Por LUAN REMIGIO*
un mini cuento
Mientras estaba en la cocina repitiendo el ritual diario de preparar sola su desayuno, se dio cuenta que las campanas de la iglesia al lado de su casa estaban sonando. Sonaban antes de su cuarentena por el virus, pero desde el principio no había notado ese sonido. Y ahora se plantea una pregunta al principio trivial, infantil, pero finalmente demoledora: ¿qué significa eso? No supo cómo responder, como no sabemos cómo responder las preguntas embarazosas de un niño. La duda se estrelló contra ella, dejándola con una sensación de angustia. Miró el reloj para saber qué hora era para poder orientarse, pero pronto se dio cuenta que no tenía adónde ir, las horas no servían de nada, pues ya no orientaban el tiempo para comer, estudiar o incluso trabajar. – muchas otras cosas, la asaltaban las dudas, revelando la fragilidad de sus certezas frente a esta situación límite real. Las vibraciones de ese objeto se estremecieron a través del campanario y la superficie de su piel, encontrando ecos en sus pensamientos y estómago. Un vértigo que despiertan las simbologías recién descubiertas.
Eran las once y cuarto de la mañana.
*Luan Remigio es estudiante de doctorado en filosofía en la Unifesp y estudiante de intercambio en la Universidad de Salento, Lecce, Italia.