por RAÚL ZIBECHI*
La experiencia de un Estado plurinacional ha demostrado que es más de lo mismo, una forma de remendar instituciones sin legitimidad
La propuesta de plurinacionalidad, que promueve la construcción de un Estado plurinacional, tuvo amplio respaldo para resolver las asimetrías entre el Estado-nación y las nacionalidades y pueblos originarios. Sin embargo, esta corriente se encuentra en claro declive, mientras que la otra corriente que atraviesa a los pueblos en movimiento, la corriente autonomista, continúa su lento pero sostenido crecimiento.
La propuesta nació en la década de 1980 por organizaciones campesinas-indígenas de Bolivia y Ecuador, en medio de procesos de lucha que evidenciaron cómo el Estado contuvo violentamente los reclamos y movilizaciones de los pueblos originarios. La fórmula del Estado plurinacional se consideró suficiente para resolver estos problemas, siendo adoptada en las constituciones de Ecuador de 2008 y Bolivia de 2009.
Sin embargo, hasta el momento no ha sido adoptado por la mayoría de los pueblos que reclaman territorio y se organizan para recuperar estos espacios de vida. El declive de esta corriente resulta de dos procesos: la creciente debilidad de los Estados frente al capital y la experiencia concreta de los dos países mencionados, donde no se ha registrado la más mínima refundación del Estado, mostrando en la práctica que son coloniales. y construcciones patriarcales.
El problema central es que la plurinacionalidad implica que el Estado reconozca la existencia de diferentes nacionalidades y culturas indígenas habitando un mismo territorio. Las propuestas para avanzar hacia una administración de justicia a la manera de los pueblos indígenas nunca han funcionado, ni es posible que lo hagan, ya que la lógica del Estado-nación sigue siendo dominante.
Ni hablar de las fuerzas armadas y policiales, núcleo duro del aparato estatal, donde nunca arraigó la lógica popular. Durante 13 años en Bolivia y 10 años en Ecuador, cuando gobernaron Evo Morales y Rafael Correa, no se registraron avances sustanciales en lo que se prometió como la refundación del Estado. Surge entonces la pregunta: ¿es posible refundar una institución colonial y patriarcal?
Las bolivianas María Galindo y Silvia Rivera Cusicanqui acordaron hace un año que si no se disuelven las fuerzas armadas no habrá estado plurinacional. Fue solo un cambio de nombre, dicen, sin ningún cambio en las estructuras de poder político, económico y simbólico.
Actualmente, el tema de la plurinacionalidad está siendo debatido por sectores de los pueblos mapuche en Chile y aimara en bolivia
El primer Encuentro de Intelectuales de la Nación Aimara, realizada en la Universidad Pública de El Alto en julio pasado, concluyó que la Constitución Política del Estado, vigente desde 2009, es un instrumento del Estado colonial, que no responde precisamente a la realidad e intereses de la aymaras. La declaración de la reunión establece que el objetivo es la reconstrucción de la nación aimara y las naciones originarias, bajo el principio del federalismo y su propio sistema político, basado en las comunidades (ayllus) y en las regiones (marcar como e suyos), sin intervención de los preceptos de la democracia institucionalizada del Estado.
Esta corriente incluía a Felipe Quispe, quien encabezó la movilización campesina-indígena durante el régimen golpista de Jeannine Áñez, que permitió convocar a elecciones que ganó el Movimiento al Socialismo. También cuenta con la simpatía del vicepresidente David Choquehuanca, quien respaldó el encuentro de intelectuales aymaras.
En Chile, el vocero de la Coordinación Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul, preso del Estado chileno, dijo durante la inauguración de un centro comunitario en Peñalolén (Santiago) el 10 de junio que, en los últimos 30 años, había visto una sola póster mapuche pidiendo la plurinacionalidad, y reafirmó que las demandas son siempre territoriales. En carta abierta de la CAM, de fecha 8 de agosto, se afirma que la plurinacionalidad, como propuesta para la causa mapuche, resulta ser una medida vacía de fortaleza territorial y sin perspectivas de transformación, pues se trata más bien de un invento académico de una élite que busca espacios y cuotas de poder sin tomar en cuenta la realidad de las injusticias ni las necesidades reales de nuestro país. gente.
Una de las razones que los lleva a rechazar la creación de un Estado plurinacional, ya insistir en la recuperación territorial, es que en las últimas décadas se han profundizado las condiciones del gran capital y el colonialismo que actuaron para despojarnos de nuestros territorios. Esta es una realidad que opera en toda la región latinoamericana.
Creo que estamos en el ocaso del proyecto de estados plurinacionales. La experiencia ha demostrado que es más de lo mismo, sólo una forma de remendar instituciones sin legitimidad, pero siempre sin tocar su núcleo duro.
* Raúl Zibechi, Periodista, es columnista del semanario Brecha (Uruguay).
Traducción: Fernando Lima das Neves.
Publicado originalmente en el portal Nodal.
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