largas citas del autor: «En la medida en que, mediante la reducción sociológica, descubrimos, en el contexto en el que surgen, el significado de los productos sociológicos (por ejemplo, los diferentes noemas del Estado), podemos utilizarlos como subsidios, en una noesis que no sea meramente imitativa» (p. 110).
Esto se debe a que, para Guerreiro Ramos, cualquier sistema, teoría, concepto, técnica o método de investigación, a menos que se desarrolle con fines ociosos, siempre está sujeto a una imposición, y es en este «para» donde se encuentran las comillas históricas de los objetos. «Cuando utilizamos un objeto o producto, sin reducirlo, nos involucramos en la intencionalidad que conlleva. La observancia de esta ley llevará al sociólogo a utilizar la producción extranjera como materia prima para la elaboración teórica, condicionada por factores particulares de la sociedad en la que vive» (p. 110).
Pero en un país cuyos habitantes se han convertido en súbditos, la propia sociedad plantea al investigador las tareas que debe emprender. «Estas tareas dejan de ser seleccionadas arbitrariamente por el gusto individual del sociólogo y pasan a ser determinadas por la comunidad. La naturaleza ociosa de la especulación sociológica en los países coloniales se evidencia en el hecho de que no tiene exigencias propias, sino que obedece a las variaciones de las tendencias extranjeras».
Ley de universalidad de los enunciados generales de la ciencia
La tercera ley de la reducción sociológica es la ley de la universalidad de los enunciados científicos generales: la universalidad de la ciencia solo se admite en el ámbito de los enunciados generales. La ciencia es universal porque sus profesionales comparten el mismo círculo semántico y forman parte de un esfuerzo colaborativo global. «Como él mismo proclamó —«en la ciencia no hay cabida para el jacobinismo»—, nadie puede progresar si no se basa en lo que se ha logrado mediante el esfuerzo universal» (Leite, 1983, p. 77).
Sin embargo, dado que la ciencia está diseñada para cumplir con ciertas imposiciones, y estas imposiciones se ubican históricamente, es necesario adoptar la actitud de eliminar las comillas históricas para captar su significado universal. «En este sentido, la reducción sociológica no niega la universalidad de la ciencia, sino que exige que el investigador someta su trabajo científico a las demandas de la comunidad en la que vive» (Capelari et al., 2014, p. 10).
Tampoco se trata de confundir la «ciencia nacional» con la mera «ciencia aplicada». La realidad histórica, como se ha dicho, impone sus exigencias específicas a los investigadores.
En opinión del autor, cuando se analiza el proceso de desarrollo desde la perspectiva de los prerrequisitos estructurales y funcionales establecidos en distintas realidades sociales y dictados por la experiencia de los países en el centro del capitalismo, los políticos y administradores de los países periféricos se ven tentados a adoptar soluciones hipercorrectas para los problemas reales de estas naciones. En lugar de buscar soluciones hipercorrectas, que reproducen los caminos adoptados por los países en el centro del capitalismo, los países periféricos deben buscar soluciones apropiadas, lo que requiere una perspectiva estratégica (Filgueiras, 2012, p. 358).
Finalmente, tenemos la ley de las fases: la razón de los problemas de una sociedad particular siempre viene dada por la fase en la que se encuentra. Pensar en términos de fase se basa en la categoría de totalidad. La fase es una totalidad histórico-social, cuyas partes están dialécticamente relacionadas (Ramos, 2024, p. 125). «Así, la cuarta ley se refiere a la imposibilidad de comprender los hechos sin referirlos a la realidad (fase), a la vida o historia en la que se integran» (Capelari et al., 2014, p. 10).
La delimitación de las fases se define de forma comparativa y a posteriori, mediante la observación empírica de hechos seleccionados, para ordenar los acontecimientos históricos en categorías relevantes. Como ejemplo de la ley de las fases, Ramos (2024, pp. 124-125) presenta el análisis de Marx del proceso histórico-social de los modos de producción (esclavitud, feudalismo, capitalismo, etc.). En este análisis, cada etapa presenta sus leyes específicas y, por lo tanto, problemas particulares.
Sin embargo, la idea de fase no se corresponde con la existencia de un pensamiento lineal en términos de causa y efecto, sino con la comprensión de los momentos históricos que conforman los problemas centrales con los que lidian las sociedades (Filgueiras, 2012, p. 356). Reforzando una vez más, si la ciencia se usa para resolver una imposición, esta está condicionada por la fase en la que se encuentra dicha sociedad. Por lo tanto, para comprender el carácter científico, es necesario considerar la totalidad de las relaciones de la fase en la que se encuentra.
La ley de las fases también otorga el carácter histórico que constituye los objetos científicos. «Las ciencias constituyen, en cada período, un aspecto integrado en una totalidad de significado. Son tributarias de la cosmovisión de cada período histórico y, en consecuencia, no pueden pretender una validez permanente» (Ramos, 2024, p. 146).
Como argumenta Guerreiro Ramos, ningún postulado científico puede pretender ser permanentemente válido. En el caso de la reducción sociológica, décadas después, es fácil ver las huellas del tiempo y de una situación que, en ciertos aspectos, es radicalmente diferente hoy.
