La Policía Militar de Bahía

Imagen: Mijaíl Nilov
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por JUAN MÍCHEL MONTEZUMA DOS SANTOS*

¿La política del PT nos llevó a la actual crisis de seguridad pública?

La crisis de seguridad pública en Salvador ya tiene en disputa su significado histórico-político. En teléfonos celulares desde favelas del centro, como Engenho Velho de Brotas hasta los extremos de la periferia como São Cristóvão, en la zona norte, y Pirajá, en la zona oeste, videos y mensajes sobre la “Guerra Urbana que se apoderó de Brasil” bajo el gobierno del PT están muy extendidas.

Y el gran activo, de lo que pronto llamará PT-BA “noticias falsas”, es que el relato puesto en pantalla, “Con el PT, la violencia aumentó”, es una verdad a medias cuyos aspectos que le dan un perfil parcialmente factible son precisamente los correspondientes a la acumulación de errores del PT-BA en su política. en relación a la policía militar y, por tanto, en un marco más integral, a todas las cuestiones relacionadas directa o indirectamente con el estado de la seguridad pública en Bahía.

Si miramos atentamente, en unas pocas páginas, la historia reciente de la violencia policial en Bahía, seguramente encontraremos como un hito histórico, de la posición que ha mantenido el gobierno estatal en los últimos años, la siguiente declaración de febrero El 06 de enero de 2015, del entonces gobernador Rui Costa (PT-BA), hoy, irónicamente de la conciliación interna del PT a nivel federal, Ministro de la Casa Civil: “El PM que imagino y quiero construir en el estado es un PM que respeta al ciudadano y actúa siempre dentro de la legalidad. La policía, como exige la Constitución y la ley, tiene que definir cada momento y no siempre es fácil hacerlo. Ten la frialdad y la calma necesarias para tomar la decisión correcta. Es como un goleador delante de la portería que intenta decidir, en unos segundos, cómo va a meter el balón en la portería, para marcar el gol, comparó. Una vez finalizada la obra, si fue un golazo, toda la afición en las gradas aplaudirá y la escena se repetirá varias veces en televisión. Si se falla el gol, el goleador será sancionado, porque si hubiera pateado de esa manera o jugado de esa manera, el balón habría entrado. Defendemos, como buen goleador, pegando más que fallando. Y siempre tendrás un gobernador dispuesto a no escatimar esfuerzos, a defender a todos, desde el alistado hasta el oficial, que actúe con la energía necesaria, pero dentro de la ley”.

Desde sus premisas, es decir, desde sus ideas más básicas, hasta el argumento central y las conclusiones derivadas, los discursos del entonces gobernador Rui Costa no difieren en nada de los sostenidos por cuadros del bolsonarismo en todo Brasil hasta el día de hoy. Esta afirmación, entre otras, puede servir como prueba para el lector, desde el más atento hasta el más ingenuo, de que tanto figuras políticas de primer nivel, como el exgobernador Rui Costa, como aquellos vinculados a otros partidos de extrema derecha y de el centro, comparten el mismo lugar discursivo hegemónico respecto de la situación de las fuerzas policiales.

En que sapo Retórico, difundido e instrumentalizado a nivel nacional por la extrema derecha en los últimos años, el policía aparece siempre como una figura mixta, a la vez héroe y víctima, al enfrentar las precarias condiciones de su trabajo con brutalidad homicida. En esta perspectiva maniquea, el papel del villano recae en el criminal cuyo aparato crece progresiva y misteriosamente, dejando al policía, un tradicional hombre de familia, deseoso de regresar a su casa, en un dilema políticamente incorrecto, pero moralmente ennoblecedor. algo clásico en el manual del héroe: violar la ley comportándose como juez y verdugo o no violar la ley y ser asesinado por el bandido irredimible, cada vez más poderoso, que no tiene nada que perder?

Si este arquetipo de héroe parece similar a los de las películas blockbusters que hoy sedimenta la imaginación política de las masas, especialmente de los jóvenes de las clases medias y populares para quienes este producto está hecho a medida, no debemos tomar esta idea con desprecio o cinismo, ya que resulta fundamental para comprender tanto la relación entre la policía y el gobierno, así como sus posiciones en la crisis de seguridad pública actual.

