por MARIO MAESTRI*
Responder al comentario de Wanderson Chaves
Hacía mucho tiempo que no leía un libro transgresor como este. una búsquedaacción negra: la FundaciónFord y la Guerra Fría (1950-1970), de Wanderson Chaves. Fruto de una cuidadosa investigación en archivos estadounidenses, el libro narra la larga e ininterrumpida intervención, especialmente del imperialismo estadounidense, sobre la “cuestión negra”, para evitar que adquiera dinámicas sociales anticapitalistas.
Escrito en un lenguaje neutral, el libro describe la colaboración del día a día del Departamento de Estado de los Estados Unidos, la Fundación Ford y la CIA, en la construcción y difusión de políticas para la “cuestión negra”. Esta asociación, que el autor detalló, con las pruebas a la mano, fue y aún es comúnmente propuesta como un producto de la imaginación de "conspiración anti-estadounidense" de comunistas e izquierdistas aterrorizados por sus obsesiones.
Cronología detallada
Su lectura me presentó una cronología detallada de la producción de políticas e iniciativas que presencié, presente en Brasil, desde la década de 1977, como africanista e historiadora de la esclavitud colonial, cuando regresé del exilio. Me impresionó la radicalidad del trabajo producido en un momento completamente contrario a sus propuestas, más aún producido por un historiador que no tiene apellido gringo, como yo, que para muchos se explica por sí mismo.
Era normal que un libro que se desviara del rancio consenso actual fuera presentado por una editorial pequeña y tuviera poca distribución. Consulté a colegas, de diferentes gustos, involucrados en el tema, y ninguno lo sabía. Un gran amigo y distinguido historiador había recibido un ejemplar que estaba en la pila de libros para leer. Escribí una reseña sobre el trabajo, publicada en el sitio web. la tierra es redonda, principalmente con el objetivo de difundirlo “La Cuestión Negra, la Fundación Ford y la Guerra Fría”.
Mira quien te alaba...
Tuve cuidado de notar, en mi comentario, que propuse una lectura personal del libro, y no la posición del autor. Tenía miedo de avergonzar a un historiador joven y brillante al comienzo de su carrera. Más que en otros lugares, en estos tiempos convulsos, en la Academia, donde he estado, en el último medio siglo, se aplica el dicho “mira quién te alaba y te cita y te diré quién eres”.
Mi pequeña operación dio resultados. Recibí dos respuestas defendiendo la identidad negra, a las que respondí. Pensando que había cerrado la campaña, encendí una vela a Negrinho do Pastoreio para que el libro encontrara la amplia audiencia que se merece, esperando que mis esfuerzos contribuyeran en algo para ese fin.
Reseña de mi reseña
Wanderson Chaves acaba de publicar, en la web la tierra es redonda, revisión larga a mi revisión. Cuestiona algo de lo que propuse y, sobre todo, vuelve a algunos temas controvertidos del libro, ya publicado en 2019. Me limito a aclarar algunas de mis propuestas que no se entienden a la perfección, quizás por mi incapacidad narrativa.
Nunca he argumentado que la “promoción de Abdias Nascimento como líder modelo habría cambiado la orientación mayoritariamente socialista [sic] del movimiento negro brasileño”. Un proceso que habría ayudado a “demoler la relevancia de la reputación anterior de Clóvis Moura […]”. Escribí lo contrario. Dijo que Abdías, en esos años, “tuvo una recepción marginal en el movimiento negro”.
Hablé del desembarco intempestivo de Abdias en Brasil, a fines de la década de 1970, llegando de los Estados Unidos, haciéndose pasar por refugiado, disparando a la izquierda ya los marxistas, en plena dictadura. Y propuse que su llamado retórico a una guerra racial tuvo poca influencia en el movimiento negro. Y, mucho menos, sobre la población afrodescendiente. A pesar de todos los medios que ha recibido.