El aspecto del nacionalismo, el industrialismo y el progreso ya ha acumulado mucho moho, denunciando la senilidad de una visión que defendía una autonomía circunscrita y una dirección nacional-burguesa para el desarrollo del capitalismo en la periferia (Bariani, 2015, p. 23).
Sería conveniente argumentar que la eliminación de La reducción sociológica El canon de la sociología brasileña es el resultado de un país que tuvo su proyecto de desarrollo interrumpido hace décadas, pasando por la desindustrialización y su consolidación en la división internacional del trabajo como exportador de ..
Sin embargo, su reciente rescate por varios investigadores indica que hay algo relevante en la reducción sociológica, y que el intelectual bahiano lo logró, tal como Wright Mills en la imaginación sociológica, producirá una gran obra de sociología del conocimiento.
Ramos, sobre todo, fue un gran exponente de la reducción sociológica, y es posible ver en él la obra de Karl Mannheim, Heidegger, Sartre, Frantz Fanon, Weber, Marx y Edmund Husserl. De este último, incluso tomó la noción de reducción fenomenológica o siglos, como una actitud parentética –de poner entre paréntesis la existencia efectiva de (o en) el mundo– y las de intencionalidad y perspectivismo de la conciencia” (Bariani, 2015, p. 18).
Pero esto no es una mera transposición de la reducción fenomenológica al campo de la sociología; es una elaboración singular. «Lo que tomamos de Husserl fue menos el contenido filosófico de su método que un fragmento de su terminología» (p. 44). Guerreiro Ramos tampoco se considera fenomenólogo.
Cabe destacar también que la reducción sociológica no se limita al campo de la sociología, sino que se aplica a otras áreas del conocimiento. Guerreiro Ramos señala que antes de la reducción sociológica, la «reducción técnica» ya existía en el Brasil colonial, donde los agricultores, al enfrentarse al trabajo directo con la naturaleza, se percataron de que los procesos agrícolas extranjeros no siempre eran adecuados para nuestras condiciones y adoptaron una actitud reduccionista.
En las sociedades arcaicas, afirma, la reducción era un requisito sectorial. En otras áreas, como las ciencias exactas, la reducción tiende a adoptarse con mayor facilidad. La tendencia a resistirse a la reducción suele ser menor cuanto menor es el «contenido ideológico» del problema (p. 47).
Por ello, la reducción sociológica nunca fue aceptada sin encontrar resistencia entre sus pares. Desde su presentación en el II Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología en 1953, Guerreiro Ramos ha participado en debates académicos con figuras como Florestan Fernandes y Darcy Ribeiro.
Florestan, en particular, defendía que la ciencia debía seguir rigurosos estándares universales institucionalizados, independientemente de las particularidades históricas y sociales de cada sociedad, para la ejecución del trabajo sociológico. Las ciencias sociales debían abandonar el carácter ensayístico, característico de los primeros intérpretes brasileños, e institucionalizar la profesión del sociólogo con estándares científicos universales.
Para Guerreiro Ramos, por otro lado, «el trabajo de la sociología en Brasil debería buscar una perspectiva de emergencia de la conciencia. La tarea principal de la sociología en Brasil, observando las condiciones histórico-sociales de la nación, sería la búsqueda de una condición existencial de la sociedad, haciéndola consciente de sus condiciones y permitiéndole revisar sus trayectorias y fines» (Filgueiras, 2012, p. 350).
Como bien concluye Bariani (2015, p.23): “a pesar de los problemas, con La reducción sociológica“Nunca hemos sido tan cosmopolitas en nuestra situación localizada y, al mismo tiempo, nunca hemos sido tan locales en nuestro cosmopolitismo”.
*Bruno Galvao es investigadora vinculada al Centro de Investigación, Innovación y Difusión en Neuromatemática de la Universidad de São Paulo.
referencia

Alberto Guerrero Ramos. La reducción sociológica. Nueva York, Nueva York, 2024, 256 páginas.https://amzn.to/4kkPU9h]
Bibliografía
BARIANI, E. Acta de nacimiento: la reducción sociológica en su contexto de publicación. Cuaderno CRH, v. 28, no. 73, p. 15–25, abril de 2015.
BERGUE, ST; KLERING, LR Reducción sociológica en el proceso de transposición de tecnologías gerenciales. Organizaciones y Sociedad, v. 17, núm. 52, pág. 137–155, 2010.
CAPELARI, MGM; AFONSO, YBGDADDCSS; GONÇALVES, ADO Alberto Guerreiro Ramos: Contribuciones de la reducción sociológica al campo científico de la administración pública en Brasil. RAM. Revista de Gestión Mackenzie, v. 15, p. 98–121, diciembre de 2014.
FILGUEIRAS, F. DE B. Guerreiro Ramos, la reducción sociológica y el imaginario poscolonial. Cuaderno CRH, v. 25, pág. 347–363, agosto de 2012.
LEITE, JC DO P. Guerreiro Ramos y la importancia del concepto de reducción sociológica en el desarrollo brasileño. Revista de Administración Pública, v. 17, no. 1, p. 77 a 83–77 83, 18 sept. 1983.
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