Volviendo a la historia reciente de la relación del gobierno de Bahía con la policía militar, el 13 de enero de 2021, Rui Costa, ya en su segundo mandato y con el objetivo de solidificar una de sus principales bases políticas, habló junto al Comando General de la Policía Militar de Bahía: “En un país polarizado y en conflicto, fortalecer nuestras instituciones es lo que hará que Brasil sea mejor y más justo. Te deseo, Paulo Coutinho, mucha suerte en tu trabajo, integrado a la Policía Civil, y prepárate porque tendremos que acelerar el paso en este período. Será un año de muchos desafíos”, afirmó Rui. Ningún otro gobierno ha hecho tanto por esta corporación como nosotros. Hubo varios ascensos en la Policía Militar de Bahía, algo que nunca antes había sucedido. Además de la asistencia psicológica y social, realizamos una labor de sensibilización entre las tropas en su conjunto. Quiero completar, antes de fin de año, la reestructuración de nuestras unidades”, añadió. Hasta febrero espero finalizar la licitación de todo el aparato tecnológico en 70 ciudades de Bahía. Incorporaremos centrales y cámaras existentes, con reconocimiento de personas y matrículas. Utilicemos la tecnología para garantizar la prevención del delito y la condena de los delincuentes. Estamos preparados y listos. En la primera fase serán prioritarios los colectivos de salud y seguridad pública, además de las personas mayores de 75 años. Sólo estamos esperando que Anvisa nos dé autorización de emergencia para iniciar la vacunación en 10 días”.

Basado en lo mejor, o lo peor, del burocratismo del PT, el ex gobernador Rui Costa trató a la policía, y por tanto a la seguridad pública, como una cuestión de naturaleza principalmente técnico-administrativa. Partiendo de esta premisa, lo que corresponde al gobierno del Estado, gran gestor de los servicios y no de los intereses políticos y de las necesidades sociales de la población, es ampliar el aparato, sin por supuesto poner en duda la idoneidad del agente de seguridad pública. al fin y al cabo, en este enfoque no existen ejecuciones, sobornos y otras acciones que violen el protocolo. El problema aparece entonces como una mera cuestión de mejorar el aparato represivo de la policía militar, ya que el oficial de policía debe tener mejores armas para cumplir con su deber, es decir, matar.

Por tanto, hay que equiparlo con mejores medios de transporte terrestre y aéreo para patrullar mejor, es decir, matar. Debe estar en mejores condiciones psicológicas y físicas para matar. Pero sin, evidentemente, en este último aspecto, contar con un aumento significativo de su salario o cualquier otro apoyo económico que ofrezca mejores perspectivas para su carrera en el cuerpo policial. En términos objetivos, el policía como héroe uniformado, y no como trabajador dependiente de un salario, no necesita una reforma de su cargo, de su institución o cualquier otra acción que pueda sacar a los agentes de seguridad pública de su perfil actual, de su papel en el campo político y económico, de su función social en el orden excluyente del que él, yo y usted, el lector, somos parte. Al final, al policía de la dictadura liberal burguesa le corresponde ser un asesino de la paz en su vida y en la de todos los demás ciudadanos de clases sociales subordinadas.

Sin embargo, ¿cuál es la lógica política detrás de esta posición adoptada por el gobierno del Estado? ¿No es el PT el partido de los trabajadores? ¿Por qué el ex gobernador Rui Costa adoptó esta línea política con la policía? Y finalmente, ¿cómo impactó esta relación en la posición del gobierno estatal y de la policía en la crisis de seguridad pública que enfrenta hoy Bahía?

Respondiendo a estas preguntas dentro de los límites propuestos en este breve texto, podemos decir que el pragmatismo petista ve, con cierto grado de coherencia, la disputa por el apoyo policial como algo esencial, por lo que resulta tan costoso defenderlo y brindar apoyo logístico. , aboga en el debate público en defensa de su modus operandi, incluso cuando resulta ineficaz. Después de todo, la imagen de eficiencia es casi siempre más efectiva políticamente entre el electorado que una realidad social marcada por políticas sociales verdaderamente factibles. Los gobernadores del PT, en su pragmática electoral, necesitan de hecho un tránsito, aunque sea limitado, en los cuarteles policiales, un espacio mínimo de apoyo con los funcionarios que les permita un telón de fondo uniformado para sus valientes e intrépidos discursos ante la prensa.