Promoviendo el mundo del trabajo
Esos fueron los años del avance del movimiento social: grandes huelgas, fundación del MST, PT y CUT, luego en un sentido clasista y con tendencia a ser socialista. Para sobrevivir no sólo políticamente, Abdias do Nascimento se refugió bajo las alas de Leonel Brizola y el PDT. Más allá del mal voto, eterno segundo y tercer suplente, tuvo que contar con la ayuda del caudillo de Rio Grande do Sul, interesado en tener un parlamentario negro, aunque turboalimentado. Y esto no es una afirmación especulativa. Basta con consultar a la Justicia Electoral.
El proceso de anulación que sufrió Clóvis Moura, comunista de carnet desde que salió de la cuna, que observé de cerca, se debió principalmente al profundo movimiento político-social patológico, al que me refería en mi reseña. Wanderson Chaves señala acertadamente que la “transformación del foco de las organizaciones y del debate racial” habría tomado “plena forma en Brasil, entre las décadas de 1980 y 1990”. Pero no explica la razón profunda del fenómeno. Lo cual puede dejar la falsa idea de que se debió a una evolución, en el mundo de las ideas, interna y exclusiva del movimiento negro.
La caída del muro
En mi reseña marco esos años como los de una fractura abierta, nacida del triunfo de la contrarrevolución mundial, signada por la disolución de la URSS y la restauración capitalista de los países con una economía planificada y nacionalizada. El de “El fin de la historia”, de Fukuyama. Movimiento que inclinó violentamente la balanza de fuerzas mundial en detrimento del mundo del trabajo ya favor del mundo del capital.
Tsunami general conservador que dio lugar al avance de políticas procapitalistas, antiobreras, irracionalistas, etc., también en los ámbitos programático, ideológico, cultural, organizativo, etc. Dije en mi reseña que bajo "la hegemonía mundial conservadora, dominaban las políticas racialistas, divisivas e integracionistas dirigidas a los segmentos superiores de la comunidad negra". En otras palabras, identidad.
Movimiento conservador en el que la identidad negra y Abdias do Nascimento, como tantos otros políticos, sindicalistas, intelectuales, etc., surfearon felices. Un terremoto que allanó el camino para la anulación literal de Clóvis Moura, severamente sancionado por no negar su pasado comunista y su compromiso con los oprimidos. Todavía vivimos hoy en esta verdadera Era de la Reacción, que se profundiza y, en consecuencia, dificulta la producción y difusión de obras como Wanderson Chaves, que hacen avanzar la conciencia en tiempos de inconsciencia.
nadie sabía
En 1982, en respuesta al ataque de la izquierda de Abdias do Nascimento, en el semanario En tiempo, en plena dictadura, traté de averiguar quién era. Lo cual no fue fácil, en un momento en que no teníamos Google. En mi círculo de colegas de la Universidad, en Río de Janeiro, São Paulo y Rio Grande do Sul, nadie sabía nada del pasado del hombre. Al igual que mis camaradas negros en la militancia política.
Como siempre, recurrí a Clóvis Moura, por su memoria de elefante y su actuación ya histórica en el mundo cultural y político. Me dijo que era una figura conservadora menor en el movimiento negro. Me habló de su íntima colaboración con Plínio Salgado, el jefe del fascismo brasileño. Me contó las tonterías que estaba diciendo. Paso ahora a registrar la esclarecedora información proporcionada por Wanderson Chaves sobre el financiamiento recibido por Abdias do Nascimento de la Fundación Ford, fiel colaborador del Departamento de Estado y de la CIA.
El caso Florestan Fernandes
Wanderson Silva presenta en su reseña una larga y generosa explicación sobre el papel y significado de la colaboración de Florestan Fernandes con el imperialismo yanqui, a través de la Fundación Ford, que aprovechó su producción intelectual para elaborar sus políticas, tal como se presenta en la última parte de una búsquedaacción negra: la FundaciónFord y la Guerra Fría (1950-1970). Un valioso registro histórico recibido con una acidez casi general, debido a la estado que el sociólogo paulista disfruta en la izquierda brasileña.