De hecho, esta estrategia, a nivel electoral, fue sumamente efectiva. En tiempos de bolsonarismo y crisis del pacto político democrático establecido con la constitución ciudadana de 1988, el PT, partido del establishment, uno de los que mejor encarna el régimen que siguió a la Dictadura Militar, logró victorias electorales en el campo con el apoyo de Rui Costa regional, asegurando su continuidad en el gobierno bahiano y en el gobierno federal, donde el apoyo del pueblo bahiano fue sumamente importante para la victoria presidencial de 2022, no sorprende que a Rui Costa, entonces gobernador de Bahía, se le presentara un cartera ministerial.

En otras palabras, el PT, a través de políticos como el ex gobernador de Bahía, supo capitalizar las tendencias interpretativas del bolsonarismo a su favor, trayendo el discurso del heroico policía como marca que dio identidad política a la administración del Estado. . Y este ejercicio fue tan efectivo que la administración del exgobernador Rui Costa, desde la perspectiva popular, sigue siendo sinónimo de seguridad pública, para bien o para mal. Sin embargo, ¿dónde está hoy esta seguridad pública? ¿El gobierno del PT-BA cumplió lo que prometió al pueblo de Bahía? La respuesta a esta pregunta es más compleja que “sí” y “no”.

De hecho, el gobierno de Rui Costa hizo un esfuerzo por ampliar el aparato de la Policía Militar, con el fin de tratar la cuestión de la seguridad pública como una cuestión puramente técnico-administrativa. Sin embargo, en un escenario de pandemia y con un gobierno federal, entonces bolsonarista, el ex gobernador no pudo mantener el presupuesto necesario para esta “revitalización” del PM-BA. El año pasado, más precisamente en el segundo semestre, cuando la actual crisis de seguridad pública ya comenzaba a alcanzar su punto más agudo, con Bahía teniendo “el doble de asesinatos que São Paulo (2.954 casos), Minas Gerais ( 2.385 ) y Río de Janeiro (2.673) en 2021”, el gobierno de Bahía tuvo que retractarse de su cálculo político, casualmente en vísperas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Reducir el presupuesto del PM-BA, que era de 3,09 millones de reales en 2015, a 2,28 millones, una disminución de 810 millones. Acompañado de la disminución presupuestaria, también hubo, en este escenario de “guerra urbana” que se perfilaba, un aumento del número de inactivos en la Secretaría de Seguridad Pública de Bahía, pasando de 14 mil a 21 mil. ¿Qué pasó con la policía guerrera, bien equipada, bien armada y con filas ampliadas? ¿Dónde terminaron? ¿Qué hicieron para combatir el crimen? ¿No sería eso lo que resolvería los problemas de seguridad pública de Bahía?

Este cambio fue inmediatamente retratado por la oposición de derecha al PT, liderada en Bahía por União Brasil, descendiente del nada desaparecido y enemigo del pueblo bahiano, el PFL de Antônio Carlos Magalhães, un partido cuyos gobiernos están marcados con hierro. y sangre en la memoria del sertón bahiano hasta hoy. A continuación una declaración, de ninguna manera compuesta, de André Régis, líder de la oposición en la Asamblea Legislativa de Bahía, en un artículo del Correio do Bahia que critica duramente la política del PT en materia de seguridad pública en ese contexto: “Esto demuestra que el El PT nunca trató la seguridad con responsabilidad. Al contrario, los números dejan en claro que no priorizaron esta área, aún con la ola de violencia que se extendió por el estado. El gobernador prefiere decir que el narcotráfico da empleo y el secretario de seguridad pública dice que sus amigos fuman marihuana para relajarse”.

De esta manera, incluso con una oposición de derecha tan bien preparada para criticar el programa del gobierno estatal, el PT salió victorioso en las elecciones para el gobierno estatal. Con la transferencia del poder de Rui Costa a Jerônimo Rodrigues, un hombre negro del campo de la educación, el gobierno tuvo la oportunidad de seguir cambiando el rumbo de su relación con el PM-BA. Durante la campaña, más precisamente en choque directo con ACM Neto, el carlista que pensaba heredar Bahía como heredar tierras, Jerônimo Rodrigues, con una competencia burocrática que no le es extraña, alineó las demandas políticas de control de la acción policial con las antiguas política para aumentar la letalidad del PM-BA. ¿Suena confuso? Sí, pero en la pragmática electoral que guió su retórica durante la campaña, y también hoy, tiene perfecto sentido. Después de todo, de esta manera todos, desde los conservadores fascistados por el bolsonarismo hasta los progresistas de izquierda, estarían satisfechos.

He aquí la visión del paraíso que presenta quien hoy es gobernador de Bahía: “Se necesita acción federal para controlar las fronteras y combatir el comercio ilegal de armas y municiones. La política de seguridad pública tendrá tres lineamientos principales: más inversión en tecnología e inteligencia; inversión en profesionales, a través de equipos modernos, política de mejora salarial y capacitación continua, de hecho, nuestra policía es una de las mejores de Brasil; y finalmente, el control de armas y municiones. (…) No habrá posibilidad en mi gobierno de ninguna acción por parte de grupos criminales. Lo traeré a mi mesa, junto con la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, incluso en alianza con el Gobierno Federal, para que podamos establecer un gran plan de Seguridad Pública para que el estado invierta en inteligencia, en tecnología. Haré un concurso público para que se garantice personal para la Policía Militar, Policía Civil y no daré respiro en ningún momento a las acciones criminales, al narcotráfico y al tráfico de armas. Junto con las acciones de seguridad, crearé una gran articulación de la seguridad pública con los derechos humanos, para que podamos crear un futuro de paz, incluyendo la educación, incluyendo acciones concretas para que Bahía se sienta segura en relación a la seguridad pública. (…) Tendremos cámaras en vehículos blindados. Con las cámaras por donde pasa el vehículo graba y monitorea a las comunidades, ayudando con la inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública. (…) Crear un programa de financiamiento de vivienda para servidores públicos con prioridad para profesionales de la seguridad pública, en alianza con el gobierno federal. (…) Ampliar el plan permanente de capacitación y calificación de los cuerpos policiales, con énfasis en alianzas con instituciones del sistema de justicia (Ministerio Público, Poder Judicial y Defensoría Pública), universidades y miembros de movimientos sociales, con foco en temas relacionados con los derechos humanos, enfrentando racismo, sexismo, violencia contra la población LGBTQIAPN+ y otros grupos sociales históricamente excluidos”.

Al prometer una fuerza policial para todos durante las elecciones, Jerônimo Rodrigues olvidó, o no abordó hábilmente con su discurso conciliador, el elefante en la habitación: la parcialidad y la agencia política del propio PM-BA, una institución que, aunque aspira en su La ideología militarista, al estar por encima de los partidos políticos en la sociedad civil, no está ni estará nunca inhibida de tomar una posición política, más allá de la que la legislación le otorga, en materia de seguridad pública.

Por lo tanto, aunque Jerônimo Rodrigues, obedeciendo a la pragmática electoral, tomó la decisión política de ignorar este elemento del problema policial, hay más en la acción de la policía militar que el discurso del héroe policial y los problemas técnico-administrativos. Después de todo, comportarse como juez y verdugo es también una elección política, basada en un sesgo ideológico fascista en el que el crimen es un problema social que debe ser tratado siempre en términos absolutos: orden o desorden, bien o mal, matar o morir.

Cuando el primer gobernador negro, del estado más negro de la república brasileña, se ve vaciado, debido a las alianzas que su partido exige en campaña, de hacer una interpretación crítica del papel de la policía militar bahiana en el combate al crimen, la posición que Lo que queda en el ejercicio de su ansiado mandato es pedir a la sociedad civil que “respete a la Policía Militar”, aunque esa misma fuerza policial es la más letal de Brasil.

El mes pasado, el 06 de agosto, bajo presión del Ministro de Derechos Humanos y Ciudadanía de Brasil, Sílvio de Almeida, el gobernador de Bahía declaró en Twitter: “Ayer hablamos especialmente con el Ministro Silvio Almeida sobre las acciones que estamos tomando para prevenir la violencia y la reducción de la letalidad policial, y en nuestra voluntad de trabajar en asociación con el gobierno federal en varios frentes. (…) Nuestro compromiso es investigar los casos de posible exceso por parte de cualquier servidor público, la calificación permanente de la acción policial para asegurar una actuación más eficiente, el respeto a la legislación y la preservación de la vida”.