Wanderson Silva recuerda la propuesta de Florestan Fernandes de construir un "movimiento negro de masas" "dirigido y guiado por los valores de una clase media negra". Para el sociólogo paulista, la conquista de la “igualdad de oportunidades competitivas” –mantra del liberalismo ilustrado– permitiría la “integración de los negros” en una esperada “sociedad capitalista evolucionada”. METROutatis mutandis, el programa de identidad negra de los tiempos actuales.
Integracionismo y no americanofilia
El movimiento negro actual, hegemonizado por la clase media y propuestas procapitalistas, defiende, como Florestan Fernandes, políticas “socialintegracionistas”, y no necesariamente “americanófilas”. Y la diferencia es grande. Siguiendo la estela del imperialismo, el identitarismo propone construir un movimiento negro de masas, más allá de las identidades de clase, liderado y beneficiado por la clase media negra. Esto, mientras la inmensa población afrodescendiente trabajadora y marginada sigue integrada al capitalismo en su fase senil y, por tanto, en condiciones de vida cada vez más dolorosas.
Lo que no significa que la “americanophilia”, entendida como adhesión a políticas, ideas, modos de vida, etc., impulsada por el imperialismo yanqui, no sea un fenómeno significativo en la identidad negra brasileña. Como lo registró la aclamación unánime de Hillary Clinton, esa “dama” con las manos ensangrentadas, en abril de 2010, en la Universidade Zumbi dos Palmares. En ese momento no se escuchó ni una sola voz protestando contra la política de encarcelamiento sistemático de la población negra en la Era Clinton, pidiendo la libertad de los últimos Panteras Negras encarcelados, denunciando las condiciones de existencia de la pobre población afrodescendiente. en los EE.UU. Sólo abrazos y besos.
Consolidación del capitalismo
La propuesta de Florestan Fernandes sobre la cuestión racial, con un sesgo weberiano y funcionalista, no apuntaba a la lucha contra la sociedad de clases, sino a su consolidación. Esa propuesta militó para la desorganización política e ideológica del mundo del trabajo, por lo que fue acogida y honrada por la Fundación Ford y sus macabros mentores. Si en sus últimos años Florestan Fernandes modificó su cosmovisión en otros ámbitos, es una cuestión que escapa a la presente discusión.
Me da un poco de vergüenza recordar que mi crítica no es contra la influencia cultural o política de ninguna nación, en general, y en este caso de Estados Unidos. Amo a Joan Baez, Ernest Hemingway, John Reed, Muhammad Ali-Haj, Malcolm X, etc. Las naciones tienen, en el mejor de los casos, una cultura, una ideología y una política dominantes que, como se ha dicho y repetido, son las de la clase dominante. Sí tenemos que rechazar, en su conjunto, la acción deletérea cultural, ideológica, etc. del gran capital estadounidense, difundido incesantemente, directa o indirectamente, a través de múltiples vías e instituciones, como la Fundación Ford, como lo demuestra exhaustivamente Wandeson Chaves.
el rey esta desnudo
Solo quienes se niegan o están interesados en no verlo siguen creyendo y defendiendo la filantropía y el altruismo del imperialismo yanqui, que actuaría a través de instituciones como la Fundación Ford y muchas otras. Apoyando a varios intelectuales, difundirían sus propuestas liberales de “reformas democráticas”, de defensa de los “derechos humanos”, de “políticas pacifistas”, combatiendo la propagación de la ira, el odio y el resentimiento de los oprimidos.
Estas son iniciativas dePoder suave”, emprendida en forma aislada e incluso asociada al ejercicio de la fuerza bruta, que reparte tristeza, miedo, terror, muerte, en busca del mantenimiento eterno de la opresión social y nacional. Y para la comprensión de esta realidad colaboró el libro de Wanderson Chaves. Nos presenta duros análisis y revelaciones, que deben ser defendidos y sostenidos, frente a las terribles presiones actuales de todo tipo, ejercidas por un despiadado y triunfante mundo del capital. Porque, “mientras haya voluntad de luchar, habrá esperanza de vencer” como dirían Marx, Lenin o, quizás, San Agustín.
*mario maestri es historiador. Autor, entre otros libros, de Hijos de Cam, hijos del perro. El trabajador esclavizado en la historiografía brasileña (Editora FCM).
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