Persistiendo en la tesis contradictoria de defender la eficiencia del PM combinada con la ampliación del control policial, Jerônimo Rodrigues declaró, apenas once días después, esta vez presionado por la repercusión del informe del programa. Reportero de profesión da TV Globo, donde el PM-BA fue acusado de ser el más letal de Brasil: “Quiero preguntar a quienes siguen enviando mensajes equivocados. Respeten a nuestra policía militar, lo que le están haciendo a la policía militar es una irresponsabilidad. Lo que vimos, como que la televisión viene aquí a hacer [informar], parecía que era una orden, era una orden”, destacó el gobernador, sin dar nombres”.

Finalmente, esta posición contradictoria nos devuelve a nuestro punto de partida: la narrativa “Con el PT aumentó la violencia” en los celulares de las favelas de Salvador. Sin duda, si analizamos la relación entre el gobierno de Rui Costa y el PM-BA, encontraremos abundante evidencia de esta narrativa, ya que el apoyo a la policía militar fue una acción estratégica del gobierno del PT para capitalizar políticamente la interpretación tendencias del bolsonarismo en materia de seguridad pública, altamente difundidas entre la población brasileña desde 2014.

Por lo tanto, siempre en este sentido, lo que se tomará como noticias falsas por el actual gobierno petista de Jerônimo Rodrigues también es parcialmente cierto, porque el gobernador lamentablemente persiste, erróneamente, en la tesis contradictoria de defender la eficiencia policial mientras aboga por el seguimiento de las fuerzas policiales a través de cámaras.

Es necesario que el gobernador del Estado de Bahía defina una posición, porque si la policía militar bahiana necesita seguimiento es precisamente por su ineficiencia, por un modus operandi fascista basado en violaciones de protocolo, falta de respeto a los derechos humanos y a la ciudadanía. de la población a la que las fuerzas policiales, idealmente, deberían servir y proteger.

Si persiste en esta apuesta, Jerônimo Rodrigues pone en riesgo la posibilidad de un segundo mandato, considerando que las condiciones históricas de polarización, que llevaron a Rui Costa al éxito en 2022, no se repetirán exactamente de la misma manera en el próximo estado y elecciones presidenciales. En cuanto a las elecciones municipales, el año que viene, el PT-BA ya entrará debilitado en la disputa, ya que la oposición liderada por União Brasil ya busca capitalizar políticamente la crisis de seguridad pública en Salvador, trasladando hábilmente, a través de la prensa subordinada a sus intereses, la responsabilidad de todo el caos y la violencia en Salvador recae en el gobierno del Estado.

Al final, nos queda preguntarnos persistentemente: ¿qué hará la izquierda bahiana en esta situación?

*Juan Miguel Montezuma Dos Santos Es profesor de historia y candidato a doctor en sociología en la USP..

Referencias


https://g1.globo.com/ba/bahia/eleicoes/2022/noticia/2022/10/20/veja-as-propostas-de-acm-neto-e-jeronimo-rodrigues-sobre-seguranca-publica.ghtml

https://www.bnews.com.br/noticias/politica/jeronimo-reage-apos-profissao-reporter-respeitem-policia-militar-assista-ao-video.html

https://www.bnews.com.br/noticias/politica/jeronimo-rodrigues-solta-o-verbo-sobre-excessos-da-pm-da-bahia.html

https://twitter.com/Jeronimoba13/status/1688341632989433856?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1688341632989433856%7Ctwgr%5Ebb53937143bed2c6f211d87e8b0b7282defc9ab6%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.bnews.com.br%2Fnoticias%2Fpolitica%2Fjeronimo-rodrigues-solta-o-verbo-sobre-excessos-da-pm-da-bahia.html

https://noticias.uol.com.br/politica/ultimas-noticias/2023/07/22/contrario-a-plano-de-lula-ba-explode-em-morte-policial-na-gestao-rui-costa.htm

https://www.correio24horas.com.br/bahia/mesmo-com-escala-da-violencia-rui-costa-tirou-quase-r-1-bilhao-da-pm-e-reduziu-servidores-da-seguranca-publica-1022

https://jornalggn.com.br/politica/jeronimo-rodrigues-sera-primeiro-governoador-negro-da-bahia-estado-mais-negro-do-brasil/#:~:text=A%20Bahia%2C%20o%20Estado%20brasileiro,ACM%20Neto%20(Uni%C3%A3o%20Brasil).


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